Partida Rol por web

Love Paradise (S01-Ep.00/Piloto): Bienvenidos a la Isla
^{_{[Los participantes llegan a la Isla Paradise]}}

Cae el atardecer, mientras el yate llega por fin a su destino. Ante los doce participantes se extiende un pequeño muelle iluminado con pequeñas lámparas que ya se encuentran encendidas. La Isla Paradise es sin duda un pequeño paraíso en medio del mar caribe; las aguas cristalinas invitan a darse un chapuzón, mientras que la blanca arena promete sensaciones deliciosas.

El equipo de producción, reconocible por sus camisetas unicolor azul cielo, llevan las maletas de los participantes hacia la isla para no interrumpir la filmación, dejándoles sólo con su bolso de mano donde estará lo necesario para cambiarse la ropa por bañadores. Al final del muelle se pueden ver un espacio abierto con varias chozas tiki, mesas y sillas; la choza tiki más grande con una barra de bar. A medida que los participantes van avanzando hasta el centro de aquel lugar, una rubia los espera con una sonrisa.

-¡Hola! ¡Bienvenidos!- La host del programa, Laura Berryhill, les recibe con energía positiva, dándoles la mano y dos besos a cada uno mientras se van acercando. Las cámaras y micrófonos boom se mueven alrededor del grupo para asegurarse que toman nota de cada gesto y palabra de los participantes. Una vez termina de saludarlos a todos se dispone a dar inicio al discurso.

-Sean bienvenidos a la Isla Paradise, donde por los siguientes días podrán conocerse y descubrir si entre ustedes se encuentran aquella persona con quien podrían tener una conexión especial. A partir del día de mañana estarán también compitiendo entre ustedes por el increíble premio de $10.000, además de un viaje de dos semanas por Europa para dos personas con todos los gastos pagos. Les recuerdo las reglas que deberán respetar mientras estén aquí: Prohibido el uso de móviles u otros dispositivos de comunicación; Prohibido el consumo y venta de drogas; Prohibido ingresar comida y/o bebida de afuera; Prohibido tener tratos de amistad o relación cercana con el equipo de producción; Prohibido faltar el respeto, intentar seducir, o acosar a la Host del show, es decir, moi.- Con la última línea muestra una sonrisa traviesa y un guiño que parece restarle importancia a sus palabras.

-Durante su estancia habrá también actividades y premios especiales diarios, pero por hoy no tienen que preocuparse por eso. Esta noche es para ustedes, para que se conozcan y se diviertan. Pueden pedir lo que quieran en el Tiki-Bar, y disfrutar de las instalaciones.- En uno de los costados pueden ver una piscina templada, y junto a ella un jacuzzi del cual suben volutas de vapor. Hay una caseta que sirve de cambiador. -¿Están listos? ¡Empiece la fiesta!-

Sabiendo que los asistentes se encargarían de su equipaje Donald salió del barco sin prestar atención a nadie, por el momento, pero al ver a la conductora su atención se fijó en ella, que pena no poder acercarnos a ella, pensó mientras la mujer hablaba, ¿esa es una señal para acercarnos? sonrió pícaramente en respuesta a la sonrisa de Laura, no, pensó para sí, primero el premio, luego la chica.

Tras la introducción, se dirigió sin miramiento alguno al bar, sírveme la especialidad de la casa, dijo al encargado mientras volteaba a ver a una caseta, mándamelo al jacuzzi, dirigiéndose después a cambiarse de ropa.

Johnny bajó del barco de un salto, sacó su peine plano del bolsillo de su cazadora y se lo repasó. El viento del mar no era bueno para su cabello, pero nada un apaño nada más bajar no pudiera arreglar. Escuchó las indicaciones y sonrío.

- Y yo que pensaba que lo primero que habían hecho era traernos el premio delante nuestro. En cualquier caso, has dicho que hasta mañana no empieza la competición verdad. - Sonrió, guiñó un ojo y miró a la piscina. - Si quieres luego podemos hablar del viaje por Europa. Juntos. - 

Cambió el peso de su cuerpo a la otra pierna mientras se quitaba la cazadora vaquera.

- Por supuesto fuera de concurso, una vez empiece... no me gustaría nada romper las normas. - 

Lo dejó ahí, con una sonrisa se dio media vuelta y se dirigió a la piscina. Ya había bebido en el barco bastante, ahora le apetecía darse un baño. Se quitó las botas, los vaqueros y la camiseta para quedarse en boxers y se lanzó a la piscina.

