Tras terminar de comprar, me sorprendí al ver que tenía jardineras, y si quizás eran un poco simples, tenía muchas ganas de ponerlas en su lugar con las plantas. Agradeci a Rinko que pagara el - Te debo una - Le dije muy sinceramente antes de empezar a salir de la tienda.
-¿Como un huracán? ¿Eso no es malo? - Pregunté por modestia, pues a fin de cuentas notaba el elogio, y claro cuando ya se hubiera resuelto eso, irímos juntos para casa, para ordenar todo lo comprado y para asaltar la cocina y poniendome como jefaza de la cena aquel primer día...
Me parece bien. Habrá muchos más momentos para crear escenitas así.