Partida Rol por web

La vida de Adam Seathorn llegó a su fin. El noble señor de la casa ya habia vivido mucho. Tantas guerras, reyes, su mente llevaba 9 años apagada. Tras la muerte de su hijo menor, Ser Arthur, en la revelión de los greyjoy, nunca habia sido el mismo...

El abordaje a su barco... la muerte de su hijo. La herida en los tendones, si no llega a ser por su otro hijo, Alastor. Este funeral se habria celebrado hace ya muchos años. Desde aquel dia no volvió a caminar y Alastor tomó las riendas de la casa. Mientras su padre se quedaba en Zarzamar* el salia cada vez que era llamado el señor a algun evento o torneo.

Toda la familia se habia reunido hoy en el evento. El Hermano menor de Alastor, Althor. Espada juramentada de los Tyrell y caballero en altojardin. Eura y sus tres hijos** Greil y su padre Lord Brean Luber, con un pequeño sequito de hombres. De la casa Bulwer Lady Victaria llegó con otro sequito, ya que su marido estaba indispuesto. De la casa Blackbar de Bandallon Lord Lancel Blackbar señor de la casa con su hija Elliara. Alester Florent en representación de la casa Florent y De la casa Beesbury lord Warryn, con su sequito y su hijo Ben. La familia de Eura tambien habia llegado, aunque mas separada de el resto del gentio. Fayad Hadathor, tio de Eura, con su esposa y sus dos hijas, un sequito de 20 soldados armados y un navio atracado en el puerto.

De la propia casa Tyrell, ser Garlan Llegó el ultimo al funeral, con un pequeño sequito modesto camino directamente sin saludar a nadie en concreto hasta Alastor- La casa Tyrell manda sus condolencias, Adam fue un buen vasallo y nadie olvida su sacrificio en la guerra contra los Greyjoy- Su tono era protocolario y su rostro serio.

El funeral se realizaria frente a las murallas de la fortaleza, en la costa. Donde como dictaba la tradición el muerto era bañado en las aguas y tras una misa de funeral a los 7 sera enredado con zarzas y llevado bajo la fortaleza.

La flota, reunida frente a la costa del funeral, esperaba para el acto final. El barco de Lord Adam, Espina negra, habia sido reparado para aquella noche, desde donde descenderian su cuerpo en barca hasta la costa.

Todos los asistentes estaban alli, frente al mar, esperando que diera comienzo.

  Me encontraba con el cuerpo de mi abuelo, acompañado de mi guardaespaldas, entristecido de su marcha. Traté de mantener una expresión estoica, como se esperaba del heredero de la casa, pero no podía evitar que el dolor y la profunda pena se reflejase en mi rostro...

 - Ahora estás con el tío, abuelo, espero que eso te consuele... - Susurré al difunto.

 Notando que las lágrimas comenzaban a asomarme, hice lo que pude para limpiarlas y, con una débil excusa, salí de ahí, a algún rincón alejado, lejos de toda esa gente...

La mujer se mantuvo en silencio. Acompañaba al joven señor allí donde iba el. Sin cuestionarle nunca nada. Habia conocido el abuelo, sabia de sus ideales y de su visión del mundo. Su padre y el habian sido grandes aliados en el pasado.

Siguió Gaheris hasta el camarote de su abuelo, donde no habia nadie mas- ¿que ven mis ojos?- dijo buscando encontrar su mirada con la de el- ¿El joven señor esta llorando? Creí que erais todo un hombre ya...- La mujer era alta, cuasi tanto como un caballero, pero delgada y gracil. Se situó detras de el y le observó.

 - ¡No estoy llorando, solo me ha entrado algo en lo ojos!. - Repliqué, sin demasiada convicción. Vala me conocía demasiado bien, pero sabía que no quería realmente molestarme. La miré a los ojos y le susurré. - ... Yo... Le hecho de menos...

 Mi abuelo y yo siempre habíamos estado muy unido. Pasábamos horas juntos, mientras él me contaba sus historias, mientras yo escuchaba embobado. A menudo fantaseaba con la idea de participar en ellas, luchando a su lado, aunque sabía que era imposible.

