Partida Rol por web

Iba a tener que pensar un modo mejor de acercarse a aquel chaval si en dos días no pasaba por su despacho pero por el momento tenía la tranquilidad de haber movido ficha con Jeremy. Una parte de sí misma se sintió nerviosa mientras escuchaba a los chicos salir de allí conforme ella recogía sus cosas. Ojalá diera resultado. Sabía que no podía forzar la confianza pero pensar que podía ser un largo proceso le preocupaba porque quería decir que pasaría más tiempo sin Zoey y aunque de momento eso pareciera una aventura emocionante sabía que pronto empezaría a echarla demasiado de menos.

Salió del aula, tratando de mantener un rostro impertérrito que no mostrara sus preocupaciones a la vez que se preguntaba en qué andarían metidos los demás. La verdad era que no sabía cuáles eran sus horarios y quizás tendrían otra clase en aquel momento, ella por lo menos estaba libre durante unas horas así que decidió ir a la biblioteca. Eileen nunca había sido muy fan de aquel lugar pero ahora tenía carta blanca para meterse por la sección prohibida y quizás encontrar así algo de información sobre la poción de las narices.

El expediente de la chica era muy bueno, pero no era extraordinario. Podía ser casualidad o no querer llamar la atención. Todas las opciones estaban abiertas. Me llamó la atención el hecho de que hubiese hecho adivinación cuándo el resto de sus asignaturas eran ... Bueno, serias, y que tuviese sólo un aceptable me decía que no era precisamente vocación. Debía de ser una chica práctica y con los pies en la tierra, por eso no conseguía nada de unas hojas de té y una bola de cristal. Tenía poco sentido. Aunque claro, por alguna razón yo había hecho lo mismo en mi último año. Tal vez era simplemente su hora de relajarse. Su familia sí que hizo saltar una alarma. Su madre parecía la perfecta bruja de casta alta, buen trabajo administrativo y de cara al público en el mundo mágico, estatus sin mancharte las manos. Su padre, en cambio, estaba en paradero desconocido desde hacía más de diez años. Con un toque de la varita hice una copia de la foto con intención de mandársela a Sean a ver si encontraba algo en los archivos de los Aurores. Si era un criminal, algo habría. O si resultaba ser un espía. En aquellos momentos podía creérmelo todo.

Decidí comparar su expediente con el de los prefectos, y después llamarles a ambos. Gemelos. Curioso.

Los expedientes de los gemelos eran impecables. De familia rica, sin ninguna falta y todo con Extraordinarios en los TIMO. No parecía haber nada malo en ellos ni en su familia aunque probablemente Emily ya tuviera la suficiente experiencia como para saber que no todo lo que reluce es oro.

Aún así, los gemelos y prefectos de Slytherin, Regina y Ryan Cooper, se presentaron en el despacho de su actual jefa de casa. Rectos, impecables, serios y educados.

Regina:- ¿Quería vernos, profesora Van Dyck?

Kegan escuchó atentamente a la chica y le sorprendió que volando tan bien no estuviese en el equipo, era importante trabajar en equipo, pero le llamó la atención que no aceptasen a nadie nuevo así que alzó una ceja mientras escuchaba y al final se rió al ver como la chica le decía que era increíble.

- Yo te veo bastante buena y aunque es importante que se hayan acostumbrado a trabajar juntos también es importante trabajar con otras personas que se conozcan menos e incluso distintas a uno mismo. Tenía pensado pasarme por el próximo entrenamiento ¿querrías venir conmigo? Te haré las pruebas personalmente, así que prepárate.

Si la chica confiaba en él y resultaba saber algo, se lo contaría.

Tenía esperanzas porque alguno respondiera, ya vio que se quedó en ello... en esperanzas. Suspiró y sonrió levemente. Paseó la mirada por su clase y señaló a la chica que había sufrido el hurto de su sangre - a ver, tú - cogió la lista de clase y releyó los nombres hasta que llegó al suyo - señoritaa... mmm ¿Robson? - sabía que era ella, pero mejor hacerse un poco el pardillo que despertar a la mente paranoica de la clase (siempre había alguien suspicaz) - Qué es lo que habéis estudiado hasta ahora de la historia de la magia - tenía que saber hasta donde habían llegado para hacerse una idea, sino, podría caer en repetir contenido o en algo peor... 

