Partida Rol por web

-Por supuesto. Llévenlo a la enfermería y que se ocupen de él. Pero no lo pongan junto a Benth. Quiero interrogarle en cuanto esté mejor.

El rostro del sacerdote empalideció al contemplar la criatura acoplada al rostro del primer oficial. En un acto casi reflejo, se santiguó. Aquel mal presentimiento... Dios le había enviado una señal, incluso en aquel lugar recóndito de la Creación. ¿Era obra del Maligno o de alguno de sus esbirros aquella visión macabra? De ser así, no debía flaquear. Con determinación, miró alrededor, buscando algo útil que hacer en una situación en la que la falta de conocimientos era una importante fuente de impotencia. 

Escuchó con atención la algarabía que se formaba en medio de la confusión. Alguien tenía que hacer algo- Por favor, señoras, señores, me temo que nada podemos hacer salvo confiar en el buen hacer de nuestros compañeros y rogar a Dios por la salvación del primer oficial. El señor Hasarov tiene razón en algo, y es en que permaneciendo todos aquí sólo dificultaremos la tarea del personal sanitario.

- Retrocedamos, en paz, y no perturbemos su labor, y luego habrá tiempo de tomar decisiones y pedirle al Señor que nos de fuerzas cuando sepamos qué es lo que debemos asumir-miró al capitán, con un gesto de disculpa. No quería inmiscuirse en la cadena de mando, sólo quería ayudar. Predicando con el ejemplo, se alejó de la enfermería lo suficiente como para no entorpecer a los que intentaban hacer algo por el primer oficial, comprobando que alguien tenía la sensatez de intentar convencer a George para evitarle el mal trago, en caso de que finalmente el oficial no lo lograse. 

Se acercó a Claude y al muchacho, agachándose levemente, para quedar a su altura e impedir que siguiese observando el proceso que tenía lugar en la enfermería- Eres un muchacho valiente, ¿verdad George? La señorita Faure tiene razón. El señor Jonesy debe estar asustado, y estoy seguro de que tú eres el más indicado para cuidarlo mientras los demás ayudan al primer oficial. 

Todos los sucesos son demasiado frenéticos, y sólo puedo reaccionar por instinto. Cuando la criatura nos asalta me quedo rezagado, dejando que sean ellos los que actúen, pues son los que están preparados para la situación.

Dado mi desconocimiento sigo todas sus indicaciones, y cuando anuncian que cambiaremos de nave, no me resisto en absoluto. Lo cierto es que lo agradezco, viendo el estado de esta. Temo por mi seguridad.

Observo la discusión entre los tripulantes de la otra nave sin pronunciarme. La verdad es que me cuesta saber qué pinto aquí, o qué va a pasar ahora. Sin embargo, cuando abren la puerta, respiro aliviado y miro con agradecimiento al capitán.

Mi estado es bastante lamentable. La pernera derecha del pantalón está desgarrada y toda mi ropa está cubierta de suciedad y sangre. Llevo unos pantalones beige, una camisa abierta con una chapa que reza "William Vaugan" y una camiseta interior verde.

Mi frente tiene restos de sangre ya reseca, y es evidente que he sido herido. En mi pelo y en mis manos también hay sangre.

Una vez que las discusiones comienzan trato de mantenerme apartado. Entiendo que, con lo que tienen encima, no soy una prioridad. Sin embargo, cuando la mujer que me encontró se dirige a mí, niego con la cabeza.

- Lo... lo siento. - digo con voz temblorosa y la garganta aún reseca - Espero que en un rato se me pase.

- No pasa nada... - Ayudo al hombre desconocido a sentarse en una de las camillas. - Estarás bien, ellos te cuidarán y mi jefe vendrá a hablar contigo más tarde. Espero que no te tomes a mal mi forma de actuar en la otra nave, pero comprenderás que hay protocolos de seguridad que se deben seguir. Si de verdad eres quien dices ser y está todo bien, ya nos veremos por aquí, y quizás podamos llegar a conocernos mejor. - Le doy una fuerte palmada en la espalda, sin duda, por no saber medir mi fuerza o no importarme en absoluto. Mi tono de voz sigue siendo tenso, ninguno de los que no fueron al Nostromo me había escuchado hablar así antes. - Tú ahora céntrate en descansar.

