Partida Rol por web

[HLdCn] Asesinato en el Orient Express

Trayecto Estambul - Belgrado

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22/10/2014, 20:12
Lorens Stiltoon III

Al parecer el espejo le entretuvo demasiado tiempo y cuando llego al vagón restaurante los mejores asientos y las mejores vistas, antes del gran viaje, estaban ocupados.
"La perfección necesita tiempo"

Se consolaba a si mismo mientras se hacia un hueco en el bullicioso lugar, saludando cortésmente con un suave ademan de cabeza para los hombres y una sutil sonrisa de dentadura perfecta para las mujeres; en especial para aquellas jóvenes que como él, tienen una larga vida y todas las puertas abiertas.
"La experiencia lo es todo y yo soy un buen profesor"

Repetía para sí con cada mujer de esbelta figura, ancha cadera y cara de porcelana con la que se cruzaba.
Finalmente llego a su objetivo inicial, el lugar donde poder pedir un buen brandy.

-Caballero por favor, una copa de Jean Fillioux, hoy me siento con suerte.-Pidió con suave voz a quien parecía el metre. Al parecer el Sr.Stiltoon era de gustos caros.

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22/10/2014, 20:34
Ada Birdwhistle

Ada escuchó atentamente la explicación de Abbey sobre el lugar al que se dirigían. Sus ojos se abrieron enormes y su ceño se frunció levemente, como si lo que la mujer decía no terminase de encajar con la idea que ella tenía de Londres. Y parecía a punto de hablar de nuevo para seguir haciendo preguntas cuando el grito de la institutriz la sobresaltó, haciendo que diese un respingo en el asiento.

Al ver la servilleta delante de ella la tomó y se limpió los labios en silencio, mientras observaba el intercambio entre las dos mujeres y al verse arrastrada por la institutriz hacia la zona del restaurante no pudo evitar llevar la vista atrás, haciendo una pequeña mueca hacia Abbey, como pidiéndole disculpas de forma muda por la institutriz que le había tocado tener.

Ya sentada en su mesa miró la comida que traía el camarero con un pequeño gesto de fastidio. Después del chocolate no le apetecían nada las ostras, que siempre le habían parecido demasiado gelatinosas y de una textura detestable, y no tenía nada de hambre. Sin embargo, no iba a tentar la suerte de nuevo, así que con una clara resignación empezó a obligarse a sí misma a comer intentando no poner cara de asco para no disgustar más a la institutriz. No quería que la castigase dentro del compartimento el resto del viaje o algo del estilo. Después de pasar los peores meses de su vida por fin estaba haciendo algo emocionante que la sacaba de la tristeza en que había estado envuelta y no se le ocurría una tortura peor que pasar su primer viaje largo encerrada en un lugar tan pequeño.

Al escuchar las palabras de la mujer, los ojos de la pequeña se movieron inconscientemente, buscando a Abbey y cuando la encontró tan sólo dijo una frase que resumía a grandes rasgos su opinión sobre la joven. - Pues a mí me ha parecido muy guapa y amable. - Y tras un par de segundos, añadió algo más, todavía mirando hacia allí. - Pero su marido es un poco viejo, ¿no cree, Fraulein? - Preguntó entonces, antes de volver la vista hacia su mesa de nuevo para seguir comiendo. 

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22/10/2014, 20:42
Edward Carmichael

-*Carmichael, Edward Carmichael- dijo cuando su interlocutor- y sí, había reparado en su edad, pero, como usted dice, las mujeres jóvenes hacen parecer a los demás más jóvenes. Yo, como viudo que soy, ya hablo como alguien de mayor edad a la mía. Supongo que uno es tan joven o tan viejo como su ánimo y su entorno.

Cuando le pidió algo de tabaco, se tocó los bolsillos.

-Yo soy más de fumar cigarrillos, pero me temo que los pocos que tenía se los di a mi compañero de compartimento. Me encantaría compartir un cigarrillo con usted, pero como ya ve, estoy seco. Lo siento.*

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Se puso a cenar, solo, como ya estaba acostumbrado hacer desde que partió de su amado país a Europa. En Turquía había conocido gente interesante con la que hacer negocios y esperaba hacer lo mismo en Londres. Mientras tanto, tocaba relajarse y dejarse llevar por el lujo del lugar, que se extendía a la comida.

No tardó demasiado en dar cuenta de su plato y se puso a leer un periódico que había comprado antes de subirse al tren. Frunció el ceño al leer las noticias internacionales. Al parecer el italiano Mussolini acusaba a los Alemanes de una campaña en su contra creando tensiones entre las dos naciones. Esperaba que cosas como esas no fueran a más cuando pasaran por Munich y parte de Alemania.

