Con el monstruo muerto, contemplo la marcha del desarmado Elder en quién sabe qué dirección. Me hubiese gustado preguntarle a dónde iba, o marchar tras él, pero ahora ya es tarde, así que empiezo a contemplar el lugar buscando un lugar donde descansar cómodamente, o provisiones que se nos hayan pasado hace unas horas mirando.
-No te quedes ahí, muchacha, vas a pillar algo de ese centauro. -Le digo, como el que no quiere la cosa, mientras echo un vistazo a todo lo que hay por el suelo mientras las pocas luces de la noche me lo permitan.
Me hizo una herida el bicho raro, pero solo fue un rasguño me aparte de lo más rápido que puedo. Y le digo a Craig. – Hago todo lo que puedo, me muevo lo más rápido que puedo, pero me ha hecho una herida el jodido bicho…
Me aparte del sitio de donde estaba, cogí mi arma y la desenfunde para poder disparar al bicho o poder a sestarlo.
-Calma, muchacha, calma. Ya está muerto. ¿De dónde vienes? ¿Te has topado con algún loco por el camino? -Digo, apartándome de la trayectoria de su arma y, de paso, del cuerpo. Pero luego me lo pienso mejor, y mientras espero una respuesta, cojo un cacho de metal afilado del suelo y me pongo a hurgar en el centauro, por si tuviese alguna cosa de especial interés aparte de tripas y podredumbre dentro.
Es noche cerrada.
En cualquier momento, el sol saldrá por el horizonte.
Pero desde la puerta, podéis sentir un ruido... un ruido bastante conocido...
Unos gruñidos...
¡Albondiga ha regresado!
Cuando aparece un nuevo ruido procedente del yermo, me preparo para cualquier cosa, pero ese gruñido lo reconocería en cualquier parte habiéndolo oido antes y almacenado. Aunque ya no sea lo mismo. Pero no es razón para otra cosa, así que cuando se acerca a la puerta, le hago unos gestos para que se acerque y se relaje. Desde luego, hizo muy bien en marcharse, y en volver ahora ni te cuento.
-Venga, buen chico. Seguro que podemos encontrarte algo. Esta de aquí es Verónica. -Digo, señalándole a la muchacha, por si quiere hacer un rito canino de olerla, o algo por el estilo.
Guardo mi arma al ver el bicho que estaba muerto... ya que me lo dijo el compañero Craig, seguía al lado de el, sin nada que hacer.
Y le dije al escuchar a lo que me dijo. – No la lástima que no me topado con nadie de ninguna especie, si no hubiera tenido ningún reparo en disparar.
Era una noche oscura y muy cálida y seguíamos por el Satcom Array. Divagando por esta capital a solas, y sin ver ningún movimiento raro, está muy tranquilo todas las calles, y sería una noche muy larga. Me quede observando el cielo haber si veía alguna estrella o pasara una estrella fugaz.
DIA 5
Albondiga correteaba por el lugar mientras el sol despuntaba por el horizonte. Como siempre, el perro comenzó a dar vueltas por todo el lugar, olfateando y gruñendo, mientras escarbaba con sus zarpas. Rápidamente, encontró algunas cosas allí mismo, que podían seros de utilidad llegado el caso.
Pero el día acababa de empezar.
Albondiga encuentra: 2 aguas limpias que curan 2 PV.
Tenéis hasta el Jueves a las 00:00 para decirme "Sólo para el director y en vuestra escena" hacía dónde os queréis ir.
El sol vuelve a alzarse, y Albóndiga demuestra su utilidad y su buena habilidad rebuscando y encontrando un par de botellas de agua. Sin pensármelo demasiado, cojo una de ellas y le doy un buen trago, antes de pasarle la otra a la muchacha.
-Quizá habría de ir pensando en irnos de aquí. -Digo en voz alta, tanto para ella, como mucho más importante para convencerme y para el canido. Que confío se venga con nosotros.
NOCHE 5
La noche cae tranquila en la Torre Tempenny.
Al parecer, esta noche no habrá ningún ataque, o por lo menos, eso es lo que parece hasta ahora. Aún así, las defensas de la torre están más que activadas para repeler cualquier cosa que pueda acercarse a atacar.
La gente hace su vida, como si nada hubiera pasado y nadie le presta atención a la marca legamosa y verde del suelo, que lentamente, se va hundiendo en la tierra.
Tienes hasta el Miercoles a las 00:00 para decirme dónde quieres ir.
Raul llega a la base de las antenas en poco tiempo.
Allí, hay dos supervivientes que están descansando, junto a una de las paredes del lugar.
Todo parece estar tranquilo, sin que nadie moleste a nadie. Y el lugar está hecho un desastre.
Llego a mi próximo destino, y lo que veo nada más llegar. Es un lugar que está totalmente destrozado...y tan solo dos personas ahí.
Sigo caminando hasta llegar a ellos, sin dejar mirar a todas partes para mirar el lugar...
Hola, ¿qué ha pasado aquí?
- Al parecer hubo un combate antes de que nosotros llegáramos.
El hombre parecia cansado, y no se separaba de la mujer pelirroja que tenía a su lado.
- Mi nombre es Jericho, y ella es Cereza. ¿Quién eres tu?
Su mano se acercó al rifle lentamente, esperando la respuesta.
Me quedé mirando a la mucha sin parpadear. Era como si me hubiera quedado embobado, no escuchaba lo que me decía el hombre que la acompañaba.
Trague saliva y me puse al lado mientras me sacudía la cabeza y dije.
E...e...esto...soy Raul Tejada, de ese combate he sido informado del lugar donde vengo.
- Tranquilo, Jericho, tranquilo. No parece agresivo y la verdad es que parece bastante majo. Déjalo que se acerque y quita la mano de ese rifle. Pudo matarnos ni bien llegó y no lo hizo, vamos a darle una oportunidad. - Dije mientras le sonreía al recién llegado. - Mi nombre es Cereza, encantada de conocerte. ¿Te encuentras bien? ¿Has comido algo estos días? -
Le tendí un pincho de ardilla que nos sobraba, por si tenía hambre.
Sin dejar de mirarla, me acerco a ella y le digo.
Comí...pero algo de comida no me vendría mal...¿saben dónde puedo comer algo?
- Sólo tenemos este pincho y un poco de agua. Pero seguro que mañana encontraremos más comida por este lugar, sólo tenemos que revisarlo a fondo. Ayer, buscando entre los escombros, encontramos una caja con comida y agua, seguro que mañana con la luz del sol encontraremos más cosas.
Sonreí.
- ¿Quieres este pincho y un poco de agua?
DÍA 7
Amanece tranquilamente en la antena y allí no parece pasar nada.
Los tres aventureros están más que cómodos allí y ninguno de ellos parece querer marcharse... claro, todavía no ha llegado la noche.
Aún así, falta sólo un día para la esperada salvación... ¿podrán resistir allí dónde se encuentran?
Está claro que esta mañana ha amanecido calmada y poco calurosa, y con la luz del sol, es mucho más fácil investigar los escombros para ver si pueden encontrar algo útil.
Tenéis hasta el Miercoles a las 12:00 para decirme dónde os movéis.
- Yo me quedo aquí. Dije decidida. - Hemos pasado un par de días aquí y no ha pasado nada. Sólo queda un día para que todo esto termine, o eso es lo que dicen... esperemos que sea así.