Partida Rol por web

Este es un Post para indicar que ahora la habitación se siente más pequeña debido a la aparición de una enana bipolar en ella. Añadiría algo más, algún comentario inteligente, pero ya es bastante tarde en la noche, y ya perdí la cuenta de cuántas veces la gente entra y sale de una habitación a la otra...

Este es un Post para indicar que ahora la habitación se siente más pequeña debido a la decisión de compartir la habitación con Blutmond en vez de vivir la vida sola e independiente... Añadiría algo más, algún comentario inteligente, pero ya es bastante tarde en la noche, y ya perdí la cuenta de cuántas veces la gente entra y sale de una habitación a la otra...

----------------------------------------------------------Día 4---------------------------------------------------------

Ambas muchachas se despertaron y se reconocieron, ninguna de ellas había hecho nada extraño durante la noche, ni usado ningún Quirk, ni ido a asesinar a nadie. Al parecer ambas en aquel cuarto periodo de sueño habían estado bastante tranquilas. Y eso es algo que las dos pudieron reconocerse entre sí.

Tras dormir como un lirón aquella noche, Blutmond despertó con una sonrisa fresca y un rostro descansado. Parecía que aquella noche nadie la había visitado furtivamente, ni a ella ni a su compañera, por lo que bien podía "alegrarse" de seguir con vida, sana y salva.

— Sister... O como quieras que te llame, si quieres que sea de otra forma. ¿Tú salvaste a Meggido, o algo así? ¿O crees que alguien pudiera suplantarla? Es algo muy confuso. Por muy divertido que sea el caos, no me gusta cuando ese caos no lo controlo yo, y no entender qué está pasando me frustra un poco. — A pesar de estas declaraciones, no parecía frustrada en absoluto. Quizá lo llevara más por dentro. A saber.

Un nuevo día. Resulta raro despertarse acompañada, pero al menos daba más seguridad. Irse a dormir siempre da vértigo cuando no sabes si llegarás al día siguiente. Pero como llevo haciendo durante estas mañanas, recojo el collar de cuentas, durante la noche colgado de la cabecera de la cama a modo de amuleto, y me lo coloco por debajo del cuello del hábito.

-Sister está bien, siempre que no sea confuso.-sonrío ligeramente al verla con buen humor y energía. Seguía herida, pero viva.

-No, mi quirk es el que tenía antes Frisk, y no tiene nada que ver con resurrecciones. Y si la han suplantado, no sabría decirte.-parpadeo sorprendida cuando caigo en la cuenta de algo y me giro alarmada hacía Blutmond. ¿Es posible que haya pasado?.-¿Por qué piensas que alguien la ha suplantado?

— Bueno, ayer mismo apareció Meggido muerta en su habitación por la explosión. Sin embargo, momentos después apareció como si tal cosa, sana y salva y sin un rasguño. Esta mañana, sin embargo, hemos visto que sus restos estaban tal y como se encontraban el día que despertamos con aquella explosión. — Se tomó una pausa para levantarse de la cama, atusándose el pelo y recogiéndolo en su característica coleta. Estaba vestida solamente con su ropa interior, pero aquello no pareció incomodarla.

— Puede que alguien la hubiera resucitado o escondido, o algo así, y esta noche se hayan encargado de ella de nuevo. Pero tampoco querría descartar la posibilidad de que alguien pueda tomar la identidad de otros... Es una hipótesis, por supuesto, y no tengo ninguna prueba de ello, así que no puedo probar nada. Pero me parecía interesante compartirlo para saber tu opinión. — Blutmond se estiró, tomando la ropa para vestirse con su traje. — A estas alturas, me creo capaz de cualquier cosa a todos los que quedan.

-Es cierto que cuanto más lo pienso, más raro me parece el comportamiento de Meggido. Pero si hubiera sido Frisk, la primera noche deberíamos haber encontrado su cuerpo en vez del de Meggido. Quizás sea otro quirk, o una mejora del mismo. Quizás una duplicación, o retrasar su muerte...-cuanto más lo pienso, más crece la sensación de que algo no terminaba de encajar. Por extraño que pareciese, ¿era posible siquiera?

-Por cierto...-me detengo, perdiendo el hilo de la conversación. La miro sin pudor alguno. Ella no lo tenía, y yo tampoco, al menos no para preguntar:-¿Nunca has pensado en llevar el pelo suelto?

— Es extraño, en efecto. Es difícil entender todo lo que está pasando en estas instalaciones... Pero no podemos descartar nada. Entre las drogas, los secretos, y los quirks que se afectan unos a otros... Una maldita locura, eso es. Alanís parece demasiado vehemente con sus acusaciones a Limstella, pero tampoco puedo asegurar que esté mintiendo...

— Me siento más cómoda llevando el pelo recogido a la espalda. — Se cogió la coleta, llevándosela al estómago para observarla. Su longitud era considerable, llegándole a la altura de la cintura incluso si lo tenía recogido en parte. — ¿Por qué? ¿Te gustaría vérmelo suelto? — Blutmond sonrió, tirando con la mano de la gomilla que usaba para fijar su cabello, dejando que cayera libre por toda su espalda, como una cascada de fuego. — ¿Qué te parece?

