Partida Rol por web

Los alumnos, como cada día, salen de sus salas comunes y se dirigen al comedor. Pero hoy hay algo diferente. Se oye jaleo, gritos de alegría, voces de mil niños y adolescentes. Los alumnos, profesores, y el resto de habitantes de Howgarts han despertado. O casi todos.

Por desgracia, hay que lamentar la muerte de Malcom, Kiwi y Jamie.

Aquellos que apoyaron al Señor Tenebroso, también despiertan, y se sienten libres y aliviados. Los tatuajes han desaparecido de sus brazos. La idea de acabar con sus compañeros ha desaparecido: clara señal de que estaban bajo la maldición Imperio.

Tras varios minutos de lágrimas de alegría, reencuentros, abrazos, los alumnos comienzan a salir a los jardines. Encienden sus varitas apuntando al cielo, y esto hace que desaparezca la Marca Tenebrosa que amenazaba el castillo.

No podía evitar mi alegría. Podía ver a la gente corriendo por los pasillos. Estaban todos bien. Bueno, casi todos. Lamentaba las pérdidas de Malcom, Kiwi y Jaime.

-Chicos -dije- Lo hemos conseguido.

Cuando Liam entró en el comedor no lo podía creer, iba mentalizado para otro compañero petrificado, pero en cambio eso era un auténtica fiesta. Y no era para menos, habían frustrado los planes del mismísimo señor tenebroso.

Saludó uno a uno a todos sus compañeros, deteniéndose en algunos -  Ey, Troy ¿Se puede saber dónde has ido esta noche? No has parado en casa estos días, debes tener a tu elfo agotado, ¡Dale unas vacaciones, explotador! - comentó entre risas - ¡Maren! - gritó abrazando a su amiga - te prometí que te protegería, siento que no pudiera cumplirlo... pero estaba seguro de que volverías.

- ¿Alguien sabe qué ha sucedido esta noche? - preguntó en general, no tenía ni idea, en Gryffindor habían tenido una noche en general bastante tranquila.

Luego de pasar unos días en la enfermería, compartiendo lindos momentos como algunos totalmente inciertos, finalmente estoy de pie en el Gran Salón. Ansiosa, feliz y con muchas ganas de encontrarme con mis amigos. Por esa razón, al ver que Liam era de los primeros en aparecer de los Leones, corro a sus brazos para saludarlo y al ver que su reacción era la misma que la mía, disfruto de aquello con una enorme sonrisa en mis labios. 

-¡Hey! ¡Estoy, estoy! Descuida, lo que importa aquí es que nos mantuvimos siempre unidos y feliz estoy de que la amistad en Gryffindor perduró hasta el final. Gracias Liam. - expreso en un tono animado y tranquilo. Luego de soltar al León, aparece Troy y no puedo evitar primero darle un codazo, se la debía por haber desaparecido cuando quería hablar con él. - Te odio. - afirmo entre risas, para luego darle un abrazo bien fuerte. - Nah, mentira. Gracias amigo, por estar con tu elfo loco ayudando. - termino diciendo contenta por todo lo que hizo siempre, brindando ayuda incondicional. 

Y ahora tocaba Tyler, mi querido hermano de corazón. - ¡Tyler! ¡Lo logramos! - grito incitada por la alegría que surgía de mi interior, ahora podíamos disfrutar de nuestras travesuras sin tener miedo de ser petrificados. - Recuerda que volvimos a la normalidad, espero que Troy aún conserve las cartas. - comento entre risas, le doy un abrazo y lo libero para que esté con Gala, su novia. - Gracias por guardar mi secreto. -  susurro al pasar. 

Luego estaba Marty, la otra leona. - ¡Ven amiga! -  la invito mientras le doy un abrazo, continuaba repartiendo amor a todos los Gryffindor, en verdad que los había extrañado. Tras intercambiar algunos comentarios con "trenzas", contemplo a quienes consideraba amigos de Ravenclaw aún sabiendo que fueron mortífagos. 