- Y es normal, Pero... ¿no crees que deberias estar ahi fuera? Al lado de su cuerpo y acompañarlo hasta la ceremonia en la barcaza funeraria?- Cogió al muchacho por los hombros y lo apretó fuerte- Yo estare a tu lado, como siempre- Señaló la puerta del camarote- Vamos, el cuerpo de un gran hombre te espera ahi fuera- Se ajusto el cinto con la espada envainada y despues los brazaletes, esperando para seguir al joven señor.

 La proximidad de Vala hizo que una vez más el deseo que ultimamente estaba sintiendo por las mujeres apareciese. Mientras ella ajustaba su ropa, observé su sedosa piel y el escote de sus senos. No obstante, me apresuré a recuperar el control, pues no era el momento de tales pensamientos, y me dí la vuelta, para que ella no se diera cuenta. Mientras respiraba para recuperarme, confiando que pareciese que lo hacía para reunir valor para el funeral, me prometí que hablaría de esto con ella, en busca de consejo, pero antes había que despedir al abuelo:

 - Vamos...

 A continuación, fui hacia la puerta y la abrí, dispuesto a reunirme con los demás...

Era una sensación extraña. Todo el mundo venía a despedir a un leal vasallo, a honrarlos por los servicios al reino, y su papel en las últimas guerras.

Él, Greil Luber, capitán de la guardia de los Seathorn debía acompañar a su señor en su último viaje, tras el cual pasaría a servir a su hijo. No había tenido la oportunidad de luchar codo con codo con su señor, durante la rebelión de los Greyjoy todavía no era capitán, tan solo un caballero recién armado en busca de gloria. Con el tiempo no consiguió demasiada gloria, pero si confianza, y competencia, si estaba en su puesto no es porque fuera el mejor caballero, sino porque tenía la cabeza para ello. Durante su servicio nunca había fallado a la familia.

No sabía porque necesitaba recordarse eso ahora mismo, pero se dedicó a mantener una actitud impecable, velando una última vez por su señor mientras lo preparaban para su descanso. Y eso hacía en el barco, esperar y vigilar, armado, cubierto por su armadura y por un tabardo, a pesar de estar en un el mar. Pronto su juramento continuaría y todo volvería a la normalidad con Alastor, el cual ya sabía hacer el papel de señor.

Miro como el cuerpo del viejo Lord, va bajando del barco. Mi mirada de tristeza lo acompaña mientras abandona su preciado barco. Ahora, acompaña a mi padre, muerto años atrás, a su sitio junto a los dioses, y al igual que yo heredé el título de mi padre, Alastor debe ocupar también su lugar. Una nueva generación.

Me encuentro erguido en la proa del barco, con mi mano enfundada en un guante piel negro agarrando la balaustra. Mi capa también negra, con rebordes verdes y el signo de la casa ondea en mi espalda por el viento de la costa. Mi armadura de gala también es de escamas oscuras, como corresponde a la ocasión, aunque tiene varios detalles en verde musgo. Botas altas y una gran espada curva colgando del cinto, con una delicada cinta dorada en la empuñadura, completan el conjunto.

Tengo el pelo atado en una firme coleta. Mirando de soslayo a mi segundo, le hago una seña con la cabeza para corrija la sobremesana, para que no se bambolee tanto el barco. Luego me vuelvo hacia los representantes que han llegado. Alastor y Eura tienen por delante un día agotador.

El cuerpo del Lord está llegando a tierra sano y salvo, me permito mirar hacia donde están Los señores de la casa y asentir con gravedad a modo de respeto, que mi parte ya está hecha.

Por si acaso su cojera no fuera ya lo suficientemente evidente para hacer notar su presencia, el constante tintineo de sus cadenas de maestre acompañaban a Kevinan allí donde fuese, anunciando su llegada. Muchos ya se habían acostumbrado a este sonido metálico de los distintos materiales que componían el pesado collar que el viejo arrastraba con no poca dificultad. Ahora que los años comenzaban a pesar y que su cojera parecía agravarse más a cada día, al maestre le costaba un suplicio caminar de un lado a otro. Esa cojera, sin embargo, le había acompañado desde bien joven, incluso antes de que llegara a Zarzamar más de treinta años atrás, cuando todavía era un joven maestre recién salido de la Ciudadela. Aquellos que lo conocían bien, los más cercanos, sabían que su cojera se debía a que siendo un niño había tremado a un árbol y la rama que sostenía su peso se partió lanzándolo al vacío. El curandero que le atendió no curó la pierna debidamente y ésta jamás sanó correctamente.

