Partida Rol por web

Así pues aquella velada concluyó y quedasteis cada uno en reuniros en lugares más preacordados, Felipe iría directo a la chatarrería, le habían dicho donde podía encontrar a la tal Juno, un tugurio de las afueras entre cascotes y edificios semiderruidos, un paisaje nada novedoso dada la localizacion del territorio de Blanchard, sin duda su elocuencia le salvaría la vida, debería llevar bien pensado que decir, como regalo de presentación  le indicaría donde estaría el arsenal de una vieja banda que había quedada olvidada, solo quedaban 2 mimebros de ella que guardaban el lugar... un premio jugoso y una oportunidad de causar una buena impresión.

Helmet volvería con los suyos para organizar el chivatazo y hacer salir a Blanchard de su escondrijo y DeathStroke se quedaría a la espera reconociendo el terreno con vuestro nuevo amigo.

Mientras todo se ponía en marcha rondaba vuestras cabezas el ofrecimiento del corporativo, esto llevaría varios días y el corporativo esperaba algo mañana

En las afueras no había trafico y la mitad de los edificios ya no tenían ni luz ni agua corriente, reinaba un silencio que se mantenía como una densa capa de niebla sobre las rocas de la costa para un marino, a veces se oia un disparo o un grito pero eran momentos aislados y puntuales que os recordaban que aquel silencio que mantenían todos era por una biena razón sobrevivir, allí solo gobernaban los fuertes, las bandas, los que se lo ganaban, la policía no vendría y nadie en las cercanías os echaría una mano, allí estabais sólos.

Algunos de vosotros estabáis acostumbrados a este tipo de vida otros habiais tenido experiencias cortas pero intensas en esta zona de la ciudad, los medios lo llamaban la zona de combate como si fuera un barrio peligroso, pero era un yermo sin ley donde tu vida no valia más que tus botas.

Todos teniais vuestro cometido y vuestra misión.

Pensando en lo que teníamos entre manos y en lo que podríamos hacer para salir bien librados de la misión que podría resultar lo más fácil del mundo o una carnicería como tantas otras en la ciudad. Aunque en esta sí que no me gustaría estar ya que sería la nuestra.

Sin duda que sería un buen bocado lo que tendríamos para proponer, esperaba que funcionase y la secuaz de nuestro técnico favorito en estos momentos me abriese las puertas del cofre del tesoro.

-Bueno, tomad mi teléfono, por si acaso.-Les dije a mis compañeros antes de volver al campamento, tenía muchas preguntas que hacer a la familia, y era mejor ponerse en marcha cuanto antes.

-Y una cosa,- le dije al Señor Alvarado -acuerdese de lo que te comenté de la moto, ya que va a hacer unas preguntas..

Con esto, me puse en camino hacia mi campamento.

 Me mantuve al margen, mientras esperaba a que me dieran las instrucciones oportunas. Yo no era dado a las despedidas y lo saludos, así que me limité a decir:

 - Nos vemos...

Volviste al campamento con tus pensamientos, tendrías que hablar con los jefes de las diferentes familias, había 3 cabecillas que conformaban un consejo que se reunia para cosas importantes aunque eso era solo para las cosas relamente importante, aunque para esta vez tendría que reunirse dado que si lo que planteabas salía mal podría haber repercusiones serias.

Aunque pudiera ser que el viejo Max pudiera allanar un poco el camino por ti, iba a ser un dia muy largo e ibas a gastar mucha saliba por el camino.

Ya te hallabas entre las caravanas y las tiendas de campaña que conformaban vuestro campamento, llevabais comodos una temporada en esta ubicación, era raro que no os hubierais movido ya de sitio.

En las afueras habias tenido una experiencia bastante mala, y allí estabas nuevamente, era bastante intranquilizador, pero siguiendo las señas que te habían dado pasaste por el territorio de bandas de proteccion que te dieron el alta pero te dejaron pasar si te marchabas en el acto, te recordaron con algunos tios siguiendote que si te quedabas  no te gustaría lo que pasaría, pero mas alla de amenazas veladas llegaste al bar donde se encontraba la 2º al mando de blanchard... ahora tenías que conseguir hablar con ella y convencerla... 