Primero me acerco a Adrien, bajo la mirada un tanto pensativa y luego al centrarla en sus ojos sonrío. - Te perdono y pese a todo, te considero mi amigo. - afirmo en un tono sincero, estando en la enfermería lo había descubierto pero jamás sentí bronca hacia él. Por ello, aprieto su mano y le dedico otra sonrisa, eso denotaba que las cosas seguirían como antes, al margen de lo sucedido. 

Ahora, observo a Valeria sin ningún ápice de rencor. - Gracias. -  le agradezco con absoluta sinceridad porque me defendió delante de todos al principio cuando nadie me creía y eso para mi, si que valía mucho. Ya un tanto más aliviada, voy hacia los Slytherin, donde le doy un fuerte abrazo a Lavinia. - Muchas gracias por cuidar de mis espaldas sin que lo supiera, por arriesgarte a costa de que tú fueras petrificada y yo no. Siempre estaré en deuda contigo y te considero mi amiga. - expreso con una sonrisa, beso su mejilla y me voy soltando para dedicarle una mirada a Nathan. 

- Espero que seas mi amigo. - tan sólo eso pude decir porque esas pocas palabras para mi ya tenían un valor muy grande. Y como era de esperar, dejo para el final a Ladien, a quien le dedico una mirada especial mientras camino a su lado y estrecho su mano con la mía. Luego de tanto compartido, de haber discutido muchas veces como así también arreglarnos, él era alguien muy importante para mi y quien había conquistado mi corazón. 

- Hola Ladien... Al fin podré darte las collejas que tanto te prometí. - alcanzo a decir entre risas mientras apoyaba mi cabeza en su hombro. Finalmente el miedo dejaba de existir en mi interior, dejando entrever aquella alegría tan propia de mi, que robaba muchas sonrisas y algunos dolores de cabeza. 

Hoy puedo decir que la oscuridad me trajo buenas cosas, entre ellas más amigos y alguien muy especial que deseo profundamente, no se vaya de mi lado nunca. 

Un nuevo despertar que en vez de traer cosas funestas trajo la alegría de la recuperación.

-Esto sí que no lo esperaba.. hoy, jajaja -dije, mientras saludaba contenta a todos quienes regresaron-. Toma, Maren.. Te guardé la snitch! -y se la devolví.

Con el orgullo de no haber sido petrificada, empecé a mirar qué había pasado realmente. ahora que empezaban a saberse cosas, entendía un poco todo. Qué había pasado, quiénes habían sido embrujados.. No íbamos desencaminados, no.

-Valeria, me sorprendiste -admití-. Menos mal que todo terminó bien -la abracé, sin rencor. La alegría de vernos bien superaba los malos momentos.

Lo único que ensombrecía el momento era pensar en todas las víctimas del Señor Oscuro que no pudieron regresar.

-Lamento que no estemos todos para celebrarlo.. Pero me alegra que todo haya acabado bien.

En una esquina vacía asomó una cabeza flotante, ojerosa, temerosa y tímida poco a poco se fué descubriendo, surgiendo de la capa que le ocultaba la figura de Vulliamy dejó caer la capa de invisibilidad y alzando su varita observó como la marca del sr tenebroso desaparecía. ¿Cuanto tiempo pasaría hasta que volviera?

Había pasado la noche en vela en un rincón de la sala Ravenclaw, después de pasear por salas y cuartos prohibidos, correteando y escondiéndose por las noches, hoy por fin, James dormiría tranquilo.

Suerte que esta capa jamás cayera en manos de un mortífago

La noche en Slytherin había sido tranquila. Troy estaba agotado después de tantos días yendo y viniendo de una sala común a otra. Pero estaba decidido y sus amigos petrificados confiaban en él. Iba a entrar en el Gran Comedor mientras le daba vueltas a la siguiente estrategia cuando vio todo aquel jolgorio.

Le pilló tan desprevenido que se pensaba que era todo mentira. ¡Un truco de alguien! ¡Como el del caballo! Pero Liam se acercó a él, super contento, contagiándole la felicidad y la sonrisa.