Alucinaba. Esto era cierto, real. Tangible. Mi sonrisa se extendía desde un extremo a otro de la bahía. Lo miraba y observaba todo con entusiasmo y ánimo curioso. Mi cabeza giraba de un lado a otro, captando las decenas de detalles que se nos ofrecían a la vista, incluidos el resto de participantes en el concurso apreciando el efecto en sus expresiones del lugar que teníamos delante.

-¡Es fantástico! Nunca he estado en un sitio así. -Dijo en voz alta, para nadie en particular y para todos en general. Avancé por el muelle, sonriendo, colgándome la mochila del hombro.  Saludé a la presentadora.

-Hola. Gracias, Laura. ¡Listo y en forma! Actividades y premios, eso me gusta. 

Caminé unos pasos, buscando un buen sitio desde donde poder realizar un dibujo rápido, un recuerdo del primer día en esta aventura. 

Avanzó por la pasarela con el cuerpo ligeramente encogido y la cabeza un tanto baja. No le gustaba verse el centro de la atención, y aquellas cámaras la estaban filmando desde todos los ángulos. Levantó un poco las gafas, y sonrió tímida, a nadie en concreto.

Estaba allí, eso era lo que contaba. El motivo por el que estaba allí, frente a las cámaras, una chica discreta como ella ya era otra cosa. Enrojeció al pensarlo. Pero estaba rodeada de lujo, en una isla de ensueño, con un atardecer de impresión... ¿quién podía decir que no disfrutaba de eso?

-Ho... Hola. -Saludó a Laura apartándose enseguida, y mirando a su alrededor. Algunos chicos ya estaban en su salsa, bebiendo, o quitándose la ropa para un chapuzón en la piscina. Otro estaba ¿dibujando? Se acercó a mirar, aunque no se atrevió a preguntarle, simplemente se asomó sobre su hombro, curioseando.

Tara estaba completamente emocionada, la aventura de apuntarse a la experiencia televisiva le llamaba mucho la atención, y en ese preciso instante supo que había sido un acierto presenciarse como concursante. El yate se acercaba a la isla, mientras la mirada de la joven recorría el pequeño muelle que le dirigiría hacia las chozas tiki, arrugando la nariz levemente.

- Espero que sea resistente y no se tambalee... - dijo Tara, una mujer con claro sobrepeso y que a pesar de ello, vestía inusualmente sexy, con shorts que mostraban todo el poder de su celulitis, camiseta con un generoso escote que se hacía admirar casi por obligación, y con tacones de plataforma, algo no demasiado cómodo si se relacionaba dicho calzado con la arena de la playa, casi parecía que iba a un estudio de grabación de plató que a un medio natural -...Porque si caigo al mar van a tener que venir a buscarme... - y eso sí que podría ser un espectáculo.

Gracias al destino no hubo inconvenientes con el muelle de madera, llegando Tara hasta la host rubia que les recibía, recordándoles las reglas del concurso, los premios y lo mejor de todo... Libertad en el Tiki Bar... Los ojos de Harpers se abrieron emocionados, casi como si hubiera ganado ya el premio del concurso.

- ¿Todo lo que queramos Laura?... - esperó que asintiera con la cabeza para dirigirse hacia el lugar, completamente emocionada. No sabía la productora lo que era tener pérdidas hasta ese momento, y es que Tara Harpers disfrutaba comiendo y nunca parecía tener fin -...De verdad, me encanta este programa... me encantaaaaaa.... - y comenzó a llorar de emoción diciendo esas sentidas palabras delante de una de las cámaras que la enfocaba.

Tara se dirigió hacia el bar y tras pedir un plato que contenía gran variedad de manjares se recordó a sí misma que estaba allí no solo para ingerir, era sano conocer gente, así que miró a su alrededor y se quedó con los rostros de sus compañeros, uno estaba en la piscina, otro caminaba hacia una choza, un tercero dibujaba y una muchacha se asomaba por su hombro observándole. Ella decidió ir con la pareja para ver qué hacía el joven y se percató de que dibujaba.

