Partida Rol por web

No pudo evitar mirar a Ermendrud según le hablaba, observándolo con atención y algo sorprendida por sus palabras. Tenía un brillo especial en la mirada en esos momentos. ¿O ya lo tenía de antes? Se quedó unos segundos observando a Erm, fijándose en su mirada, en sus facciones y en sus labios.

Yo tampoco quiero perderte a ti.

Y entonces se percató de que quizás estaba pareciendo una auténtica Vilma y se apartó bajando la cabeza y metiéndose un pequeño trozo de chocolate en la boca para ganar un poco más de tiempo si cabía antes de responderle con su habitual sonrisa y dulzura:

- Entonces estamos de acuerdo. Nos cuidaremos mutuamente. ¿Trato?- y levantó la mano con el dedo meñique estirado.

Hacía bastante tiempo que Eileen no se ruborizaba de verdad, más allá de tenues sonrojos causados por Zoey o debidos a la incomodidad o la molestia. Pero esa vez, al salir de la ducha ya completamente recuperada, su rubor hablaba de consternación y vergüenza. Se sentía mortificada. ¿Cómo había podido comportarse así en una misión que ponía sus vidas en juego? Era cierto que el miedo no la había dominado pero esa despreocupación había sido mucho más peligrosa. Podrían haber muerto por su culpa y sólo la suerte había evitado que encontraran problemas en su camino cuando se encontraba en ese estado.

Iba a tener que pedir perdón. Estaba claro. Eileen podía tener un punto de orgullo pero no soportaba cuando hacía las cosas mal de modo que sería lo primero que haría cuando se reencontraran.

Aún sintiéndose un poco mal por lo sucedido, metió la mano en el bolsillo, pero no sin antes ponerse guantes, para ver de qué se trataba...¡pero el bolsillo estaba vacío! No tardó en ver la mota verde sobre su silla y en ver la hoja. Una hoja que se movía. Acercó la cara un poco para darse cuenta de que estaba mirando un bicho hoja.

- ¡Joder! - bufó con molestia. Lo que le faltaba ya. No sólo se había intoxicado siendo como era una experta en pociones, con una substancia peligrosa sino que encima había errado la recolección de muestras. Estuvo a punto de empujar al bicho sin piedad pero se lo pensó mejor y lo metió en un frasco de pociones que cerró, por si le servía de algo. Acto seguido se acercó a su pensadero para atesorar el pensamiento de cuando se había acercado a las hojas.

No iba a darse por vencida. Cogió su libro de ingredientes. Aquello era lento y laborioso pero quizás...

-Haremos todo lo posible para que todo se solucione.

Se sienta junto a Katherine. Parece que aun falta gente por llegar así que tienen que esperar para enterarse de todo. Para hacerle más llevadera la espera a su amiga, y hacer que se olvide de todo, le enseña una foto.

-Katherine, el día tu boda quería presentarte a alguien, pero no pude. Éste... - le enseña la foto - es Dean. Es mi niño. Espero que me perdones por no haberte dicho nada en ninguna de las cartas.

Sonríe.

Por más que buscó en su libro de ingredientes durante muchísimo tiempo, Eileen no descubrió nada nuevo que no supiera. Aquellas plantas podrían ser perfectamente ingredientes de aquella poción, pero con ese color y esa forma había cientos de ejemplares, muchos de ellos posibles. Sin una muestra poco podría hacer.

Asintió agradecida ante las palabras de Tabatha. Sabía que si podía contar con alguien esas eran sus dos mejores amigas y el mejor amigo de Isaac. 

Cuando Tabatha le tendió la fotografía no pudo evitar sorprenderse y pasar la mirada de simpático chico de la fotografía a Tabatha. ¡Vaya! ¿Quién lo habría pensado?

- ¡Felicidades, Tabby! ¡Vaya! Qué callado lo tenías.

Estaba totalmente frustrada con su intentona, sobre todo porque no habían sido cinco minutos los que había pasado ojeando el libro. Además, era su intento de compensación. Había pensado que si iba a la enfermería con un pequeño paso adelante, redimiría parte de su horrible conducta, pero ahora simplemente era la patética Eileen que a pesar de dedicarse de forma profesional al mundo de las pociones ni siquiera se le había pasado por la cabeza tomar precauciones al entrar en contacto con una planta desconocida.

De todos modos no podía hacer nada más que tragarse el sentimiento de ridículo e ir de vuelta a la enfermería. Si no podía redimirse, pediría perdón por lo menos. Qué ridículo tan espantoso.

Eileen apareció en esos momentos en la enfermería. Aseada, con ropa nueva y mucho más tranquila.

Eso no era lo que yo tenía en mente... - le respondió torciendo ligeramente el gesto, pero no se explicó mejor, una bombilla se encendió en su cabeza e iluminó una serie de pensamientos sobre Beth; el primero es que posiblemente se ofendería si le pedía que se mantuviera al margen ¿quién era él para pedir semejante cosa?, el segundo, que se negaría de pleno, se le ve una mujer valiente y comprometida, y el tercero... se la veía terca. 

