Partida Rol por web

- Hay diferentes rangos. Los investigadores llevan una bata blanca sobre sus ropas. Son contados y los conocen muy bien. Los "soldados" van con ropas negras ajustadas específicas.- le informó- Tampoco me he podido fijar mucho. Te cogen, te llevan y vuelves. Pero debéis saber... que no solo hay magos aquí dentro. Troles, criaturas oscuras... incluso he llegado a pensar que algunas de ellas son presos...- tragó con saliva. No podía seguir tratando aquel tema allí abajo. - Tened cuidado... y no hagáis ruido.

Cuando dijo lo de los investigadores tuvo un ramalazo de esperanza pero pronto se apagó el cabo del hilo del que pensaba tirar para trazar un plan. Criaturas oscuras...tenía un malísimo presentimiento al respecto. Tragó saliva, intentando que no fuera obvio lo poco preparada que se sentía para aquello. En su lugar, cuadró los hombros con aparente decisión y asintió una vez con sequedad a causa de los nervios.

- Muy bien. Vamos a ir poco a poco. Fingir que llevamos a un prisionero parece que será inútil. Otra opción sería buscar algún sistema de ventilación para colarnos dentro, los laboratorios siempre suelen tener un buen sistema de extracción - aunque si era el caso necesitarían lanzarse un hechizo casco-burbuja y posiblemente algo más -. Sea como sea, no podemos quedarnos más tiempo aquí, llamamos demasiado la atención. Vamos.

Demasiado calmados y demasiadas ganas de pensar las cosas. Se sorprendió al ver a Tabatha poniéndose delante de él para no dejarle pasar, pero luego el plan simplemente era dividirse en grupos y él iría en el que va en la dirección en la que iban a ir por lo que… el resultado de decidir "un plan" era hacer lo obvio, aunque ya no era lo obvio si no "lo decidido por alguien preparado". Suspiró, pero no dijo nada y el otro equipo se fue, lo que le dejó solo con las dos chicas e Isaac.

- Vale Tabatha - acabó admitiendo ahora que no estaban con Emily, se había relajado un poco - tienes razón, llevo demasiados días alterado y sin apenas dormir, lo siento. Intentaré portarme mejor ahora.

Entonces se preparó y se concentró durante unos segundos y cuando se sintió listo añadió - Intentaré detectar si hay alguien en los alrededores - cambió rápidamente de forma a la de un perro de pelaje blanco.

Eileen empezó a buscar mientras caminaba. Pero no vio nada. De hecho casi ni vio los brazos que salían de una de las celdas que estuvieron a punto de cogerla del cuello. Por suerte para ella, Tabatha la salvó a tiempo.

Mientras, Kegan en modo perro olfateaba. Había tal cúmulo de olores en aquel lugar que era difícil saber si había alguien en los alrededores porque de hecho los pasillos estaban llenos de celdas con gente mugrienta y asustada. El lugar estaba iluminado por antorchas mágicas en las paredes cada pocos metros, siempre a una distancia prudencial de cualquier celda. Conforme caminaban, muchos de los presos se asomaban. Algunos extendían las manos hacia ellos, otros suplicaban desesperados que los sacaran; una minoría se asustaba al pensar que se trataba del enemigo. A veces, les llegaba de fondo, a los tres, como el sonido de un gruñido extraño y, de fondo, el grito desesperado de una mujer.

Al girar uno de los pasillos, Kegan se percató de un nuevo olor, bastante más fuerte y asqueroso. Al fondo del pasillo por el que tenían que ir si no querían volver atrás, había una criatura apostada dándoles en ese momento la espalda. ¡Era un trol! 

Lo cierto es que se habían librado durante el trayecto de problemas gracias a la vista y el olfato canino de Kegan, que las guiaba como mejor podía y de forma bastante acertada. No obstante, los pasos de las chicas no eran tan silenciosos como les habría gustado y por ello el trol parecía algo alerta. ¡Comenzaba a darse la vuelta! ¡Les pillaría si no actuaban con rapidez!

