Partida Rol por web

Al salir al exterior, la fría temperatura les recibió provocándoles un escalofrío. Francesco, el camarero, les había mandado a la porra cuando pretendieron cruzar por detrás de la barra para salir por la puerta de detrás, por lo que tuvieron que dar la vuelta entera, avanzando a codazos entre el gentío, salir por la puerta principal y correr hacia el callejón que bordeaba Marinni. Filippo, viendo que la idea era mala, ya se había adelantado para correr hacia la puerta y abrió el camino deteniendo a las parejas que bailaban y apartando a los grupos que charlaban y que se quejaron de semejante estampida. Sin embargo, les esperó para acercarse todos juntos y hacer frente al problema.

Cuando el grupo asomó al callejón, pudieron escuchar los ruidos de los golpes y los gemidos agónicos de Roberto. Debido a la pobre luz del callejón, no llegaron a ver las figuras de los individuos hasta que se encontraron demasiado cerca como para replantearse el plan de rescate. Los agresores eran tres, dos de los cuales los pudieron reconocer como los que se encontraban en la entrada del local hablando cuando ellos llegaron. Aquel par estaba machacando a Roberto mientras un tercero se mantenía de pie vigilando, llevando la mirada de sus compinches a la entrada del callejón y de vuelta a sus compinches. En el suelo vieron la figura de un hombre que intentaba cubrirse la cabeza con los brazos protegiéndose de los golpes. El tipo que vigilaba dio un paso hacia ellos y les increpó.

-¡Eh, vosotros! Aquí no se os ha perdido nada, ya os podéis largar por donde habéis venido.

En nuestro barrio no vienen unos fillios de la putana a pegar a nadie... Y menos en una noche como esta. 

Vendetta!!!! 

Luigi no era un cobarde, pero tampoco era un buscabroncas, así que era una situación desagradable para él, pero era cierto que su barrio era un lugar tranquilo y quería que lo siguiera siendo... Así que mejor poner los puntos sobres las ies.

A partir de ahora tendrás que mirar por la nuca porque pienso pasarte con un coche por encima de tus raquíticas piernas y dejarte invalido para que seas el hazmerreir de tu barrio.

Luigi se sacó el abrigo y lo enroscó en su brazo a modo de protección, mientras se sacaba el cinturón para hacer frente a los 3 agresores. Desgraciadamente el malnacido de Francesco no les ayudo en nada, pero ya se lo haría pagar más adelante...

Ahora solo esperaba que la cuadrilla no se amilanara y lo dejaran solo ante esos 3 matones... Y también rezaba para que Filippo no se metiera en la refriega y saliera mal parado, aunque si corría a por ayuda, si demostraría utilidad. era el más rápido de todos, quizás debido a su juventud...

No sabía ni por qué había seguido a Luigi.* A él se le daba una figa Roberto Masseria, Julia Scalfaro, los Maranzano, el barrio y toda su maldita estirpe. Además, el plan de Luigi... beno, qué plan; correr a un callejón donde unos matones cabreados y seguramente armados estaban cometiendo un delito flagrante a hacer de metomentodo.

Él era más del perfil de Filippo Caranta; flojo, decidido y espabilado. Tres cualidades que apuntaban en la misma dirección: salir de allí cuanto antes y sin hacer mucho ruido.

-Facile, Luigi -dijo, posando lentamente una mano en el brazo del mecánico y esgrimiendo una sonrisa poco reconfortante. Había pasado al italiano.

-Fácile, amici- se dirigía ahora a los tres matones, evitando mirar el cuerpo maltrecho que se removía en el suelo. -Non è né il luogo né l'ora. Non sai con chi stai parlando? E non intendo quello laggiù... -miró a Roberto al decir esto último, conteniendo la náusea y el miedo. -Ese no deja de ser un piccolo bambolo. Pero podéis meteros en problemas muy, muy grandes por esto... Non il signore Maranzano, ma voi...

Según salían al callejón a Filippo se le aceleró el pulso. Estaba nervioso...como para no estarlo.