Eran tres motivos de peso que finalmente provocaron que Erm esbozara una ligera sonrisa cansada. Cuando alguien entró en la enfermería, Erm se puso recto y miró hacía la puerta que daba a la sala de curas, pues, Beth y él estaban en el despacho - ¿quién será? - preguntó en voz alta de manera estúpida, como si hubiera verbalizado un pensamiento. 

El paseo hasta la enfermería se le hizo demasiado corto, lo cuál era lamentable cuando su cabeza insistía en aderezar su caminata con los horribles recuerdos de unas horas antes. No quería afrontar a esas personas pero tampoco le quedaba más remedio que encarar su ridículo.

Por desgracia, su plan de disculparse primero con los dos secuestrados a solas se fue al garete al encontrarse con que todos parecían haber ido hacia allí como si de la meca se tratara, a excepción de Emily y Ermendrud. Una segunda inspección le bastó para detectar a Beth y a él en el despacho de la primera.

- Hola - los nervios le jugaron una mala pasada y su saludo incómodo surgió de ella casi con rudeza. Desvió la mirada con un rápido parpadeo mientras su rostro se volvía inevitablemente del color de la grana -. Eh...quería pediros perdón a todos por lo que ha ocurrido antes... creo que al tocar la planta me entraron sus toxinas en el torrente sanguíneo... - realmente se sentía tan avergonzada por lo sucedido, por poner en peligro la misión, por someter a Katherine e Isaac a esa nueva tortura y por el ridículo espantoso que había hecho, que le costaba frivolizar sobre aquello como habría hecho en otras ocasiones -. Eh...pues eso, que lo siento - esta vez miró a los dos secuestrados, que habían sido los más afectados por sus acciones -. De verdad - guardó un momento de silencio mientras la incomodidad seguía aumentando antes de decidir que era mejor ir al grano -. Bueno, ¿hablamos de lo que nos ha traído aquí? ¿o me he perdido algo? ¿Y Emily?

-Se parece a Lucas, ¿verdad? - sonríe.

Guarda la foto tras enseñarla. Poco después Eileen llega a la enfermería y parece totalmente recuperada de lo que quiera que le ha pasado en las instalaciones secretas esas. Parece que se acuerda de todo, eso sí. Además, parece arrepentida por lo que ha hecho.

-Eileen, lo importante es que ahora ya estés bien. No lo hiciste queriendo y podría habernos pasado a cualquiera de nosotros... ¿no? Aunque... podríamos haberte grabado y luego enseñarlo en todas las reuniones...

Sonríe.

No entendía absolutamente nada; ¿Qué había hecho Eileen para tener que pedir disculpas? Y en cuanto al hijo de Tabby, menos mal que me explicó que era suyo de verdad, aunque... Yo seguía sospechando. 

Al preguntar por Emily me encogí de hombros. La verdad es que me había gustado ir en su equipo, juntas trabajábamos bien. Además, me había dicho que me planteara ser auror... Y me había comenzado a entrar esa idea a la cabeza. Sería la mejor auror de todos los tiempos. 

- Oye, ¿Por qué te disculpas, me he perdido algo? Tu no te has perdido nada, acabamos de llegar. 

Eileen llegó a disculparse y aunque es cierto que lo que hizo fue algo feo, no era ella misma mientras hizo esas cosas y tampoco fue nada realmente grave, simplemente estaban fuera de lugar pues en otra situación, en una relajada y despreocupada, verla enfocar su chorro de agua contra sus amigos habría sido motivo para hacerle reír, y aquello era algo que no se podía decir de lo que él hizo, así que no se lo tendría en cuenta.

- No te preocupes mujer - dijo acercándose y revolviéndole el pelo, quizá se habían distanciado un poco por el tiempo y lo sucedido, pero la relajación de haber recuperado a sus amigos y el querer mostrarle cercanía para que se relajase ella también, le hizo actuar así - Cuando menos te lo esperes, un buen chorro de agua y todo arreglado.

Contestó entonces a sus preguntas - Aún no hemos empezado y no sabemos dónde está Emily, pero quizá está ocupada por temas de trabajo, podríamos ir empezando y cuando venga la ponemos al día - se puso algo más serio - aunque Isaac y Katherine están ya a salvo, aún hay muchas otras personas que salvar y hasta que no acabemos con ellos, no estaremos tranquilos - aunque en el fondo, tenía una razón que era mucho más egoísta… no quería estar con Emily ni cerca de ella ni un minuto si podía ser.

Tanto Tabatha como Kegan trataron de suavizar su torpeza con lo que no pudo menos que encogerse de hombros y esbozar una vaga sonrisa. Habían tenido muchísima suerte, pero por eso mismo iba a permitirse aceptar que disculparan su conducta de esa forma. Esperaba que los otros dos también lo hicieran aunque le parecía lo mínimo que podían hacer teniendo en cuenta que acababan de rescatarlos.

