Partida Rol por web

¡Maldito droide! Pienso entrando en el callejón seguido de Pash y un segundo después Oskara, justo cuando el humanoide metálico da la vuelta a la esquina y se dirige a la entrada de servicio. Al unísono, por ella veo desaparecer a Vex que se cruza con un ingeniero zabrak que adormilado no le hace ni caso. Me temo lo peor viendo como el droide de seguridad ya está a escasos dos pasos de la puerta y mi mano empuña mi arma preparándome para salir y atacar a autómata por las espalda pra salvar el pellejo de mi amigo. Pero todo queda en un susto. Como el que se lleva el zabrak cuando el droide de seguridad le da el alto.

¿!Y Vex!? Miro incrédulo como el suertudo del droide cirujano a esquivado, de nuevo, los problemas y como de la entrada secundaria, salen el droide de seguridad y el zabrak y andan como si no hubiese pasado nada para terminar de desaparecer por la esquina. Miro a mis dos compañeros de callejón con una mueca de incredulidad mientras levanto mis hombros y niego con la cabeza.

Momentos después, soy el último que entra por la puerta de servicio mientras doy un último vistazo al abrasador exterior antes de que la puerta se cierre con el característico sonido de los pernos accionados por gas.

Según el plano estándard que dispongo el estrecho habitáculo de menos de 10 m2 da acceso a la sala de control principal. Ignoro la mesa con las piezas de sabbac encima y los armarios y me acerco con el máximo sigilo al arco con la intención de inspeccionar la sala adyacente.

Al ir corriendo, miro de reojo y veo como 41-Vex entra a la torre por la puerta de seguridad. Segundos más tarde, me agrupo con el resto del equipo en uno de los callejones frente a la torre de control. Por los pelos nos salvamos que uno de los droides de vigilancia nos descubriera. Cuando creemos que la calle vuelve a estar vacía, me arriesgo y comienzo a correr hacia la puerta de la torre que nuestro buen amigo droide dejó convenientemente abierta. Soy la primera en entrar a la torre, acto seguido tomo en mi mano derecha a mi siempre fiel bláster y me preparo para atacar a lo que nos pueda hacer frente.

Cuando entráis podéis ver a 41-Vex que está asomado por lo que parece el acceso al resto del edificio, en el habitáculo* no hay nadie salvo vuestro compañero droide.

Por su parte, éste se acerca a la puerta y se asoma; pudiendo apreciaruna gran estancia abarrotada de computadoras dispuestas en torno a un holoproyector central en el que se muestra un plano del espacio aéreo local. Frente al holoproyector hay una mujer humana con los brazos cruzados a la espalda. Parece ser la encargada de la sala de control, veis como se dirige a alguien con tono imperioso a través de sus auriculares.

- Lanzadera imperial Lambda 11238, al habla la supervisora Brynn de la torre de control del puerto espacial. Tienen permiso para aterrizar. Bienvenidos a Mos Shuuta. -

Media docena de técnicos de distintas especies operan las consolas, y dos droides de seguridad montan guardia; uno al final de cada pasillo. Las paredes de transpariacero os permiten ver el paisaje desértico de Tatooine y la lanzadera imperial que se aproxima para tomar tierra.

Parece que por ahora no se han percatado de vuestra presencia.

-Bueno…

Por un instante había temido que el droide de seguridad fuese a por 41-Vex pero afortunadamente no había sido así y ahora se hallaban todos juntos en esa habitación. Y todavía mejor: sin ser descubiertos.

Observó las cartas de sabbac repartidas en varios lugares. Eso daba a entender un par de cosas: que al menos cuatro personas habían estado jugando y que sabían pasar un buen rato. Pensó que tal vez si no habían recogido la baraja era porque habrían atendido un asunto que no podía esperar, pero eran meras suposiciones.

Tuvo la tentación de llevarse las cartas, pero si querían pasar desapercibidos sería mejor no tocar nada. Se acercó a las taquillas para buscar si había alguna abierta. En tal caso la abriría con cuidado de no hacer ruido y examinaría su interior. Quien sabe, tal vez encontrase una tarjeta identificativa o algo de valor.

La voz de la supervisora Brynn le pareció de lo más sugerente. No por el color de su voz ni por su tono autoritario. Lanzadera imperial Lambda 11238… Esas palabras se deslizaban por sus oídos como el sabor de un caramelo en la boca de un niño. Tenía que verla cuanto antes! Pero sin delatar su posición ni la de sus amigos, lo que se tradujo en un estiramiento de cuello un tanto forzado y una mirada perspicaz.

