- Noble acto el del elfo, le honra a él y a toda su raza. Esperemos que ello dé fin al larguísimo devenir de este insólito cónclave.
Es hora ya de hacer las maletas... Valinor me espera para el resto de la eternidad...
¡El dragón se ha marchitado,
le han destrozado los huesos,
y le han roto la armadura,
y el brillo le han humillado!
Aunque la espada se oxide,
y la corona perezca,
con una fuerza inflexible
y bienes atesorados,
aún crecen aquí las hierbas,
y aún, el follaje se mece,
el agua blanca se mueve,
y cantan las voces élficas.
¡Venid! ¡Tra-la-la-lalle!
¡Venid de vuelta al valle!
Las estrellas brillan más
que las gemas incontables,
y la luna es aún más clara,
que los tesoros de plata,
el fuego es más reluciente
en el hogar a la noche,
que el oro hundido en las minas.
¿Por qué ir de un lado a otro?
¡Oh! ¡Tra-la-la-lalle!
¡Venid de vuelta al valle!
¿Adonde marcháis ahora
regresando ya tan tarde?
¡Las aguas del río fluyen,
y arden todas las estrellas!
¿Adonde marcháis cargados,
tan tristes y temerosos?
Los elfos y sus doncellas
saludan a los cansados
con un tra-la-la-lalle,
venid de vuelta al valle.
¡Tra-la-la.-lalle!
¡Fa-la-la-lalle!
¡Fa-la!
¡Bajo la Montaña tenebrosa y alta
el Rey ha regresado al palacio!
El enemigo ha muerto, el Gusano Terrible,
y así una vez y otra caerá el adversario.
La espada es afilada, y es larga la lanza,
veloz la flecha, y fuerte la Puerta,
osado el cor aun que mira el oro;
y ya nadie hará daño a los enanos.
Los enanos echaban hechizos poderosos,
mientras las mazas tañían como campanas,
en simas donde duermen unos seres oscuros,
en salas huecas bajo las montañas.
En collares de plata entretejían
a luz de las estrellas, en coronas colgaban
el fuego del dragón; de alambres retorcidos
arrancaban música a las arpas.
¡El trono de la Montaña otra vez liberado!
¿Atended la llamada, oh pueblo aventurero!
El rey necesita amigos y parientes.
¡Marchad de prisa en el desierto!
Hoy llamamos en montañas heladas!
¡regresad a las viejas cavernas!
Aquí a las Puertas el rey espera,
las manos colmadas de oro y gemas.
¡Bajo la Montaña tenebrosa y alta,
el rey ha regresado al palacio!
¡El Gusano Terrible ha caído y ha muerto,
y así una vez y otra caerá el adversario!
Al menos tenia la musica de Bilbo a falta de algo que fumar.
Me senté y me crucé de piernas mientras escuchaba el alegre cantar del señor Bolsón...
Resulta agradable en estos tiempos oscuros...
Saqué de mi bolsillo izquierdo un poco de hierba, lo preparé y comencé a fumar mientras que miré a Tom Bombadil.
¿Si gustas? - le dije ofreciéndoselo.
El viejo eterno se sentó cerca del rey elfo al escuchar su invitación.
-Sera un gran honor señor picudo.-Dijo sonriente y jocoso.
-¿No puede haber ningún solo muerto que no sea mala gente?
Qué narices, el mediano estaba hasta las narices, quería que todo acabara, para bien o para mal. Así que bailó al ritmo de la canción de Bilbo.
Yo tiembien quiero hierba...tengo la boca seca
Tenga, tenga, señor Bilbo. No le había oído con tanto jaleo en este mundo...