Notas de juego

*Retrospectiva de la conversación antes de irse a cenar para no dejar la conversación a medias.

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22/10/2014, 22:00
Ivan Mc Gregor

La siesta habia ocupado casi todo su dia, hasta se le habia pasado la hora de comer. Se desperto realmente ambriento y por la creciente oscuridad de la noche supuso que seria la hora de cenar.

Cuando llegó al gran salon la cena estaba ya sirviendose y tubo que buscar un sitio que quedara libre. Al fin encontro uno en una mesa algo alejada. Antes de sentarse saludo a los presentes.

-Que aproveche. -Dijo timidamente. -Mi nombre es Ivan. -Se sentó a la espera de que el camarero se acercara.

Notas de juego

 

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22/10/2014, 22:22
Andrew Lowell

Después del café y de asegurarse que su criada había acomodado las cosas en su compartimento tal y como él quería, el señor Lowell se dirige al vagón restaurante para degustar lo que por su imaginación se pasaba como una suculenta y refinada cena al entrar y tal y como es de personas bien educadas y civilizadas saluda a los presentes:

-Buenas noches damas y caballeros- Dice con la misma solemnidad y cortesía de aquellos que han nacido engullidos en el mar de reglas, normas sociales y modales de la alta sociedad, acto seguido se dirige a ocupar una de las mesas.

Notas de juego

Edición del director: Este comentario estaba, por error seguramente, como Sólo al Director. Edito para corregir esto.

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22/10/2014, 23:48
Director

Los comensales paladeaban los manjares, los camareros atendían las más extravagantes peticiones, la noche cerrada hacía ya imposible distinguir un paisaje, además que la nieve no dejaba de caer afuera y hacía imposible ver nada del exterior. Afortunadamente, el interior del tren era acogedor y cálido. La música del piano amenizaba el paso del tiempo y calmaba los más airados sentimientos.

Algunos ya habían acabado su cena, otros tan sólo la habían empezado. Algunos en solitario, otros en compañía. Los tés, cafés y licores estomacales tintineaban ya en las mesas.

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22/10/2014, 23:53
Ferdinand Friedman Götze

- No señora, no se ha enterado usted bien. -le contesto a mi admiradora germana con mi habitual amabilidad.- Mi última ópera -y digo última, porque me parece que ya no me van a quedar ni años, ni fuerzas, ni ganas para escribir otra más- ya se estrenó en Viena. Ahora la van a escenificar por primera vez en las islas sajonas y me veo en la obligación de acudir, por aquello de cumplir con los compromisos.

Entonces el empleado de la compañía ferroviaria da el toque para ir a cenar y los pasajeros se trasladan en masa a la otra punta del vagón, donde ya están dispuestas las mesas para cenar. En un visto y no visto ya están casi todas ocupadas, así que ni la diosa fortuna me libra de cenar con estas dos cacatuas.

- Pues por mí, -le respondo a la sierva de Dios- podemos ir a cenar cuando ustedes gusten, faltaría más. -Y, mientras se deciden, me autopublicito con la monja, ya que tiene como destino Londres- Así que, hermana, ¿va usted a Londres, eh? Pues yo le recomiendo que no deje de ir a ver Die Sprache der Schmetterlinge, en el ‘Covent Garden’, una de mis mejores composiciones, aunque me esté mal decirlo. -le comento con una sonrisa cargada de falsa modestia.

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23/10/2014, 00:25
Director

INICIO DEL PRIMER TURNO NOCTURNO

Comienza el primer turno nocturno. Los comensales aun tienen tiempo de finalizar sus cenas e ir retirándose tranquilamente a sus respectivos compartimentos. Si algún pasajero aun no ha acudido a cenar, podrá encontrar algo rápido, si se da prisa.

Notas de juego

Conforme se vayan retirando, sería buen momento para que aquellos que tengan escena de poder dejen allí sus comentarios sobre lo que desean hacer esta noche, o si no desean hacer nada, también que lo digan.

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23/10/2014, 00:31
Richard Lancaster III

Richard se había asegurado de esperar el tiempo suficiente como para que el vagón restaurante estuviera algo más liberado de gente, y luego degustó la cena en compañía de las nieves que empezaron a caer sobre el tren. En la intimidad de su propio silencio, se dejó acompañar por sus recuerdos y pensamientos, y se permitió algún que otro momento de nostalgia. Por supuesto, siempre que alguien estuviera cerca, borraba de su rostro cualquier rastro de pesar para sustituirlo por su característico aire de suficiencia.