En la puerta había unos cuantos matones, pero por serte para ti no parecías el tio mas peligroso del mundo y salvo miradas suspicaces no te recibio nada mas al acercarte y entrar al bar, allí encontraste media docena de parroquianos  a media luz, la unica mujer estaba en la barra inclinada sobre un vaso sucio lleno de un liquido ambar.

La puerta se cerro tras de ti devolviendo la sala a una penumbra en la que te costaba ver demasiado, aquel lugar era deprimente, te recordaba un salón del viejo oeste donde los acabados y los desesperados bebían hasta morir de cirrosis si un borracho no los mataba primero.

El sonido de la puerta al cerrarse se asemeja en mi cabeza a la de un ataúd de verdad al cerrarse sobre el difunto, esperaba que ese no fuese mi caso.

Mis ropas y actitud no son amenazadoras, normal, no es bueno destacar demasiado en estos lugares, puedes ser el blanco de cualquier pandillero al que le ha hecho gracia algo de la vestimenta o algún adorno que quiera lucir con partes de mi cuerpo, las orejas están solicitadas.

El local no es gran cosa, pero los hay peores y sin duda que puede empeorar si no hay buena manera de entrar. Aunque la luz no es ninguna maravilla, trato de distinguir peligros potenciales y guardaespaldas atentos que se camuflan entre los parroquianos, salidas y ventanas, troneras para armas.

La mujer que parece mi objetivo está distraídamente bebiendo, o eso parece, nunca se puede saber. Me acerco a la barra lentamente, meditando el próximo movimiento mientras vigilo el entorno y a la clientela.

¿Que quiere? dijo el camarero súbitamente y con ímpetu rompiendo el silencio del lugar, algunas miradas se levantaron en tu dirección y de repente te encontraste en el centro de atención, por un instante crees que el camarero lo ha hecho a propósito por si tuvieras aviesas intenciones.

Tras asegurarme de que nadie me estuviera espiando, ya que nunca se sabe, me dispongo a llamar a mi hermana por mi móvil...

La idea era simple, por un lado, organizar el chivatazo y por otro decirle a los exploradores que mantuvieran los ojos abiertos para ver si encontraban el rastro del abuelete...

Aunque primero quería ver a Silk y contarle que tal me había ido. Después iría a hablar con Max, además, puede que le sonara algo del abuelo... Mientras el me organizaba la reunión iría a buscar a los exploradores con los que tenía confianza y que sabia que iban por la ciudad para decirles que mantuvieran los ojos abiertos.

Hasta no hablar con los cabezas de familia no iba a empezar a extender el rumor, no quería arriesgarme a llevarles la contraria, eran mi familia, mi vida, lo único que tenia.

-Una botella de cerveza por favor.  Respondo al inoportuno camarero, estoy seguro de que tiene mucho oficio, y mucha seguridad de que no voy a darle unos cuantos tiros como premio a su intervención.

Tras meditar sobre lo que decir, decidí no andar mucho por las ramas y hablar francamente a Juno.

- Juno, es posible que me conozca, soy Felipe Alvarado. Tengo una oferta para el señor Blanchard en la que creo que ambos saldremos muy beneficiados.

No parecía que nadie te siguiera, así que te dispusiste a lllamar de modo tranquilo.

¿Diga? Escuchaste la voz de tu hermana al otro l do de la linea tras un par de tonos.

 Sin perder de vista a mi alrededor, hablando bajo, para que nadie me pueda oír de lo que hablo y con quien, le pongo al día de las novedades y de los trabajos:

 - ... Averigua lo que puedas de ese tipo y de la chica, se que no es mucho lo que te doy, pero confío en conseguir más información...