Me doy media vuelta y me dirijo a otra sala para dejar trabajar a los profesionales de este tema. Me siento en algún rincón, cerca del resto del mundo, pero sola, y permanezco mirando el suelo durante un rato. No puedo evitar ponerme a temblar.

Comienzo a darle vueltas a lo sucedido mientras estoy sentada en ese rincón apartado. - He hecho todo lo que he podido... Y aún así no ha sido suficiente... Ese hombre puede morir, y es todo culpa mía. Se supone que soy miembro del equipo de seguridad y no he sabido mantenerlos a todos sanos y salvos... Si tan sólo hubiera dejado que otro cargara con el superviviente, hubiera ido yo la primera del grupo y quizás hubiera podido disparar a ese bicho antes de que me saltara en la cara... O al menos, hubiera sido yo la que estaría entre la vida y la muerte... Total, para lo que valgo... Grace, te echo tanto de menos... Ojalá pudiera decirte cuanto te necesito ahora mismo...

Asiento despacio ante sus palabras, bastante perdido. Quizá sea eso, y sólo necesite descansar. La verdad es que la cabeza me duele horrores.

- No se preocupe, lo entiendo perfectamente. - digo antes de que se marche - Era una situación complicada. Gracias por todo.

Tras esto, miro alrededor, tratando de reconocer algo de mi entorno, aún sabiendo que esta ni es mi nave ni mis compañeros. Luego, con un suspiro, me tumbo en la camilla. No creo que tenga derecho a pedirles nada, ni estoy ahora como para hacerlo. Me encantaría beber algo de agua, pero con el asunto del bicho y teniendo ellos un tripulante en apuros entiendo que puede esperar.

Con pesadez miro la camilla, temiendo mancharla de sangre, pero finalmente decido tumbarme. Ya les pediré disculpas si es necesario. Luego, me centro en respirar y dejar los segundos pasar, intentando poner en orden las cosas en mi cabeza, repitiendo de vez en cuando el nombre William Vaugan, primero mentalmente y luego en voz baja.

Asiento a Claude y al padre Francesco. Es verdad que el gato debe estar asustado, pero... es que esto es muy importante. Más que el gato de Sam, la verdad. No sé por qué me tratan así. No soy tan pequeño.

- Bueno, vale. - Acepto. A fin de cuentas no creo que pueda ayudar mucho, y me da mucho miedo ver ese bicho. Empiezo a buscar al gato y de reojo veo al superviviente. Es raro. Tiene cara de confusión. - ¡Señor Jonesy! - Exclamo, después de mirarlo un par de segundos y oteo alrededor en busca del minino.

Al escuchar mi nombre entro por la puerta y maúllo un par de veces.

Asiento ante la idea de abandonar la efermería.

-De acuerdo, salgan todos de la enfermería y dejen trabajar al personal médico - Digo señalando a la puerta. Alrededor de la sala hay bastantes cristaleras, por lo que se sigue pudiendo ver el interior - Y por favor, traten lo mejor posible al tripulante de la Nostromo. En cuanto el personal médico esté listo, verán su estado.

Cuando te fijas en el tipo que han traído de la Nostromo, caes en la cuenta enseguida de que padece algún tipo de amnesia, probablemente causada debido a una contusión.

María actúa casi por instinto, tratando de encontrar una forma de despegar aquélla criatura del cuerpo de su compañero. Cuando la Dra. Scott trata de extraer una muestra sin su permiso, la mira furibunda, aunque ella parece alucinada y no presta mucha atención. Pero ahora la prioridad es salvar al Sr. Benth. Sin embargo, su cabeza da vueltas a muchas otras cosas referentes a la seguridad de la tripulación:

- Capitán, ya que se ha saltado tan a la torera el protocolo de seguridad, al menos ponga en cuarentena al superviviente de la otra nave, y aisle la enfermería con el personal médico y alguien de seguridad dentro durante 24 horas. No será la cuarentena perfecta, pero minimizaremos los riesgos que ha asumido tan alegremente con el resto de la tripulación. Y le sugeriría un examen psicológico del superviviente, él debe tener algunas respuestas.