Cuando acabó, se permitió un cigarrillo antes de dirigirse a la sus aposentos que se encontraban, como no podía ser de otra forma, en primera clase.

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23/10/2014, 01:00
Eleanor Bow

Se hallaba en su compartimento, totalmente absorta afinando su violonchelo, cuando el bello sonido de unas lejanas notas de piano captaron su atención. Permaneció inmóvil unos segundos disfrutando de la melodía y entonces se dió cuenta de lo distraída que había estado.

Guardó el instrumento en su estuche con suma delicadeza y apartó la cortinilla de la ventana. Había oscurecido por completo y estaba nevando. La noche había llegado avalanzándose, sin que ella se hubiese percatado. Sin prisa pero sin demora, sale sin saber si podría cenar en la zona restaurante o debería pedir que le llevasen algo a su compartimento.

Sonríe para sí al atravesar el pasillo recordando cómo horas antes había sufrido con cada paso que aquel muchacho había dado transportando el estuche entre sus brazos.

Al llegar, observa que apenas había nadie. Se dirige a una apartada mesa y toma asiento junto a la ventana en el sentido de la marcha del tren. Sabiendo lo poco agradable que pueda resultar su tardía llegada para el personal, cuando llega el maître no le complica la vida:

-Buenas noches, si es tan amable, tráigame el menú principal, por favor. Pero sin las ostras.

Mientras espera la llegada de su cena, suspira con la mirada perdida en los múltiples detalles que encierra aquella estancia.

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23/10/2014, 09:15
Sor Lorenza

La velada había sido muy de mi agrado. De primero pude disfrutar de una crema de calabaza, algo sencillo pero que me recuerda a mi país. Fácil pero muy rica, sin muchas pretensiones. De segundo pedí salmón noruego el cual iba acompañado por diversas verduras de origen más exótico, todo muy rico. Pero lo mejor siempre es el postre, como buena dulzona que soy. Me pedí un postre típico de Turquía que me quedé con ganas de probar, varias pastitas de cezerye, que están hechas con dátil, nueces y pistachos y espolvoreada luego con coco.

A parte de la buena comida, mi compañía había sido inmejorable, las tres personas más adultas del tren debatiendo sobre música y arte. Decidimos notocar temas más conflictivos como política o religión, al menos por ahora que nos estamos conociendo, y sin decir palabra nos pusimos de acuerdo.

-He pasado una velada increible pero debo retirarme a hacer mis oraciones y dormir- les digo a mis acompañantes antes de irme a mi compartimento. -Si ustedes gustan mañana nos encontramos en el desayuno y me sigue contando sobre su obra "Die Sprache der Schmetterlinge" la cual iré a ver sin ningún tipo de duda. Que descansen.

Dicho esto salgo del vagón restaurante despidiendome de todos los presentes con la cabeza y varias sonrisas, incluso de esa chiquilla que quiso hacerme una broma sin gracia. Rezaré hoy por ella para que el señor se apiade de su alma.

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23/10/2014, 09:38
Fraulein Rottenmeier

Con gestos reprobatorios ante los comentarios subversivos de la niña, mantuvo a su pupila cenando sin mediar palabra con ella, hasta finalizar los postres. La cena había sido lenta, pues la pequeña Ada comió con desgana y y lentitud, por tanto se había hecho tarde para el estricto horario que acostumbraba a pautar el día.

- Es muy tarde, debemos retirarnos. - Dijo por fin a la niña, que, por lo menos, había podido disfrutar del postre. - Una señorita no debe permanecer levantada hasta tan tarde.

Dicho esto, retiró la silla hacia atrás y se levanto de la mesa, esperando que la chiquilla la imitara para luego dirigirse a su compartimento.

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23/10/2014, 10:46
Phineas Poirot Lansbury

Tenía muy claro que su esposa no tomaría de ninguna forma posible las otras, ni niguna clase de marisco o pescado. Así que Phineas no tardó a dar una señal para pedir que les tomasen nota cuando ambos habían elegido platos más acorde con sus gustos.

Luego, cenaron sin montar ninguna otra escena, y sin más interrupciones, mantenían una charla animada pero discreta, al tono adecuado para la ocasión.

Repentinamente, como quién traza una convicción largamente meditada en su cabeza, el detective arrugó sus cejas. -Este Cumulunimbus que se está situando encima nuestro, me da muy mala espina, Bey.-  Proclamó desviando con nerviosismo, por enésima vez, su mirada a la ventana mientras sorbía un trago, medido y degustado, de su segunda copa de vino, que Abbey tan solo le recriminó con la mirada. De momento.