Finalmente llegó el momento de demostrar su valor. No podía amilanarse ante aquellos tipos. Su reputación estaba en juego.

Se quedó allí con gesto serio y desafiante, al lado de Luigi. Metió la mano detrás de su chaqueta y sacó la navaja que seguía allí. La abrió y el filo se bloqueó cuando el resorte saltó con un ligero "click". El metal refulgía al reflejarse la luna en él. 

-Abbiamo perso tre figli di puttana
 

-Il signor Maranzano vuole che questo maiale sia morto. - Contestó el tercero de los tipos a Salvatore. Palabras que fueron acompañadas por un golpe de otro de los tipos al cuerpo semiinconsciente de Roberto. -E se non vai, avrai la stessa sorte.

La reacción exagerada de Luigi, en cambio, provocó risas entre los tres tipos. El individuo se quitó la chaqueta y el sombrero y los dejó sobre un contenedor de basura al tiempo que se remangaba.

-Mira, Johnny, este se cree importante y todo. -Le dijo a su compañero como si Luigi no estuviera. -Al final tendremos que darles una lección también a ellos para que aprendan a no meterse donde no les llaman.

La pelea se había vuelto ya inevitable. Los dos que zurraban a Masseria lo apartaron a un lado, lanzándolo contra la basura como si fuera un saco y se concentraron en el grupo de recién llegados. Luigi confiaba en que su primo se mantuviera alejado de los problemas y saliera por patas del lugar para pedir ayuda si fuera necesario, pero Filippo tenía otros planes, quería demostrar su valía y tenía preparada su navaja para ello. Quién sí se quedó algo rezagado fue el otro Filippo, quien sabía que si se metía en la pelea acabaría peor que Roberto, por lo que se quedó atrás con la intención de apoyar al grupo sólo si era necesario.

La cosa se ponia mal. su primo el muy inconsciente sacó su arma.

Mierda Filippo!!! las armas si se sacan son para usarlas, y eso sube la apuesta a mortal... -dijo Luigi en voz muy baja- Ahora nos has jodido, que hago yo? le escupo?

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Dirigiendose al matón que parecía darle una paliza a el mismo, soltó:

Va bene, tu solo o los tres per me? 

No vas a ver por donde te van a llegar las bofetadas "lentorro"

-¿Y qué quieres?¿Que dejemos que lo maten?-dijo el muchacho-Sabíamos a lo que veníamos. Y ya no estamos para juegos. 

A estas alturas no estaba para amilanarse por cuatro andrajosos de Maranzano

Salvatore no era un luchador. Miró a los matones de uno en uno, sus manos, con los ojos muy abiertos, evitando sus ojos, inmóvil. Se pasó la lengua por los labios, mirando de reojo a Luigi. Luego dio dos pasos a un lado y atrás. Finalmente hizo un gesto con las manos a uno de los contrarios, invitándolo a acercarse.

-Vamos, vamos, valiente amiguito, ven... A ver de qué pasta estás hecho... Cuidado, no patines con tu propia mierda, maricón...

Enzo se quedó ciertamente ojiplático al ver como Luigi se calentó de tal manera. Antes de que pudiera hacer como que defendía a la pobre chiquilla de la barra, Luigi la agarró y se puso a bailar claqué. Con su aspecto, fue un verdadero prodigio que la pobre no huyera ante la aproximación del mecánico más feo de la ciudad. Primero lo miró con escepticismo ¿come? ¿bailar non era degli sotrozi?, pensaba ¿claqué? ¿pero no oyes la música? Pero era lo de menos, Lugi estaba enrabietado, dándolo todo. Por un momento sintió pena del mecánico. Debería pasar muchas noches frías. Pero al ver su destreza, se le alzaron las cejas y la boca de la Faccina se abrió de par en par. Verle hacer movimientos de tal dificultad como si nada era una verdadera estampa. Miró a Julia con una sonrisa de lado a lado, con un gesto exagerado que decía ¿pero tu lo has visto? dejando clara su más pura sorpresa. 