Al ver la lanzadera imperial sus ojos brillaron de emoción. A pedir de boca! -Chicooos -les miró con complicidad esbozando una sonrisa pícara- ahí llega nuestro plan B! -se rascó distraídamente la nuca, pensativo- o plan A-. Pilotar ese transporte tenía que molar. Mucho. ¿Cuántas oportunidades tendría de hacerse con una de esas? Por no decir que estaba lista para partir, sin necesidad de instalar ninguna pieza. Por otra parte también tenía sus inconvenientes como una posible garantía de imperiales pegados al trasero en todo momento.

El carguero necesitaba la instalación del módulo, pero tenía otras ventajas, además de utilidad a largo plazo. Porque, una vez robado, ¿quién se los iba a reclamar? Y una bodega en condiciones era algo realmente provechoso. Ya se veía tuneando cuatro cosas y poniéndole un nombre.

-¿Cómo hacemos? -miró a sus compañeros-. Se me ocurre crear una distracción para generar caos y pasar entre ellos sin que nos hagan mucho caso. Podría declararse un pequeño incendio? -dijo encogiéndose de hombros, con un tono de inocencia en la voz que colisionaba con el significado de sus palabras.

Dejó pasar un par de segundos, lo justo para ver en sus rostros el reflejo de lo que pensaban, pero pronto su interés volvió a la lanzadera y a lo que pudiera suponer para ellos su llegada.

Cuando Pash va a abrir la primera taquilla sin mucho confianza esta si que está abierta y la abre tan rápido que si no llega a ser por su rápida reacción para pararla hubiera golpeado la taquilla contigua. Un previsible problema que los hubiera delatado. No obstante no había nada de interés en el interior de la misma. Con algo más de cuidado examinó el resto que curiosamente estaban al igual que la primera abiertas. En ellas solo había algo de ropa con polvo y poco más; hasta que en una algo llamó su atención.

Se trata de una tarjeta de identificación. Parece que de las que dan acceso a ciertas consolas. En ella se puede leer el nombre de "Argus  Patrim" y debajo la palabra técnico de operaciones. No había duda, debía de pertenecer a alguno de los que en la habitación de al lado operaba alguno de los paneles.

El cubículo de la entrada de servicio es pequeño, si nos hubiésemos escondido aquí cuando apareció el droide de seguridad, seguramente nos hubiese visto. Por suerte corrimos todos hacia el otro lado. Dentro, encima de la mesa parece haber una partida de cartas que se ha dejado a la mitad. - Quizás los jugadores vuelvan en breve. Hay que moverse y rápido. - Comento casi susurrando. Mientras el contrabandista se me ha adelantado rebuscando en las taquillas. Por un momento me asusto al ver que casi nos delata, pero respiro tranquilo al ver que no ha sido así. Su búsqueda ha sido de provecho al ver la tarjeta de identificación. - ¿Sale alguna foto en la tarjeta? - le pregunto curioso para saber si alguno de nosotros nos podremos hacer pasar por el tal Argus Patrim.

La voz de la supervisora Brynn dando permiso para aterrizar a una lanzadera imperial hace que Pash casi de saltos de alegría. - Uff, ¿imperiales? Es una opción, pero mejor escapar con un carguero algo menos llamativo. - Digo negando con la cabeza. - Personalmente, preferiría no tener más gente buscándome.

Me asomo por la puerta para ver una sala llena de técnicos y como no, dos droides de seguridad vigilando. Difícil. Pienso mientras vuelvo hacia la entrada de servicio. Escucho a Pash y su opción de crear una distracción. - Peligroso. ¿Donde haríamos el fuego? ¿Aquí? Seguramente vendrían los droides de seguridad. Y los dos de fuera, támbien. - Le susurro. Estoy de acuerdo en que es buen plan, pero si el fuego pudiésemos hacerlo en otro lado donde no estemos nosotros. Miro a la mesa y las cartas de la partida. - Según parece los jugadores se han debido levantar a mitad de la ronda, es muy posible que vuelvan enseguida, cuando la lanzadera termine de aterrizar. ¿Y si hacemos que parezca que uno ha hecho trampas? Pero hay que esconderse. - Digo mirando a mi alrededor. ¿Quizás en las taquillas?*

La habitación en la que nos encontrábamos estaba sólo habitada por 41-Vex a nuestra llegada. Había allí una mesa vacía con una partida de cartas a medio terminar (lo que me hizo pensar en que probablemente los jugadores volverían prontamente) y algunas taquillas donde los trabajadores tenían sus pertenencias.