Un escalofrío me recorrió la espalda al ver las fotos de los gemelos. De algun modo me recordaban a Zoey, y ahora no podia evitar llamarles hermanos caballo en mi cabeza. Su expediente era perfecto, demasiado, pero eso no me importaba. No era ni profesora, ni jefa de casa, ni Hufflepuff ni Gryffindor, así que me daba lo mismo. Lo que sí era era auror, y tenía una misión. Antes de llamarles debería haberme preparado qué clase de profesora Van Dyck iba a ser, pero sin darme cuenta ya lo hbía escogido. No sólo ayer por la noche, sino hoy al levantarme. Cuando entraron les dediqué una minúscula sonrisa a modo de saludo y volví a mi semblante serio. Apunté con una mano a las sillas frente a mi invitándoles a sentarse.

- Cómo prefectos que sois de la casa, doy por sentado que conocéis bien a los alumnos. Los que son problemáticos y los que nos consiguen puntos. - directa al grano, cortés pero seria... La profesora Van Dyck era como el profesor Pullap. - Espero poder contar con vuestra colaboración para asentarme, y para tener las cosas bajo control. No soy una maniática del orden y la disciplina, pero no soy ningun Gryffindor tampoco. - les dije mientras me reclinaba con las manos cruzadas sobre el estómago. - No sé cuanto han cambiado las cosas desde que me gradué, pero en mi experiencia Hogwarts es bastante inamovible. ¿Y bien? ¿Algún comentario?

Regina:- En general puedo decir que estamos orgullosos de ser Slytherin. Hemos ganado cuatro veces seguidas la copa de las casas y aunque hay algún que otro alumno que estaría mejor en otra casa por su comportamiento...

Ryan:- Hemos sabido lidiar con él o ella. Aún así, el año pasado dejamos de ganar puntos con frecuencia, sobretodo en las clases de quinto curso.

Regina miró a su hermano con algo de sorpresa que después intentó esconder. Ryan miraba al frente, serio y erguido. No había dudado en sacar esa información, obligando a su hermana a explicarse.

Regina:- Turner, una de las chicas estudiantes de ese curso el año pasado y que era la que ganaba puntos para nuestra casa, dejó de participar en clase. Algunos compañeros suyos acudieron a mí con preocupación porque la veían ausente. Hablé con ella pero no le ocurría nada. Además, sus notas en los TIMO han sido bastante aceptables. No supe qué pensar y este año quiero estar más pendiente de ella. Quizás solo fue presión por los exámenes.

Eileen encontró información sobre la leyenda del dragón de la sombra. Tal y como les había explicado Ermendrud, su colegio dividía a los alumnos por clanes de dragón y éste último era más una leyenda que otra cosa. Sin embargo, la leyenda se había hecho realidad durante la época de la segunda guerra mundial. Hitler había dado con la clave para crear superhombres magos gracias a la famosa sangre de dragón. No se sabe con exactitud de dónde procedía dicha "sangre" o mejor dicho, poción, pero se hablaba de laboratorios subterráneos en los que los mejores magos de pociones trabajaban con una receta de elaboración aún incompleta. Fue precisamente por el hecho de estar incompleta que Hitler no pudo hacer frente a la guerra, perdiéndola. En esas páginas venían parte de los ingredientes:

Sangre de dragón.

Filtro de muertos en vida en pequeña cantidad.

Azarollo.

La chica parecía asombrada y maravillada a partes iguales. ¡El famoso buscador Kegan Porcher la iba a examinar personalmente!

- ¡Vale! 

Si lo hacía bien y él lo mandaba, nadie podría negarse a que entrara en el equipo. 

-Claro, me pasaré. Nos vemos luego.

Se despide de Beth y entra en clase. Espera que todos hayan hecho una lista de cosas que saben sobre el mundo mágico. 

-Buenos días chicos. Mi nombre es Tabatha Smith. Se mucho acerca del mundo muggle porque he vivido más en él que en el mundo mágico. Mis padres son muggles y desde hace 3 años hasta ahora he estado trabajando como si fuese una muggle más. La Directora Greenbell consideró que mis conocimientos os podrían ayudar.

Sonríe a la clase.

-Bien... ahora, me gustaría que uno por uno os levantaseis y os presentaseis. Decir un color que os guste, vuestra comida favorita y la canción que no podéis evitar escuchar estéis donde estéis. Después, todo lo que hayáis apuntado en la lista.