Al viejo Kevinan se le veía especialmente afectado en aquel aciago día. No sólo se había ido un Lord al que había servido durante tantos años, se había ido también un antiguo amigo al que había visto apagarse con el paso de los últimos años. Lord Adam ya no había sido el mismo desde la Rebelión de los Greyjoy, la llama de su vida se había ido consumiendo rápidamente y, aunque los cuidados del maestre ayudaron a alargar y mejorar su calidad de vida, no fueron suficientes para recuperarle. El maestre lamentaba su muerte como la de un hermano. En una orden en la que no estaba permitida la familia, en la que sus miembros dejaban atrás el nombre de su casa para honrar y servir al reino en virtud del conocimiento y la razón; aquel hombre al que ahora despedía había sido su hermano, los Seathorn habían sido su familia y Zarzamar había sido su hogar.

Y ese era el lugar que ocupaba. Como un sirviente de la casa más, cerca del nuevo Lord, pero manteniendo la protocolaria distancia con él y dejando los puestos más cercanos a su mujer y sus hijos. Dispuesto y preparado para ayudarle con toda la presteza que su cojera le pudiera permitir. El maestre Kevinan mantenía la triste mirada en el cuerpo del difunto, la mano derecha sosteniendo a la izquierda por la muñeca frente a su estómago y la cabeza ligeramente agachada en tono solemne. Kevinan había sido alto en su juventud y ahora, aunque algo encorvado por la edad, todavía mantenía cierta altura que le permitía destacar entre la media. Era delgado, y su vestimenta era tan sencilla y humilde como dictaba la orden, únicamente consistía en una túnica sobria de color parduzco sobre la que llevaba al cuello la cadena de diferentes metales. El pelo ya le escaseaba en la cabeza y lucía una frente totalmente despejada, su otrora oscura melena había quedado teñida de blanco por las canas y lucía una barba recortada del mismo color, la cual había llevado desde sus primeros días en la fortaleza. La vejez le afectaba, pero todavía mantenía cierto vigor y su cara había envejecido bastante noblemente. Su mirada ya melancolica y reflexiva por costumbre se mostraba ahora más afectada, y los ojos se le enrojecieron cuando la ceremonia dio comienzo.

-Hasta siempre, viejo amigo. - Pensó para si mismo al ver zarpar a Lord Adam.

La mujer peliroja, miembro de la guardia de la casa salio del camarote del capitan siguiendo al joven señor, Gaheris Seathorn. Pasó por al lado del almirante mirandolo de reojo y despues se situó al lado de Greil, su capitan- Señor, quiza deberiais acompañar al cuerpo en la barca. Llevad al Joven Gaheris con vosotros hasta la costa con el cuerpo, estaba muy unido a su abuelo- despues se acercó para susurrarle algo mas y sonrió, girandose hacia el joven lord para guiñarle un ojo.

Ha estado escondido llorando por la muerte de Lord Adam, no se lo tengais en cuenta- Susurró

Notais que entre los asistentes la familia Hightower no ha mandado a nadie. Es comun que las grandes casas no manden a ningun representante conocido a los funerales y eventos de las casas menores. Pero Adam siempre mantubo cordialidad entre todas las casas cercanas y elevó el nombre de los Seathorn para bien o para mal por todo el dominio. La presencia sin embargo de Garlan te resulta hasta predecible. Siendo la mujer de Adam una Tyrell de tercera y siendo reconocidos por el rey robert los esfuerzos de la casa. La presencia de un Tyrell era obvia.

Quizas algunas otras casas no han llegado a tiempo o no han podido acudir al evento y se disculpen con algun mensaje.