-Disculpas aceptadas, pero recuerda... hay que actuar como un equipo. Nada de ir por separado, ¿de acuerdo?

Se prepara para salir de ahí. Es hora de llevar a cabo la misión. Eileen ya ha salido de la celda de Isaac y si no la siguen, seguro que la pierden de vista. Pero en ese momento, Kegan se... ¡transforma en un perro! Le mira sorprendida y se acerca un poco a estudiarlo un poco más... pero recuerda que tienen una misión que cumplir así que lo deja para otro momento.

Ahora, la mejor forma de avanzar es dejar que Kegan-perrito vaya delante y les guíe con su olfato. Parece que la cosa no va tan mal como podría ir, gracias a sus pasos... que para ella resuenan demasiado en esos pasillos. De pronto, se encuentran a un Troll, cortando el camino que deben seguir, y que además, se está girando hacia ellos.

Se queda parada durante un segundo. Tienen que hacer algo o los descubrirá. Si lo hace, dará la voz de alarma y adiós al plan. Se adelanta a los demás y reza para que le salga bien lo que va a hacer. Levanta la varita y no parece hacer nada, pero lo que intenta es que el Troll crea que el pasillo está vacío, pero los pasos van en otra dirección contraria. Eso debería bastar... si es que ha salido.

Les hace un gesto a sus compañeros para que guarden silencio.

Beth por algún motivo parecía preocuparse mucho del sospechoso extranjero, pero Beth era experta en fijarse en casos especiales, así que no sabía si eso decía mucho en favor del chico. De todos modos, obediente no puso pegas al plan que yo había propuesto (de hecho, sorprendentemente, nadie las puso. Tal vez mi mal humor causado por el imbécil de Kegan me daba un aire de autoridad que dudaba tener en otras ocasiones). Sin embargo, la satisfacción de que nos estuviésemos poniendo en marcha con la eficiencia de los aurores a la que estaba acostumbrada no duró mucho. Mis dos acompañantes eran cómo la luz y el día: por un lado, Vilma era tan silenciosa que empezaba a creer que nos seguía un holograma mientras ella estaba en su casa tomando té. Por supuesto, esto no me suponía ningún problema, excepto el hecho de tener que comprobar más a menudo que de verdad estaba ahí. En cambio, el chico era arena de otro costal. Si Vilma era el silencio hecho carne, él era una tormenta bajo un techo de uralita. La guirnalda del pastel la puso al tropezarse y lanzar un hechizo que alertó a los guardias… Y qué guardias. Dos enormes trolls de río iban a aplastarnos cómo no hiciésemos algo al respecto. Tenía poco tiempo para pensar y recordar el punto débil de los trolls, pero tenía que hacer algo. Mientras el alemán cada vez parecía más sospechoso: sabía demasiado, pero luego nos delataba “accidentalmente”, para después no conseguir hacer ningún conjuro decente. O era un espía malísimo, o era más patoso que Vilma durante los años de Hogwarts, y lo segundo era casi más difícil de creer que lo primero. Miré a ambos lados, estábamos atrapados, y no podíamos abrir ninguna pared. Erm intentaba convertir medio pasillo en una pista de bolos, con lo que …Miré al techo, alcé mi varita y conjuré un hechizo de almohadilla… aparentemente sin éxito. Bueno, un golpe contra el techo era mejor que Sandwhich de troll. Se acercaban, así que no teníamos más tiempo.

