Partida Rol por web

 Aunque los días han pasado, mi cuerpo está aun derruido, mi mente, siempre vigorosa, está lenta, y no actúa con modidad.

La lucha se inclinó claramente  a favor de Detritus, y más exactamente para la escuela amarilla. Yo había luchado con fuerza y con buena técnica, pero la potencia en el cuerpo a cuerpo y en el uno contra uno de Legionario me abrumó, haciendo que la victoria se la llevase el humano.

Pero ahora es diferente, durante los días que llevaba en aquella ciudad volví a  sentirme esclavo, una sensación que odio profundamente. Tampoco me había adaptado a los luchadores de Malatea, pues los veía asquerosos.

Tengo que luchar

Legionario asiente con la cabeza mientras sigue al reptial a una zona mas tranquila para hablar a solas...

 - Bien... No se si será la mejor manera de proceder, pero en los últimos combates que he disputado he notado que me falta algo mas de dureza y aguante, lo habrás notado, aunque por suerte la fortuna me ha sonreido se, que necesito entrenar estas características si no quiero sucumbir pronto en la arena... Se que en nuestra escuala algunos habéis entrenado la manera de soportar mejor el dolor y lo que quiero pedirte, es que si me pudieras enseñar o entrenarme para conseguir tal coontrol en el cuerpo... Por supuesto estoy dispuesto a pagarte las molestias, pues si aceptas te entretendré y no podrás entrenar por tu cuenta, no se lo que pesnabas hacer, pero espero por mi bien que puedas ayudarme en esto...

La cara de Legionario parecía algo perturbada, no estaba muy acostumbrado a pedir favores, pero tenía una sensación de conexión con aquel reptil, tal  vez fuera el orgullo de ambos o el caracter de cada uno, pero sentía proximidad con aquel ser...

 - Sabes cuanto me está costando pedir un favor a alguien, así que espero que no aprobeches la ocasión para meter el dedo en la llaga...

Enterrador guarda un frío silencio. Todos sabéis que le encantaría enterraros a todos.

Se marcha a entrenar y golpea con tal violencia un estaferno, que lo destroza.

Después lo deja y se va a sus lujosas estancias privadas del Campeón de Malatea.

Escucho al humano y su petición y no puedo evitar una sombra en mi rostro al escuchar su última frase.

- Es evidente que aún te queda mucho que aprender en esta vida, especialmente a conocer a tu interlocutor - señalo con gravedad -. Aceptaré el trabajo. Seré tu maestro y para que no consideres que te estoy haciendo ningún favor, te cobraré. De ese modo no tendrás la sensación de deberme nada y cuando elijas enfrentarte a mí en la Arena podrás hacerlo sin cargo de conciencia alguno. El precio será de 100 monedas de oro y harás todo cuanto te diga y soportarás estoicamente, sin protesta alguna, el infierno al que te someteré. Deberé hablar con el maestro Kurono para solicitar su permiso, así como todo el material necesario para llevar a cabo tu entrenamiento. Cuando él dé el visto bueno iniciaremos tus sesiones de endurecimiento. Habitualmente, una semana bastaría y procuraré que así sea, pero puede que se prolongue algo más. Ten en cuenta que me exigirá dedicarte la mayor parte de mi tiempo, lo cual repercutirá en perjuicio de mi propia forma física de cara a los enfrentamientos en la Arena. Y nuestro papel en Malatea debe ser impecable. ¿Aceptas mis condiciones?

Laegionario no esperaba que el reptil aceptara, pero se habí echo a la idea de que si por algún caso decía que si, le castigaría y sacaría todo su potencial en los entrenamientos, y la cantidad de monedas era un simple echo, pues en el fondo sabí que le estaba realizando un gran favor, finalmente por honor le debía algo a aquel ser.

 - Acepto el trato y ejecutaré todas tus indicaciones como mandas, en cuanto a l dinero te lo entregaré de inmediato para que el asunto quede sanjado, cuando esté todo listo yo estaré preparado... Gracias...