Alastor se encontraba junto a su esposa, en un lugar bien visible para recibir a todos los invitados que iban llegando y deseaban mostrar sus condolencias, muchas palabras que buscaban ofrecer consuelo, casi tantas como apretones de mano y unos pocos abrazos, de los que realmente habían conocido a su padre y realmente lamentaban su perdida.

Vestía de negro como correspondía con el duelo, el poco color que llevaba aparte del negro era para representar los colores de su casa en su pecho y la poca decoración que llevaba, si es que podía llamarse así, era en las costuras, las cuales habían sido intencionalmente bordadas de manera que pareciesen zarzas oscuras. Aquella armadura de cuero es la que había llevado en el entierro de su hermano, ahora la llevaba en el entierro de su padre y a que deseaba llevar en su propio entierro, y así lo había reflejado entre otros asuntos que había dejado por escrito a Kevinan por su la muerte le sobrevenía de repente.

Los Tyrells habían llegado tarde, pero al menos habían llegado, era consciente de que su boda con Eura no les había hecho ni pizca de gracia especialmente a ellos, pero ahora mismo no le podía importar menos lo que pensasen. Su mirada de un azul oscuro y frío como las profundidades del océano escrutaba los invitados, mantenía conversaciones corteses pero breves con todo el que se le acercase, y se mostraba poco altivo y poco afectado. Algunos podrían pensar que el nuevo señor de Zarzamar no tenia sentimientos, los que lo conocían mejor sabía de lo mal que lo había pasado cuando su padre empezó a perder las facultades y con cada episodio que empeoraba su salud, y al enterarse de su muerte... Simplemente ahora no le quedaban mas lagrimas que derramar, no delante de tanta gente.

Cuando ya parecía estar todo el mundo reunido, Alastor besó la mejilla de su esposa con ternura y subió a un pequeño estrado elevado sobre unas rocas de la costa dispuesto para la ocasión. Alzó levemente los brazos para reclamar silencio, poco a poco los corrillos que se habían ido formando fueron guardando silencio hasta que tan solo quedo el sonido del mar y de las aves costeras. Fue entonces cuando comenzó a hablar.

-Estamos todos aquí, por la muerte de mi padre Adam Seathorn fue un gran guerrero y un gran navegante, fue un gran lider y un mejor padre. Me reconforta ver tantas caras conocidas en estos momentos de dolor. -Paso el brazo en arco entre los asistentes.- Mi padre fue un hombre de honor y para el deber era lo mas importante, solo a la familia le daba mas valor y así educo a sus hijos. Como sabéis la perdida de mi hermano en batalla fue un coste demasiado elevado, a pesar de ello aguanto esa pesada carga hasta la pasada noche cuando los Siete tuvieron a bien reclamarlo en su presencia...

Paró unos segundos aclarándose la garganta.

-Pero se que no todas sus decisiones fueron bien acogidas por todos -Miró de reojo a su mujer.- a pesar de que con el tiempo han demostrado ser sabias, algunos no han sabido o no han querido verlo. Por ello ahora ante todos los presentes quiero anunciar, que no mancillare su memoria y guiaré la casa como el me enseñó, como el quería. Mantendremos nuestras lealtades, seguiremos fieles para con la casa Tyrell -asintió respetuosamente con la cabeza al enviado de la casa en cuestión,- y también seguirán nuestras rutas comerciales con Dorne -Había recibido presiones de varias casa mas importantes para que cesara esos negocios a la muerte de su padre, pero era un derecho que habían ganado y se había acimentado con la muerte de su hermano y la salud de su padre y no pensaba renunciar por el capricho de unos pocos.- se que es una noticia que no agradara a todos, pero como he dicho no voy a traicionar la memoria de mi padre volviendo atrás en los pasos que ha dado.
Han llegado hasta a mi ciertos rumores... Sobre que tras la muerte de mi padre lord Adam Seathorn, las nubes de tormenta se ciernen sobre nuestra casa, bien a quienes de verdad piensen eso solo me queda una cosa por decir...