Bajo una rápida mirada llego a la conclusión de que lo mejor sería que, al menos una parte de nosotros, se abriera paso a la sala mayor a fuerza de blaster y quizás la otra parte podría esperar en la habitación actual para así vernos beneficiados por la sorpresa. Penando en esto es que escucho la idea de Lowhhrick.

-No creo que sea una buena opción. Existe la posibilidad de que alguno de los trabajadores quiera abrir su taquilla y nos encuentre dentro. Siendo así, sólo nos quedaría la opción de atacar y eso de seguro delataría nuestra actual posición. Esto teniendo en cuenta que nuestro espacio disponible es reducido y eso haría que fuéramos un blancos fácil.- respondo al wookie.

-Ya hemos perdido demasiado tiempo en este lugar. Alguien pudiera entrar y vernos. Ocupemos la sorpresa que tenemos de nuestro lado y veamos si la suerte nos acompaña. Yo me ofrezco para ser una de las que entre disparando a la sala.- digo finalmente, esperando que mis palabras tengan buena recepción en mis compañeros

Mis compañeros orgánicos empiezan a desvariar dejándose llevar por sorprendente pero su poco lógico sentido de supervivencia. Sin duda necesitan mi capacidad racional.

- Sim-simplifiquemos las variables. Por el momento descartemos la la-lanzadera imperial como plan A. Centremonos en intentar escapar de Tatooine con el Co-colmillo de Kryat. Para ello necesitamos desactivar las amarras magnéticas que re-retienen al carguero. Y eso se puede conseguir accediendo a al-alguna de las consolas de la sala de control que te-tenemos aquí al lado. Desconozco la dificultad de acceder al sis-sistema interno pero supongo que con la targeta identificativa que ha en-encontrado Pash puede que nos facilite la intromisión. Hay media do-docena de técnicos multiraciales. Seguramente uno o dos podríais pasar de-desapercibidos. Lamentablemente creo que un droide como yo no pero si-si no erro de los cuatro soy quien mejor sabe co-comunicarse con las computadoras. Así que mi propuesta sería que tu, Pash, te ha-hagas pasar por el técnico de operaciones Argus Patrim y yo co-como tu droide ayudante. Si alguien te pregunta puedes explicar que me has re-reprogramado para ayudarte en las operaciones para el control del es-espacio aéreo y que estás comprobando el nivel de efectividad. Si-si la cosa se complica tus habilidades sociales me tendrán que dar el ti-tiempo necesario para poder concluir mi misión de desbloqueo de la-las amarras magnéticas y permitirnos salir. Si las habilidades de Pash no-no son suficientes entonces Lowhhrick y Oskara tendréis que entrar en a-acción. Creo que es lo más lógico. ¿Qué opináis?

Observo atentamente la reacción de mis compañeros después del largo monólogo que les he lanzado. Cualquier observación o sugerencia que quieran hacerme será bien recibida pero no se me ocurre ningún plan mejor.

“Otra opción más y esto nos quita tiempo de acción” pienso con algo de molestia.

-Droide, tu idea sólo funcionaría en caso de que el técnico de operaciones sea nuevo o entre los trabajadores no se conozcan… Simplemente díganme a que debo dispararle y yo lo haré, sea cual sea la opción que tomemos.- digo con impaciencia y molestia en mi voz.

Pensaba que iría más dura de abrir!

Un escalofrío recorrió su espalda. Había tirado de la puerta con demasiada fuerza y casi impacta con la taquilla contigua, lo que habría causado un gran estruendo. Suerte que había sido rápido de reflejos.

-Uff! -sopló sin girarse. Casi la lío bien liada!

Se dio la vuelta con cara de circunstancias. ¿Para qué disimular si probablemente todos se habían dado cuenta? Se rascó la nuca distraídamente y escuchó los comentarios de sus compañeros tras mostrarles la tarjeta de identificación.

Lowhhrich apostaba por esconderse en las taquillas, Oskara por entrar y sorprenderles.

-Es otra opción -refiriéndose al comentario de Oskara- tomar la inciativa.

