Partida Rol por web

- ¿Falta mucho? Lo digo porque nos vamos todos a la mierda. Hemos estado ayudando al enemigo perjudicándonos a nosotros mismos, así que un día más o día menos, pero es el fin... - Dijo mientras seguía sentada en su rincón con las piernas cruzadas y comiendo palomitas, observando las estupideces que decían unos y otros, a cual más falso.

Mikhail parecía atento a lo que estaba ocurriendo en la academia.

-Daito, coméntale a Nyu que ya estoy muerto, y que lo que estaba ocultando es que puedo proteger a otros. Pero que se equivoca completamente. De paso coméntales que la única que podría haber actuado es Fukawa, y aún así es poco probable, estaba en el bosque con el resto.

Y hablando de las idas y venidas... ¡Alguien acababa de irse!.

-Parece que Daito aún ha creado más caos... Me rindo, estamos todos condenados. He hecho todo lo que he podido para salvarnos. -Mikhail decía en un tono claramente decepcionado.

Acto seguido, Mikhail se alejó en silencio de sus compañeros, dispuesto a no dialogar más.

Por un motivo u otro, todos terminaron por fallecer en la escuela, formando ahora parte del misticismo y del folclore que lo rodeaba. Aunque claro, para crear historia hace falta romper algunos huevos y crear algunos sacrificios, en este caso, ellos eran los huevos, ellos eran los sacrificios... pero... ¿Este era el final?.

Y con esto, una aparecía por primera vez junto a ellos.

Por un motivo u otro, todos terminaron por fallecer en la escuela, formando ahora parte del misticismo y del folclore que lo rodeaba. Aunque claro, para crear historia hace falta romper algunos huevos y crear algunos sacrificios, en este caso, ellos eran los huevos, ellos eran los sacrificios... pero... ¿Este era el final?.

Y finalmente, dos personas más se unían a ellos en el Mundo de los Muertos, una habitual y un recién llegado.

Suzuki abrió los ojos por ahí, apoyada en el marco de la puerta y con los brazos cruzados tras la nuca. Dentro de todo se la ve tranquila, como si se hubiese anticipado y preparado mentalmente desde antes para encontrarse en esa situación. 

-Hah... Supongo que lo he estropeado, ¿No? Igual y me demoré mucho en actuar...- Suspira pesadamente, acariciandose el cuello mientras se mantiene apoyada ahí, sin avanzar más... Y es que claro, haber muerto en el bosque de seguro hace que el sitio que ella embruja sea ese y no la escuela. Por otro lado sus ojos también se mostraban algo llorozos, pero... Es lo que tocaba. 

-Justo cuando habia encontrado la forma de llevarnos de vuelta, lo siento...-

 Ciertamente, no sabía como sentirme realmente. La mayoría estabamos juntos de nuevo, ¿pero de qué manera...?

 Ver tantos rostros, tantas personas que cayeron por el macabro juego... Ni siquiera Suzuki, Galatea o los gemelospudieron salvarse, y Toko mostraba sus garras tal como había sospechado desde un principio... Les había fallado a todos, si había alguien que merecía vagar como un alma en pena en aquel lugar era yo, y es que sin importar qué no me podría perdonar por haber permitido que tantas personas cayesen: ¿para qué me mantuve vivo entonces...? ¿Por qué darme la oportunidad de llegar tan lejos si no podría hacer nada...?

 -Suzuki-san... -visiblemente derrotado, me acercaría por detrás de la chica para abrazarla, mostrando una de mis más tranquilizadores sonrisas. -. Ya nada de eso importa, todos hicieron lo mejor que pudieron.

 Si había algo bueno de todo aquello, es que al menos estaba acompañado en la otra vida por las mejores personas que me pudieron tocar... y Aki.

-Suzuki-chan...- se acercó a la que había sido su mejor amiga. Quería abrazarla, como Gakuho-san. Quizá un abrazo grupal estaría bien. ¿Aún serían mejores amigas, o Suzuki la odiaría por lo que había hecho? Tenía mucho miedo de que fuera por eso último, pero estaba dispuesta a arriesgarse. Acercó su brazo y le tomó la mano. Y entonces, preguntó...

-¿Amigas? ¿Mejores amigas? ¿O ya no...?-

Suzuki acabó cerrando los ojos al ver a Gakuho acercarse. Se esperaba una reacción distinta de sus compañeros, una más agresiva tal vez, a fin de cuentas no estaba libre de sus propios errores y culpas, sin embargo el repentino abrazo del muchacho le descolocó un poco, seguido de Maneshi tomándola de la mano. Aquello... La hizo mostrar una enorme gama de emociones que muy rara vez habría mostrado en el pasado: enojo, frustración, cansancio, rabia, culpa, tristeza... Al final no pudo evitar dejar caer sus lágrimas.

