Partida Rol por web

— Sí, por favor—sonrió— Es usted muy amable. Sé que sus intenciones son honestas. Sé que siempre lo han sido.

Miró entonces a Katarina— Y usted ha sido una mujer muy valiente. Vi lo que hizo... Y sé por qué lo hizo. 

La camarera sonríe al sacerdote y se da la vuelta en dirección a la cafetera para preparar otro capuccino cargado para el hombre. Cuando se lo pone delante mira también a Katarina. - Los dos os habéis sacrificado voluntariamente para salvarnos y al menos yo no es algo que vaya a olvidar fácilmente. Pedí en voz alta que os llevasen de vuelta, pero empiezo a pensar que algo está fallando en las máquinas que hacían esa función, porque hace mucho que no vuelve nadie.

- Bueno... Habrá que resignarse y tener paciencia. En cualquier caso, estoy aquí por voluntad propia, y no me arrepiento de ello. No haber apretado el gatillo me hubiera convertido en un monstruo, y me niego a eso. Ya es suficiente llevar sobre los hombros el peso de una muerte... 

Todo el valhalla se ilumina y empieza a sonar una extraña música.

La luz se vuelve cada vez más brillante y cuando vuelve a la normalidad, no hay rastro de Francesco.

Un rincón donde relajarse, donde olvidar los problemas de fuera y donde las consciencias por fin pueden descansar. Un rincón cargado de intimidad y calma. El pub Valhalla está lleno de ellos. El suelo de madera oscura hace juego con las paredes, forradas de bambú. Numerosas mesas bajas están repartidas por el local, acompañadas de sofás y cojines sobre los que recostarse cómodamente. 

Sobre cada mesa la luz de una pequeña vela acompaña, iluminando con calidez, las luces filtradas en tonos saturados, que tiñen de una forma onírica los avatares de las consciencias aquí recogidas. La música, tranquila y relajante, colabora a crear el ambiente apropiado al lugar.

Al fondo, una barra y tras ella una joven que recibe con una sonrisa traviesa a los visitantes del pub. Su pelo es rubio y largo y uno de sus ojos azules está tapado por un parche de cuero. Vestida enteramente de cuero negro, se apoya indolentemente sobre la barra, con un gesto tranquilo pero divertido.

Delante de todos vosotros se forma la figura de Liliana, y unos segundos más tarde, las de William y Julian al mismo tiempo.

Miro como se va el cura, con una sonrisa desganada en la boca.

Allá va otra vez, a ver cuanto tarda en volver a sacrificarse por alguien esta vez. - digo, mientras hecho el último trago a la copa, y pido a Amy que me la vuelva a rellenar con un gesto.

La llegada de los dos nuevos, solo arranca de mi una nueva sonrisa y una mirada fija al tripulante de la Nostromo, pero no digo nada, poco me queda ya por decir.

Cuando veo dónde me encuentro aprieto con fuerza los puños, pasando la mirada por los presentes. Sin embargo, no soy capaz de decir nada bueno. Me alejo a un rincón apartado, conteniendo las ganas de gritar.

Te sientes mareado... confuso... como si toda tu conciencia no estuviese en el valhalla... como si después de tantas muertes, ya no fuese capaz de mantenerte del todo...

En cuanto llegan los nuevos datos, eres consciente de que pasa algo... William no ha sido descargado corréctamente, su conciencia está desestructurada... no sabes si podrá permanecer mucho tiempo ahí antes de perderlo definitivalmente.

Amy se sobresalta y se queda mirando a los recién llegados con los ojos muy abiertos mientras un aire frío empieza a llenar el lugar y todo se oscurece.

Cuando la luz vuelve, el lugar parece haber cambiado totalmente.

Un manto de nieve virgen cubre el suelo y los pies de los que llegan a este lugar, llegando hasta sus tobillos. Aquí y allá lápidas de piedra asoman sin orden aparente, pero rodeando un árbol cuyas hojas rojas descienden lentamente hasta descansar sobre la nieve, como salpicaduras de sangre. 