- Agarráos fuerte unos a otros. Cuando estén más cerca, los cegaré y necesitaremos usar el Ascendio. – les informé de mi plan, esperando que entendiesen cual era la idea. Si los troles se cegaban y uno de ellos se resbalaba en el aceite, habría una colisión con nosotros en medio… Si no salíamos disparados. Erm consiguió en aquél momento finalmente llenar el suelo de aceite. Sólo quedaban dos pasos por cumplir. – ¿Preparados? ¡Ascendio! – Pero por algún motivo no salió cómo esperaba y apenas noté mis pies despegar del suelo. ¿Demasiado peso? Miré a Vilma horrorizada. En situaciones desesperadas, de algún modo, Vilma era un genio así que esperé que mi mirada de terror le dijese que nos sacase de allí en aquél instante. Y esperando hasta el último instante, confiando en Vilma, sólo podía soñar con salir de allí con vida. - ¡LUMOS MÁXIMA!

Había que actuar rápido. Miro a Erm con cara de sorpresa cuando hace tantísimo ruido y llena todo de aceite ¡Jope, con gente así mejor no ir que lo entorpecen todo! Escucho el plan de Emily y asiento en silencio, pero por alguna extraña razón su hechizo falla ¿Serán los nervios? Pienso en lo que se me había ocurrido a mi en la situación, que era prácticamente lo contrario de lo de ella; Apagar las luces y ir arrastrándonos por el suelo. Pero sin lugar mi plan podía acabar con nosotros aplastados y con los trolls bailando sobre nosotros ¡Que buena idea para una canción! ¡Bailar sobre muertos! Uy, sí... 

- Ascendio!- Digo cuando noto que están bien agarrados a mi. Y no me sale... Me dan ganas de hacer pis de los nervios, pero lo vuelvo a intentar, conteniéndome. - ¡Ascendio!- Digo con decisión esta vez. O lo hago bien, o moría... Y por suerte, me sale bien. Sonrío mientras noto como nos elevamos. Pero espera, ¡el hechizo de la almohada no había funcionado! Bueno quizás mejor, así no rebotaríamos hacia abajo, saliendo disparados al suelo de nuevo... Pero ¿qué íbamos a hacer? 

- Deprimo!- Digo apuntando al techo como último recurso. El hechizo normalmente servía para hacer agujeros en el suelo, pero también funcionaria para hacerlos en el techo ¿no? Al fin y al cabo si estuviéramos arriba nuestro techo sería nuestro suelo... ¡Ay madre! ¡Nos iban a escuchar! 

El troll que venía desde atrás resbaló con el aceite de Ermendrud y emprendió una embestida aún más potente y rápida que antes hacia ellos. Emily logró cegar a todo el mundo como si de un gigantesco flash se tratara, pero tuvo que dar gracias a que Vilma estuviera junto a ellos en aquel momento para terminar de llevar a cabo el plan. 

Como impulsados por unos propulsores desde los pies, los tres magos ascendieron hacia el techo justo en el momento en que el troll les iba a atropellar. Y se habrían dado de lleno contra el techo de no ser por la nueva reacción de Vilma, que creó un agujero por el que sus cabezas y parte de sus cuerpos pasaron sin sufrir daño alguno. Se escuchó un fuerte sonido que les indicó que los dos troles habían chocado y apenas un segundo más tarde volvieron a caer de forma violenta contra el suelo pues Emily no había logrado el hechizo para mantenerlos arriba.

Ahora los troles estaban KO, inconscientes, ellos vivos, el techo goteando ligeramente agua y el camino despejado. 

Con una mezcla de miedo y vergüenza por su tremenda cagada, Erm no se atrevió a comentar nada y, con un incomodo silencio por su parte, se limitó a seguir a las dos chicas que iban con él... Ermendrud era un tipo peculiar, de aspecto borde o tosco, pero con una clara predisposición a ese tipo de humor más propio del cine maggle donde ridiculizaban a algún actor dejándolo caer de las maneras más absurdas posibles. 