Observé a los gemelos mientras hablaban intentando mantener una expresién seria y libre de emociones, cómo Sean. No era difícil visualizar cada centímetro de su cara, sus facciones, los brazos cruzados mientras escuchaba a los alumnos, aquél aura de misterio... Lo que no estaba tan segura era de lo bien que me salía a mi ser una profesora seria y misteriosa. La chica, Regina, parecía segura de sí misma, astuta, precavida. No quería dar más información de la necesaria, no confiaba en mí. Era comprensible. Pensé que su hermano haría lo mismo, pero me sorprendió ( y por la expresión de la chica a ella también) cuándo abrió las puertas a más información. Por alguna razón, el chico quería confiar en mí.

- ¿Turner dices? - comenté mientras escribía su nombre en un pergamino, cómo si no la conociese y de una formalidad se tratase, aunque la realidad era que era todo un alivio ver que podría sacar información de mi objetivo. Escuché el razonamiento de Regina y asentí levemente. - Puede que sea la influencia de compañías nuevas. Discutibles. - aclaré, o mejor dicho, dejé que se formasen su propia idea sobre a qué me refería. No iba a crearme ningun tipo de alterego político, pero podía dejar que cada uno hiciese de la profesora Van Dyck lo que necesitaban para sí mismos. - Señorita Cooper, le estaría agradecida si me informase de cualquier... anomalía. ¿Alguien más que deba tener en cuenta para una tutoría? - les pregunté a los hermanos mojando ligeramente la pluma del pergamino. Tal vez me daban nombres que no teníamos, tal vez no, pero parecía la pregunta lógica que hacer en el papel que estaba representando. Y si no tenían más nombres, yo si tenía un nombre que quería que vigilasen por mí.

Le dieron un par de nombres más: Lee Xiang , Edward Club y Melissa Hastings. Más que nada dijeron que eran bastante indisciplinados y algunas veces se metían en líos. Pero nada que no tuviera solución con castigos o una buena reprimenda.

Justo se levantaron e iban a irse cuando Regina se paró y dio media vuelta mirando a su jefa de casa. Había oído que antes trabajaba como auror. Dudó un instante, pero Ryan ya había empezado con el tema Turner, así que mejor darle todas la información sobre anomalías posible.

Regina:- Tendría que saber sobre los sueños de Turner. Sus compañeras el año pasado hablaban de que se asustaban ante los gritos nocturnos de la chica. Nunca antes le había pasado. Puede que esté relacionado con su rendimiento escolar o que solo sean rumores y exageraciones.

Apunté el resto de nombres más por hacer mi papel que porque realmente creyera que servirían de algo. Levanté la vista entonces interesada cuádno decidieron confesarme algo más de Turner. Tal vez mi intento de ser Sean había sido lo suficientemente bueno como para que los gemelos se sintiesen cómodos o seguros compartiendo secretos. Esperaba que fuese aquello, me iría bien que me ayudasen. Y de algún modo Regina me recordaba a Anwen.

- Lo tendré en cuenta, gracias. - le contesté apartando el pergamino con los nombres y cogiendo otro que tenía sobre la mesa con horarios. - Muchas gracias a ambos. - les dije mientras apuntaba garabatos en el horario, cómo si estuviese trabajando. La verdad era que no tenía ni idea de cómo ser profesora, así que estaba pretendiendo lo mejor que se me ocurría. - Por cierto. - les dije con un estudiado timing justo antes de que abandonasen el despacho. Levanté al vista entonces apra mirarles a ambos. - Kegan Porcher, el nuevo jefe de Gryffindor. Va a traer problemas. Es impulsivo, con medio cerebro, más interesado en fiestas y pelotas que un Leprechaun en oro. Si le veis hablando con algun alumno a solas, o yendo por lugares que no debería o a horas que no debería, hacedmelo saber por favor. No entiendo cómo pueden contratar a un crío para ser el mentor de nadie, pero supongo que la fama puede comprarte el puesto que quieras. - terminé de decir una vez más con la vista sobre mi horario. - Tengan un buen día.