Estaba a punto de decir algo cuando el droide expuso su propuesta.

Pash asentía con la cabeza mientras 41-Vex hablaba tanto que parecía él mismo. Otra cosa no, pero ideas tenían... entre todos habían abierto un abanico de varias posibilidades. Formarían un buen equipo de timadores, seguro que sí. Un poco de entrenamiento por aquí y una pizca de falta de escrúpul.os por allá... y voilà! Equipazo!

Después de escuchar a todos, quedaba claro que el grupo apostaba por entrar. Él también creía que era la mejor opción tras valorarlo todo. En ese caso... Pash cogió la baraja y se la guardó en su abrigo.

-Ejem! -se acarició la perilla mirando hacia la sala de control-. Creo que estamos entre la propuesta de 41-Vex y la de Oskara, ¿no? -dijo mirando a todos. El plan del fuego y de las taquillas parecían menos ventajosos.

-En el caso de entrar todos, propongo aturdir a la supervisora para que no pueda informar de nuestra presencia y pedir refuerzos -tampoco era plan de matarla, pero debían asegurarse de neutralizarla-. Apostaría a que los técnicos no supondrán un problema. Si nos ven entrar armados no creo que se arriesguen a hacerse los héroes. Otra cosa distinta van a ser los dos droides de seguridad.

La idea de 41-Vex le gustaba pero era bastante fácil que les pillasen.

-Bueno, a mí me encanta esto de hacerme pasar por otro -dijo con sinceridad al droide- pero me extrañará bastante si no se dan cuenta. Solo son media docena de técnicos. Aunque haya otros para cubrir turno siguen siendo demasiado pocos para que no se conozcan entre ellos. Además se juntan para jugar a cartas así que no sólo se ven las caras sino que se conocen bastante bien -afirmó convencido-. Otro factor a tener en cuenta es que hay varias razas, y -miró la tarjeta que había encontrado y leyó el nombre que había escrito en ella- Argus Patrim... ya no entro en si es rubio o mide dos metros... ni siquiera sabemos si es humano -se encogió de hombros- aunque si me lo pides con esos ojillos... no sé decirte que no -bromeó divertido poniendo cara de enamorado.

-¿Qué opináis? -observó a todos- Siempre podemos intentar el engaño y si no disparar, aunque habrá que ser rápido para que no nos delate la supervisora -insistió en ello ya que sería una faena tener más compañía indeseada.

-Y en cualquier caso debemos actuar ya, porque imagino que tendremos visita en cuanto aterrice esa lanzadera -y juntarse todos ahí no era la mejor de las situaciones-. A no ser que deseéis esperarles aquí -arqueó una ceja esbozando una sonrisa pícara- en ese caso reparto las cartas y nos echamos una partida -hizo el amago de sacarlas pero en realidad no lo hizo. Su tono de voz era un tanto ambiguo. Quienes le conocían más podían deducir que era un farol, pero cualquier otro bien podría imaginarse al piloto cruzando las piernas sobre la mesa mientras hacía sus cábalas baraja en mano.

Miró a Oskara. Ella tenía muchas ganas de interactuar. Parecía nerviosa y en realidad no era para menos.

-Venga... intentamos el engaño 41-Vex y yo cubiertos por vosotros? -preguntó al grupo.

En realidad creía que el engaño saldría mal, pero valía la pena intentarlo aunque solo fuese por ver las caras de pasmados que se les quedarían, en especial a la supervisora Brynn. Mientras esperaba respuesta puso su bláster en modo aturdir, por si era necesario. Nunca se sabe lo que puede ocurrir por más planeado que se tenga todo.

No acabo de comprender por qué tienen tanta reticencia a mi propuesta si la alternativa es delatarnos. Si hay alguna posibilidad de pasar inadvertidos vale la pena intentarla. Si sale mal siempre se está a tiempo de la acción violenta.

A pesar de la mentalidad liberal de mis compañeros en comparación con la mayoría de los orgánicos, aún capto cierta actitud de "valle inquietante" respecto de mí. Seguro que Lowhhrick, que me conoce mejor, secunda mi propuesta. No son tan obtusos para ignorar mi lógico planteamiento.

Demasiadas opciones y poco tiempo. Oskara quería acción, y no era para menos, ella era pura acción concentrada en un firme cuerpo verde de twi'lek. Ya había demostrado su valía y su buen hacer en muchas ocasiones en el pasado y la última en la cantina, cuando fulminó de un disparo certero entre un montón de parroquianos a aquel gamorreano. Eso le dio una idea.