No estaba acostumbrado a dar las gracias, y se notó en la entonación, pero se sentía con la necesidad de que Lagartija lo oyera, ahora compartirían un tiempo mas unidos aunque solo fuera de entrenamiento, per esataba seguro de que eso haría que la conexión que había entre los dos se reforzaría...

- Gracias... maestro - respondo con seriedad -. Durante estos días, en las horas en las que te sometas a mi entrenamiento, serás mi alumno y yo tu maestro y como tal deberás tratarme. El endurecimiento no solo ha de ser del cuerpo sino también del espíritu y durante las jornadas que me dedique a ti, deberás claudicar en algunos aspectos que quizá no te hagan demasiada gracia. Es posible que tu nivel como guerrero sea superior al mío y que creas que una exigencia de este tipo por mi parte resulte excesiva, pero deberás tratarme con el respeto que se debe a un instructor. Esta es tu primera lección que empieza ahora mismo. Y ahora, discúlpame. Voy a hablar con Kurono para organizar todo lo necesario.

Tras establecer las condiciones de mi trabajo como instructor del humano, busco con la mirada a Kurono. Cuando lo localizo me dirijo a él con paso vivo.

- Manager Kurono, buenos días - saludo con amabilidad -. Quisiera pedirte un favor. El humano conocido como Legionario ha reclamado mis servicios como instructor para su endurecimiento, algo a lo que he accedido. Sin embargo, necesitaré una serie de cosas para llevar a cabo el mismo. De un lado, tu permiso para efectuarlo en vuestras dependencias. De otro, y una vez concedido, necesito un par de tinas grandes, lo suficientemente grandes como para que en ellas quepa un humano. Asimismo, agua helada y agua hirviendo para las tinas. Y una cantidad importante de cítricos. Limones para ser más exactos. Ah, y se me olvidaba - señalo con una sonrisa -, la posibilidad de disponer de vuestros esclavos en un momento dado, armados con palos. ¿Sería posible?

 -Lagartija, si la ocasión lo requiere yo golpearé a legionario para que no salga-interrumpo al Dracónido, pues había estado escuchando la conversación. 

- Si necesitara de tu colaboración, te la pediría llegado el momento. Sin embargo, esto es un entrenamiento no una ocasión para la venganza, capa roja, si es en lo que estás pensando. No siempre serás el campeón allí donde pelees y esa es una lección que deberás aprender tarde o temprano - comento con un tono casual -. Y una cosa más, manager Kurono. Ya tengo decidido a quién enfrentarme. Quisiera que te encargaras de comunicar mi desafío a la humana Ramera, de la escuela de los Tigres de Malatea. Un combate en la modalidad de exhibición.

 -No, no me confundas, no necesito venganza, pues no considero mi honor por encima de algo, quería ayudar, sólo eso- respondo azorado en cuanto lagartija deja de hablar con el manager- Lo digo de verdad.

Me parece que Lagartija nunca confiará en mí. Bueno, ni yo mismo lo hago, así que lo entiendo.

Yo, mientras tanto, volvía a estar de pie, mirando los alrededores, absorto en nada. 

- En ese caso te pido disculpas, mediano. No era mi intención ofenderte. Y aquí, entre tú y yo, el entrenamiento del humano bien puede necesitar de tu brazo y un buen palo, haya tinas o no de por medio - señalo con un guiño pícaro.

Sonrío amablemente ante la respuesta de Lagartija.

-Gracias- Agradezco por la comprensión del Dracónido, aunque también dejando entrever que acepto el papel. 

-¿Sabes?, aun no he digirido bien, la perdida de Bizcochito- sigo con la conversación, con un tono de voz bajo, casi avergonzado de decir estas palabras.

Dirijo una mirada al mediano ante su comentario. Sé que mi rostro es inexpresivo. Pendiente de la respuesta de Kurono, no me parece oportuno mantener esa conversación aquí y ahora, pero el pícaro ha hallado el valor o la ocasión o la templanza para hacerlo y no seré yo quien le coarte.