- ¿Vas a dibujar algo?... - dijo moviendo un sandwich, mientras con la otra mano mantenía el plato, con la mala suerte de que unos restos de salsa cayeron sobre el papel del joven -... Uys lo siento..., de verdad..., no era mi intención... - con el dorso de la mano intentó limpiar el papel, pero como no había soltado el sandwich cayó más salsa y emborronó más, dejándole el material un tanto grasiento.

Tara hizo un gesto de desagrado y apuro, en realidad no deseaba haberle molestado -... Lo siento, pero puedo compensarte... - le ofreció el plato de comida para que tomara algo, su bien más preciado -... ¿Cómo os llamáis?... Yo soy Tara Harpers... - soltó el sandwich y mal limpió los dedos en el short, tendió la mano hacia Liza y Paul, estaba claro que pretendía ser amable, aún dentro del desastre.

Ulrich dejó que el paisaje le robara el aliento mientras el yate se acercaba hacia el muelle de la isla. Pensó que aquello era una mala idea por enésima vez y agarró a esa voz y la molió a golpes en su mente. -Así está mejor -dejó salir para sí mismo, pero de forma audible.

Caminó sin mucha ceremonia hacia donde lo recibiría la presentadora del show, -Gracias por darme la bienvenida Laura, estoy contento de estar aquí- su mente no podía dejar de darle vueltas a muchos asuntos, entre ellos que había tomado este desafío como un corte con el excesivo trabajo que estaba haciendo, y pareció distraído durante toda la perorata sobre las reglas pues miraba alrededor tomando nota de todo, pero su mente estaba bien atenta, tanto que cuando la mujer mencionó que no se la podía intentar seducir ni acosar saliendo de su mutismo esbozó una sonrisa irónica y acotó -No te hagas problema por eso- y la miró directo a los ojos solo por unos segundos.

El empresario estaba vestido con una camiseta polo azul, vaqueros y lentes de sol con espejuelos sepia que colgaban cerrados desde el cuello de su camisa. Fue hacia la barra y se pidió una cerveza, sus dedos llenos de anillos se cerraron sobre el vidrio frío y suspiró, no quería decir nada pero estaba nervioso... no estaba acostumbrado a estar rodeado de tanta gente viva.

Observó la escena del sánguche sobre el dibujo con interés, repasó a los tres implicados disimuladamente. También se asomó, aunque manteniendo cierta distancia, y lanzó un comentario -Seguro que sabe usar la mancha de salsa como parte del paisaje... eso es lo que haría un artista, uno que valga la pena al menos.

Se encogió de hombros y bebió de su cerveza.

Noté la presencia de alguien sobre mi hombro mientras apenas trazaba unas líneas con el lápiz. Miré de refilón y vi que era una de las chicas. Bueno, también su perfume la delataba - ¡Hola! Soy Paul. -Seguí a lo mío, algo nervioso, hasta que la aparición de otra de las chicas, aquella mujer tan impresionante, causó un cierto desastre en mi "obra". El remedio de la joven fue peor que el estropicio creado. Bueno, no había muerto nadie.

-Tranquila, si solo había empezado -Arranqué la hoja, esgrimiendo media sonrisa sincera. Al levantarme me topé y rocé con uno de aquellos inmensos y mullidos pechos- Uy, perdona. No te preocupes, no tengo hambre. Demasiados nervios. Me llamo Paul -repetí para las dos chicas- Quería recordar este día, este momento, una "memoria" al carboncillo.-Expliqué, estrechando la mano de ambas.

Alcé la vista al recién llegado, tras su comentario ácido. Ni te esfuerces, pensé. Me encogí de hombros, sin mosquearme- Es un dibujo en negro y grises. Sin color. 

El viaje hasta la isla fue realmente divertido, y para Thomas no fue nada complicado colarse en la cabina de los pilotos y, después de unas cuantas chanzas de marineros, dejar incluso que le dejaran ponerse a los mandos del yate. Con su modales de viejo veterano de mil peripecias, agradeció profusamente a la tripulación la oportunidad de manejar la embarcación, antes de darse un paseo por cubierta.

Al fin, cuando el sol ya estaba a punto de ponerse, llegaron a Isla Paradise. Era realmente un resort de lujo, muy del gusto de Thomas. Esperó tranquilamente a que la mayoría de concursantes bajasen del barco para desembarcar a su vez, y se dirigió con el resto hasta donde les esperaba la anfitriona, Laura Berryhill, que los recibió estrechándoles la mano y dándoles dos besos, para lo cual Thomas tuvo que agacharse un poco.