Y tras esto volvió a centrarse en el escáner de la criatura, a ver si encontraba un modo de extirpársela al Sr. Benth sin causarle daños irreversibles.
 

Personalmente, Doctora Alonso, creo que una cuarentena a estas alturas no serviría de nada

cualquier organismo patógeno que portasen tanto el superviviente, como el alíen, se se abra filtrado ya en los conductos de ventilación. Y aunque el filtro del sistema de reciclado de aire es eficaz, hay cosas que pueden pasar igualmente.

Por otro lado, aunque una cuarentena ya no sirve, si estoy de acuerdo en aislar al superviviente un tiempo prudencial, mientras arreglamos todo lo demás, no sabemos quien es, ni sus intenciones ni nada, y no seria aconsejable, dejarle vía libre por la nave

ademas, si así lo desea, puedo programar el sistema de soporte vital, para que en una habitación concreta, el aire recorra un circuito cerrado, y que no llegue a las otras habitaciones, ya que la doctora tiene tantas ganas de una cuarentena

Poco o nada podia hacer Edmundo en éstos momentos, pero si que sé fijo en el superviviente y no le daba buena espina todo esto

Me siento saturado, y durante un momento me llevo las manos a la cabeza para intentar tranquilizarme.

-De acuerdo. Doctora Sosa, está a cargo del superviviente de la Nostromo, realicele un examen psicológico e intente descubrir qué sabe. A fin de evitar posibles problemas, la señora Poyry estará con ustedes.

-Bien, dejemos al equipo médico trabajar y volvamos cada uno a nuestros quehaceres.

Sigues bastante asustado por todo lo ocurrido, y tienes los nervios a flor de piel.

Cuando el capitán ordena que volváis cada uno a vuestros quehaceres, tú acudes a la nave auxiliar que has utilizado para comprobar que los impactos que sufriste durante el despegue no repercutan en su funcionamiento, y efectívamente así es.

Aun así, quizás para relajarte, te dedicas a arreglar esos golpes, y para cuando quieres darte cuenta, ya ha pasado bastante tiempo y se ha pasado la hora de la cena. Lo cierto es que no tienes ni pizca de hambre, todo lo ocurrido te ha quitado el apetito, pero aun así acudes al comedor por si hubiese alguna noticia nueva.

Una vez las cosas parecen tranquilizarse y la enfermera sale de la enfermería para ir a revisar al tripulante de la Nostro,mo, entras tú para ayudar a la doctora Alonso.

Juntas, y mientras la doctora Scott hace otras tareas, comenzáis a estudiar a la criatura. Lo primero que hacéis es tomar una muestra de piel, pero al hacerlo del interior de la criatura sale una sangre de color verdoso que empieza a derretir vuestro instrumental médico. Por fortuna se detiene nada más hacer un pequeño agujero en el suelo y no llega a bajar a otro nivel.

Al parecer, se trata de ácido molecular, es decir, ácido sulfúrico; y debería ser imposible que una criatura viviese con un ácido así por sangre, pero parece que tiene una capa de silicona por todo su sistema y por el exterior, lo que le aisla treméndamente, y así si alguna otra criatura trata de alimentarse de él, el ácido sulfúrico lo mata. Además, esa  capa exterior de siliconas polarizadas, le permite sobrevivir a climas con temperaturas extremas, tanto calurosas como gélidas, e incluso sobrevivir en ausencia de oxígeno...

Sin duda, una interesante combinación de elementos que le convierte en un feroz hijo de puta que se dedica a mantener con vida a Ian Benth pero haciendo que sea totalmente necesario para él.

Durante toda la revisión, Cornelia Huber se mantiene en el exterior mirando lo que hacéis, y parece bastante entusiasmada.

Cuando pasa un buen rato en que ya pocos avances podéis hacer, decidís ir a descansar un poco yendo a cenar.

Una vez las cosas parecen tranquilizarse y la enfermera sale de la enfermería para ir a revisar al tripulante de la Nostromo, entra Claude Fraude para ayudar a la doctora Alonso.

Mientras tanto, tu te quedas desde fuera entusiasmada mirando todo lo que ocurre con la criatura. ¿Podrá ser ella quien ha mandado esa comunicación de largo alcance?