- Eh, tío. Sí. Pynn se merece un buen descanso- accedió. Entonces... ¿De verdad lo habían logrado? Fue entonces cuando Maren se acercó a él. Maren, desde su petrificación se había tomado las mayores de las molestias para devolverla a la vida. Y ahí estaba. Recibió el inesperado codazo con sorpresa, pero no tanta como cuando la chica le abrazó. ¡Se le subían los colores!- No fue nada. Me... me alegro de que estés bien.

Cuando la chica se separó y continuó saludando al resto, Troy se quedó quieto en el sitio, mirándola con cierto rubor, rascándose la nuca. Después vio a Nathan y fue hasta él. La verdad es que su amistad con Nathan se había estrechado con aquella serie de problemas. De hecho había pasado más tiempo con él y en la sala común de Slytherin que en ningún otro lado. 

- Lo logramos finalmente.- le dijo- Buen trabajo. Hicimos buen equipo.

Estaba seguro de que su buena relación y la confianza que habían tenido el uno en el otro habían servido para salvar a sus compañeros. Se sentía realmente orgulloso de ello. Solo una pequeña parte de él se sentía algo decepcionado. Y es que Maren se acercaba a Ladien, a quien le sujetó la mano. 

Bueno, siempre me quedarán mis amigos*

Con la baraja de naipes en las manos, comenzó a pensar en su siguiente travesura explosiva.

El joven Tim se alegró cuando vio la algarabía, y se sorprendió enormemente cuando le dijeron que Valeria había sido uno de los mortifagos.

"Así que ella había intentado atacarme" pensó sorprendido durante un instante hasta recordar una cosa.

- ¡Liam! ¿Me protegiste? - dijo animado mientras se acercaba a agradecérselo. - ¡Y tú me liberaste! - siguió mientras abrazaba a Marcus, nunca había sentido algo así. Estaba feliz y, al menos en ese momento, se había olvidado de su estúpida timidez.

Cuando vio a Ladien se acercó a él y le tendió una mano. - Sé que no te lo dije cuando fui petrificado, pero lamento mucho haber dudado de tí - Se disculpó.

Había dudado de más gente en esa semana oscura, pero de él en concreto le había molestado más que de nadie por que había sido por simple y llana insensatez.

"Afortunadamente todo acabó, aunque no del todo bien." meditó mientras se sentaba al lado de sus compañeros y comentaba lo sucedido. Pero la sillas de Kiwi, que permanecía vacía a su lado, Malcon y Jamie le recordaban con tristeza lo que había pasado.

Valeria se despertó de su segunda petrificación confundida y desorientada. Cuando volvió al Gran Comedor parpadeaba mucho, tratando de ordenar en su cabeza los acontecimientos que había tenido lugar durante la última semana en su cabeza. Y cuando por fin vio al resto de sus compañeros no pudo sino agachar la cabeza en culpa y vergüenza, mortificada por haber hecho todas esas cosas horrendas hacia ellos, a pesar de que hubiera sido bajo los efectos de la maldición Imperius.

_{- Chi-chicos, yo... -} trató de decir, pero se le quebró la voz y se le escaparon algunas lágrimas. Cuando se recompuso continuó _{- Yo no quería... no era yo misma... -} pasó la mirada por todos ellos, apesadumbrada.

Se animó un poco cuando Maren y Marty acudieron a ella sin rencor, pero no podía evitar sentirse mal consigo misma por estar, voluntariamente o no, en el bando malvado.

Me había despertado algo frustrado, pues en realidad todo lo que había hecho no había servido de mucho, pero cuando llegué y vi todo lo que estaba montado en el Gran Comedor, no pude evitar que una sonrisa iluminase mi cara. Eso sí, durante poco tiempo, porque ahora que las cosas volvían a ser normales no podía parecer un idiota.