- Lo entiendo. Perfectamente. La muerte de un ser querido o próximo no es un trago fácil de aceptar. Ni es fácil compartir con aquel que, en definitiva, es el responsable de la misma. Sé que os unían lazos de sangre a ambos y que tal vez no entiendas mis motivaciones. Medianos y dracónidos somos razas extrañas entre sí y nuestros códigos de conducta difieren. Tal vez no entiendas por qué la reté. O tal vez sí. Pero quiero que sepas que no buscaba su muerte, sino la restitución de un honor que ella me había arrebatado. No fue fácil verla morir - señalo y hay una nota de vago dolor en mi voz -. Pero murió como una guerrera valerosa, de forma digna y honorable. Tal vez un día de estos quieras acompañarme al templo y podríamos hacer una ofrenda en su memoria. Mientras persista aquí - digo tocando suavemente su cabeza -, ella vivirá.

 Sabía que me comprendería...

De nuevo, de mi boca salen esa palabra que le debo infinitametne a Lagartija: Gracias

-No te molesto más- Me despido, mientras me voy de esa zona, a seguir a lo mío, a no hacer nada, y mirar el cielo.

La propuesta y el entrenamiento a seguir no  le asustaba a Legionario, el tener que dirigirse a Lagartija como maestro lo podría hacer sin problemas ya que en la legión estaba acostumbrado dirigirse a los oficiales con adjetivos parecidos para no tener que buscarse problemas, lo asimilaría como si maestro fuese señor...

 - De ahora en adelante y como tu pides te llamaré maestro y te trataré como tal, cierto es que me será díficil, y no por que crea o no, que pueda ser mejor luchador que tu, pues bien es sabido que siempre hay alguien que puede darte una lección en combate, por mucha diferencia que pueda haber entre ambos... Así que estaré esperando por los alrededores a dispensas de tus mandatos mi maestro!!

Sinceramente siendo consecuente le sonaban muy rara esas palabras pronunciarlas así, quizá le costaría mas de lo que pensaba, eran cosas triviales pero era cierto que el significado de todo ello ocultaba algo de enseñanza, quizá era ciierto que aprendería algo mas que aguante en el combate... Legionario recapacitaba eso mientras se alejaba y empezaba a meditar que tipo de entrenamiento haría y si sería tan duro como aparentaban las palabras del reptil...

- "Los Maestros de la Escuela han decidido facilitaros cuanto necesitéis para vuestros entrenamientos en la confianza de que nuestros luchadores en Detritus estarán recibiendo idéntico trato. Enseguida tendrás todo lo que has pedido, Lagartija.

En cuanto a tu Desafío de Exhibición a Ramera queda anotado, estoy seguro de que los Maestros lo aprobarán.

Que el entrenamiento os sea provechoso." -

El manager hace una reverencia hacia los luchadores detritianos y se retira.

- El resto del día transcurre entre entrenamientos, especialmente duros para Legionario.

Harold escuchó las nuevas que traía el Manager Kurono, por lo que antes de que se marchaara, se acercó a hablar con él.

Manager Kurono, desearía hacer una petición   comenzó el enano ante la mirada inquisitiva del hombre Cabe la posibilidad de que se me entrene en...digamos... ¿mejorar mis reflejos? Creo que la clave para la victoria en la arena se basa en poner en practica cuanto antes mis artes, de modo que cuando el nemigo se acerque yo ya esté preparado. ¿Habría alguien dispuesto a formarme en ese sentido?

- "Nuestra hospitalidad tiene sus límites, señor Muñón. Sólo entrenamos a miembros de nuestra propia Escuela. Aunque si quiere entrenar con sus compañeros de Detritus, nosotros no tenemos inconveniente alguno." -

Hmpff... gruñó el enano Entiendo, gracias de todos modos. Muñón se alejó, aún cojeaba un poco aunque las heridas casi se había curado por completo. Durante la mañana se dedicó a avisitar a los demás Detrinianos, empezando por el que mayores probabilidades de poder enseñarle lo que buscaba tenía... el mediano