Partida Rol por web

Normandía, día 186 de misión.

Frente a vosotros está el cadáver de Isabela aún dejando una mancha de sangre a su alrededor, manchando con ella la ropa de tripulante.

Las tensiones están a flor de piel y todos os miráis los unos a los otros pensando quién será el primero en vertir sus acusaciones.

La primera en hablar en María Alonso, que se queda mirando a Rodrik aunque este aún permanece en el suelo.

-Yo creo que deberíamos hacer algo con él.

Francesco asiente con la cabeza.

-Teniendo en cuenta las declaraciones de Samantha, en paz descanse, y de Claude, creo que deberíamos tomar medidas cautelares con el señor Rodrick Hayes. Deberíamos separarle de nosotros hasta que confirmemos su culpabilidad o inocencia, y en caso de volver a puerto seguro, entregarle a las autoridades pertinentes.

George también asiente con la cabeza y alza la voz para intentar hacerse notar.

-Yo también creo que deberíamos ir a por Rodrick porque es malo, lo han acusado ya dos malos y aunque no entiendo nada de lo que hace Fran, creo que puedo confiar en él. Y si no, sé que todos irán a por Harper si hace algo malo.

Rodrik, sintiéndose acusado, niega con la cabeza.

-Pues yo voto por Katerina... o es infiltrada o es una loca que terminará matándonos a todos.

La miembro del equipo de seguridad suspira al parecer cansada de todo esto.

-Creo a Claude y parece ser que Jhon Harper es el nombre que está más claro. Si es un aliado de Manfred, debe pagarlo.

Julian se coloca junto a Katarina mirando diréctamente al piloto.

-Voto a John, fue acusado por Claudie, y no solo eso, nada mas acusarle, programo la Normandia para volver a la tierra

Emanuel es el siguiente en hablar.

-Yo voto por Harper, siguiendo las directrices del equipo de seguridad.

William, que acaba de regresar, no tarda en intentar incorporarse al proceso.

-Mi voto vuelve a ser para John Harper. Estoy aún más convencido que en el día de ayer de que se trata de un infiltrado.

Peter Bailey simplemente asiente.

-Mi voto también es para él.

Claude no aparta la mirada de Jhon en ningún momento.

- ¿Habla usted de mi humanidad? Sus manos son las que están manchadas de sangre de inocentes, no las mías. Puede que el padre Francesco y su Dios le hayan perdonado sus pecados, pero yo no me creo esa máscara de arrepentimiento tan conveniente cuando su nombre sale a la luz. Debe pagar por sus crímenes.

Jhon se queda mirándoos.

-Ridículo, sabéis que soy el piloto de la Normandía, y que sin mi, tenéis mucho más difícil volver a puerto, soy imprescindible para esta misión... deberíais centraros más en Bailey.

Francesco mira incrédulo a todos y niega con la cabeza.

-No puedo creer lo que oigo... Harper ahora es un hombre arrepentido, ha sabido aceptar el perdón del Señor, y no deberíamos apedrearle cuando aún hay quienes no se arrepienten y siguen urdiendo planes entre nosotros. Pido clemencia por él.

El resto de los presentes están aún demasiado aterrados como para ser capaces de votar, pero en vuestras cabezas resuenan las palabras de Francesco... ¿Y si tiene razón? Igualmente, lo que el propio piloto ha dicho es cierto... Es casi impresindible, en cambio Rodrik...

La decisión parece tomada y todos os giráis hacia Rodrik hasta que hay un sonido bastante fuerte y una de las puertas que os mentenian aislados empieza a abrirse, podéis ver que el Alien está abriéndola a la fuerza. Emanuel, Katarina, Claude y Viktor empuñan sus armas y abren fuego en esa dirección, pero la puerta se cierra de golpe impidiendo que las balas le impacten.

Cuando los disparos cesan, la puerta se abre de golpe reventándose sus hojas y el Alien entra corriendo en la sala mientras chilla.

Todo el mundo gritáis y os intentáis apartar de su camino, pero a Cornelia y a Evelyn no les da tiempo. El Alien se lanza sobre ellas y acaba con su vida antes de seguir corriendo para abandonar la sala por uno de los conductos de ventilación.

Hay un tremendo caos, y para cuando este cesa, Rodrik está en el suelo degollado.

Observo toda la sucesión de motivos, incrédulo, sin comprender del todo algunos de ellos. Sin embargo, antes de que pueda decir nada, el alien irrumpe en la sala. De inmediato le hago un gesto a George para que me siga y me coloco tras la gente del equipo de seguridad, esperando así estar más seguros.