Escuché lo que decían mis compañeros mientras caminaba despacio, disfrutando de la victoria, hacia mi compañero Ladien, que estaba sentado con Maren.

-¿No vas a saludarme, capullo? -Le dije con tono de colegueo, mientras apoyaba la mano en su hombro. -Me alegro de verte, tío. -Después miré a Maren. La verdad es que en un principio pensé en dedicarle algún insulto, pero... ¿no tenía ganas? Era raro, pero después de todo aquello las peleas entre casas, o incluso entre sangres, me parecían ridículas. ¿Por qué iba a defender la sangre limpia, si quienes la defendían eran capaces de cosas como la que nos habían hecho pasar. -Me alegro de verte a ti también. -Le dije finalmente. Esbozando una sonrisa. 

Al terminar de hablar con ellos, busqué a Troy. Mientras me movía por el Gran Comedor iba dando palmadas en la espalda de aquellos con los que me cruzaba, alegrándome de poder verlos. Incluso le lancé un beso a Adrien cuando pasé por su lado... Él lo entendería. Una vez estuve con el Gryffindor, no pude evitar emocionarme. -Lo conseguimos, tío. -Dije mientras le chocaba la mano. -No sé que he hecho para que confiaras tanto en mí, pero gracias.  -Esta vez mi tono sonaba serio, cercano. -Creo que yo... -me corté un poco por la vergüenza. -he ganado algo más. Un amigo. -La verdad es que no tenía demasiados amigos. Además de Ladien, mi comportamiento me había dejado algo al margen, y haber visto como Troy se preocupaba por mí y siempre tenía en cuenta mi opinión me había hecho replantearme muchas cosas.

Por último, guiado por la emoción del momento, busqué a Valeria. Tenía que hacerlo, era mi oportunidad. Por sus palabras, parecía que ella había sido una de los "malos", pero aún así me negaba a creer que pudiese haber algo malo de verdad en ella. Me acerqué poco a poco, pensando mis palabras. Tenía un gran discurso preparado, que hubiese enamorado a la más bella de las ninfas y la hubiese hecho bailar al son de mi voz. Sin embargo, cuando me planté delante de ella el nudo de mi estómago se trasladó a mi garganta. -No... no... te pre-preocupes. -Le dije tímidamente. Después me quedé mirándola como un tonto. Tenía la mente en blanco, no sabía qué decir, ni cómo hacerlo. Me quedé embobado. -Vamos maldito idiota, hazlo.- Me dije a mí mismo en un arrebato de valentía. Finalmente, pude hacer que las palabras saliesen de mi boca. -Te... te quiero.

Poco a poco desperté de la petrificación abriendo los ojos. Me costó en un primer momento acostumbrarme a la luz. Quería llorar pero de alegría, hubo un momento en el que perdí la esperanza y pensé que nunca volvería a salir de la enfermería. Me equivocaba, mis compañeros lucharon y ganaron por todos.

Entré en el comedor feliz por verlos a todos bien. Saludé primero a los Slytherin con una sonrisa a pesar de haber tenido enfrentamientos muy duros al principio. -Así que tenías una capa de invisibilidad James... Ahá, ahá. Eso explica que supieras cosas que los demás no sabíamos de donde las habías sacado.

Cuando mis ojos se posaron sobre Aslan mi cara cambió. -Siempre supe que escondías algo. No le dije nada más porque realmente pensaba que su maldad no existía, que era la de Voldemort la que los había guiado, entre ellos a Adrien a quien consideraba también un amigo.
Finalmente me dirigí a Maren a la que sonreí y devolví el beso en la mejilla. -Estoy contenta de haberte conocido mejor Maren. Ya nadie podrá decir que una serpiente no puede ser amiga de una leona. - sonreí emocionada.

-Gracias por habernos salvado chicos, a todos los miembros de las cuatro casas.

La mañana despertaba, y la piedra poco a poco se desprendía de mi piel... miré mi cuerpo y entonces sentí aquel sentimiento que me abandonaba aquella sensación de volver a ser yo.