Parece que te ha salido un duro competidor en la pista de baile.

¡y que lo digas! !jajaja! Andate ¡Andate Luigi! Le dijo animándole, medio en serio, medio burlonamente. Miraba a Julia de vez en cuando riendo, se imaginaba al bueno de Lugui con la radio puesta, y una doble vida, dándole claque en la trastienda del taller con el mono puesto, y no podía menor que soltar una carcajada. 

Filipo y Sal estaban entretenidos en la barra, así que tras la exhibición cenofruncida del mecánico, aprovechó para conversar en voz baja con Julia. Pero casi no pudo avanzar…

A tu novio lo han cogido unos tipos de Maranzano y lo están apaleando en el callejón

¡Por favor, Enzo, ayúdale o lo matarán!

La cogió de las manos, apretando nuevamente. Miró con el ceño fruncido la perorata de Lugi tomando el mando… No le siguió ni a él, ni al resto. Mientras ellos salían, se quedó con Julia, tocándole la cara. Tranquila, tu quédate aquí. Seguro que no es nada. Se dio la vuelta, y sacó lentamente una navaja de su bolsillo izquierdo, la abrió y abierta se la metió en el bolsillo del pecho de la chaqueta. Se cerró la americana. Se ajustó el fedora negro tocando bien la tira de seda blanca, y salió siguiendo la estela de los demás. Al avanzar por el callejón podía oír a los matones primero amenazar y luego pavonearse frente al mecánico. Cuando llegó a su nivel las cosas se habían calentado…

 No vas a ver por donde te van a llegar las bofetadas "lentorro"… 

y hasta el bueno de Sal estaba a punto de caramelo… 

Cuidado, no patines con tu propia mierda, maricón... 

Enzo pasó al lado de Filipo, intentando calmar ánimos. Se quitó el sombrero en señal de respeto, sosteniéndolo en la mano izquierda contra el pecho. Con aspecto asustadizo decía… venga, venga… no, nooooo, no… tranquilidad. Eh, chicos, no ha pasado nada... sonreía a los matones encogido de hombros, como un cervatillo pidiendo que le robaran el almuerzo… esperen, esperen… venga estamos de fiesta eh je... je... les dijo mientras se acercaba atemorizado. Apoyó el sombrero en las dos manos, volcándolo de su mano izquierda en la mano derecha. No queremos… no… no queremos problemas… eh… esto, me... questo non e nuestro problema chicos eh ¿verdad? les dijo a sus amigos mirando levemente atrás y a un lado.

Su dedo índice y pulgar apretaban la chuchilla de barbero, deslizandola fuera de su escondite tras la seda de su fedora.

… habláis cuando no hay nada que decir… dijo secamente

Filippo Caranta pegó un salto al frente, quizá animado por estar en superioridad numérica y enarbolado por las palabras y los insultos de Luigi, y se lanzó contra uno de los matones que habían apaleado a su amigo Roberto.

-¡Stronzo di merda! - Gritó como un energúmeno.

El matón esquivó el lento puñetazo de Caranta con un movimiento lateral y le soltó un puñetazo directo a la mandíbula. No fue un gran puñetazo, el golpe ni siquiera tenía mucha fuerza. Sin embargo, Caranta cayó al suelo de espaldas con los brazos extendidos y completamente tiesos. Un knock out en toda regla, ni siquiera hacia falta que le contaran los segundos. Filippo se quedó tendido en el suelo y tardó unos segundos en reaccionar con un quejido lastimero.

Enzo se giró hacia esos caballeros de forma súbita, lanzando el brazo derecho hacia arriba en un movimiento ascendente que buscaba la cara del tipo frente a el, a la derecha del grupo... y justo en el momento en que Filipo Caranta saltaba desde la izquierda… ¿pero que !!…

...no solo Filipo le estorbó, sino que hizo que el desgraciado que le partió la cara moviera la cabecita a la izquierda justo cuando Enzo… 

Luigi, fue a por el mismo tipo que Filippo Caranta. Aprovechando que tenía la guardia baja, Luigi usó su cinturón a modo de correa para soltarle un hebillazo.