— Por cierto, creo que hemos llegado a cierto grado de confianza, ¿no crees? Al menos para que dejemos de usar nuestros nombres de villano. Yo me llamo Hashi Ukomi, un placer. — Hizo una pequeña reverencia, llevando su mano a la espalda como el primer día cuando saludó a los demás desde la puerta. Parecía que había pasado una eternidad, a pesar de que apenas sí había pasado media semana. — ¿Y tú? ¿Cuál es tu nombre real, Sister?

-Es muy bonito. Del color del vino.-a pesar de mi aparente impasibilidad, mis ojos no se despegan de su melena. Ensimismada en la manera en la que cada mechón se desliza hasta encontrar su lugar, libre, rebelde y acariciando su espalda. 

Solo su repentina reverencia me distrae de mis pensamientos, y debido a la sorpresa, tardo unos segundos en entender lo que sus palabras significan. Lo que conlleva que me haya dicho su nombre real. Y que quiera saber el mío.

Pero esa no es la única razón por la que me quedo en blanco. Quiero responderle, y mi mente se esfuerza en recordar aquellas palabras que deberían resultarme instantáneas. Pero llevaba mucho tiempo apartándolas de mí.

-Mery Woods.-finalmente encuentro mi nombre, que a mis oídos suena extraño y oxidado. Por suerte, en el monasterio no habían sido muy originales, o seguramente habría tardado más.-Pero no suelo usarlo.

---------------------------------------------------------Noche 5---------------------------------------------------------

A Blutmond no le pasó desapercibida la duda de Sister, como si estuviera mucho más acostumbrada a usar su apodo que su nombre real.

— Puedo no usarlo si no quieres. Al final, solamente es una forma de nombrarte, así que me da igual usar tu verdadero nombre o seguir con tu apodo. -sonrió, abriendo la puerta de la habitación.- Deberíamos ir a la salita principal. A ver qué se cuece.

•••

A la caída de la noche, Blutmond volvió de nuevo a la habitación, lanzándose a la cama con un gesto cansado y un suspiro. Parecía ir poco a poco recobrando fuerzas, aunque aún faltaba un poco para que estuviera en plenas facultades. Cuando vio a Sister, se giró para acomodarse en el colchoncito, mirándola de cara.

— Limstella y Alanís han tenido un buen encontronazo, ¿eh? No sé si hemos acertado o no, la verdad. ¿Tú qué opinas al respecto? Por mucho que me den igual ambas, cuantos más quedemos más aumenta nuestras posibilidades. -miró con gesto inquisitivo, esperando la respuesta de Sister al respecto. Parecía que Blutmond había tomado cierta confianza con ella, algo bien distinto al resto de villanos, con los que se limitaba a mantener un trato, si bien cordial en su mayoría, algo alejado e impersonal.

-Sister no es un simple apodo.-la corrijo, saliendo de la cama y dirigiéndome a una esquina del cuarto. Dándole la espalda, me cambio rápidamente.-Cada cuerpo tiene un nombre. Frisk es el de este, Hashi Ukomi el del tuyo... Si una vez fui Mery, ya no puedo volver a ese cuerpo. Pero no importa, porque yo siempre soy Sister.

Termino de colocarme la cofia y me vuelvo hacía ella. Ahora, con el cabello recogido y vestida del todo, puedo hacerle saber con un asentimiento de cabeza que estoy lista.

***

Distraídamente, me deslizo hasta la cama y me siento al lado de Blutmond. Tardo en responderle, todavía sumida en lo ocurrido en las últimas horas.

-Veo difícil que nos hayamos equivocado, pero con el caos que hay todavía tengo cierta duda.-seguía pensando en modos de haberme asegurado del todo, pero debía aceptar que las circunstancias no habían sido las ideales. Al menos había conseguido resolver algún misterio, aunque otros tantos seguían sin solución. Suspiro y me dejo caer sobre el colchón.-Solo espero que Frisk y Chara estén a salvo...

— Realmente es algo confuso lo de tu cambio de cuerpo. Quiero decir, claramente tú eres "esa" Sister que conocí el primer día, pero ahora en el cuerpo de Frisk. ¿Pero qué pasa con el chico? Chara, o Frisk (aún no tengo claro si son dos personas o una misma con distintas personalidades), ¿está en tu antiguo cuerpo?

Blutmond se echó hacia atrás, para apoyarse en la pared mientras hablaba con Sister. Era algo difícil de comprender, por lo que esperaba que le arrojara un poco de luz al respecto.

Durante la noche Frisk/Chara pudo comprobar como su compañera de cuarto, Blutmond había salido de la habitación para dirigirse a una zona en especial... quizás por miedo o quizás por cansancio, Frisk/Chara se quedó detenida, casi paralizada en su cama, sin atreverse a levantarse y simulando dormir... Lo que fuera que eso significara sería un problema para la Frisk/Chara del futuro, en concreto para la Frisk/Chara de la mañana siguiente, ella lo resolvería... si tal...