Sonrió satisfecho al escuchar las palabras de la señorita Berryhill y, una vez hubo terminado, se acercó de nuevo a ella, hablándole con voz profunda y masculina. -Un placer estar aquí, Laura, el lugar es precioso- Después de intercambiar un par de cortesías, se acercó a la barra del Tiki-Bar. Llevaba puesta un camisa hawaiana con un alegre estampado, unos pantalones cortos y unos zapatos sin calcetines. Se le veía cómodo en este ambiente tropical y festivo, como si fuera el dueño del lugar y fuera él quien estaba dando la bienvenida a sus invitados. Con una educada sonrisa, se dirigió a uno de los camareros. -Un whisky con hielo, por favor- Esperó a que le sirvieran su bebida acodado elegantemente en la barra del bar, mientras observaba al resto de participantes con interés. La mayoría eran chicos y chicas más jóvenes que él, y se preguntó qué tal se las arreglarían en las pruebas que les pusieran en la isla. 

El camarero le trajo su whiskey en un vaso ancho y bajo, con el número perfecto de hielos. Agradeció la rapidez con un asentimiento y una sonrisa. Un cámara se había acercado a él y le estaba grabando. Thomas miró al objetivo y levantó la copa, en un simpático gesto de brindis, antes de pegar un sorbo. Era bastante bueno.

Presenció perpleja la llegada de la exuberante mujer que se presentó como Tara, y que les tendió una mano grasienta después de haber manchado el apunte del muchacho, y de haberse "limpiado" en sus propios shorts, en fin, un verdadero terremoto.

-Ah, sí, hola. Yo soy Liza. 

También otro chico se presentó, e hizo un comentario algo cáustico dirigido al artista. Bueno, no había lugar a lo que pedía, y así se lo dijo el dibujante, Paul. Éste también se presentó y estrechó manos, aunque el encontronazo con los abultados pechos de Tara arrancó una sonrisa a Liza, que disimuló enseguida. Carraspeó cogiendo un pequeño canapé del plato que la oronda mujer sostenía en precario equilibrio.

-Gracias... supongo. No soy de comer mucho, pero esto tiene muy buena pinta. 

En realidad seguía pendiente del carboncillo que aún esgrimía Paul.

-¿No sigues? No he llegado a ver casi nada del dibujo.

El viaje en barco había purificado sus pulmones y la había permitido conectar con su yo primordial, porque todos veníamos del mar, de cuando el océano primordial y la sopa de noodles de la creación, o algo de eso, siempre mezclaba las cosas de científicos, Copérnico, Galileo, todos viejos, calvos y muertos.

Se quitó los zapatos de tacón antes de saltar al muelle porque necesitaba sentir la energía del lugar, conectar sus chakras a Gea, la madre tierra, que tanto le decía de aquel sitio. Era un sitio orientado según el Feng Shui, armonioso, con una riqueza energética difícil de medir por alguien, como decirlo, menos dotado que ella. En cambio, la presentadora era una arpía, se le notaba, tenía un aura rosa chicle gaseosa rodeada de algo más negro que el futuro de toda aquella gente que esperaba ganar un premio que le pertenecía. No es que ella se creyera más que nadie, pero es que se había hecho un solitario al tarot y las cartas no mentían: El enamorado, la rueda de la fortuna, la emperatriz al revés y la templanza. Amor y fortuna le esperaba, pero iba a haber una mujer que se le pusiera en contra, pero que con templanza lo superaría. Definitivamente no le gustó Laura, su aura era como si hubieran echado un kilo de ambientador barato en un estercolero de basura. Le sonrió por compromiso y dijo

- Oh, cuantas prohibiciones. Menos mal que no me han prohibido el uso de la ouija para poder comunicarme, no puedo pasarme más de dos o tres días sin hablar con mi madre.

Había un grupo de gente alrededor de un dibujo. Todas tenían auras difíciles de leer, todas menos la chica de las gafas que parecía sacada de una comedia romántica, de esas en que la guapa es muy tímida pero al final acaba llevándose al guapo. Sonrió y al pasar le dijo

- Tienes un aura preciosa, azul como el mar con unas gotas doradas....soy Diana, y las vibraciones me dicen que vamos a ser muy buenas amigas, pero primero, hay que ver si el camarero forma parte del equipo de producción y también está prohibido.