- Eh... - claro que eso no iba a salvarla de dar explicaciones -. Creo que acabé un poco drogada durante la misión.

Me sorprendió la escena de las escaleras, pero a la vez sentí un gran alivio al ver a Sean ahí. Al darme cuenta de que me había convertido en el centro de atención, supe que tenía que hacer algo. No quería poner la autoridad de Greenbell en evidencia: no por gusto, que eso lo haría encantada viendo el estúpido grupo de "nuevos profesores" que me habían encasquetado, si no porque no era un movimiento inteligente en ese momento. Pero no quería dejar a Sean cómo un paranoico ahí enfrente, de ningún modo. Decidí jugar la mejor carta que se me ocurría y tal vez sus efectos secundarios serían menos castigos a corto plazo.

- Yo no estaría tan segura. - empecé a decir sin pararme, bajando las escaleras. - adentrarse demasiado en el bosque prohibido es probablemente más peligroso que cualquier misión de auror, y eso está en los terrenos de Hogwarts. - Llegado al final de las escaleras, hice un leve gesto con la cabeza a Sean para que me siguiese. No creía que Greenbell quisiese una peor escena de la que ya habían protagonizado. - ¿No tienen ustedes clases que atender, o trabajos que realizar? - les pregunté a los alumnos curiosos. - Deberé tener en cuenta todo este tiempo libre que tienen para decidir de cuantos pergaminos les pongo su primer trabajo de investigación... - amenaza, y aunque no iba en serio, ellos solo habían visto la seria, callada y con cara de pocos amigos profesora Van Dyck de la cena anterior.

Los alumnos pronto salieron corriendo en todas direcciones. No querían saber nada de deberes y trabajos. Mientras, Amy Greenbell, aún seria, decidió alejarse de aquella situación.

- Profesora Van Dyck, acompañe al señor Pullap a las puertas del colegio.- y sin más comenzó a caminar hacia su despacho en plantas superiores.

Sean comenzó a caminar al lado de Emily, a sabiendas de que eso del Bosque Prohibido era una chorrada inventada por ella. Sobretodo porque su novia venía del interior del castillo, no del exterior.

Sean:- ¿Y bien? ¿Vas a contarme qué ha sucedido?

Katherine iba a responder cuando apareció Eileen y su disculpa. Lo cierto era que no le guardaba ningún tipo de rencor. Había intentado ayudar y la base había podido ligeramente con ella. Aquel lugar era terrible. De solo pensarlo la ansiedad regresaba a la chica.

- Kegan tiene razón. No te preocupes más.

Y cuando comentaron lo de comenzar a hablar, lo cierto es que a Katherine le parecía bien. Estaba deseando soltar todo aquello y empezar con la misión. Porque nadie mejor que ella sabía que el tiempo apremiaba y que podía olvidarse de algo importante. Miró a Isaac, porque no estaba muy de acuerdo en que su mujer recordara tan pronto tal pesadilla. Pero Katherine Starks era fuerte.

- Por mí podemos comenzar.

Beth se asomó, comprobando que era su amiga Eileen la que había entrado en la enfermería. Parecía haber recuperado la normalidad pero aún así estaba preocupada por ella, por lo que no dudó en salir de ahí:

- Es Eileen. Salgamos.

-Emily es la única Auror que hay en el grupo. Creo que toda la información que puedas contarnos le interesará. Creo que deberíamos esperar un par de minutos.

Emily es la que más puede sacar de lo que se cuente ahí y puede usar toda la red de información de la que disponga para encontrar bases y ese tipo de cosas. Esa información es valiosa para proteger a todo el mundo mágico de lo que pueda pasar en un futuro, seguramente cercano.

Pensar en que su familia pueda verse afectada, no le gusta ni un pelo.

Erm asintió a Beth dedicándole una mirada un tanto directa que pronto desapareció al traspasar el quicio de la puerta. Observó a los demás y, callado se dirigió a algún rincón donde no molestara y desde el cual podría escuchar lo que decían por si tuviera que intervenir con algo de información. 

Su mirada se iba paseando de un lado a otro. Recordaba la enfermería de su escuela, y era realmente diferente... Hogwarts parecía un sitio de luz, un lugar majestuoso en donde estar, pero su escuela, era algo bien distinto... ambas eran imponentes, pero donde en una reinaba la luz, en la otra solo había cabida a la oscuridad, a las sombras. 

Tuvo que contener la sonrisa agradecida que pugnaba por asomar a sus facciones cuando escuchó que Katherine le restaba importancia al asunto. En su lugar, cabeceó un poco en su dirección antes de permitir que aquel tema se zanjara del todo, por suerte para ella.

- Estoy con Tabatha, deberíamos esperar un poco...nos guste o no, estamos todos metidos en esto y vamos a tener que tomar decisiones de forma conjunta. Lo de ir por separado no nos ha ido demasiado bien hasta ahora.

Realmente no es que no hubiera ido bien, es que no había dado resultados y, quizás, parte de ese fracaso se debía a que insistían en actuar individualmente y en desconfiar los unos de los otros.