Partida Rol por web

 El enano con gesto solemne acepta las gracias con un asentamiento de cabeza.

 - No hay de que jovencita, mi nombre es Bannor, pero aquí me llaman Tapón. Puedo preguntarte como has terminado en esta situación?- La forma de hablar y expresarse del enano es cordial y mesurada.

Miro al enano de nuevo pero mi expresión pasa a ser muy triste y con los ojos casi llorosos.

Pues supongo que trabajar demasiado y no darte cuenta del bote que usas cuando estás acabando de hacer una... tarta.. Yo soy una simple pastelera, no sé qué hago exactamente aquí. Bueno, por culpa de mi descuido murió un hombre, pero pelear? Me encojo de hombros y digo: Tan sólo voy a ser el entrante de algún enorme guerrero..

 El solemne enano mira a la llorosa mediana.

 - Parece una grave malentendido, conocias al hombre que falleció?

Niego con la cabeza..

No, pero bueno, supongo que fuera una tarta de bodas y que uno de los que se muriera fuera el marido agraba las cosas verdad?

 El enano un tanto suspicaz comenta.

 - Eso parece más una venganza que justicia, este hombre no tendría acaso alguna relación con las autoridades locales?- Tras una pausa continúa.- Pero aún así que hacía veneno en la cocina de una pastelera?

Un lágrima resbala por mi cara pero me la seco antes de que nadie pueda percatarse de ello.. y me encojo de hombros ante la pregunta del enano sin poder articular palabra. Me quedo mirando al plato y procurando no mirar a ninguno de los que están sentados conmigo a la mesa.

- Tapón realiza una prueba de Perspicacia para saber si Bizcochito miente (aunque resulta que ella está diciendo la verdad).

- La tirada de Perspicacia de Tapón es 1d20 +1, contra una dificultad de Engañar de 19 (tirada pasiva de Engañar de Bizochito, resultado de sumar 10 a su habilidad de Engañar, que es +9).

- Resultado: Tapón cree que Bizcochito está diciendo la verdad.

Tras disfrutar algo del banquete en la mesa, el imponente draconico nota la presencia de la tiefling cuyos grilletes estan siendo removidos.

- TU!!, que hace una de su clase aqui?? MALDITA ESCORIA SIN HONOR!!!.

El bestial ser se volvio hacia quien proclamo ser su amo desde hoy en adelante y hasta que ganase su libertad, para decirle.

-Si lo que buscas es ganar en combate los de su clase no te seran utiles, no son mas que una panda de sucios demonios traicioneros cuyos trucos de circo no sirven ni para entretener a los niños.

Acto seguido "Marronoso" volvio a sentarse mirando a la tiefling con unos ojos que denotaban ansias de extirparle el corazon con sus propias manos, y una extraña confianza de que ya lo habia hecho antes a muchos otros de su especie.

- Tapón ha realizado su tirada de Perspicacia y cree que Bizcochito ha dicho la verdad.

 Cuendo parece que el recio enano vaya a hablar de nuevo a la menuda mediana, el draconiano brama al descubrir la naturaleza de una gladiadora. De forma refleja se reclina ante delante, como si pretendiera interponerse ante la bestia y la mediana. Al ver que el draconiano se controla y habla a nuestro señor el enano retoma su posición inical, pero manteniendo cierta tensión.

- "Tranquilo, noble bruto. Has pasado un millar de años convertido en estatua de piedra y muchas cosas han pasado desde entonces. Tu raza ganó la guerra, el Imperio de Bael Turath perdió el control sobre sus servidores demoníacos y se desmoronó, aunque el precio que tuvisteis que pagar fue muy alto. El poder del Imperio Dracónido desapareció hace mucho, actualmente sois pocos y vuestra nación es pobre y atrasada, y vuestras tierras se han vuelto áridas e inhóspitas para las demás razas.

Si te sirve de consuelo, lo que tu raza todavía conserva es el coraje y el honor. Muchos de los vuestros se unen al Imperio como guardias de caravanas y guardaespaldas de mercaderes adinerados. Se os tiene por seres de confianza y vuestra fuerza en la batalla se respeta.

En cambio, incluso mil años después, la gente sigue menospreciando a los Tiefling y desconfiando de ellos. Pocos olvidan que sus antepasados fueron humanos que se mezclaron con los demonios.

Sin embargo, el público adorará ver a Dracónidos y a Tiefling enfrentándose en la Arena. Contén tu ira por ahora, guerrero. Tiempo tendrás de liberarla en la Arena." -

 El barbudo enano pregunta con tono neutro al señor de los esclavos:

 - Són frecuentes combates entre miembros de la misma escuela en la arena, a merced de los designios del público?

Caraculo ejercía su derecho de comer, y a buen ritmo, pues aunque algunos de los presente hablaban y quizá discutían casi enfrentándose, Caraculo apenas denotaba atención  o  al menos eso parecía, estaba ensimismado en su manjar de comida que hábilmente alcanzaba y devoraba...

" No tengo tiempo de establecer contactos, sino me equivoco tarde o temprano deberemos enfrentarnos entre nosotros, será mejor no establecer amigos, pues después quizá me sabría mal degollarles como a cualquier pollo, deberé estar alerta y no bajar la guardia, e de preocuparme por mi, solo por mi... "

Mientras devoraba un tosco trozo de pan, miraba con recelo a los presentes, había todo tipo de criaturas, y aunque hace mucho  tiempo que había perdido el sentimiento de miedo, sentía la necesidad de tenerlos en cuenta, pues algunos eran mas de lo que aparentaban...