En cuanto las puertas saltan me coloco entre él y la entrada, intentando protegerle de lo que pueda suceder y no pierdo de vista a Claude, preocupado. En estos momentos echo de menos la pistola de Viktor, pero sin duda él le dará un mejor uso. De todas maneras, no parece que tenga mucho efecto. Necesitamos un lanzallamas cuanto antes.

Cuando el alien se marcha respiro más tranquilo unos segundos. Observo la confusión de la sala durante unos instantes, y no puedo evitar un gesto de extrañeza al ver el cadáver de Rodrik.

Me acerco entonces a Claude. La última vez que la vi empuñar un arma no parecía muy segura de ello, pero muchas cosas parecen haber cambiado. La miro a los ojos, intentando asegurarme de que está bien, y me acerco a abrazarla.*

Después los miro a todos antes de hablar.

- Espero que alguien me ponga un poco al día, porque no entiendo tanta súplica por el capitán. - digo con tono neutro, dejando abierto el lugar a la duda - Y deberíamos irnos a otra habitación - Añado, señalando el hueco de la puerta. - Vale que no estemos a salvo en ninguna, pero estar en una con la puerta abierta me parece que es jugárnosla demasiado.

Como siempre, las cosas suceden demasiado rápido. Disparos, el ataque del alien, y tres nuevas muertes. Al parecer, las votaciones si tenían un efecto en el comportamiento del Alien. Era, cuanto menos, extraño...

Miro a Julian, una vez la cosa se ha calmado.

Bueno, señor Cyborg. Para cuando muera, a base de los disparos que veo que se reparten a ton y son en esta sala, espero sepa apreciar que la nave tenga un buen curso de vuelo de vuelta a la tierra. Sólo queda el señor Bailey como asesino. Llegaréis sanos a casa.

Luego, mi mirada se dirije a Claude.

¿Sus manos no están manchadas de sangre? ¿Inducir al homicidio no es un delito? Perdoneme, señorita, pero creo que usted se quedó anclada en el mundo de yupi de Freud o alguno de esos fumetas que se dedicaban a la psicología. En el mundo real, sólo sus palabras le habrían costado prisión, créame. - la miro, desafiante, mientras veo su pistola en su mano. - Vamos, ensucie sus manos con su segunda víctima. Conviértase en otro monstruo.

Tras esas palabras, sólo dedico una fugaz mirada al padre Cacioppo y otra al señor Bailey. - Muchas gracias por todo, padre. Me ha dado un buen final. - digo al primero, sonriendo, como hacia mucho, mucho tiempo que no hacía, con auténtica felicidad. - Señor Bailey, creo que Stakler no estará muy contento con nosotros, tras esta misión.

Claude participa por primera vez en la ceremonia de los votos y el suyo está claro desde antes de empezar. Sin embargo las súplicas del sacerdote desvían la atención hacia Rodrick Hayes y a ella no le parece mal. También estaba en la lista.

Cuando el alien consigue romper la puerta y entrar en la sala el brazo de Claude se alza y empieza a disparar, como nunca habría imaginado que era capaz de hacerlo. No esperaba ser capaz de demostrar esa sangre fría. Realmente la muerte ha cambiado a la joven.

El monstruo escapa por el conducto de ventilación y ella baja el arma, haciendo esfuerzos por no temblar ahora que ha pasado el momento de tensión. Se esfuerza en respirar despacio mientras mira a su alrededor, evaluando los daños y después busca a William, al que no ha tenido tiempo de recibir, con la mirada para descubrir que se está acercando a ella. Sus ojos se cruzan y ella sonríe mientras corresponde a su abrazo, escondiendo el rostro en el pecho del hombre. - Me alegro muchísimo de que estés bien... - Dice en voz baja, permitiéndose un instante de paz en medio de toda esta locura en que se ha convertido este viaje. Duda unos segundos antes de seguir hablando. - Amy me contó lo que le dijiste a Samantha en el Valhalla... - Continúa antes de separarse de él un poco, para buscar su mirada de nuevo y dedicarle una tímida sonrisa. - Gracias...

Se aparta despacio cuando William habla hacia todos, dejando que sean los responsables de la clemencia hacia John quienes le den explicaciones, e ignorando completamente la demagogia del señor Harper busca a George con la mirada, para asegurarse de que el pequeño está bien después de todo lo que ha sucedido. Se acerca al niño y se agacha un poco, examinando su rostro, evitando tocarlo. - ¿Cómo estás, George? - Pregunta suavemente. - Pronto habrá terminado todo. Estás siendo muy valiente, estoy muy orgullosa de ti, ¿sabes?

Sonrío ante las palabras de Claude y, mientras los demás comienzan a recuperarse, comienzo a examinar los cuerpos de Isabela, Cornelia, Evelyn y Rodrik, vaciando sus bolsillos. Supongo que del de Manfred ya se han encargado, y más echando cuenta de las pistolas que han utilizado, así que ese lo dejo correr.

