Partida Rol por web

Maravilloso, sencillamente maravilloso. No se ve a nadie que esté por allí, ni restos, ni nada que no sean unos dibujos horribles que dan pistas sobre que hay que coger lo que sea y ponerlo en el trono...sobre lo que sea que fuera esa momia. O igual era la momia el monstruo. O igual estaban ya infectados con el moho ese que podía comerles la cabeza. 

Si, el científico empezaba a delirar.- ¿Qué hacemos?- Estaba perdido, no se atrevía a moverse mucho, maldita sea ni siquiera sabría decir donde estaba el norte si anocheciera allí!- ¿Volvemos? ¿Nos quedamos?- Es que encima no se veía a nadie- ¿Hola!?- Acabó gritando. 

El aire frío se arrastra hacia vosotros cargado de estática.

- Bzzzzz ¿Sheriff?... ¿Puede oírme? ZZZZZ ¡Maldita sea! Si me oye... ¡Vuelva! zzzzzzzzz ¡zzzzzTodos locos! BBzzzzzzzzzzzzzzz

El sonido de la emisora va acompañado de varios ruidos: El que produce la puerta del vehículo al ser abierta de forma brusca y el del el claxon, cuando algo tropieza contra él mientras la radio es arrancada de golpe.

Wednesday se da la vuelta y gruñe, pero no es él único que lo hace.

Tres "personas" se acercan a vosotros corriendo con rapidez y gritando como salvajes. Están fuera de sí. Sus ojos rezuman odio y sus fauces babeantes chasquean sin parar, lanzado dentelladas al aire.

No tenéis ninguna duda, se trata de tres voluntarios de uno de los equipos de rastreo.

—¡Atrás! ¡Atrás o disparo!

Resultaba evidente que aquellos individuos no iban a retroceder así que Frank abrió fuego. En su cabeza no era capaz de encontrar lógica a nada de aquello ¿cómo habían enloquecido repentinamente? ¿Un brote de rabia?

¡BANG!

Abrió fuego mientras retrocedía hacia la cobertura de los árboles cercanos para intentar que aquellos locos no los rodeasen desde varios puntos.

El agente abre fuego sobre el herido.

- ¡MUERE CABRÓN! -grita fuera de sí.

El segundo disparo impacta sobre el objetivo haciendo que tambalee. Aun así sigue avanzando y el agente reacciona azuzando al perro.

- Vamos chico, ataca.

El perro obedece la orden sin dudar y salta sobre el herido, derribándolo. Con sus dientes afilados mantiene a raya al sujeto, que está más cerca de pisar el otro mundo que de continuar en este.

- Quietos... quietos o disparo. No es necesario que lleguemos a esto. Todo esto es un error... ustedes no quieren hacernos daño...

El agente está completamente aterrado y se queda quieto, bloqueado, como una estatua. Uno de los lunáticos rabiosos salta sobre él, derribándolo. Aún así no consigue morderle, pues Steve logra poner a tiempo su arma dentro de la boca hambrienta que trata de devorarle.

Quería correr, pero no sabía hacia donde. Como aun hay uno de los locos que parece que aun no ha ido a por nadie, el científico simplemente empieza a levantar la porra de un lado al otro, por si acaso alguno se le acerca- ¿QUE HACEMOS!? ¿QUE HACEMOS?!!- Chilla con voz aguda, intentando no mearse encima. 

El hambriento se acerca a Tom al oírle gritar. Abre su boca de forma desmesurada, tratando de clavar sus dientes en su carne rosada y el asustado doctor le asesta un golpe en su cara. La nariz se rompe y la sangre mana sin parar, la criatura retrocede un par de pasos.
Aún así no está derrotado.

Frank volvió a disparar contra el individuo que había atacado a Tom.

—¡Al coche! ¡Volvamos al coche joder! ¡Hay que traer refuerzos!

El coche, EL COCHE! 

Tom casi estuvo a punto de disculparse con el voluntario que ahora quería matarlo en un acto reflejo, pero definitivamente se olvidó de ello nada más lo volvió a tener de frente aunque a un par de pasos. Aprovechó para darse la vuelta y correr como alma que lleva el diablo hacia el coche, para ser más exactos, hacia la puerta trasera del mismo. Ni de coña se iba a poner a conducir por bosque. 

La bala de Frank impactan en la segunda persona hostil. Se retuerce y cae, aunque no está muerto.
El disparo de Thomas no logra herirle y hace saltar la corteza de un árbol cercano.
Wednesday suelta a su presa, que pronto será pasto de los cuervos y de los gusanos, cuando su Thomas le llama y os dirigís vehículo.

Una vez dentro del coche, oís los gritos de Steve. Sigue forcejeando con el enemigo que está sobre él. No llega a morderle, pues el arma del agente sigue trabada dentro de su boca, pero tampoco puede disparar.

El caníbal abatido, pero no muerto, se arrastra hacia el indefenso ayudante del sheriff. Sin duda, es una presa fácil.

—¡Oh! ¡Joder!

Frank se baja del vehículo y, a la carrera, va hacia su compañero caído. De una patada aparta al zombie que está trabado con la escopeta mientras agarra a Steve para levantarlo.

—He... dicho... al... puto... coche...— grita casi sin resuello mientras intenta cubrir a Steve para que llegue al coche sano y salvo.

La patada hace que la mandíbula del caníbal cruja, momento en que Steve aprovecha para quitárselo de encima y levantarse con dificultad.

Esquivando al atacante que se arrastra, subís con rapidez al coche. Tras cerrar las puertas tenéis un momento de respiro. Aún así, no parece buena idea quedarse por aquí, pues los atacantes heridos, pero no muertos, no tardarán en tratar de sacaros del vehículo, como si fueseis sardinas en lata.

Frank arranca. Su única idea en estos momentos es largarse de allí. Coger la ruta que conduce al pueblo y recabar refuerzos.

Os dirigís a toda velocidad hacia el pueblo. Tenéis la certeza de que las cosas van mal, aún sin haber llegado. Sólo esperáis que cuando lleguéis no sea demasiado tarte.