Miré mi brazo y descubrí que aquella estúpida marca ya había desaparecido... y por fin podía dejar de mentir y demostrar como era yo. Pero como mirar ahora a la cara a los demás...

Todos se felicitaban, y yo sólo busqué una silla donde me senté subiendo las piernas y abrazando mis rodillas. La tristeza y pesar estaban en mi mente. Maren me perdonaba.... incluso Nathan hacía cierto juego con lo que sucedió... pero el que no se perdonaba era yo.

Por mi culpa habían caído tres amigos... y uno de ellos fue asesinado frente a mí, lanzado por la torre de Astromancia y no hice nada para pararlo...

Invoqué un hechizo Lummos en mi varita y llevé hasta la zona donde él cayó. Necesitaría tiempo para olvidar sus gritos mientras caía... necesitaría tiempo para perdonarme no haber dicho ninguna verdad.

Cogí el maldito pergamino que escribía día a día... y lo quemé con la llama de una vela. Mientras miraba sus cenizas pedí al cielo que uno de los profesores me ayudara a olvidar. Mientras encontraba la esperanza al ver que pese a todo Nathan declaraba su amor... Miré a Maren y me dije a mismo en silencio.- "Quizás algún día seas capáz... "

Un sentimiento que me hizo sonreir a medias, imaginando una nueva meta mientras el barullo y la fiesta de todos ocultaba mi mirada aferrada a su sonrisa, como un hechizo más....

-¿Ya esta? ¿hemos ganado? -Aun no podía creérmelo, la ultima de los malos cayo en nuestro cuarto y con eso parece que todo volvió a la normalidad, todos estaban de nuevo en el salón, bueno no todos, pero al menos estarían eternamente en nuestro recuerdo y con suerte en algún cuadro, bueno, aunque eso no se si seria suerte.

-¡GENIAL TIM! -Palmee sonoramente la espalda de mi compañero y mis tripas rugieron por primera vez en varios días, no solo había acabado toda esa pesadilla, sino que ademas mi apetito había vuelto, todo era casi perfecto.

Sin perder mas tiempo me acerque a la mesa en busca de algo de desayuno, algo mas grande de lo normal y mientras comía me vino a la cabeza algo importante.

-Lof mortifagof esof. -Señalo a los malos, uno a uno. -Efpero que no lo volvaif a afer, que no es nada divertido. -Quería regañarlos, pero no se me daba muy bien, así que preferí callar a la boca de mi estomago a modo de celebración.

"Por fin se ha acabado" pienso aliviado mientras paseo por el Gran Salón. La vida ha vuelto al castillo y todo vuelve a estar como antes, sin mortífagos ni petrificaciones ni señores tenebrosos. Me acerco a mis compañeros, esta aventura a vida o muerte ha conseguido acercarnos bastante o eso quiero pensar. Primero me dirijo a mis compañeros de casa:

-No se como, pero parece que todo se ha solucionado. Austin, esas capacidades de deducción han sido asombrosas, no se que habríamos hecho sin ti- digo mientras le doy un golpe amigable en el brazo, luego me dirijo a Valeria y Adrien.- Sin rencores, no erais conscientes de lo que hacíais.-Digo mientras les ofrezo mi mejor sonrisa, ahora es momento de unirnos más que nunca.

Luego me paseo por la sala, hay más gente con la que quiero hablar. Tim es el primero que encuentro:

-Gran trabajo con las varitas, tienes que enseñarme a hacer ese hechizo sin falta.- le digo mientras me coloco a su lado. Veo al Maren por la sala y me acerco para hablar con ella.

-Perdon por dudar tanto de tí, en una situación como esa no te fias ni de tu sombra. Pero bien está lo que bien acaba ¿Amigos?.- digo mientras le tiendo la mano.