Alastor bajo la mirada, y por primera vez desde la muerte de su padre se permitió sonreír, pues a su mente acudió un pensamiento intimo que guardaba como un tesoro, alzó la mirada atravesando a cada uno de los presentes con ella.

-¡Florecemos en la tempestad!

Con un gesto de cabeza, indico al septo que había venido a oficiar los ritos que podía comenzar y descendió con orgullo del atril.

Greil seguía impasible. La roja le dirigió unas escuetas palabras qué tardó bastante en responder. Su mente se movía de manera lenta, como el subir y bajar del mar en calma. Era algo normal en momentos como estos, quizás fuera por su entrenamiento, el mundo se veía de otra forma, un fluir imparable, la prisa desaparecía, todo estaba en calma y el solo tenía que estar ojo avizor por si aparecían nubarrones. Quizás después le golpeara la melancolía, como al joven, pero en este momento estaba ocupado, y en el fondo era algo que podía agradecer.

Al final lo único que hizo fue asentir a la mujer. -Vamos Gaheris, acompañemos a tu abuelo de vuelta a casa- 

La barcaza descendió hasta dar contra el mar. Hoy calmado. En ella se encontraban Gaheris, Greil, dos remeros, un soldado de los Seathorn y el cuerpo del antiguo señor de la casa tumbado en el centro. Mientras los remeros movían el bote hacia la cercana costa. El nuevo Lord, Alastor, recitaba unas palabras, al principio no se alcanzaba a oírlas desde los barcos, pero conforme se acercaban fueron tomando claridad.

- ¡Florecemos en la tempestad!- Repitieron Ser Bulf Bulwer y Ser Mullen Peake, los dos miembros de la guardia personal que ahora acompañaban a Eura y Alastor. A su grito se unieron las voces de varios soldados y gentes de las propiedades de los Seathorn. También lo hizo el único hermano que le quedaba a Alastor, Althor.

El septon que había acudido a oficiar el funeral había llegado desde las tierras de los Blackbar, donde se encontraba el septo mas cercano. Asintió ante las palabras del nuevo lord y subió donde se encontraba el. Aclarándose la garganta. O la papada mas bien, que era lo que mas se veia del rostro de aquel hombre- La muerte!- Empezó- No es el final, si no el camino que uno ha de recorrer solo hasta el seno de los dioses. Que los siete le reciban con los brazos abiertos y le perdonen los pecados que alguna vez haya podido cometer, pues todos alguna vez...- El sermón prometía ser como casi todos, un montón de palabras que elogiarían la vida de un hombre al que nunca conoció. Mientras el Septon rechoncho hablaba la barcaza tomaba tierra. Entre varios hombres sujetaron el cuerpo de Lord Adam con mucho cuidado. Althor salió rápidamente entre la gente para ayudar. Mientras, el septon seguía con su discurso-.... Ahora es nuestro momento de honrarle a el, su memoria permanecerá viva en nosotros, debemos elevar su imagen en nosotros y recordar todo lo que hizo por su gente y por los siete reinos. Que la madre, la vieja y el desconocido, le guíen en la otra vida-

Entonces se procedió a hundir el cuerpo en las aguas durante unos segundos.
 

El segundo al mando de la espina negra, mano derecha desde hacia ya muchos años de Lord Adam en su navio se acerco a Leviathan. La rivalidad de aquellos dos hombres habia sido legendaria desde que al almirante lo ascendieron a tal grado en lugar de a un respetable marinero como lo era el.

- Bueno... siempre se van los que menos lo merecen- Dijó- Sin embargo tu sigues aqui, controlando mis barcos...- Lanzo una mirada furtiva hacia Sharkenar- No se porque llegué a pensar que estarias en tierra firme con el nuevo lord, procurando que no te retire el cargo y me nombre a mi- escupió por la borda- los pillajes a los barcos mercantes estan aumentando, los Tyrell parecen haber ordenado que no se socorra ningun barco con nuestra bandera- No era ninguna noticia, tan solo parecia intentar resaltar aquello para dejar en evidencia a un joven almirante ante la tripulación. Y se dije joven porque aquel hombre tendria ya casi sus 50.