Los ojos del draconico se posaron en quien ahora seria su amo, la amenaza y el odio se vieron convertidos en asombro e incredulidad. Los años que habia pasado en piedra le habian mantenido al margen de todo lo sucedido con su gente y con su guerra. Las conclusiones propias a las que habia llegado tras despertar de su largo letargo se derrumbaron por completo ante las palabras del maestro de la escuela azul.

- Por Kord!!

Fue lo unico que atisbo a decir y tras unos segundos que parecieron años de santo silencio, el guerrero herido en el orgullo bajo la cabeza y se sento nuevamente en la mesa. Continuo saciando su apetito, aunque con menos voracidad que antes, sus ansias de comida menguaron hasta que definitivamente dejo de comer. Poco a poco la noticia sobre la destruccion de su amado imperio y la denigracion de su especie a meros servidores de los humanos iba calando en su interior, atentando contra lo mas profundo de su orgullo de guerrero y de draconico.

La bruja se sentó a la mesa y empezó a comer, observando a sus compañeros y calibrándolos.  Una mediana entre asustada y resignada, que parecía que no dudaría ni medio asalto en un combate conversaba con el enano. Un paladín, noble y honesto, seguramente. Y un buen combatiente sin duda ¿Cómo habrá acabado aquí? se preguntó. Un mediano  de una obesidad sorprendente, cuya anchura era casi superior a su altura, se había retirado a su celda. Algo le decía que era un tipo peligroso. Un humano horrorosamente feo que parecía no haber comido caliente en su vida, vista el ansia con la que se lanzó a la comida no prestaba atención a nadie ni a nada salvo las viandas que devoraba. Un superviviente. Otro humano, tan enfermo  que parecía a las puertas de la muerte,  mago o brujo, sin duda. Atisbó durante una fracción de segundo la extraña transformación de su rostro. Interesante, pensó, ¿de dónde provendrá su poder?... 

Las arrogantes palabras del dracónido interrumpieron su observación. La bruja  permaneció impasible ante el exabrupto del dracónido, controlando su furia para no utilizar sus poderes y reducir al insolente bichajo, y mirándolo fijamente con  el más profundo desprecio. 

- Menos ínfulas, renacuajo – dijo al fin -  El azar ha querido que tengamos que convivir en el mismo equipo, pero mantente alejado de mí. Porque te juro, por todos los demonios, que como te me acerques con malas intenciones, te destripo como el cerdo que eres…Marranoso. Así que tengamos paz… o por lo menos una tregua, hasta que nos veamos las caras en la arena.

Por fin, desde que fui capturado en la frontera, tengo una comida de verdad.

Como lo que puedo, saboreando la comida, con curiosidad e ingenuidad, olvidando durante unos minutos la situación en que estaba.

- Mmm. Delicioso.

Hasta que oigo la historia del veneno de la mediana, entonces miro con duda la comida en el plato y vuelvo a la realidad.

"Así que ésta es una de las escuelas de gladiadores... ¿Entonces, tendré que luchar y matar aquí a esta gente, y a los otros del mercado, como si fueran animales, para regocijo de los humanos? ¡Glorificando la muerte! ¡Especie malvada y pervertida!"

A partir de ahí me dedico a prestar más atención a los otros comensales, buscando posibles aliados o amenazas. Más lo último, pues recordando el humillante mote que me pusieron y cómo fui el último en ser cogido en el mercado, pienso en los prejuicios que deben tener contra mí por mi raza.

El Instructor Azul muerde con ganas un costillar de cerdo asado chorreante de grasa y entre bocados responde:

- "La verdad es que eso depende del tipo de competición. Lo normal es que nuestros rivales sean los Amarillos, o cualquier desafío que la propia Organización de la Arena nos plantee: monstruos, el reto de un gladiador de otra ciudad (como ocurrió con Manchauser hace dos semanas), etcétera. No he escuchado nada de que haya monstruos en las Jaulas de la Arena en este momento, aunque sí que tienen a un condenado a muerte encerrado, un narcotraficante al parecer.

Eso significa que normalmente formaréis equipo, así que debéis evitar las peleas sin sentido entre vosotros.

Si el tipo de competición es un Campeonato, como el que se celebrará dentro de dos semanas, cabe la posibilidad de que una Escuela sea derrotada por completo. Eso ocurre cuando todos sus luchadores han sido eliminados. En ese caso, si a la Escuela vencedora le queda más de un luchador, los luchadores que le resten deberán combatir entre sí para determinar quién será el Campeón." -

Tras las palabras de nuestro señor doy por terminada mi cena y a pesar de que ni se me va a ver en la silla, dejo de estar de rodillas para sentarme en ella y así pasar más desapercibida.

No hubiera sido más sencillo que me hubieran matado directamente? A quién voy a entretener.. Suspiro y me hago una pelota en la silla esperando a que nos digan que nos podemos ir a las celdas.

- Al cabo de un rato, llega media docena de criados, seguramente esclavos, equipados con cubos, y comienzan a recoger los restos de la cena de quienes ya hayan terminado, y a limpiar la mesa.