Partida Rol por web

Ígneas profundidades

Vetusta soledad

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30/06/2009, 11:46
Isabella DeWood

-¿Y tú, has visto esa fluorescencia...? -comentó Isabella girándose hacia Galu- John no ha podido verla porque se ha girado tarde, en cuanto ya habíamos virado, pero, te aseguro que estaba ahí.... ¿qué era, es algo que tengáis controlado, algo del Instituto...? ¡Por dios, esto es... tan extraño!

Inquieta, se movió en su asiento como si fuera a levantarse, pero sin llegar a hacerlo, consiguiendo sólo algún tirón de los arneses del cinturón de seguridad que se había apretado en cuanto iniciaron el tempestuoso viaje. Miraba en todas direcciones, asombrada y asustada, sin llegar a saber con certeza qué de lo que estaba viendo era algo previsible y conocido por los tripulantes del submarino, y qué no.

-Stephen... ¿qué es esto...? este túnel, este.... lugar. Parece otro laboratorio... ¿lo es? ¿es vuestro...?

No deseaba ser molesta, ni agobiar más de lo que sin duda ya lo estaba el oceanógrafo, pero no podía estar callada y sin pestañear, como si nada ocurriera. Era más fuerte que ella misma, y la sensación de peligro no disminuía. Al contrario...

 

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02/07/2009, 12:42
Stephen Glau

El gesto de sorpresa en el rostro de Steve era suficiente respuesta a las preguntas que acababa de dirigirle Isabella, pero aún así el oceanógrafo respondió a ellas - No he visto nada. Demasiado ocupado estaba en manejar este cacharro.

Pese al tono seco de sus palabras, el hombre no parecía ofendido ni enfadado. Simplemente se encontraba concentrado en el lugar que les rodeaba y por el cual avanzaban alejándose de la zona de peligro.
Podía haber detenido completamente el submarino, pero ahora su curiosidad vencía cualquier temor que hubiese podido albergar poco tiempo antes. Debía descubrir qué era aquel conducto y a dónde llevaba.

El instituto es el único punto que posee una salida de la cúpula al exterior. - respondió - Aunque despues de ver esto creo que deberé cambiar tal afirmación.
Está claro que este sitio parece construído para permitir el tránsito de submarinos, pero no me imagino quien puede estar detrás de esto.

Se fijó en las paredes, pero desde esa distancia era imposible saber cuanto tiempo hacía que se había creado el túnel.
Si hubiese podido salir al exterior, con seguridad lo habría descubierto, pues la acumulación de musgo y líquenes podría orientarle sobre la antigüedad del conducto.
Pero eso debería esperar, puesto que ya se aproximaban al lugar donde el haz de luz adquiría mucha más potencia.

Detuvo por completo el submarino, puesto que habían llegado al final del camino y no podía avanzarse más.
Únicamente existía una dirección en la que avanzar, y esta era hacia arriba.
Soltó lastre y el vehículo acuático comenzó a ascender hacia la superficie, superando el nivel del agua.
Por un momento, un velo de agua cubrió las ventanillas impidiendo que ninguno pudiera ver en qué lugar se encontraban, pero las húmedas gotas escurrieron lentamente y, finalmente, les permitieron hacer uso del sentido de la vista.

Unas cuantas figuras les observaban fijamente. Un comité de bienvenida, formado tanto por hombres como mujeres, les esperaban. ¿Quienes eran? ¿Cuales serían sus intenciones?

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07/07/2009, 21:53
Oriol Velásquez

El pobre técnico acabó su trabajo siguiendo el resto de la ronda, con cuidado pasando de asidero en asidero intentando no quedar en ningún momento sin sujeción; por miedo a otra brusca maniobra del piloto borracho que le hiciera estrellarse contra un mamparo del submarino, lo cual podía acabar con su ya avanzada vida.

Cuando colocó el último, cerró con la mano con la que no estaba agarrado y cerró el pasador de seguridad. La tarea le había llevado mucho más de lo que esperaba en un principio, y no era tan solo porque ya no se encontrara tan en forma como antes, el tener que andar pendiente de "posibles eventualidades" y el que tuviera que mantenerse siempre agarrado con lo que solo le quedaba una mano libre, le limitaba demasiado.

- "¡A VER, PILOTO DE CARRERAS! ¡PRUEBE LAS COMUNICACIONES!"

Lo único que podía impedirles ahora comunicarse es que se hubiera dañado alguno de los transmisores o receptores exteriores, contra lo que poco podía hacer el pobre Oriol. Siempre podía intentar cambiar a otro tipo de comunicaciones, como por ejemplo usar el sonar activo de forma localizada para transmitir pulsos de información o usar alguno de los focos para destellos de luz.

Mientras iba pensando en todo ésto se acercó a la cabina que le quedaba razonablemente cerca, pero sin confiarse y sin soltarse ni un momento de algún asidero de la que iba avanzando.

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08/07/2009, 11:25
Stephen Glau

Steve escuchó la voz de Oriol, que retumbó en el interior del submarino. ¿Acaso alguien podría no haberlo hecho?
Pero el piloto no movió su mano en dirección a los mandos que le permitirían probar las comunicaciones, pues se encontraba demasiado sorprendido para hacerlo.
Sus ojos estaban puestos en la gente que se encontraba en el exterior del vehículo, los cuales les devolvían la mirada sin el menor atisbo de sorpresa en ella. Les estaban esperando.

¿Quien demonios es esa gente? - preguntó más para sí mismo que para los demás - ¿Dónde coño nos encontramos?