En ese momento algo tintinea en mi bolsillo, llevo mi mano a su interior y saco una pequeña botellita, la etiqueta rezaba "Esencia de mandragora". Lo que en un primer momento cojí por pura curiosidad había resultado muy util, cada vez que había conseguido colarme en la enfermería había supuesto salvar a uno de mis compañeros. Apenas quedaba para un par de dosis más, no pasaba nada, ahora era un simple recuerdo, un recuerdo que guardaría siempre.

Una sensación extraña invadía mi cuerpo. Podía empezar a moverme. No podía creerlo... ¡habían derrotado a los mortífagos! con una sonrisa de oreja a oreja salí de la enfermería. Se oía jolgorio en el Gran Comedor, así que me dirigí hacia allí. Mis compañeros se encontraban celebrando la victoria. Era lo suyo. 

Entré también, para unirme a la fiesta. Primero me dirigí a Tim y a Willy, dándoles un abrazo de reencuentro. -Tenía mucho miedo -les confesó- creí que no iba a poder moverme nunca más. ¡Yo! ¡Sin poder moverme! Casi me da un algo -bromeó al respecto. Después se dirigió hacia Maren, algo cabizbaja. Marcus estaba disculpándose por no confiar en ella. -Bueno, pues venía a copiarte la idea. Siento haberte machacado tanto, Maren. -Por último, guiño un ojo a Kerry a través de la sala. -Creo que tu mascotita tiene que llevar bozal. O antifaz por lo menos. 

Los mortifagos habían sucumbido, pero mi sensación era de pesadumbre, me había poseído el heredero de Slytherin y era consciente de que había hecho cosas impropias de mí, ¿Porque tuve que dar con Malcom?

Enseguida me fije en Adrien, él siempre decía ser inocente, y lo creí quizás fue mi mejor amigo en la casa Ravencraff ypor eso me acerque a él y le tendí la mano: Todo ha pasado, no ha sido culpa nuestra, solo estábamos allí, nada más.

Sin lugar a dudas la más entusiasta en ese momento era Maren, lo que hice se que fue algo sucio, estaba seguro de su poder y con aquel patronus intente ponerla en tela de juicio. Pero al parecer no le daba mayor importancia. Veo que ya no estas enfadada conmigo, le dije algo serio.

Intercambie miradas con los Slytherin, no creo que un futuro cercano nos lleváramos bien, pero he de reconocer que actuaron muy bien en cada situación, siempre con serenidad.

Y entonces escuche la voz de la pelirroja, Ah.., eso....quizás a ella también le gustabas. Un color rojizo se apodero de mi cara mientras decía aquellas palabras.

Por último, guiado por la emoción del momento, busqué a Valeria. Tenía que hacerlo, era mi oportunidad. Por sus palabras, parecía que ella había sido una de los "malos", pero aún así me negaba a creer que pudiese haber algo malo de verdad en ella. Me acerqué poco a poco, pensando mis palabras. Tenía un gran discurso preparado, que hubiese enamorado a la más bella de las ninfas y la hubiese hecho bailar al son de mi voz. Sin embargo, cuando me planté delante de ella el nudo de mi estómago se trasladó a mi garganta. -No... no... te pre-preocupes. -Le dije tímidamente. Después me quedé mirándola como un tonto. Tenía la mente en blanco, no sabía qué decir, ni cómo hacerlo. Me quedé embobado. -Vamos maldito idiota, hazlo.- Me dije a mí mismo en un arrebato de valentía. Finalmente, pude hacer que las palabras saliesen de mi boca. -Te... te quiero.

Valeria abrió bastante los ojos sorprendida ante la declaración de Nathan. No se lo esperaba para nada, y menos ahora después de todo lo que había hecho. Extrañamente esto hizo que su ánimo mejorase, aunque fuera algo incómodo, sobre todo porque...

_{- Oh... gracias Nathan pero... esque a mi no me.... uhm. No me gustan los chicos. -} Le dijo un poco colorada. _{- Pero seguro que encuentras a tu chica pronto. -} Y dándole un beso en la mejilla a modo de disculpa Valeria se alejó a ver si Galadriel estaba por alguna parte, para disculparse con ella personalmente por lo ocurrido.