Estaba claro que le pillaría de sorpresa ya que no esperaría un golpe a esa distancia... ni velocidad...

Ni verlas venir, te lo dije... 

Llegó Pagnotto, se desplomó Caranta, se lanzó Luigi, y Sal seguía con sus manos abiertas y su sonrisilla estúpida. Encima se puso a bailotear, saltando primero sobre un pie y luego sobre otro, como caricaturizando los pasos de un boxeador. Hasta le tiró un beso al oponente más cercano.

-Ven, cariño, vamos a bailar...

Y terminó con un escupitajo bien dirigido que le dejó un hilo de baba en la barbilla.

La provocación de Sal obtuvo respuesta, pero tal vez no de la manera que él esperaba. Uno de los matones que estaba sacudiendo a Masseria se dirigió hacia él y en dos zancadas se colocó frente al jugador. No le debió sentar nada bien que le escupiera en la cara, motivo por el cual le dirigió un tremendo gancho directo al abdomen. Sal observó que el tipo era mucho más alto ahora de cerca, que lo que le había parecido antes cuando estaba agachado sacudiendo a Roberto Masseria.

-Toma baile, figlio di puttana.

Filippo se abalanzó sobre uno de los hombres de Maseria e intentó clavarle la navaja, sin embargo el golpe falló por mucho. 

Parecía que el muchacho tenía más valor que destreza para el combate.

El golpe fue bien dirigido, pero Sal pudo aprovechar el propio impulso del puñetazo, agarrándose al brazo del matón, para doblar el cuerpo y evitar que impactase con fuerza. Se vio levantado del suelo unos pocos centímetros que le sirvieron para separarse de su contrincante...

-¡Eh, este cabrón tiene una navaja! -Alertó con un grito viendo como la cuchilla de Enzo pasaba a escasos centímetros de su cara. El matón que había dejado fuera de juego a Caranta con suma facilidad, había tenido suerte de moverse hacía el lado correcto justo cuando Enzo ya se imaginaba dejándole una bonita cicatriz en el rostro. Entonces, por el otro flanco, llegaba Luigi con el cinturón enroscado al puño. El golpe iba directo a su cara, pero el tipo alzó el antebrazo izquierdo para bloquear el golpe e inmediatamente respondió con un directo con el otro brazo que pasó bastante cerca de la cabeza del mecánico, aunque sin llegar a acertarle.

Entre tanto, el pequeño Filippo se lanzaba valientemente blandiendo su navaja dispuesto a clavarla en el matón que estaba vigilando cuando llegaron. A Filippo tanto le daba hincarle la hoja entre las costillas o en el muslo, pero las prisas y los nervios le traicionaron y terminó cortando nada más que el aire que les separaba.

-¡Joder, este criajo también! - Dijo el tipo quitándose justo a tiempo para evitar el torpe golpe del muchacho y respondiendo con una patada hacia Filippo que no llegó a alcanzarle por fortuna.

No sé lo pensó dos veces y, aprovechando el impulso del golpe, dio dos pasos atrás. Cuando parecía que iba a salir por piernas, una navaja se desplegó en su mano y lanzó una cuchillada al hombre que tenía delante con bastante poca convicción...

La pelea comenzó en el oscuro y frío callejón tras Marinni. En los primeros intercambios de golpes sólo cayó el escuálido Filippo Caranta, que se fue al suelo completamente fuera de combate tras recibir un duro puñetazo en la cabeza, pero a decir verdad nadie hubiera apostado por él más allá del primer round. Algunos de los defensores de Roberto Masseria sacaron navajas, lo cual no agradó mucho a los hombres de Maranzano, que luchaban desarmados.

Todo seguía en el aire, puesto que los golpes y las navajas volaron pero no llegaron a acertar a nadie, algunos fallaron por los nervios, las prisas y la emoción del combate, y otros lograron esquivar o detener golpes con bastante mala intención.