El oceanógrafo se encontraba indeciso. Sólo tenía dos opciones: volver a sumergirse y retornar al océano, con el peligro que eso conllevaba, o acercarse a la plataforma que se encontraba un poco más adelante, donde podrían anclar el submarino y salir al exterior.
Volvió el rostro al escuchar los pasos de Oriol que se acercaba, por primera vez a la cabina. Recordó entonces sus palabras y extendió su brazo derecho para oprimir el botón que debiera permitirle comunicarse con el oceanográfico, donde Ethan debía estar, en ese mismo instante, tirándose de los pelos por no conocer el estado de los temporales inquilinos del submarino.

No ocurrió nada. La radio seguía estando tan muerta como un rato antes. Puede que Oriol no tuviese los conocimientos suficientes para solucionar el problema o que el fallo proviniera del exterior.
Fuese cual fuese el motivo, el resultado era el mismo. Continuaban incomunicados.

Este hecho pareció decidir a Steve, el cual volvió a poner en marcha el submarino, esta vez más lentamente, para dirigirlo hacia la plataforma junto a la cual se congregaba el comité de bienvenida.
Maniobró con pericia y en unos segundos el submarino se encontraba anclado e inmóvil.

Salgamos y veamos quienes son. - propuso levantándose de su asiento y dirigiéndose hacia la escalerilla para ascender por ella y abrir la escotilla.

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08/07/2009, 17:43
Isabella DeWood

Anclada aún en su asiento, apenas pudo asentir con la cabeza, muda de sorpresa, y también de pánico. Había sido el primer viaje en submarino de su vida, la primera vez que salía de la Cúpula, y ahora mismo se sabía una persona distinta a la que subió a la pequeña nave, tras minutos que parecieron siglos.

Se desabrochó el cinturón que la sujetaba a su sitio, el asiento de copiloto que tanta gracia le había hecho cuando llegó. Ahora, medio temblando, intentaba sobreponerse a las emociones y el miedo, y aunque la curiosidad por saber dónde se encontraban era acuciante, el modo por el que habían llegado allí había sido tan terrible que estaba segura de que le costaría un buen rato articular alguna palabra con sentido.

De modo que se levantó, en silencio, y se giró hacia sus compañeros, sin perder de vista sin embargo a aquellas personas que les aguardaban en la plataforma. Lanzó una mirada interrogativa a John, detrás de ella. Esperó a que éste se levantara también, para salir juntos tras el oceanógrafo. Al dirigirse hacia la escalerilla pasó junto al viejo mecánico, que, por la expresión, estaba tan desorientado como ellos. Y, por como habían ido las cosas, podía ser que, además, estuviera magullado. Ladeó la cabeza, preocupada, a pesar de los sucesos y de la tensión, no podía dejar de lado lo que era su vida, su profesión de enfermera. Balbuceó a Oriol:

-Se... ¿se encuentra... bien...?

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10/07/2009, 10:48
John Hunter

El traumatólogo se levantó casi al mismo tiempo que Isabella, tras el rápido paso de Steve al dirigirse hacia la escotilla que les permitiría salir al exterior.
No pasó desapercibido para la mujer que el brazo de John le rodeó la cintura a la hora de caminar. Quizá para ayudarla a mantener el equilibrio o puede que para ayudarse a sí mismo.
El viaje había conseguido que los pensamientos del médico se apartaran de Isabella por un corto espacio de tiempo, pero ahora que ya se encontraban ¿a salvo? le permitía poder centrarse en lo que realmente le importaba.

Las palabras de la joven llamaron su atención y dirigió su mirada hacia el mecánico que había adelantado su posición hasta casi llegar a la cabina de mandos.
Su experta mirada se centró rapidamente en una magulladura que se encontraba en la frente de Oriol, la cual tenía un color rojizo y que, seguramente, adquiriría en poco tiempo un tinte amarillento.
Los golpes en la cabeza podían traer consecuencias funestas, pero el viejo parecía encontrarse en perfectas condiciones por lo que, tras lanzarle una mirada de gravedad y comprobar que su vista, al menos la de su único ojo, se encontraba centrada, desestimó cualquier problema que pudiera surgir.
Un simple chichón, pero nada que resultara un peligro para el mecánico.

Creo que debemos salir. - indicó John con voz grave. Por el momento había perdido el interés en salir a mar abierto. Las emociones del día habían sido mayores de lo que él esperaba...y eso que sólo habían pasado un par de horas desde que saliera de casa - Veamos quienes son esas personas y qué es este lugar.

Notas de juego

Pasáis a la escena "Un mundo diferente". Escribiré ahora un post allí que ya podréis leer.

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10/07/2009, 17:25
Oriol Velásquez

Cita:

-Se... ¿se encuentra... bien...?

Lo que vió Oriol al acercarse a la cabina no era para nada lo que esperaba, al parecer habían llegado a la superficie y no se había dado cuenta con el "suave" pilotar de los niños.

Pero el no podía más que perderse en los ojos claros de la joven que se preocupaba por su salud, no estaba acostumbrado a ser tratado con tanta dulzura y candidez y mucho menos por una mujer tan hermosa. El duro talante del técnico se derritió como una chocolatina tirada a una hoguera.

- "Bueno, eh..." - Dijo llevándose la mano derecha al golpe. - "No es demasiado grave,... creo, ... He salido de traumas peores."

Cuando todos pasaron junto a él en dirección a la escotilla su mirada aún seguía fija en la joven de aspecto frágil. No entendía como habían podido meterla en aquel lío.

Notas de juego

Lo siento, me despiste con otras cosas y no envié el posteo.

Lo pongo aquí porque en la siguiente escena ya está totalmente fuera de lugar.