Cuando Blutmond se despertó pudo reconocer que, Frisk/Chara había hecho nada extraño durante la noche, ni usado ningún Quirk, ni ido a asesinar a nadie. Al parecer Blutmond en aquel cuarto periodo de sueño había estado bastante tranquila. Y eso es algo que Blutmond pudo reconocer de su compañera de cuarto.

---------------------------------------------------------Día 5---------------------------------------------------------

-Deberían estar en mi viejo cuerpo, sí. Pero también podrían haberse cambiado y haberse escondido en otro. Ahora mismo les he perdido el rastro, pero quiero creer que si hubieran sido "Limstella", lo habrían confesado o se habrían puesto en contacto conmigo de alguna forma.

Pero ahí estaba la incógnita de donde estaría el cuerpo. Llevaba sin aparecer varios días, y empiezo a temer que sea lo que les haya pasado, no lo voy a averiguar nunca.

— Todo es demasiado complicado. Me gusta que las cosas sean complicadas. No me gusta si no tengo el control.- sonrió, mirando a Sister-. Es una tontería, lo sé. Será mejor no hablar de ello.

Sacó su cuaderno y un lápiz, que estaban en la cama, junto a la almohada. Con gesto distraído, comenzó a bocetar un poco un nuevo dibujo, recordando las facciones de Sister, pero mezclándolas de una forma extraña con las de Frisk, su nuevo cuerpo. El resultado no fue una cosa ni la otra, un término medio entre los rasgos infantiles de Frisk, junto con los más maduros de Sister, un cabello largo y recogido en una cofia, pero de color castaño, en lugar de rubio como era originalmente. Mantuvo el hábito de monja, eso sí, pues aún lo llevaba puesto, aunque le quedaba probablemente un par de tallas más grande de lo normal.

— Ojalá hubiera una forma de buscar a los desaparecidos, entre ellos tu propio cuerpo. Debe de ser muy extraño estar en tu pellejo.-mientras continuaba dibujando, perfilando un par de detalles de aquel boceto inicial, Blutmond mordía el lápiz, con cara de concentración. De vez en cuando echaba vistazos rápidos a Sister, sin embargo, atenta por si le decía algo. La pelirroja parecía extrañamente cómoda, como si ya se hubiera acostumbrado a su presencia y compañía. En aquella intimidad, y con todo lo que había pasado, se sintió tentada a preguntar.

— Oye... ¿Qué te llevó a convertirte en una villana, Sister? Sé que hablamos el primer día sobre Dios y su existencia. De hecho, ese tipo de creencia fue lo que me acercó a ti, en primer lugar. Diría que es bastante inusual que alguien que sigue los caminos de la fe decida convertirse en algo diametralmente opuesto.

-Puedo entenderlo.-asiento ante sus palabras.-Llevo con esa sensación constante desde, bueno, el principio.

-No es tan extraño. Cada cuerpo es diferente, y algunos tienen cosas a las que es difícil acostumbrarse, pero al final no queda otra.-alzo un brazo, permitiendo que la manga se deslice desde la muñeca al hombro, una consecuencia del pequeño cuerpo en el que me encontraba ahora. Entre su pregunta sobre mis creencias y la vista de mi pequeña mano con los dedos extendidos, el tope de la litera como fondo, me llegan recuerdos lejanos, de cuando era niña.

No tengo porque contar nada, pero antes de darme cuenta, ya estoy hablando.

-Es fácil acabar siendo villana cuando nunca has sido buena. Siempre lo he sabido, y al principio lo escondía, porque a mí alrededor, todo el mundo era bueno, justo y merecedor de Dios. Y mientras, yo no dejaba de ser mala y horrible. ¿Pero sabes qué? Aprendí dos cosas. Una: que Dios me hizo así, sin posibilidad de redención. Y me parece bien. Este es su camino para mí. Nunca volveré a pretender que no es así.

Moviendo solo la cabeza, busco con la mirada el rostro de Blutmond. Desde mi posición, la chica parece estar colgando del techo.

-Y lo segundo, que todas aquellas personas que me sermoneaban, castigaban, y hacían pasar por penurias, aquellos "santos" nunca se vieron la viga en el ojo propio. Nunca seré como ellos--

A sus ojos, mi rostro ha ido cambiando poco a poco a medida que hablo. Mi cara empieza a mostrar signos del odio y rabia que a mi voz y rostro les cuesta tanto comunicar de normal. Si alguien no hubiera sabido de mi cambio de cuerpo, habría pensado que Chara, con su delirante brillo rojo en los ojos, nunca se había ido.

--Como alguien que pretende ser alguien que no es. 

Y como dándome cuenta de mis propias palabras, se me escapa una pequeña carcajada, mientras desaparece todo rastro de mi anterior rostro.

-Solo que la última vez se me complicó todo.-me yergo y coloco bien la manga, y entonces me fijo en que Blutmond está dibujando. A pesar de que el traje de monja debería significar que soy yo, no es hasta que capto mejor los detalles, una mezcla de Frisk y mi viejo cuerpo, que me paralizo. No sé como reaccionar ante la inesperada combinación, y la sorpresa me hace apartar el rostro y cambiar de tema.

-¿Y cuál es tu historia?