Sonrió y se dirigió al bar a pedir algo mientras sacaba una baraja de cartas del tarot. Con picardía le dijo

- Hola guapo, tú también eres de producción? Vaya, es una lástima. Pues, ya que podemos beber lo que queramos. Creo que mi horóscopo decía que un chico guapo me iba a poner un Sex on The Beach, y si había suerte, no sería lo único que pasaría esta noche. Por cierto, alguien quiere que le eche las cartas? Es una manera muy guay de conocer nueva gente.

Posó su delicada mano sobre la del capitán para salir del yate. La pasarela no hacía presagiar nada bueno con sus tacones de aguja, pero una vez pasado ese pequeño imprevisto. Levantó la vista al frente, inclinó ligeramente la barbilla al cielo y comenzó a caminar sobre el muelle con la esperanza de no meter el talón de los stilettos entre los huecos de las maderas.

Hubiera preferido que al final del muelle la hubiera esperado una barra de pole dance pero… bugh, arena. Esta isla está llena de trampas. Levantó la mirada mientras flexionaba su pierna izquierda hacia atrás para sacarse el tacón, arqueando elegantemente la espalda. Cuanto chico joven, ups. Kiki no se sentía especialmente joven pero sí especialmente bella. Estamos todos un poquito locos, uy.

Saltó a la arena y dejó el zapatito derecho clavado allí mismo rescatando su pie con un giro de tobillo. De aquí en delante de poco me va servir jiji Y caminó descalza hasta la barra. Vestía un ligero vestido blanco que no transparentaba nada pero lo insinuaba todo.  –¿Te gusta, Laura? ¿Sí?– dijo guiñando a la presentadora con un sonrisa coqueta que dibujaba la lengua entre los dientes. Por favor, primero algo de beber y luego algo con lo que entretenerme. Sisisi. Echó una mirada al personal y se colocó a un escaso metro del hombretón del bigote –Buf, qué calor… póngame un margarita –dijo apoyándose sobre la barra, mientras mascaba chicle. Nene, ¿Dónde estabas tú que no te vi en el yate?

En cuanto le pusieron la copa la tomó con delicadeza y se giró acodándose sobre la barra y girando el cuello un par de veces como si el trayecto hasta llegar aquí hubiera sido un suplicio y sus cervicales hubieran quedado resentidas –Auw ¡Qué animado parece esto! ¿Ya estamos todos? –preguntó mientras se mojaba ligeramente los labios disfrutando de la acidez apropiada del limón. Good…

Y ahí iba Redman, saliendo del Yate con la expresión más equis preguntándose por que está isla no tenía cordilleras o bosques frondosos que apreciar. Bueno algo es mejor que nada. Escucho todo la línea que decía Laura, y aún así se sentía completamente normal. ¿De verdad seré heterosexual?. Era lo que se puso a pensar mientras observaba a una que otra chica por ahí.

El pues como no tenía sus videojuegos estilo anime para distraerse, cayo en un estado de depresión post-dependencia de la tecnología. Si no fuera por su sentido común  hubiera gritado de rodillas al cielo, exclamando: ¡¡¡¡Porque!!!!. Pero eso era lo que el quería hacer, y viendo como los otros actuaban como si siempre fueran, pues como ellos, decidió relajarse mirando las estrellas que como leds navideños iluminaban el cielo.

Me alegra que la estén pasando bien, ese chico que está dibujando debe sentirse afortunado. Las palabras de William no denotaban envidia o admiración, solo era alegría por lo bien que le iba a los demás. Y así tomando una Piña Colada, se recostó a realizar la visión de estrellas. Creo que esta nueva realidad, también es agradable.

En el camino a la isla Erick se dedicó a observa el paisaje era algo que lo relajaba, al bajar del yate el rubio observó el hermoso lugar realmente parecía un paraíso, después de las palabras de Laura el de ojos azules le sonrió y dijo Gracias por la bienvenida

Después de esas palabras observó a los demás y optó por ir a la barra donde pidió amablemente una piña colada, luego escuchó a William así que comento Los artistas siempre llaman la atención, creo que las damas los consideran almas sensibles

Miré a la chica de las gafas, Liza. -Eh...sí, voy a empezar de nuevo. Algo rápido. Me gusta llevar una especie de diario de arte. De dibujos. No exactamente un diario, pero algo así. 

