Partida Rol por web

La sala común de Gryffindor está localizada en la Torre de Gryffindor, la entrada está localizada en el séptimo piso y está custodiada por el retrato de la Dama Gorda, que utiliza un vestido rosa. Ella permite la entrada solamente si la clave es la correcta (cambia regularmente). Tras ella se encuentra una gran sala llena de grandes armarios, mesas, y un pizarrón donde los estudiantes encuentran noticias, anuncios, avisos de pérdida, etc. Una ventana mira hacia afuera, a los terrenos del castillo, y una gran chimenea domina la pared. Es muy reconfortante y los estudiantes de Gryffindor se reúnen para estudiar, celebrar o relajarse.

Algun Gryffindor en la sala? ^_^

Hola, Marty ¿Qué hay? - dice mientras se acomada en un sillón poniendo sus manos bajo la nuca.

Con una baraja de naipes explosivos entre las manos, Troy hizo su entrada a la sala común. Vio a Marty y Liam y les saludó con su habitual simpatía:

- ¡Hola, chicos! ¿Qué tal?

Voy bajando las escaleras dando pequeños saltos, llevaba un morral de cuero cruzado en mi pecho y el cabello alborotado como de costumbre. Tenía mis peleas personales con el peine, desde ya que no me quitaba el sueño. 

Al bajar el último escalón, observo que están mis compañeros allí. - ¡Hola! ¿Preparados para una tarde de aventuras?  No sé, explorar el Castillo y crear un mapa con los lugares visitados. Dicen que Hogwarts esconde muchos secretos. - sugiero sonriendo mientras tomo asiento al lado de Marty. 

 - ¡Hola, gente! - saludó a los recién llegados apoltronado en su asiento, se sentía muy a gusto rodeado de sus camaradas - cuidado con esas cartas Troy, que el otro día casi me quemo las cejas  - comentó entre risas, aunque ese incidente no le había quitado las ganas de jugar - Cuando quieras repetimos.

 - ¡Si! Podríamos ir a investigar, este lugar es tan inmenso, quién sabe, lo mismo hasta encontramos el famoso Pasadizo de la Bruja Tuerta - dijo en tono divertido.

Mis ojos se abren como platos al escuchar las palabras "naipes explosivos", en verdad muchas travesuras se me ocurrían para las culebrilla con aquel objeto. Sin embargo,  saludo a mi amigo primero, las maldades a segundo plano tan solo unos minutos. -  ¡Liam! Si,  también hay pasadizos secretos. Solo es cuestión de encontrarlos. - alucinaba con la idea,  me encantaba la aventura,  el misterio y romper las reglas si se podía en el proceso. 

Ahora retomando la idea de las cartas,  le dedico una mirada a Troy. - Oye,  ¿Sirven para lanzarla a la mesa de los Slytherin y que explote allí? - eran tan refinados en esa casa que no les vendría mal un poco de suciedad. 

Entrando con aire despreocupado a la sala - Hola chicos!! ¿Alguien ha dicho algo sobre gastar bromas a los creídos de Slytherin? Con una sonrisa traviesa en los labios - ¿Cuándo y dónde? Que yo siempre estoy dispuesto a ello!!

Rió al acordarse de las cejas chamuscadas de Liam. La verdad es que había sido bastante divertido. Se sentó en el suelo frente a él con las rodillas dobladas.

- ¡Fue muy divertido! Por suerte no fue nada grave.

Escuchó entonces a Maren y Malcom y los miró aún con la baraja en las manos. La verdad es que Troy no se llevaba especialmente mal con ninguno de los de Slytherin, pero le gustaba mucho divertirse con sus amigos de Gryffindor, ya fuera recorriendo el castillo, jugando al quidditch o gastando bromas,  por lo que paró de barajar los naipes y se los pasó a Maren.

- Podemos probarlo.- le respondió, simpático antes de dirigirse a Liam- Tendremos que postponer la siguiente partida.

