Partida Rol por web

LUGAR: Kenora DÍA: 10. HORA: 15:50.

Os encontráis en las afueras. Ni siquiera habéis sentido hambre durante vuestro regreso. Estáis demasiado tensos. Los teléfonos móviles han recuperado la cobertura y los avisos de varios mensajes y llamadas perdidas suenan de forma atropellada.
Las palabras que podéis ver en las pantallas hablan de lo mismo. Kenora está sumida en el más absoluto caos debido a unos disturbios provocados por lugareños enanejados.

Voy directo a al comisaría.

Avanzáis dentro del vehículo hacia la comisaría. El lugar que antes era un apacible pueblo donde vivir, se ha convertido en un infierno.

Os detenéis cuando las horribles escenas que se desarrollan ante vosotros os golpean en la cara como una bofetada. Los gritos y los lamentos llenan el aire, acompañados de gruñidos guturales. Los antes amables vecinos se atacan unos a otros, dispuestos a matar para darse un festín con carne cruda.

Entre el tumulto podéis ver a una persona sentada en la plaza del pueblo, masticando el rostro de alguien al que no lográis identificar. Sonríe con gran satisfacción mientras devora a su presa, a la que ha abatido hace unos instantes. Ninguno de los otros caníbales se atreve a tratar de robarle su comida, aunque algunos de ellos se disputan el alimento como si fuesen perros famélicos.

La mujer lanza un rugido y parte en dos a su presa, con la intención de devorarle las entrañas. Esa mujer, aunque su apariencia haya cambiado, no es otra que la Doctora Parker.

Ni puede creer lo que sucede, ni quiere hacerlo.-...tenemos que irnos...rápido...- Murmura aunque esté viendo a la mujer, a la que igual iba a ser su futura novia, en el centro de la plaza- Salgamos de aquí, llamemos a los nacionales...a...a quien sea...al ejército....- Balbuceaba.- pero vamonos, si nos cogen...si nos cogen estamos muertos...- Suplicó al agente que conducía. 

—Joder.

Es lo único que alcanza a poder decir Frank mientras enfila hacia la comisaría.

—Debo ir a la comisaría. Tengo que llamar desde allí y comprobar por radio si alguien más ha sobrevivido a esta... a esta... a esta epidemia zombi...— le costaba reconocerlo peor no tenía otro nombre para aquello—Steve, Thomas... esto nos supera. Entenderé que queráis ir a buscar a vuestras familias y evacuar el lugar¹. Podéis largaros en cuanto me dejéis allí. Y usted... ¿Roland? Oiga... si no tiene un coche le puedo dar las llaves de uno de los requisados. Yo... tengo que hacer algo. No puedo huir sin más.

La masacre continua, las fauces hambrientas desgarran la carne y los gritos de las víctimas están cargados de un terror atroz.

Frank toma aire y se pone en marcha. Wednesday ladra nervioso y los otros agentes son incapaces de articular ni una sola palabra. Ante el rugido del motor algunos caníbales tratan de destrozar vuestro vehículo y lo único que reciben no un cuerpo vivo que llevarse a la boca, es la embestida de más de una tonelada de peso. Saltan por los aires y sus huesos se quiebran al tocar el suelo. La sangre se derrama y pierden su vida, si es que aún les pertenece.

Avanzáis por las calles a gran velocidad, esquivando coches cuyos propietarios han abandonado con rapidez o que han chocado con otros. Bajo las ruedas algún cuerpo es convertido en pulpa.

Podéis ver la comisaría. Unos pocos dementes antropófagos intentan acceder a su interior usando la puerta principal. Algo los retiene. Puede que sea una barricada improvisada. El cañón de una escopeta se asoma con rapidez y los sesos del primer hostil hambriento saltan por los aires.

Estaba loco, como podían pasar por medio de tanta cosa? Cada vez le daba mas la sensación de que estaban perdiendo la cabeza. ¿Cómo iban a sobrevivir ahí? Estaba a punto de volverse loco cuando escuchó la escopeta disparando, y no era de ellos. Había alguien en la comisaria. Igual no estaba todo perdido. 

¿Por donde entramos? ¿Hay alguna puerta secundaria o con una vaya? ¿Con llave?- Prefiere preguntar antes de ponerse a gritar como un loco hacia quien sea que tenga la bendita escopeta. Estarían todos dentro, habría ayuda. Por si acaso, buscó ver si había alguna puerta secundaria que estuviese mas o menos despejada. O un garaje. 

—¡Vamos a entrar por la principal! ¡Agarraos!

Frank se lanzó a por los zombies que asediaban la puerta principal. En el último momento tiró del freno de mano haciendo que el coche girase sobre si mismo para intentar pillar a la mayor cantidad de aquellas criaturas mientras frenaba a escasos dos metros de la puerta.

—¡Quien sea que esté dentro! ¡Ábrenos que vamos!

Frank no duda ni un instante y hace una maniobra peligrosa con el vehículo. Los caníbales de la entrada son arrollados por el peso y la inercia, su sangre y sus entrañas siembran el suelo. Los sonidos guturales se hacen cada vez más débiles y sus vidas se apagan como velas bajo la tempestad.

Podéis abandonar vuestra máquina de matar con ruedas, con total tranquilidad, y entrar al interior del edificio.

- ¡Joder! Sheriff eres un autentico salvaje.

El agente baja la escopeta y mira a ambos lados, acto seguido os hace señas para que entréis.

- Esos mierdas no entrarán aquí, no tienen bastantes pelotas.

Se había agarrado donde podía, sin soltar la porra que había cogido hacía ya rato, en un intento vano de consolidar un poco de entereza. Un tic en el párpado derecho apareció de la nada, y el mismo le recordaría por el resto de su quizás futil existencia aquellos momentos de horror, sangre y carreras. 

Al bajarse del coche para entrar todo lo rápido que pudiera casi se mata, pero daba igual, había más gente, y estaban armados- ¿Qué ha pasado?- No era hombre de armas de fuego, así que se fue a buscar el hacha de incendios, visiblemente blanco y a punto de vomitar un montón de bilis.

Frank no se molestó en contestar sino que abrió la puerta y se coló en el edificio.

Dentro de la comisaria se encuentran Amy y Lou, además de algunos civiles que se presentaron voluntarios para la búsqueda de la doctora.

Cuatro personas están vigilando la entrada trasera, donde han improvisado una barricada con mesas y algunas sillas.
Uno de los civiles está herido, presenta un mordisco en el cuello. Está siendo atendido, su estado es grave y posiblemente no sobreviva, aunque se le lleve a un hospital.

- Sheriff -dice el agente mientras recarga la escopeta - ¿Qué demonios hacemos ahora? Seguro que tiene un jodido plan.

Ya con el hacha entre sus manos y sus capacidades mentales un poco mas para allá que para acá habló él- Puesto que nos hemos metido en la boca del lobo porque fuera hay un montón de esa pobre gente afectada por algún tipo de...cosa- Dudó- podemos esperar ayuda o refuerzos, no se, ¿hay comunicaciones? ¿Funciona la radio o algo?- Intentó por primera vez tomar la voz cantante preguntando también en general. 

Sacó su móvil y miró si tenía cobertura. 

- Hemos tratado de pedir refuerzos. Ha resultado imposible. Algo interfiere en las comunicaciones y las señales vienen y van.