-Nos espera una fuerte tormenta. Espero que no sea un problema para el viaje.- Y como si hubiese el tiempo esperado sus palabras para fastidiarle, empezaron a caer los primeros copos de nieve que fueron a estrellarse contra las ventanas. Dedicó una sonrisa irónica al destino, y se preguntó si indagar sobre los posibles riesgos a los responsables o seguir dejando que se ocupasen ellos de su trabajo sin entrometerse.

Notas de juego

*Retrospectiva de la conversación antes de irse a cenar para no dejar la conversación a medias.

Detalle que le agradezco enormemente. ¡Gracias!

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23/10/2014, 11:45
Ada Birdwhistle

Ada terminó su cena sintiéndose a rebosar, pero sin embargo al ver aparecer el pudding de chocolate le pareció que su estómago todavía tenía un hueco más, reservado especialmente para el postre que comió despacio, alargándolo todo lo posible. A pesar de todo había sido un día maravilloso y la pequeña no deseaba que terminase. En ocasiones sus ojos recorrían el vagón, contemplando con curiosidad cómo los viajeros se iban retirando y en otros momentos se quedaba mirando por la ventana, intentando escrutar en la oscuridad. Vio a una mujer aparecer mientras todos se marchaban y sus ojos la siguieron durante algunos segundos.

Cuando finalmente se metió la última cucharada de pudding en la boca y la institutriz habló, Ada asintió con la cabeza y se terminó el vaso de agua de dos largos tragos. Después se levanto y se dispuso a caminar detrás de la institutriz hacia el compartimento, con las manos cruzadas delante de sí en un gesto formal. Sus ojillos sin embargo, seguían contemplando todo lo que la rodeaba, como si quisieran aprovechar hasta el último segundo para embeberse de cada detalle de lo que la pequeña consideraba una aventura.

Y al pasar cerca de la mesa de Abbey no pudo evitar escuchar a su marido. - ¿Ha oído lo que dice ese señor, Fraulein? ¿Cree que habrá una enorme tormenta? - Preguntó impresionada con su voz dulce mientras ambas salían del vagón y dejaba que la institutriz cerrase la puerta tras de sí.

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23/10/2014, 12:50
Fraulein Rottenmeier

- La haya o no, nada podemos hacer por ello. Este tren es el mejor de Europa, dudo que cuatro copos de nieve lo detengan. - Respondió a su pupila. - Ahora es hora de dormir, que debéis estar agotada.

Y con estas palabras, acabó de apremiar a la niña, pasaron al lado del pianista, que tocaba notas suaves y relajadas que acunaban a los viajeros. Seguramente no tardaría más de unos pocos minutos en dejar de tocar para facilitar el descanso del pasaje. Se adentraron en el pasillo en dirección a su compartimento.

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23/10/2014, 12:55
François du Vermont

El propio maître acaba por servir la cena de la viajera rezagada, los camareros se afanan en recoger las mesas que van quedando desocupadas. Trae el rodaballo, una ensalada y la bebida que ha solicitado la joven al camarero que tomó su pedido.

- Me he pegmitido tgaegle una ensalada en sustitusión de las ostgas. Espego que esté a su gusto. A estas hogas la calidad se guesiente sensiblemente, guego me disculpe y si hay algo que no sea de su agado no dude en desígmelo.

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23/10/2014, 14:04
Lorens Stiltoon III

Lorens termino la copa tarde y es que mirar por la ventana de aquel vagón era tan relajante y estaba tan entusiasmado con poder estar en el Orient Express que apenas se daba cuenta de la hora, solo cuando los camareros y el resto de pasaje empezó a moverse de para salir, es cuando se dio cuenta que dormir con el estomago vació no seria de agrado para sus necesarias horas de reparador sueño.

Camino hacia la zona de las mesas, dejando atrás la copa vacía y al parecer tuvo suerte de encontrarse con el maître de camino, sirviendo a una hermosa señorita.

-Caballero, por favor, se me hizo tarde pero me gustaría cenar lo que le sirvió a aquella dama.-Miro directamente a su mesa.-Parece realmente apetitoso.-Para volver a mirar al señor del sombrero de copa y esperar su aprobación.
"Muy ingenioso, realmente ingenioso Lorens"

Se autoalaba ante su propia picaresca, mientras toma asiento en la mesa contigua a la señorita* esperando paciente esa ansiada cena.