Juntas, y mientras la doctora Scott hace otras tareas, las dos doctoras comienzan a estudiar a la criatura. Lo primero que hacen es tomar una muestra de piel, pero al hacerlo del interior de la criatura sale una sangre de color verdoso que empieza a derretir el instrumental médico. Por fortuna se detiene nada más hacer un pequeño agujero en el suelo y no llega a bajar a otro nivel.

Al parecer, se trata de ácido molecular, es decir, ácido sulfúrico; y debería ser imposible que una criatura viviese con un ácido así por sangre, pero parece que tiene una capa de silicona por todo su sistema y por el exterior, lo que le aisla treméndamente, y así si alguna otra criatura trata de alimentarse de él, el ácido sulfúrico lo mata. Además, esa  capa exterior de siliconas polarizadas, le permite sobrevivir a climas con temperaturas extremas, tanto calurosas como gélidas, e incluso sobrevivir en ausencia de oxígeno...

Sin duda, una interesante combinación de elementos que le convierte en un feroz hijo de puta que se dedica a mantener con vida a Ian Benth pero haciendo que sea totalmente necesario para él.

Cuando pasa un buen rato en que ya pocos avances podéis hacer, decidís ir a descansar un poco yendo a cenar.

Ves como todo el mundo está de los nervios, atacándose entre si con miradas asesinas. ¿Acaso eso es la humanidad? No, son perturbados que no merecen más que ser sujetos de tus experimentos.

Al no tener grandes cosas que hacer, te diriges a una silla apartada donde comienzas a leer tus propios informes sobre los trastornos que has investigado... Lo cierto es que toda la tripulación parecen unos sujetos extraordinarios para investigar.

Cuando pasa un rato más empiezas a tener hambre, así que acudes a la cocina para cenar.

Conforme todos se dividen, el líder de seguridad, Hasarov, os va ordenando a cada uno dónde debéis desempeñar vuestras labores de seguridad.

A Katarina Poyry, dado que es quien tuvo contacto con el tal William, es mandad junto con la doctora Sosa a vigilar a ese hombre.

A ti te pone a dar vueltas por la nave, al igual que a Manfred, pero siempre uno de los dos permanece delante de la enfermería por si la criatura llevase a cabo alguna acción fuera de lo normal o si se oyen gritos. Al final, los dos termináis tomando un relajante café con leche frente a la puerta del laboratorio, y cuando el personal médico, y Cornelia, que ha estado vigilándolos desde la ventana todo el tiempo, terminan su labor, las acompañáis al comedor para poder cenar.

Mientras tanto, realmente no tenéis ni idea lo que ha debido estar haciendo vuestro jefe, pero tampoco os tiene que dar ninguna explicación.

Una vez todo el mundo se dispersa, la enfermera abandona el lugar para revisar un poco el estado de el tripulante que habéis encontrado. Lo cierto es que te parece bien, porque así puedes trabajar con más normalidad.

Te alteras al ver a las dos médicos tomar una muestra de piel, pero al hacerlo del interior de la criatura sale una sangre de color verdoso que empieza a derretir el instrumental médico. Por fortuna se detiene nada más hacer un pequeño agujero en el suelo y no llega a bajar a otro nivel.

Rápidamente tomas una muestra y descubres que se trata de ácido molecular, es decir, ácido sulfúrico; y debería ser imposible que una criatura viviese con un ácido así por sangre, pero parece que tiene una capa de silicona por todo su sistema y por el exterior, lo que le aisla treméndamente, y así si alguna otra criatura trata de alimentarse de él, el ácido sulfúrico lo mata. Además, esa  capa exterior de siliconas polarizadas, le permite sobrevivir a climas con temperaturas extremas, tanto calurosas como gélidas, e incluso sobrevivir en ausencia de oxígeno...

Sin duda, una interesante combinación de elementos que le convierte en un feroz hijo de puta que se dedica a mantener con vida a Ian Benth pero haciendo que sea totalmente necesario para él. Un parásito.

Durante toda la revisión, Cornelia Huber se mantiene en el exterior mirando lo que hacéis, y parece bastante entusiasmada.

Cuando pasa un buen rato en que ya pocos avances podéis hacer, decidís ir a descansar un poco yendo a cenar.