Partida Rol por web

Tener un aura amenazante es como tener una comadreja como mascota, ya que raramente conoces a alguien que tenga una, y cuando lo haces te dan ganas de esconderte debajo de la mesa de café. Un aura amenazante no es más que una clara sensación de maldad que acompaña la llegada de alguna persona, y muy pocas personas son lo bastante malvadas como para producir una fuerte aura amenazante.

El Conde Olaf, por ejemplo, tenía un aura amenazante que en un futuro un grupo de Millonarios habían sentido desde el momento en que lo conocieron, pero un gran número de personas nunca pareció  darse cuenta de que había un villano a su alrededor, incluso cuando Olaf se encontraba justo al lado de ellos con un brillo maligno en sus ojos.

Pero cuando los dos visitantes llegaron al balcón donde se encontraban los Neófitos, su aura amenazante era inconfundible. Agnes se quedó sin aliento cuando los vio. Thomas William se estremeció dentro de su traje. Los Neófitos —todos excepto Peggy Tsai, quien estaba muy ocupada durmiendo encima de una mesa a causa del alcohol, teniendo así la suerte de pasar por alto la llegada de los visitantes— miraron hacia abajo, al suelo cubierto de nieve del balcón, a las botellas caídas, a la sangre que Larry aún no había podido limpiar, a cualquier lado en lugar de echarles un vistazo más a fondo a los visitantes.

Agnes parecía un poco nerviosa cuando el hombre, la mujer, y su aura amenazante se acercaban más y más. Y hasta yo, después de tanto tiempo, aún puedo sentir su aura amenazante tan fuerte con sólo escribir acerca de estas dos personas, a quienes no me atrevo a nombrar, y en su lugar me referiré a ellos de la misma forma a la que todos los que se atreven a referirse a ellos se refieren a ellos, como “el hombre con barba pero sin pelo” y “la mujer con pelo pero sin barba”.

—Es un placer verte, Agnes —continuó la profunda voz, y los Neófitos se dieron de cuenta de que la voz pertenecía a la mujer de aspecto siniestro. Ella estaba vestida con un traje hecho de un tejido extraño de color carmesí que era muy brillante, decorado con dos grandes hombreras, una en cada hombro. Ella estaba arrastrando un deslizador de madera —una palabra que aquí significa “un trineo lo suficientemente grande como para llevar a varias personas”— que hacía un chirriante extraño sonido contra el frío suelo del balcón—. Estaba preocupada de que las autoridades te hubieran capturado.

—Te ves bien —dijo el hombre con barba pero sin pelo. Iba vestido de forma idéntica a la mujer con pelo pero sin barba, pero su voz era muy ronca, como si hubiera estado gritando durante horas y casi no pudiera hablar—. Ha pasado mucho tiempo desde que nuestros ojos se cruzaron por última vez —el hombre le dio a Agnes una sonrisa que la hacía parecer aún más fría en la cima de la montaña, y luego se detuvo y ayudó a la mujer a apoyar el deslizador en la roca del posamanos del balcón.

Los Neófitos pudieron ver que el deslizador estaba pintado con la familiar imagen de un ojo, y tenía un par de largas correas de cuero, presumiblemente utilizadas para dirigirlo.

La jueza tosió ligeramente en su mano, que es algo que la gente suele hacer cuando no sabe qué decir.

—Nos has decepcionado. —continuó la profunda voz de la mujer de aspecto siniestro—. Al parecer has sido votada como la más sospechosa por un extenso margen, y ahora el inepto del camarero vendrá a llevarte y a interrogarte.

—Pero no te preocupes, Agnes. —Interrumpió el hombre—. No vendrán ahora; pues están ocupados con el incendio de la Biblioteca, de hecho; nadie vendrá aquí en un buen tiempo...

—Pero hiciste un buen trabajo hasta ahora y como recompensa —dijo la mujer—, tengo un regalo
para ti, Agnes —Los Neófitos vieron como la mujer metió la mano en el  bolsillo de su brillante traje y sacó una pila de hojas de papel, atadas con una cuerda gruesa. El papel parecía muy viejo y gastado, como si hubiera pasado por muchas manos diferentes con el paso del tiempo, oculto en una serie de compartimentos secretos, y tal vez dividido en distintas pilas, viajando alrededor de una ciudad sobre carruajes tirados por caballos, y luego puestos nuevamente juntos a medianoche en la trastienda de una librería disfrazada de un café disfrazado de tienda de artículos deportivos.

Los ojos de Agnes se hicieron muy amplios y muy brillantes, y tomó los papeles con sus sucias manos, como si se tratara de una gran fortuna.

—Todo está aquí —dijo el hombre—. Cada carta, cada mapa y todas las fotografías del único expediente que podría meternos a todos en la cárcel, incluido tu acompañante, mi aprendiz.

—Está completo, a excepción de la página trece, por supuesto —dijo el hombre—. Sabemos que cierto Voluntario consiguió robar esa página del Hospital Heimlich.

