Partida Rol por web

¡Aguanto lo que puedo!, ¡Argh! - Nada puede hacer el buen Isidro más que estar colgado y aguantar una posición de equilibrio y la fuerza en las manos. 

H4, viendo que la gravedad hará su efecto pronto, decide dejar al indefenso Isidro para el último momento y declara un movimiento hacia Lázaro y un ataque al mismo.

¡Argh! Machaca a ese bribón, Lázaro

El tiempo no transcurría para Arnau, que permanecía absorto ante el combate mientras cientos de terribles imágenes invadían su mente, recuerdos y reminiscencias de lo que un día fue y de la noche en que todo se truncó. Su expresión parecía denotar que el soldado estaba ausente, en otro lugar, traspuesto.

Fue Ignacio con sus palabras el que le sacó de aquel trance. "Hombre de armas..." Lo cierto es que no había sido capaz de empuñar de nuevo su espada con eficacia desde aquella fatídica noche. Su brillante carrera como soldado ahora solo era la sombra de un sueño. Nadie imaginaba lo profundamente que odiaba la lucha, lo tediosos que le resultaban los enfrentamientos y lo que habría dado por no haber vivido aquella experiencia.

Movió la cabeza con brusquedad, en un gesto de negación, obligándose a escapar de ese torbellino hipnótico que le había impedido reaccionar con normalidad.

Sin más, emprendió a correr en dirección al puente para socorrer a Lázaro e Isidro. Su rostro estaba empapado en lluvia y el viento azotaba con fuerza, pero si bien no eran las mejores condiciones, parecía que a Arnau no le importaba. En no pocas ocasiones había luchado con adversidades mucho mayores. Su mirada era fría y estaba fija en el último hombre que se encaraba al mozárabe y al maltrecho Isidro, tratando acortar la distancia con grandes zancadas para alcanzar al hombre antes de que pudiera ser demasiado tarde.

Adso no sabía que hacer. Miraba en todas direcciones, como si algo malo estuviera a punto de pasar en cualquier lugar donde mirara:la puerta de la muralla; el alarife caído; sus compañeros luchando en el andamio.

La situación no mejoraba y lo peor es que estaba pasando un tiempo muy largo... muy muy largo, por lo menos al parecer del goliardo.

-Arggggh- los gruñidos de Isidro son cada vez más parecidos a los de un cochino.

La flecha de Lázaro es desviada por el viento nuevamente y se pierde en la noche. El hombre deja a un lado a Isidro y se adelanta hasta la posición de su atacante mozárabe, lanzando contra él un golpe de su clava, pero falla en el ataque.

Arnau achina los ojos temiéndose lo peor al ver cómo el atacante se enfrenta a Lázaro, aunque por suerte no alcanza su objetivo. Al llegar al puente y ver la situación más de cerca, decide socorrer al pobre Isidro antes de que sus fuerzas le abandonen, lo cual parece estar a punto de ocurrir.

-¡Argh! ¡Por piedad!

-¡Ñág! ¡Ñág! - los esfuerzos del joven parecían no servir de nada.

H4 declara dos ataques a Lázaro.