- Oskara, ¿quieres acción? La tendrás. Necesitamos que esos dos droides de seguridad desaparezcan. - digo refiríendome a los dos de dentro de la sala de control. - Te propongo salir. Te colocas en posición segura y ventajosa y disparas contra los que hay fuera, suficiente para distraerles y con un poco de suerte acabaras con ellos antes de que te vean. - comento reafirmando lo que pienso de las aptitudes de la cazarecompensas. - Los de dentro saldrán y entonces entramos nosotros tres, yo iré a la entrada para ayudarte con los droides. Pash y Vex aturden a la supervisora e intimidan a los técnicos. Podrían incluso encerrarlos en alguna de las habitaciones. Desconectan las amarras mágneticas, y salen por la puerta para terminar con los droides que queden y huir todos juntos. - termino hablando lo más rápido que puedo.

- Se que es otro plan distinto y que no contamos con mucho tiempo antes de que aparezcan por aquí esos malditos imperiales - intento que mis compañeros recapaciten. - Pero lo de entrar a lo loco lo veo más peligroso. 

El tiempo corría y eso aumentaba el riesgo.. "Prefiero morir disparando yo al enemigo que en esta habitación siendo presa fácil" pienso con furia interna. Tomo mi carabina blaster y lo preparo para freír a lo que se me ponga en frente.

-Al diablo... Espero que me sigáis- digo repentinamente mientras me acerco a la puerta de la habitación, apunto al droide que está en el pasillo más cercano a nuestra posición y disparo.

Escucho aturdido por el pobre porcentaje de éxito de las propuestas de mis compañeros de ejercer la violencia como primera y única opción.

- ¿So-sois conscientes que asaltar esta base por la fuerza nos co-convierte en objetivos para el Imperio y si ya lo fuesemos nos convertiría en pri-prooritarios?

El tiempo corre y nuestras opciones menguan a cada minuto que pasa.

Pero en ese momento Oskara se ha cansado de discutir y opta por resolver la situación a su manera... A punto de la desconexión intento decidir si lo mejor es seguir a estos locos suicidas o... huir. La única opción que tengo para salir de Tatooine es con ellos así que me pongo en marcha e intento llegar lo antes posible a un terminal que esté libre para intentar acceder a los amarres de nuestro billete de salida del sistema.

El disparo de Oskara fue tremendamente efectivo, impactó directamente en el núcleo desprotegido del droide haciendo que este cayera como su lo hubieran desactivado. Su compañero se quedo un poco sorprendido, aunque reacciono enseguida cuando escuchó a la supervisora, que no tardó en identificar la procedencia del disparo.

- ¡¡ Nos atacan !! - Dijo sacando su arma y preparándose para parapetarse tras una de las consolas...

¿Pero qué...?

Se quedó un tanto atónito. Sabía que Oskara tenía ganas de acción y solo faltaron las palabras de Lowhhrick animándola a ello para que saltara sin esperar. Pash hizo una mueca de insatisfacción. Había creído que secundarían su propuesta de seguir el plan de 41-Vex, sencillamente, porque no tenían nada que perder.

Deberíamos haber ido sin preguntar -se reprochó. Incluso tenía pensado un gesto clave para que los tiradores entraran en acción si la situación lo requería, pero ahora no había nada que hacer. Ni comedia, ni intrigas, ni risas, solo disparos y más disparos.

A pesar del fastidio que sentía, puesto que tampoco le habían dejado aturdir a la supervisora, reaccionó rápido. Tenía la camaleónica facilidad de adaptarse a cada nueva situación. En ese momento había dos cosas que podía hacer. Tenía que decidirse en usar el arma para dejar fuera de juego a la mujer o ayudar a 41-Vex.

Sin dudarlo se acercó al droide y le tendió la identificación que había conseguido en la taquilla por si podía servirle de ayuda.

-Suerte! Seguro que lo conseguirás -animó a su compañero, colocando por un segundo la mano sobre su metálico hombro- nosotros te cubriremos.

Oskara se cansó. Vale, la paciencia no es una de sus virtudes. Pienso a la vez que saco mi arma y me preparo para disparar al otro droide de seguridad. No me gusta nada la improvisación, pero me temo que es lo que nos va tocar hacer.