—Este es el regalo más maravilloso del mundo —dijo Agnes, quien había recuperado la voz—. Lo leeré en este momento.

—Todos vamos a leerlo juntos —dijo la mujer con pelo pero sin barba—. Contiene todos los secretos que debemos
saber.

—Pero primero —dijo el hombre con barba pero sin pelo—, tengo un regalo para tus enemigos, Agnes.

Tras decir esto, tanto el como ella se apartaron del balcón, entrando a la estancia, bloqueando la única puerta que había en aquella sala usando una especie de maquina de escribir electrónica, que por medio de brazos de hierro, se clavaron alrededor del marco.

—No sois voluntarios y ahora tenéis la oportunidad de huir. —Con estas palabras, el hombre señaló al trineo—  Coged el trineo y deslizáos por la corriente afligida hasta llegar al mar; allí id a donde queráis. Huid del fuego y de los problemas; esta es vuestra única oportunidad.

Me sirvo otra copa y me siento a ver que pasa.

Yo no pienso huir, seria una humillación para el consejo.

Ethan se encontraba ignorando el soliloquio de Agnes, pues concordaba con Jimmy, solo estaban mareando la perdiz para que votaran por Aaron, pero el comentario de De Viega le sacó de su empanamiento y a pesar de que le contestó bastante tarde, esperó que le llegara su respuesta - Yo si pudiera elegir, elegiría a Agnes y a Bessie, que son las dos confirmadas, si no pueden votar ellas, mejor.

Miró ahora al hombre y a la mujer que habían entrado en la estancia - Debo rechazar la oferta, juré quedarme aquí y vengar a la pequeña Darla, junto con la preciosa Amanda y también debo enmendar el error que cometí al votar por Lilibeth, _{aunque gracias a eso evitamos perderle la pista a Victoria...} - dijo por lo bajo. - Aún así, a quien se quiera ir no le juzgaré, es perfectamente libre de irse.

pero... No hay forma de ganar si no podemos votar por Agnes - digo perplejo, sabiendo que esto se había salido de control 

Ya sabíamos que iba a pasar eso Thomas. - dijo contestando e intentando tranquilizar a su hermano. - Para que muera Agnes, ahora debemos votar por Bessie Blois. Si ella sale votada y muere, muere también Agnes.

Vestusta asombrada por la increíble entrada de aquellas dos grandes personalidades que daban tanto miedo como respeto, no pudo evitar sacar su block de notas, que al ser una señorita evitaremos describir de donde, como y cuando lo saco para estrecharlo entre sus manos y aprovechar le lápiz que tenia dentro del alambre que une las hojas de este block para apuntar con presteza, que en este momento vendría a significar tan rápido como le fuera posible, todo lo que acababa de suceder: Las puertas, la sangre y la nieve, la risa de Agnes, la incertidumbre de los neófitos inocentes y por supuesto al hombre con barba pero sin pelo y a la mujer con pelo pero sin barba.

-Disculpen, ¿Como dicen? Marcharse, ¿La gente puede irse sin ninguna consecuencia? Que interesante. -Anoto aquello, pero Joueur como buen Joueur que era, no tardo en dar una respuesta ante la tentativa de salir de allí, no volver a saber nada de la prestigiosa agenda de V.F.D. y vivir la larga vida que le esperaba. -Imposible marcharse. Esto es un notición quien esperaría que alguien tan vil villano como ustedes se pasarían por aquí, no solo a reprender a su aprendiz ademas, de darnos la opción mas lógica si quieres vivir, pero a cambio de no conocer un final verdadero. Las alternativas están para conocerlas, pero no para usarlas. Ademas como volver a mirar a mi instructora a la cara si decido marcharme y perder la oportunidad tal como conseguir una entrevista de Villanos de talla mundial o al menos registrar sus palabras. -Comentaba, sin apartar la mirada de la libreta, pues tenia aquella capacidad solo acta para algunas de escribir una cosa y hablar sobre otra.

-Ademas de votar por la Señorita Blois. También tenemos a Fabrice De Viega, si es que aun esta de nuestra parte, para eliminarla si hiciera falta. -Contesto a una voz familiar, tal vez la de Thomas aunque no podría jurarlo al no alzar la vista, mas haya de sus hojas.

Alzo la mirada, lamio sutilmente la punta de su lapiz y lanzo "una" pregunta a los Viles Villanos sin nombre aparente.

-¿Podrían decirnos que buscan con estas acciones? Que interés hay con nosotros los neofitos. ¿Acaso buscan algo concreto? ¿Disfrutan con el caos por el caos? ¿Son amantes? -Hizo una pausa dramática. -¿Del fuego? -Contesten en orden por favor. -Y de nuevo estaba lista para tomar nota de todo.