Dejo así unos minutos para que puedan calmarse y, desde mi posición, hablo de nuevo a Claude - Aún pienso todo lo que dije, no fue sólo un pronto. - aclaro - Amy es una gran chica. Aunque espero no verla de nuevo pronto. - le digo con una sonrisa.

Todo ocurre muy deprisa.pocos somos los que decidimos dar nuestra opinión, pero lo hacemos ya con todas las cartasen la mesa. Suelto una sonorísima carcajada cuando Rodrik se gasta el morro de votarme, habiéndose demostrado que es uno de los asesinos, el que peor lo ha hecho, realmente...

Cuando el alíen ataca a las dos chicas, mi cabreo aumenta. -¡Joder! ¿Esto no va a acabar nunca? Tenemos que acabar con el resto de mamones que están dándonos por culo...

me giro hacia William, alegrándome al verle. Eso me hace volver a estar bien. - ¡William! ¡Cuánto me alegro de que estés bien! No te imaginas cuánta rabia me dio lo que te hicieron... Esos hijos de puta están casi acabados. Espero que pronto podamos volver a la tierra sanos y salvos, habiendo acabado con esos cabrones y con ese bicho asqueroso.

Me dirijo a George, aún un poco avergonzada. - ¿estas bien, chaval? Sé que seguramente no quieras saber de mí por lo que hice antes... Algún día, espero que me perdones y lo entiendas...

El momento en que Rodrik me salva del alien no me ablanda en absoluto. De hecho, en cuanto veo que no ha muerto por el ataque de éste lo miro con desprecio.

- Falso. - Escupo. - Ojalá hubieses muerto.

Y no digo nada más, solo saludo a William con una sonrisa. Mis ojos siguen rojos, y mi cara está llena de pequeñas costrillas, rastro de las lágrimas que lo han estado anegando durante todo el día.

- Sí, estoy bien. Me alegro de verte. - Mi tono es algo neutro, y mi sonrisa se siente más forzada al oírseme hablar así. Enseguida, sin embargo, empiezan todos a votar. El resultado es algo que no me espero. Pensaba que más gente votaría a Rodrik, como yo, aunque tampoco me extraña demasiado. Harper se ha ganado esos votos, y yo estuve a punto de votarlo. Solo porque parece que está confesando, me parece que no es necesaria la prisa.

- Fran. - Miro al cura. - Deberías dejar de defenderlo tanto. Todos lo quieren muerto. Y él es malo... ha matado a muchas personas, y eso no se cura pidiendo perdón. Ni siquiera Dios perdonaría a alguien que ha querido matar a todas las personas de la tierra. Tiene que ir al Infierno. - Digo, con una pasmosa tranquilidad.

Luego contesto a Claude y a Katarina, aunque no las miro a los ojos. Mi mirada se queda perdida en algún punto entre ellas dos.

- Estoy bien. Ya estoy acostumbrado a esto, ¿sabéis? A lo mejor me muero antes de que lleguemos a la Tierra. El alien sigue ahí. Y ha matado a esas dos señoras. - Señalo sin mirar hacia donde deberían estar los cadáveres de Cornelia y Evelyn, con un dedo tembloroso. - De repente, PUM. - Me empieza a temblar la boca aunque hablo más alto, y hago gestos. Los ojos vuelven a humedecérseme. - ¡PUM! ¡PUM! ¡Y se rompe la puerta! ¡Y entra el monstruo! ¡Y PUM! ¡Te clava su agui- aguijón! ¡Y PUM! ¡Te devora la cara! ¡Y PUM! Luego sacamos las pistolas para acabar con todo... - Estoy llorando a raudales aunque mi cara parece una máscara de cera, quieta y casi inexpresiva. De no ser porque tiemblo entero, parecería que estoy fuera de mí por completo.

Claude sonríe ante la respuesta de William, pero George empieza a hablar de nuevo y la joven posa una mirada preocupada sobre el pequeño. Cuando ella habla lo hace con voz suave. - Eso no va a pasarte, ¿sabes? Y si te pasara, yo misma haría lo que fuese necesario para sacarte del Valhalla como fuera, George, si esta nave vuelve a la Tierra, tú lo harás en ella y podrás estar con tu padre de nuevo. Tu padre estaría muy orgulloso de ti. ¿Por qué no vienes conmigo a ese rincón, nos apartamos un poco de todo este revuelo y hablamos un poco?

Asiento, aún con la mirada perdida, aunque le muestro un dedo, llamando su atención.

- Pero no me toques, ¿eh? - Digo, y voy hacia donde me indica.