- En el comedor durante la cena,  ya sabes, un plan más elaborado que el de la última vez. -respondo a Malcom sonriendo,  en verdad era mi compañero de travesuras ya que compartíamos las mismas ganas de hacer alguna que otra cosa a los Slytherin. 

Lo bueno de todo, es que los leones éramos unidos y una muestra de ello era la predisposición de Troy y probablemente de Liam para contribuir en la broma del día.  Por esa razón, cuando me presta los naipes una sonrisa maliciosa surge de mis labios,  lo curioso es que a pesar de ser una niña y en teoría debería comportarme como tal pero... Soy todo lo contrario. 

Me encanta el Quidditch, explorar creando un mapa de los lugares descubiertos, gastarle bromas a las serpientes y practicar hechizos. También disfruto las carreras en escoba luego de "tomarlas prestadas" de las escoberas. En simple palabras, cualquier actividad típicas de un chico,  era femenina pero no hacía o jugaba cosas de niñas. 

- Ohhh. ¡Son geniales! ¿Como las haces explotar? ¿Lanzandolas?  - pregunto animada a Troy mientras imagino una escena graciosa al pasar por la mesa de Slytherin y Zas...  Explosión en la comida. Luego debería esconderme por unos días para no ser objeto de represalias.  Al fin de cuentas, la gracia era pasarlo bien sin generar un mal rollo,  era bromas inocentes. 

Si algo le gustaba de Maren era precisamente que no resultaba una persona tranquila. Siempre estaba preparada para hacer travesuras e investigar Hogwarts. Además, era muy valiente y confiada. Siempre lograba sacar lo mejor de los demás compañeros y les animaba cuando lo necesitaban. 

- Si los frotas bastante antes de lanzarlos explotan*- les explicó. Era el truco de los naipes de Troy. Miró a su amigo Liam con picardía. ¡Así le habían estallado la última vez!- Supongo que tendré que investigar algún efecto retardo.- Lo cierto es que sería interesante el poder pegarlos en algún sitio y que de pronto estallasen. ¡Practicaría con ello!- Pásame uno a ver si lo consigo.- a la primera  no lo lograría, pero seguro que alguna manera existía.

- ¡Por supuesto que me apunto a esa broma! - dijo incorporándose en su asiento. Aunque no solia hacer gala de ello, Liam tenía ciertos prejuicios sobre la casa Slytherin, a tenor de todas las historias que había escuchado y leído sobre ellos. Él solo no tenía suficiente valor para gastarles bromas, pero le encantaba colaborar con sus amigos a hacerlas.

- Si, yo las froto contra mis pantalones un buen rato, y luego se las paso a Troy que tiene muy buena puntería - dijo sin poder evitar las risas, recordando los gloriosos resultados en forma de sustos que aquella práctica les habia dado - Seguro que hay algún encantamiento para lo del retardo, o para que exploten espontáneamente, habría que investigarlo.

Aquel dato que Troy me ha brindado era lo más, solo constaba en frotarlo y luego lanzar el naipe a donde quiera. - Wow. ¡Voy a intentarlo!  Aléjense un poco. - expreso al incorporarme a través de un pequeño envión. Ahora buscaba un lugar apartado,  no quería herir a nadie pero tenía que probarlo. ¡Era una locura el Naipe! 

- Troy,  toma.  ¡Los dos a la vez! A la cuenta de tres, los frotamos en la túnica y lo lanzamos en la chimenea. ¿Vale? - pregunto ansiosa,  era muy emocionante generar caos en la sala común. Toda broma debía ser perfectamente elaborada y para reducir el margen de error,  había que probar. 

Mientras espero la respuesta de mi amigo, una sonrisa muy traviesa se dibuja en mis labios. - Liam,  dinos como lo lograste. No quiero quedar como las escobas del colegio. - espero que el león nós ayude con algún consejo. 

Se levantó cuando Maren le tendió el naipe y comenzó a frotarlo con fuerza, frente a la chimenea pero algo apartado, igual que su amiga. Si aquello estallaba no quería ser él quien estuviera cerca.