-Eres una pájara imbécil...- Le suelta a Maneshi, más acabaría por abrazarla a ella y al muchacho. -Sois los dos un par de idiotas, gracias... Gracias por estar aquí. Es horrible, pero... Pero al menos estais...- Escondería la cabeza entre ambos, con los ojos cerrados. -Lo encontré, encontré todo, encontré la respuesta en la maleta del profesor, sé quién es el asesino, sé cuales son nuestros quirks, sé por qué todos han decidido comportarse como imbéciles... Agh... Maldita Toko... Cómo quisiera que mi quirk pudiese salvar vidas...-

Mientras las nuevas reclutas se unían al grupo de los malditos, Honey seguía en su rincón cogiendo palomitas a dos manos y comiendo sin parar. Todo le parecía un despropósito así que se rindió a lo evidente. Todos iban a morir, pues se habían estado matando entre ellos, ya fueran buenos o malos. No había nada que hacer. Una persona por si sola puede ser lista, pero la clase en conjunto era una pandilla de tontos de tres al cuarto, como se podía apreciar.

- ¿Queréis palomitas? - Ofreció a las recién llegadas.

 Al ver llegar a Galatea, el corazón de Hidari se estrujó. AL igual que el corazón de Migi, pues eran el mismo. Pensaban que la chica serpiente iba a poder sobrevivir a toda aquella masacre, pero solo duró un poco más de tiempo que ellos. Dejando de lado sus propios lamentos, los dos gemelos se acercaron a la chica y la abrazaron con afecto, apoyando sus cabezas en sus hombros.

- Galatea... diría que nosotros también nos alegramos de verte... pero hubiera sido mejor hacerlo del otro lado.

 Migi, quien siempre había sido menos afectiva que su gemelo, intentaba consolar con igual afecto a su compañera desolada. La sensación de desesperación era una que ya habían sentido ellos cuando llegaron a ese lugar, y era fea por decir lo menos.

- Por lo menos tenemos la oportunidad de un último adios. Creo que este lugar va a ser nuestar última parada...

Sabía que mi decisión no gustaría a todos, pero finalmente creí que la delegada tendría más opciones de dar con el fantasma que los gemelos.

Siento mucho si no os ha gustado la decisión que he tomado, dije mirando a Mikhail, pero no termino de confiar en ti, otros dicen poder proteger las personas por la noche y no se a quien creer, lo que si tengo seguro es que Karakuri tiene el poder en la votación y seguro que hace lo correcto.

Galatea recibió el abrazo de los hermanos Sokumen, hundiendo su cara en el hombro izquierdo de Migi y el derecho de Hidari (su condición era muy práctica para esto), sollozó en aquel espacio - Ojalá hubieramos tenido oportunidad de ir a la universidad todos juntos - Levantó la cabeza echando un vistazo hacia atrás, acercando a Gakuho-senpai con la cola, rodeándose así de los tres, y echando una mirada de invitación a Maneshi y Suzuki. - Ha sido especial compartir este curso con todos vosotros

 La decisión de Caneda fue controversial, dada la confianza que la mayoría de los presentes mostraban a la capacidad de los gemelos de dar vuelta la batalla en el mundo de los vivos. Pero como toda decisión, había pros y contras y el muchacho seguramente había llegado a una conclusión diferente a la de los demás. Hidari le dedicó una sonrisa amigable.

- No te preocupes, Caneda. Tenías una decisión difícil... ¡deseémosle lo mejor a la delegada, quizá pueda derrotar al fantasma!

 Hidari aceptó las incorporaciones de Galatea al abrazo, habiendo sido Suzuki y Gakuho dos personas que habían puesto lo mejor de si para atrapar al fantasma y siemrpe habían velado por la segurdidad de los gemelos. En cuanto a Maneshi, el hermano no tenía quejas... pero Migi no pudo evitar mirarla de reojo.

  Ver a alguien que se esforzaba finalmente romperse era descorazonador, Suzuki no era la excepción. Sus palabras me hicieron más difícil contener las lágrimas, pero debía seguir sonriendo: por ella, por el resto...

 -Eso ya no importa, lo hiciste bien... -le aseguré durante el abrazo, segundos antes de sentir como la como la cola de Galatea se enrollaba a mi alrededor y nos llevaba con ella y los gemelos, algo conmovedor que me haría llevar una mano hacia la cabeza de la albina, a la cual dedicaría una de mis mejores sonrisas si me dirigía la mirada. -. No nos lamentemos más. No habría nada por lo que cambiaría el tiempo que pasé con todos ustedes, ni siquiera seguir viviendo, y es que una vida larga no es nada sin las personas para llenarla -concluí, soltando una leve risa. -. Desconozco que será de nosotros cuando todo esto acabé, pero deberíamos hacer lo que podamos y queramos hacer por si acaso... Digo, a mi me encantaría proponer matrimonio a Suzuki-san: ya hemos comprobado que ni la muerte nos ha podido separar -solté con tono bromista intentando subir los ánimos, y que aquellos últimos momentos no fuesen menos alegres que todos los demás.