 Logré mantener mi rostro impasible, aunque mis ojos no dejaron de brillar en todo momento, durante la ceremonia. Mientras los demás hablan, yo solo tenía ojos hacia los restos mortales del padre de mi padre, al que tanto había amado y que tanto echaba ya de menos...

 Cuando procedieron a hundir el cuerpo en las aguas, tuve que cerrar los ojos unos segundos, a causa del dolor, aunque logré sobreponerme y los abrí de nuevo. Solo deseaba que esto terminase cuanto antes para poder irme con mi dolor a solas, lejos de la vista de los demás.

-Que los Siete lo guarden... -Musitó en voz baja el maestre Kevinan cuando el septón al fin terminó su largo discurso sobre la vida y la muerte y la honradez del difunto, elogiando todas las cosas buenas que Lord Adam había hecho en vida. Kevinan era un hombre de razón y pocas veces se le escuchaba mencionar a los dioses, aún así, aquel momento le tenía ciertamente afligido y por ello se mostró más devoto de lo que en realidad era.

El septón hundió el cuerpo del viejo Lord en las aguas y Kevinan agachó la cabeza solemne, cerrando los ojos y respirando profundamente mientras continuaba el protocolario ritual de despedida. Dejó que su mente volara un poco y recordó el primer día en Zarzamar, lo nervioso que estaba aquel día, tan sólo era un nervioso maestre que acababa de jurar sus votos. Le habían mandado a sustituir la repentina muerte del maestre Joseph, su predecesor, y como no sabía que se iba a encontrar le temblaba tanto el cuerpo que las cadenas tintineaban solas, parecía una campana andante. Adam se acercó a él y bromeó un poco para liberar la tensión, en seguida le acogió. Era un gran hombre.

Tras el momento de "purificación con sal" o lo que es lo mismo, sumergirlo en las aguas. Se prepararon las zarzas con las que iba a ser enredado. Algunas otras casas llegaron tarde al entierro. No se les podia culpar, Adam habia sido un gran hombre, pero no todos quieren acudir al evento de un hombre que firmo paz con Dorne y caso a su hijo mayor con una dorniense.

Lady Marye Roxton llego en un caballo hasta la misma ceremonia, algunos no la esperaban, siendo que su enlace con Arthur no habia sido provechoso y muchos señores no querian desposar a sus hijos con ella porque decian que era incapaz de dar un hijo. La acompañaba un sequito de 6 soldados y un ayudante.

Otros lords se situaron detras de el gentio para ver los ultimos pasos de el entierro. El cuerpo ya estaba siendo subido a una camilla adornada con flores, zarzas, moras y rosas para ser transportado a las profundidades de Zarzamar, donde descansaban sus antepasados.

Garlan Tyrell estaba hablando con algunos lords y ladys. Se acerco al sequito de la casa Bulwer para hablar con su tia y empezaron a ignorar el final de la ceremonia. Lord Brean que estaba a su lado se aclaro la garganta mientras que Lancel Blackbar lanzo simplemente una mirada hacia ellos. Era Garlan Tyrell, pero esto no dejaba de ser un entierro. Ser Alester estaba mas ausente que presente pero tambien aprobecho la ocasión para murmurar y mirar a Garlan con Lady Catarina Songned, que habia llegado mientras el cuerpo estaba sumergiendose.

Fayad aguardaba alejado del gentio, junto con su corte de Dornienses y algunos ayudantes de las islas del verano.

El hombre estaba de cunclillas en la arena de la playa. Su mano la tocaba como si anelara algo, pasando los granos de una a otra dejandolos caer. Como si de un reloj contando el tiempo se tratase. Las hijas de este estaban bajo unas sombrillas que llevaban unos isleños de las islas del verano y alrededor de ellos un sequito de guardias. Era obvio porque iban armados al entierro, de todas maneras estaban mas alejados de lo normal.

Permaneció largo rato mirando a Lady Eura, esperando que esta le mirase, y cuando lo hizo le señalo con la cabeza y un movimiento corto de manos que queria hablar con ella al acabar la ceremonia. Fayad no era un hombre de muchas palabras, y era bastante serio como para querer que un funeral terminara pronto y hablar.