Es una oferta tentadora. Irse. Es una oferta tentadora y una garantía para el VFD. Hay quien debería irse psra garantizar que pase lo que pase aquí, el VFD prevalece. Sin embargo, yo no seré ese alguien. Me quedo. Aunque eso suponga mi muerte. Además, me gustan los conciertos de violín.

-De Viega no podrías largarte aunque quisieras eso es obvio, Les dije que tenía un As bajo la manga, quien dice que no escondo algo más, la opción más correcta es quedarse  por favor le invito a que lo hagan por cierto, ya me puedo quitar este horrible disfraz- con la tranquilidad de la villanía la ruin bruja se despojo de los atuendos de Juez, el maquillaje utilizado, y mostrando la cabellera  que se ocultaba bajo el sombrero.

-Lucia Fernanda, pero ustedes pueden decirme Lucifer queridos miembros del V.F.D., Ágnes solo fue una fachada- dijo la impía.

Entonces yo también puedo quitarme mi fachada. - Dijo Howerd Thonctot, y se empezó a quitar todo su atrezzo, que en su caso era una cartelito en la solapa que ponía "Howerd T." Entonces sacó del bolsillo otro cartelito que se puso en la solapa que ponía "Theodor W. T."

Mi nombre es Theodor W. Tchont

-Si, si deje de quitarle brillo a mi presentación y ahora menos palabras y mas muertes, ya que no puedo dañar a mis amigos me me preguntó con quien comenzaré probablemente con Sharick o Williams, después de todo  les tengo rencor por descubrir mi fachada, así que con alguno de ellos dos.

 Peggy efectivamente se encontraba descansando sobre una de las mesas en la amplia sala, acurrucada en la dura madera como si se tratase del colchón más cómodo que alguna vez hubiera probado. Su sueño profundo de borrachas, sin embargo, se vió interrumpido por la desgraciada llegada de aquellos dos personajes que parecían complementarse con sus características. La ebria mandataria pensó que si se fusionaran crearían a la persona más peluda del mundo.

 Luego de que se ofreció la alternativa a todo aquel dramático escenario, Peggy se planteó realmente si quedarse era una buena opción. Pensando en los asesinatos, en el misterio de la organización y en la posibilidad de la inminente caída de VFD, no podía no tener en consideración una salida segura a ello. Pero al mismo tiempo, ella sabía las obligaciones que tenía como voluntaria y lo que significaría dejar a sus compañeros en semejantes situación, así que no tuvo que pensarlo demasiado.

 Estaba preparándose para dar un largo discurso de integridad y de lealtad, pero su horrible borrachera no le permitió hacer más que mirar enojada a los dos personajes con y sin barba y decirles:

- ¡No quiero ir a la escuela!

 Acto seguido, les sacó la lengua y se volvió a dormir en la mesa, mostrando sus grandes dotes de diplomacia incluso estando intoxicada hasta la médula.

-Thomas William: Resultados de la investigación de anoche, por favor.

De Viega: Dispara a Bessie, no hay motivo para que no lo hagas teniendo en cuenta que es una traidora confesa, ah, y no te intentes hacerte el ausente ahora, ni tampoco me creeré que no puedes volver a disparar porque sugeriste que tenías una carga lista la última vez que te pregunté. Hazlo y luego veremos a quien votamos.

Os dejo en vuestras manos nuestro futuro, haced una votación entre los que quedáis, si confían en mi y desean que me quede digan "concierto de violín".

Si por el contrario no confían en mi entonces digan "somos unos mierdas y elegimos que te vayas en el trineo".

Elijan lo que elijan que sea rápido por favor, no quiero que luego haya dudas en cuanto a mi lealtad o mi villanía.

Sólo contarán los votos de las siguientes personas:

Ethan Jones (x2)
Jimmy Walker
Agnes Mary (x2)
Thomas William
Xavier Rossentthon
Sharik Ebouaney (x2)
Peggy Tsai
Tyler Ryder
Fabrice De Viega (x2)
Vetusta Joueur (x2)
Howerd Thonctot (x2)
 

La entrada de ese par de extraños energúmenos fue extraña, para Ryder casi la mejor y más inquietante puesta en escena hasta el momento, la cual observó con el ceño y labios bien fruncidos dejando que su cigarro se medio consumiese de atención. Llegaban, claro estaba, para salvar a la vieja Agnes = nueva Lucifer... de la votación.

- Damas y caballeros, esta reunión me tiene los huevos fritos - Ryder golpea bruscamente la mesa en la que está sentado, y en la que sigue sentado, porque no tenía pensado irse.

Pequeño Jimmy, mi habilidad requiere de tiempo para reutilizarse y no precisamente corto.

Estaban pasando cosas un tanto extrañas, pero nadie se subía al trineo. Lo que más le llamó la atención fue la votación que decidió hacer Aaron Nash - Señor Nash, no le voy a decir que hacer con su vida, usted es el capitán de su destino y debería decidir si irse o no por si solo. Yo por mi parte, no voy a opinar si debe quedarse o si debe irse.