Apunté el resto de nombres más por hacer mi papel que porque realmente creyera que servirían de algo. Levanté la vista entonces interesada cuádno decidieron confesarme algo más de Turner. Tal vez mi intento de ser Sean había sido lo suficientemente bueno como para que los gemelos se sintiesen cómodos o seguros compartiendo secretos. Esperaba que fuese aquello, me iría bien que me ayudasen. Y de algún modo Regina me recordaba a Anwen. - Lo tendré en cuenta, gracias. - le contesté apartando el pergamino con los nombres y cogiendo otro que tenía sobre la mesa con horarios. - Muchas gracias a ambos. - les dije mientras apuntaba garabatos en el horario, cómo si estuviese trabajando. La verdad era que no tenía ni idea de cómo ser profesora, así que estaba pretendiendo lo mejor que se me ocurría. - Por cierto. - les dije con un estudiado timing justo antes de que abandonasen el despacho. Levanté al vista entonces apra mirarles a ambos. - Kegan Porcher, el nuevo jefe de Gryffindor. Va a traer problemas. Es impulsivo, con medio cerebro, más interesado en fiestas y pelotas que un Leprechaun en oro. Si le veis hablando con algun alumno a solas, o yendo por lugares que no debería o a horas que no debería, hacedmelo saber por favor. No entiendo cómo pueden contratar a un crío para ser el mentor de nadie, pero supongo que la fama puede comprarte el puesto que quieras. - terminé de decir una vez más con la vista sobre mi horario. - Tengan un buen día.

Había encontrado algo pero los "algos" por algún motivo que desconocía, siempre tenían la propiedad de ser frustrantes. Por suerte para Eileen, había aprendido mucho acerca de frustración en sus últimos años de trabajo puesto que no en vano investigaba un antídoto que hasta el momento se consideraba imposible.

Apretó los labios con fuerza durante unos segundos mientras intentaba contener los vestigios de irritación que le producía la falta de información mientras trataba de sacar lo bueno de aquello: aunque ya conocía la historia y sabía que uno de los ingredientes era el filtro de muertos en vida, lo del azarollo era una sorpresa. Respecto a la sangre del dragón, era previsible. Por lo menos había avanzado un paso e iba a intentar sacar más acerca de la poción con aquello. Si conseguía emularla, estaría más cerca de hacer un antídoto.

Tras mirar a ambos lados, no dudó en lanzar un hechizo al libra para que si alguien lo leía su nombre apareciera reflejado en el pergamino que tenía enrollado en ese momento en la mano. Seguramente todo lo que podía hacer allí estaba hecho así que decidió ir a su despacho a ver si podía sacar algo más ahora que tenía más ingredientes.

La verdad que me lo estaba pasando incluso bien, aunque no tenía ni idea de cómo se me iba a dar esto de ser profesora. Hice comentarios graciosos y amables a todos los alumnos cuando se presentaban y, al llegar Nick no fue distinto. 

- Es importante entonces que cumplas tu sueño, Nick. Me gusta que hayas decidido repetir para eso. Yo tengo amigos aurores y la verdad que sacaban notas brillantes. Así que, ¡a por ello! 

Después de ello decidí que era el momento de cumplir mi función como profe. 

- Bien, a mi me gustaría dar un repaso de todo lo que habéis dado hasta ahora, antes de empezar a hacer cosas nuevas. Así que, ¿alguien podría decirme que es lo último que hicisteis el año pasado? ¡Tu no vales, Nick, que estás repitiendo!- Le digo bromeando.  

Después de ello decidí repetir a todos lo de los posos de té, así quizás sabría el futuro del tal Nick y tendría una excusa para hablar con él después de clase. Entregué a todos una tazita que estaban cuidadosamente puestas en una estantería y les entregué el té. 

- Todos sabéis cómo se hace ¿verdad? Desde 3r curso se ha hecho esto. Si alguien no se acuerda, que me lo diga. 

Los alumnos de sexto curso se miraron algo extrañados y sorprendidos por la metodología, pero pronto se levantó el primero de ellos para comenzar con el ejercicio de la profesora.

Y así fueron de uno en uno, haciendo la clase bastante amena y aceptable, hasta que llegó el turno de Ashley Turner. Se levantó, seria como solía serlo, con su pergamino en la mano y manos algo temblorosas. Dijo su nombre y apellidos y antes de comenzar con la lista que había preparado, cerró los ojos con fuerza y perdió el equilibrio, alertando a sus compañeros.