La sonrisa que ve en los labios de William y sus palabras hacen que una idea surja en la mente de Claude. - ¿Y si...? - Pero enseguida trata de apartarla de su mente, no parece el momento para ideas románticas... - Pero quizá... si los dos volvemos vivos y a salvo a la Tierra... - Recuerda el hormigueo que sintió cuando le escuchó decirle a Samantha que ojalá hubiera tenido motivos para estar celosa y no puede evitar devolverle la sonrisa. - Si realmente tengo un futuro, podría intentar que fuese con él, nadie fuera va a entender lo que hemos vivido aquí...

Su atención se posa en George entonces. - Joder, la terapia que vamos a necesitar todos va a ser apoteósica... Sólo espero que esto termine pronto. Pobre George, es valiente, pero sigue siendo un niño. ¿Qué coño le pasa a la doctora Sosa? ¿Por qué no hace su trabajo?* Yo no estoy especializada en terapia y mucho menos infantil...

- Nada. - digo mirando al resto, mostrando mis manos vacías - Si llevaban la feromona con la que dicen que al parecer nos impregnan, no era en los bolsillos.

Observo preocupado la reacción de George, y no sé muy bien qué decir. No quiero mentirle diciéndole que las cosas estarán bien, porque puede que ya no lo estén nunca. De modo que agradezco que Claude se encargue. Ella es psicóloga, sabrá hacerlo mejor que yo. Me dirijo entonces a Katarina - Ya falta poco. - le digo - Sólo espero que podamos acabar con ese bicho pronto.

Algo en tu instinto te avisa de que está pasando algo extraño... Jhon va a morir... Te acercas discretamente a una máquina y descubres que están intentando utilizar la propia energía vital de John para traer a alguien de vuelta.

Rápidamente pasas a abortar el programa, aunque quizás no lo suficiéntemente a tiempo.

Sientes como si tu propia energía vital comenzase a ser extraida... te sientes morir... y de pronto, para.

De pronto John Harper lanza un grito y cae al suelo, empieza a toser y a esputar sangre, chilla de dolor... y entonces todo para, lo que sea que estuviese pasando, ha terminado.

Te empiezas a marear y caes al suelo.

Todos podéis ver como William cae al suelo como si perdiese el sentido, aunque tan solo treinta segundos después, lo recobra.

Recobras el sentido...

Al ver de nuevo al engendro de Satanás actuar, grita, santiguándose, mirando alrededor, atemorizado, cerciorándose de que George estaba en una posición segura. Ya había intentado atacarle dos veces, no dejaría que, como decía el dicho, la tercera fuese la vencida. 

Sin embargo, el monstruo que se paseaba por la nave, esta vez decidió ensañarse con el género femenino de la tripulación, y en cuanto calmó su sed de sangre y todos pudieron comprobar los daños reales de aquella incursión, Rodrick yacía sin vida sobre el suelo- ¡Ya basta! ¡Ya está bien!-dijo, desesperado.

- ¡No podemos tomarnos la justicia por nuestra mano de esta manera tan salvaje e inhumana!-dijo, agachándose junto al cuerpo de Rodrick- Fui el primero en señalar a este hombre, pero porque pretendía que se aplicasen medidas razonables sobre él, no que alguien le rebanase el cuello, ¡por Dios Santo!-suspiró, intentando calmarse, entonando una leve oración silenciosa por el alma de aquel desdichado, y por la de aquellas dos mujeres que yacían inertes, para luego volver a mirar a todos los presentes con la mirada llena de incredulidad y reproche- ¿Es que habéis perdido la cabeza? ¡Metedlos en una habitación! ¡Esposadles! ¡Pero no les mateis! ¡Sólo Dios nos da la vida, y sólo Él nos la puede quitar!- dijo, al borde de la ira, con los puños crispados. Ya había visto demasiado. Su calma impetérrima comenzaba a quebrarse, pero aún así, hizo acopio de paciencia al ver a George se dirigía a él y luego se quebraba, aunque intentase disimularlo.

- George, eso nosotros no lo sabemos. Sólo Dios decide quién debe ir al Infierno, y Harper se ha arrepentido de sus pecados. Dios sabe perdonar, si quien pide el perdón lo hace de buena fé. -se levantó, y se acercó al muchacho y a Claude, sin llegar a tocarles- No debéis llenar vuestros corazones de odio, el odio es ponzoña para el alma- en cuanto terminó de decir aquellas palabras, John Harper comenzó a toser, y a sangrar, sin que nadie pudiera hacer nada para evitarlo- ¡No! ¡NOOO! ¡POR FAVOR! ¡PIEDAD! ¡YA BASTA!- dijo, agazapándose sobre el suelo, cubriéndose el rostro con las manos, mientras las lágrimas comenzaban a bañar su rostro- ¡Se había arrepentido! ¡SE HABÍA ARREPENTIDO!