Un intenso viento frío mueve las hojas y hace estremecerse a cualquier consciencia que permanezca en el Valhalla. La sensación de tristeza es palpable en cada partícula del aire que se respira, como una lenta agonía, un por qué gritado hasta desgarrarse la garganta.

Bajo el árbol, una figura menuda y encapuchada, envuelta en una capa oscura. Una joven, prácticamente una adolescente, con cabello negro y largo a juego con sus ojos, también negros, y con la piel tan pálida como la nieve que cubre el suelo.

Que paso? es lo que pregunta luego de un largo rato callada en sus pensamientos.

Al ver todo el cambio que sucede alrededor, busco a la nueva encargada del Valhalla con la mirada. Luego, con un suspiro, bajo los ojos hacia la nieve, de repente mareado y confuso. Sin embargo, a los pocos segundos vuelvo a fijarme en todos y esbozo una sonrisa de alivio al ver que George no se encuentra entre nosotros.*

Entonces me levanto, apoyándome en las manos, y camino por el lugar, indeciso. Finalmente me siento de nuevo un poco más cerca de todos, con la espalda contra una de las lápidas. Pero no duro ni dos segundos así. En este estado las cosas ya parecen importar poco, así que pongo una vez más en pie y me acerco hacia la nueva encargada, caminando despacio. Una vez allí me apoyo también contra el árbol, cerca de ella, sin saber qué decir, jugando con la nieve con los dedos a ambos lados de mi cuerpo.

La joven alza la mirada cuando William se acerca a ella y busca los ojos del hombre antes de hablar en voz baja y con la expresión completamente seria. - William, yo... Lo siento. Algo está yendo mal con tu transferencia. No sé si algo de esto tiene sentido todavía, no sé si puedo... - Deja la frase a medias y agacha la cabeza, escondiendo su rostro.

Escucho lo que la encargada dice, y un nudo se forma en mi pecho. De modo que era eso...

Por mi mente pasan demasiadas cosas que no sabría poner en palabras, y cuando hablo lo hago con un hilo de voz. - No pasa nada. - le digo, intentando tranquilizarla - Me gustaría haberte explicado algunas cosas, pero no pasa nada... Yo estoy bien. Mejor que desde el último desmayo. Tú estás bien, y George también. Además, sólo queda un alien. - explico con un suspiro - Nada... nada podría ir mejor, supongo. Era-era algo necesario, yo... - continúo, mientras mi mano se cierra sujetando un puñado de nieve dentro.

- Si pasa lo peor... sólo acuérdate alguna vez de mí. Por favor. - pido de una manera casi inaudible.

- No. Yo no estoy bien, ni voy a estarlo. Y no digas tonterías, William. ¿En serio crees que podría olvidarte? Nada de esto tiene sentido... Vamos a morir todos. Yo... No quiero estar allí sola. - Responde, con un hilo de voz antes de continuar hablando con más firmeza. - Si sigo allí es únicamente porque estoy intentando restaurar tu transferencia.

- Eh, eh... - comienzo, arrastrando mi mano por la nieve para buscar la suya - ¿Quién está diciendo tonterías ahora? - pregunto - Lo que ha pasado era algo que tenía que pasar, créeme. Sólo siento que no hayamos podido tener un rato a solas antes.

- Y no vais a morir. Sólo queda un bicho, y tenéis a Nikolai. Lo mío... ya encontraremos la manera de arreglarlo, ¿vale?

Saludo a Will sin ganas. No debería estar aqui.

Je... vaya..... es diferente a la ultima vez.....

Miro a los que fueron acusados de infiltrados, con una sonrisa victoriosa en los labios

Uno menos.... y puede que dos en vez de uno no se si al segundo la alcanzo la explosión.... pero.... con un poco de suerte.... esto terminara.... cuando vuelva allá fuera.... me ocupare del o los que queden nuevamente ademas..... por muy depredadores perfectos que sean.... tras lo que hice, creo que ahora conocen el miedo

Vuelvo a sonreír con orgullo