- A la de tres. Liam, prepara aguamenti o algo.- avisó a Maren. ¡Ya le quemaban las manos! Como decía Liam, él era el de la puntería sobretodo- Una... dos... ¡Y TRES!

Y la lanzó igual que Maren, preparado para lanzarse detrás del sofá si aquello se ponía peligroso.

Who let the dogs out?

Woof, woof, woof, woof

Tyler irrumpió en la sala de los leones cantando muy desenfrenadamente mientras sacudía la cabeza, a su parecer, rítmicamente acompañando la música. Llevaba unos antiguos cascos de música regalo de sus padres muggles conectados a través de un cable al reproductor. Le encantaba sacar a pasear el aparato, le sorprendía como algunos de los más estirados pura sangre nunca habían visto un reproductor de música más pequeño que una gramola.  

De un vistazo en la sala, Tyler vio a sus compañeros arremolinados en el sofá, aparentemente enfrascados en algo interesante. Pero Tyler estaba en pleno apogeo de una de sus canciones favoritas, y nada lo iba a interrumpir.

Who let the dogs out?

Saltó las escaleras de la entrada y se acercó hasta sus amigos con giros de baile sin dejar de bailar. Por detrás del sofá se aproximó hasta coger las trenzas de Ricitos de oro y las sacudió al ritmo de la música y fugazmente antes de que la niña lo abofeteara molesta.

Woof, woof, woof, woof

Hizo amago de acercarse a Troy para saludarlo con la mano cuando se percató que tenía la bajara de cartas explosivas, retrocedió.  El año anterior los veteranos de Gryffindor le hicieron una broma aprovechándose de su ignorancia y le explotaron las cartas en las narices. Oh no, no se iba acercar a esas cartas más.

Guiñó el ojo a Maren y alzó la mano para que se la chocara Malcom antes de llegar hasta el sillón del pelirrojo y sentarse en el reposabrazos. 

– ¿Qué pasa, zanahoria?- le preguntó amistosamente sin importarle si le molestaba o no el mote a su colega. 

En ese momento entró Tyler - ¡Hola! Llegas justo a tiempo.

Muy bien, estoy preparado, tened un cubo a mano por si acaso - dijo asintiendo a las palabras de Troy, mientras empuñaba su varita - sigue frotando - dijo a Maren - lanza cuando empieces a notar...

Los dos naipes cayeron sobre los troncos colocados en la chimenea provocando una pequeña detonación, lo suficiente para que uno de los palos saliera rodando hacía fuera prendido en llamas.

- ¡Aguamenti! - pronunció con voz firme.

-¡TRES! - expreso al lanzar el naipe hacia la chimenea luego de frotarla contra la túnica con fervor y maldad. - ¡Sii! - doy un pequeño salto en el lugar hasta que sin querer el remanente de ceniza al explotar en el hogar se esparce por todos lados y mi rostro termina lleno de tizne. 

Como era de esperar,  ni me di cuenta sobre lo sucedido y continuaba portando esa actitud de traviesa y cómplice entre amigos. Solo que resultaba a la vista más graciosa que de costumbre, comparado con las peleas que tenía con el peine, esto lo superaba con creces. 

- ¡Tyler! - lo llamo con ímpetu mientras revuelvo su cabello, era una forma cariñosa de saludarlo. - Mira,  estamos ensayando la próxima broma a las culebrillas. -voy explicando entre risas. 

Marty, que se había quedado dormida en el sofá, despertó de golpe con el estruendo y la algarabía, asustada como si una acromántula le hubiera acariciado la cara.

-¿Pe... pero esto qué..? -alucinó, ante las risas de sus amigos, mirando todos hacia la chimenea, y se dió cuenta de la situación.

-¿Ensayando una broma? ¿Y no contáis conmigo? Muuuuy mal, todos, jajaja -rió, ya restablecida-. ¡Hola Tyler! -Saludó a su amigo, y usó un tono de conspiración máxima para preguntar a los demás sobre la broma-. ¿En qué habéis pensado?

Comienza el día 1

Amanece en la torre. Os reunís en la sala común. Todo el mundo parece estar bien.