La aludida se levantó para responder a las preguntas del profesor. Le llevó su tiempo, pero enumeró un par de sucesos importantes en la historia de la magia. Lo cierto es que en clase del profesor fantasma casi todos terminaban dormidos y ahora no recordaba mucho más de lo que acababa de contarle a Ermendrud.

Una vez terminó se quedó de pie, esperando la opinión del profesor.

Bien, osea, que no tenéis mucha idea de nada - respondió visiblemente decepcionado - puedes sentarte - le dijo a la joven al ver que no había vuelto a su asiento. Ermendrud se paseó por donde estaba, meditando en su interior que podía contarles a sus alumnos en su primer día de clase, algo que no fuera tedioso y pudiera despertar su interés... la historia podía ser apasionante pero solo si uno sabe como contar... entonces, se acordó de la leyenda del viejo Magnus.

Erm carraspeó con fuerza - Bien, ¿conocéis la leyenda del viejo Magnus? - sabía que no, pero tuvo la cortesía de preguntar e, inicialmente, de buscar su atención - el viejo Magnus era un mago que murió hace muchos años ¿cuantos? pues más de dos cientos años han pasado ya de su fallecimiento. Bien, pues os cuento... este señor, nació en una pequeña aldea de magos del interior de Holanda, lejos de los canales y el agua... era un tipo normal, aprendió magia por sus vecinos y familiares y se suponía que iba a seguir con el negocio del padre, la fabricación de escritos mágicos, pero no, el pequeño Magnus era un chico demasiado espabilado y abierto de mente, muy adelantado a su época - conforme hablaba, iba variando el tono de voz, tratando de que nadie se durmiera y que la atención se mantuviera firme - cuando cumplió los veinte años, tras una fuerte discusión su padre, se marchó de su pueblo natal, cogió su varita, viandas y una mochila y .. .se esfumó. Hasta aquí, todo normal ¿verdad? la típica historia de un joven muchacho que quiere cambiar su destino y buscar algo grande... pero, ¿qué pasa si os digo que este joven vivió las mayores aventuras que uno haya sido capaz de imaginar? mi favorita, sin duda, fue cuando recuperó el tesoro perdido de la cueva Anghr, en lo más profundo de los Urales, allí, una araña con más años que la vida misma, guardaba recelosa el tesoro que una vez robó a un venerable dragón dormido, nunca se supo en concreto de que consistía el tesoro... pero si se sabe que existió con total certeza... algunos, dicen que eran gemas marinas, otros, una espada encantada que hablaba y los más simples, decían que era oro - se encogió de hombros llegado a ese momento - pero eso es lo de menos ¿verdad? lo interesante es como Magnus se abrió paso por un mar de telarañas tan duras como el acero encantado, sorteó trampas de lo más extrañas, como una hecha con un canto de sirena que te llevaba directo a una angosta gruta que acababa en el corazón del a tierra y de donde uno jamás podría salir... evitó ser devorado por los cientos de crías de la araña que moraba allí... pero lo más sorprendente, fue como venció a la madre de la cueva. Fue un combate desigual, Magnus tuvo que sacar provechó de todo su ingenio para derrotarla, pero, Magnus fue mordido por la araña y el veneno que le inoculó provocó que envejeciera hasta parecer un anciano, aunque su salud fuera la de un joven como era, su aspecto... era el de un venerable anciano... - hizo una pausa dramática escrutando los rostros de los alumnos - pero esa no fue su única aventura, vivió muchas más y os las iré contando poco a poco

Reacciona rápidamente y se acerca a Ashley antes de que se desmaye o se caiga. La sienta en su silla y mira que se encuentre bien.

-¿Te encuentras bien?

Mira que no tenga temperatura. Quizá se ha levantado enferma y en lugar de ir a la enfermería ha decidido ir a clase. Que dice mucho de ella, pero no tiene que forzar tanto el primer día. 

-Tengo que llevarte a la enfermería.

Recuerda que tiene que mantener un ojo en la chica.

Ashley mantuvo los ojos fuertemente cerrados mientras Tabatha le hablaba e incluso cuando la ayudaron a levantarse y comenzó a caminar junto a Tabatha, que la ayudaba, continuó de aquella manera. Respiraba de forma agitada y parecía bastante alterada, pero no dijo ni una palabra.

Una vez fuera en los pasillos, Eileen, que caminaba por allí, se las encontró. Tabatha iba con Ashley Turner, una de las chicas sospechosas y parecía no encontrarse muy bien.