Aceptando que había quedado en ridículo, Erm se encontró mirando distraído el trasero de las dos mujeres que llevaba delante de él hasta que se dio cuenta de que ante ellos se alzaba una nueva dicotomia con la que lidiar... que camino escoger ¿Derecha o izquierda? Erm, visiblemente sudoroso y nervioso se acercó hasta la bifurcación y miró a un lado, a otro y de donde habían venido... se humedeció los labios y puso una mueca un tanto cómica al fruncir los labios meditabundo, rememorando los libros que había leído hacía más de tres años... suspiró con fuerza y, sin atreverse a abrir la boca señaló el camino que iba hacía la izquierda... al menos, sus ojos demostraban cierta seguridad en cuanto a la decisión que acababa de tomar. 

Por lo menos Kegan parecía haberse relajado y también ayudaba que Tabatha no fuera tan mandona como Emily. Tenía que admitir que, por muy buena profesional que fuera su amiga, rara vez aceptaba por buenas las decisiones de los demás sino iban acorde con la suya propia, lo cuál lo hacía todo bastante complicado a decir verdad. Emily era buena, cierto, pero el trabajo en equipo nunca se le había dado demasiado bien sino era ella la cabecilla.

Pronto quedó claro que ella tampoco era la mejor cabecilla de la historia porque estaba tan concentrada buscando el sistema de ventilación que si no fuera por Tabatha unas manos con siniestras intenciones la hubieran agarrado. Se quedó mirando un momento las extremidades pálidas que surgían de la oscura celda, con el corazón palpitando a mil por hora. 

- Gracias - murmuró antes de seguir.

Kegan se transformó en perro. Hacía ya tanto tiempo que aquel tema había salido a colación que casi lo había olvidado que el chico era un animago pero ahí estaba, colaborando con la causa. Viéndolo así, podría haber olvidado que casi acababa con su vida hacía un par de meses, pero era un recuerdo demasiado horrible como para que desapareciera sin más.

Precisamente fue Kegan el primero en advertir al troll y se sintió profundamente agradecida cuando Tabatha tomó una decisión sin esperar que ella decidiera cómo proceder. Ella también alzó la varita pero esperó a ver si surgía efecto para ver si era necesario o no lanzar un hechizo.

El plan no fue perfecto, ni por asomo, pero un golpe y unas rascadas era un precio razonable a pagar por salir de allí con vida y dejar a los trols fuera de combate en una improvisación de tan sólo unos segundos. Me incorporé y puse la mano sobre el hombro de Vilma. Como antaño, en situaciones desesperadas demostraba que era tan buena bruja cómo el resto.

- Gracias Vilma, buen trabajo.

Miré el camino que se abría frente a nosotros y no dudé en retomarlo con el resto. Sin embargo, poco después llegamos a un cruce. Miré a ambos lados sin ver realmente nada que nos ayudase a decidir. Fue entonces cuando me giré hacia el alemán. Seguía sin fiarme, pero suponía que ahora podía ganarse algo de confianza o meternos en una trampa y ganarse una enemiga con un muy mal día. Sin embargo, antes de preguntar, el chico se adelantó y tras pensárselo, señaló qué camino debíamos seguir.

"Más te vale que estés de nuestro lado. Que pongas en peligro a todos y encima le rompas el corazón a Beth no te lo perdonaré."

- Manteneós alerta y en calma. No queremos tropezarnos de nuevo.

El trol terminó de girarse pero lo único que vio fue un pasillo vacío. El hechizo de Tabatha había surtido efecto y ahora tenían una oportunidad de pasar al lado del troll sin que éste se percatara.

Se rascó con un enorme dedo índice la cabeza, como pensativo, aunque los troles eran por naturaleza muy tontos. Estaba claro que no sospechaba pero era de velocidad camaleónica*.

Bueno, su secreto ya no era tan secreto… pero era necesario y al detectar al trol con su olfato se alegró de haberlo hecho, no era alguien con quien les hubiese gustado cruzarse de frente. Al verlo, Kegan enseñó los dientes a la vez que se le erizaba el pelo del cuerpo de forma instintiva, pero sin hacer ningún ruido, tampoco era tonto.