Me fijé en sus dulces facciones, parecía que nunca hubiese roto un plato.

-Mira, ponte aquí delante y te hago un retrato rápido, con las palmeras de fondo. Si quieres. -Mis ojos pasaron a Tara- Tú también, te colocas al lado. Un poco de paciencia, eso sí.

No sabía si las chicas querían moverse entre los participantes y conocer gente o les daba igual posar durante una media hora más o menos.

Tienes razón. William respondió con tranquilidad. Un momento, ¿no estaba solo?. Aunque lo pensó por unos segundos no le terminó dando más importancia, y se concentró en una luz que se movía en el cielo. Algunos tontos para hacerse los listos dirían que es un Ovni, pero todos sabemos que es un satélite. Decía haciendo referencia a la luz que parecía una estrella que se desplazaba lento por el cielo. 

Mientras observaba como la luna iba ubicándose en su legitimo puesto en el cielo estrellado, William se acomodo y suspiro como dos veces. Vaya que desearía jugar Tekken 7, en este mismo instante. Decidió que sería buena idea, encontrar un sitio, para jugar algún juego de los que le gustan. Tal vez, no tengo suerte en el amor porque a las chicas no les gustan los videojuegos. Ese pensamiento creo un aura de depresión dentro del programador. A veces pienso que si estoy destinado a quedarme solo. Eso último dicho en un tono bajo.

La chica se puso como un tomate, en dos fases.

La primera cuando la joven rubia que parecía que flotara le dijo que tenía un aura muy bonita. Balbuceó algo en respuesta, pero para cuando Liza ya había conseguido articular alguna palabra de agradecimiento, Diana ya había seguido adelante y estaba cerca de la barra del bar con un tarot en la mano.

Y la segunda cuando el artista le propuso hacerle un retrato. ¡A ella! Bueno, enseguida quitó peso, o algo, a la cosa cuando añadió que con Tara al lado.

-Ah, sí... vale. Encantada. No... salgo muy bien, sabes? Pero me quedaré quieta.

Comprendió enseguida que eso suponía un rato de inmovilización, pero no le importó. No era muy de pasearse entre la gente y hablar con unos y otros, más bien al contrario.

-¿Eres ilustrador, o algo así? - Sin girarse demasiado llevó la mirada lateralmente, para enfocar a Tara. Bizqueando un poquito.- ¿Y tú, a qué te dedicas?

Boring, boring, boring. Kiki se quedó mirando al chico pelirrojo que estaba a su otro lado en la barra. Uy, se te ve nerviosito, igual ...humm. Caminó un par de pasos hacia él y le puso la manita en el hombro y se acercó lo suficiente para susurrarle al oído -No te veo mucha intención de que te lo estés pasando... de muerte -dejó la copa en la barra junto a la de él -Ahora vengo...- y caminó unos pasos más hasta plantarse delante de la bonita chica de ojos claros y el tarot en la mano.

-¡Hola bonita! Yo preferiría Sex on the Beach pero mientras tanto me encantaría que me echaras las cartas... Y luego a ver si se las echas a los chicos y les das pistitas de lo que tienen que hacer que esto está un poco boring...-y le guiñó un ojo mientras aplaudía con cara de ilusión...

Donald salio de la cabina con una tanga para poder entrar a relajarse al jacuzzi, sin embargo al salir noto que algunos participantes se habían reunido en grupos, no puede ser, solo me tomo un momento para cambiarme y ya se están haciendo grupos, eso podría costarme el triunfo, sus pensamientos fueron interrumpidos por un camarero que le entregaba un coco con una pequeña sombrilla, un clásico, respondió el joven con sangre irlandesa, con permiso, con su bebida en mano cambio su rumbo hacia un nuevo objetivo, ¿tarot? entonces les agradan esas cosas esotéricas, bien después realiza una lectura para mi ¿de acuerdo? le pregunto a la rubia de cabello ondulado con una sonrisa discreta en su cara, quizá podríamos buscar un sitio mas privado para ello, guiñando un ojo a la exuberante chica que llego antes que el, por cierto, Donald Walsh, es un placer.