Notas de juego

* Eleanor Bow

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23/10/2014, 15:21
Abbey Lansbury de Kent

Con las palabras de aquella institutriz resonándome en la cabeza como un eco, anadeé entre las mesas junto a Phineas, con una sonrisa en los labios, como una niña pequeña. Me había encantado sacar de quicio a aquella señora tan perfecta. Era volver a la adolescencia.

Me senté frente a Phineas, y lo miré cuando me susurró aquello. Reí entre dientes, y asentí con la cabeza, entendiendo el porqué de sus palabras.

—Siempre podemos decir que no, claro— dije, encogiéndome de hombros, mientras cogía el menú—. Que me encuentro mal, por ejemplo. O que estás enfermo. No sé, lo que quieras— añadí, mirándolo con diversión—. Eso sí, nos divertiríamos muchísimos si fuéramos— indiqué, dándome con la boquilla en la nariz, como si fuera un secreto—. Seguro que sacas un montón de cositas acerca de tal personaje— le guiñé un ojo, divertida, y abrí la carta.

 Cuando la abría, mi cuerpo sintió un cosquilleo. Un leve escalofrío que me recorrió entera. Miré a mi alrededor, y contemplé la pequeña cara de la muchacha, sonriente. Le guiñé un ojo con complicidad, y le deseé ánimos moviendo sólo los labios, con una escueta palabra: “Fuerza”.

Seguí contemplando la carta, obviando el asqueroso menú que nos había relatado aquel caballero. Ni por todo el oro del mundo pensaba meter en mi boca marisco.

—Pasta. Del tipo que sea. Pero que no tenga nada de marisco ni pescado. Eso para el mar. A mí tráigame comida de verdad, haga el favor— pedí, dando el menú al camarero.

Miré a Phineas con cara de hastío ante lo platos que el personal del tren encontraban exquisitos. Me limité a negar con la cabeza, y a suspirar.

Cuando Phineas dijo aquello, me acerqué hacia la ventana y contemplé el cielo oscuro. Alcé las cejas, sin poder comprender qué era lo que había visto Phineas como para ser tan interesante.

Pestañeé varias veces con los ojos entornados, y dije:

—Querido, tus conocimientos en nubes deben de ser totalmente provechosos para el personal del tren. Deberías de decírselo a aquel que considera las ostras como algo suculento— miré a mi alrededor, y comencé a impacientarme porque no traían los platos—. Que conste que lo digo en serio. Sólo faltaría que tuviéramos problemas por el tiempo— bufé, poniendo los ojos en blanco.

Despedí a la pequeña con un gesto de la mano discreto, y miré la espalda de su institutriz por encima de mi hombro, haciendo una mueca con la cara, burlona.

Escuché al pianista, y me concentré en buscar algún fallo en su melodía para criticarlo después. Esperaba que se equivocara al pulsar alguna de las teclas de marfil para comentárselo a Phineas y distraerme un rato.

—Qué hambre— murmuré, abstraída. 

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23/10/2014, 15:25
Elga von Hollard

-ah, ahora lo entiendo, que tonta soy- responde Elga jocosamente a la explicación de Herr Götze -Die Sprache der Schmetterlinge claro, debí leer mejor la noticia. Me temo que no pude ir a su estreno en Viena, la enfermedad de Herr von Hollard ya estaba muy avanzada. Y tampoco podré ir a su estreno en Londres, que decepción. Pero espero con ansia poder ver su obra, seguro que no tardaré en tener una oportunidad-

El resto de la velada transcurre de forma animada. Elga pide el menu dando buena cuenta de el y no perdiendo la oportunidad de comentar la calidad de la cocina del tren, entre otras muchas cosas.

Cuando finaliza la cena se despide de la hermana Lorenza y pide al maitre una copita de licor antes de retirarse

-esto me ayuda a dormir, todo el mundo tiene algún mal vicio- comenta a Herr Götze cuando se lo sirven, y tras la copa ya se despide

-ha sido una velada muy agradable Herr Götze, y también agotadora me temo. Buenas noches-

 

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23/10/2014, 17:11
Director

Cada vez quedan menos pasajeros en el restaurante. Algunas luces del fondo se van apagando, y es indicación suficiente para indicar que la velada toca a su fin.

El pianista se levanta, limpia y tapa el teclado de marfil, con el cuidado de un amante. Recoge la banqueta bajo el mismo piano y se despide de los viajeros con una media reverencia.

Por la ventana, la ventisca arrecia. Parece que el tren va algo más lento que de costumbre. Toda precaución es poca con este tiempo.