Tabatha tomó la iniciativa y lanza en silencio algún hechizo y nos manda guardar silencio a nosotros, fue en ese momento cuando Kegan se dio cuenta que estaba enseñándole los dientes al trol, por lo que se relajó, agitó la cabeza para deserizar su pelo dejó de enseñar los dientes, aunque se mantuvo en guardia, por si fuese necesario atacar o destransformarse en cualquier momento.

Parece que el hechizo funciona. El troll parece estar confundido por no ver nada en el pasillo. Eso es bueno, ahora pueden intentar moverse sin despertar la ira del troll. Si no consiguen hacerlo, tendrán problemas. Comienza a intentar desplazarse sin hacer ruido. 

Pero parece que no es su día.

Seguía con la varita en la mano, aferrándola con fuerza pero cuando el troll miró fue obvió que para él el pasillo seguía vacío. Dejó escapar el aire poco a poco, creyendo que aquel obstáculo estaba salvado, por eso asintió en dirección a Tabatha con aprobación. Buena jugada. Buena idea.

Por desgracia, aquella había sido la parte fácil pues ahora les tocaba pasar por delante suyo sin que advirtiera el engaño. Aquello de por sí no habría tenido que ser excesivamente difícil teniendo en cuenta que los trolles no destacaban por su inteligencia. Pero Eileen no iba a bajar la guardia. Aún estaba preparada para lanzar ese magistral confundus que antes se había guardado*.

Y una vez más siento adrenalina en mis venas. ¡Uoh, me encantaban las situaciones desesperadas! ¡Siempre me lucía en ellas! Tenían suerte de tenerme aquí con ellos, si no quizás hubieran muerto. Me dieron ganas de ir brincando por los pasillos siguiendo al resto, pero no lo hago; recuerdo la última vez que hice algo así en una situación como esta. 

- ¡De nada!- Digo orgullosa y sonriendo. Esto también merecía una canción. Después, voy al lado de Emily hasta llegar al cruce y miro a Erm, quien dice de ir por la izquierda, y seguidamente a Emily. La verdad que yo también prefiero la izquierda. Siempre ha sido mi elección en situaciones como esta. 

- Pues a la izquierda.- respondo encogiéndome de hombros. 

Kegan logró pasar como si nada al lado del Trol que ocupaba mucho espacio en aquel pasillo y cuando Tabatha estaba en ello, sin querer pisó el dedo gordo del pie del trol que se alarmó. Pero ni siquiera le dio tiempo a gritar, pues con unos reflejos increíbles, Eileen lanzó un fabuloso confundus que dejó a la criatura vigilante sin saber siquiera quién era. 

Lograron continuar en silencio sin despertar ningún tipo de alarma. Y es que hacían un fabuloso equipo. Con su olfato, Kegan siguió el rastro de olores químicos hasta que llegaron a una puerta mucho más moderna que el resto del lugar. Era metálica pero con un código de cuatro dígitos.

Continuaron el camino indicado por Erm, en silencio y dejando tras de sí a los dos troles y a la gente de las celdas alucinando. Por fin veían esperanza. Algunos llevaban hasta años allí. 

Los pasillos eran clones exactos del anterior, pero lograron caminar sin encontrar más trols o problemas. Hasta que llegaron al último de los pasillos. Al fondo de éste, que mediría como veinte metros de largo, había una puerta que distaba mucho de ser como las demás. Era moderna, blindada y con un teclado de seguridad. Además, el pasillo también tenía paredes, techos y suelo metálico. 

Pero tanto Emily con su experiencia de auror como Vilma y su sentido arácnido se dieron cuenta de que ahí había gato encerrado. Del techo colgaban como una especie de humidificadores desactivados, el suelo estaba lleno de agujeros de cinco centímetros de diámetro de principio a fin y las paredes parecían hechas de una sustancia bastante maleable de manera que si lo tocaban un poco podrían percatarse de que era bastante blando y fácilmente absorbería sus manos.