Partida Rol por web

In Domo Domini

Escena de juego: Ariel

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03/11/2021, 15:48
Director

El sueño te atrapa como cada amanecer y pasan las horas hasta que despiertas¹. La noche parece despejada, lista para aprovecharla, y desde luego que Wisigarda parece haberlo hecho. En lo que tardas en despejarte y prepararte, parece haber hecho todos los preparativos para que asistáis a la audiencia con la signora Canossa. Esta os recibe en un pequeño salón que nada tiene que ver con el que se suele usar para asuntos oficiales. No sabes si es por vergüenza, por buscar privacidad, exclusividad o un poco de todo.
La estancia es mucho más acogedora que otras habitaciones que habéis visto, con colores cálidos recubriendo casi cada centímetro de la piedra de las paredes y el suelo, un par de ventanas para airear el sitio, varias estanterías llenas de recuerdos varios y piezas de arte bastante antiguo, entre otras curiosidades. Entráis ambas seguidas por Tedesco, quien os invita a sentaros. La señora de la casa os observa sentada desde el banco más barroco que jamás hayas visto. Detrás suya tiene a una de sus sirvientas acabando de recoger algunos enseres, y en cuanto os ve llegar agacha la cabeza y sale con cierta prisa. Su ama la mira marcharse solo con los ojos, y solo os devuelve la mirada cuando la puerta se ha cerrado. Tedesco se pone a un lado, entre las tres, como si fuera a mediar una disputa.

 

 

Bienvenidas, queridas —se os refiere con un tono altivo y monótono, como si la cortesía solo fuese por cumplir con la etiqueta— Mi regidor mayor aquí en Lucca, Tedesco, me ha comentado vuestra situación, y la verdad es que lamento mucho vuestra pérdida. Que un salvaje arrase con tu vida así, sin poder responder adecuadamente, debe haberos dejado sin fuerzas para nada.
Tedesco mantiene una postura rígida mientras mira a cada quién que vaya hablando. No parece que tenga mucha intención de intervenir si su señora no se lo dice.
Lamento también que no pueda hacer más que desearos lo mejor para el futuro. Podéis quedaros en la ciudad si gustáis, aunque sin un título no podré sino ofreceros mi hospitalidad.
Wisigarda también se abstiene de decir nada, pero ya la notas tensa ante la actitud de la noble. De hecho, tras decir esto, Matilde deja que se forme un silencio incómodo en la habitación mientras espera, quizá, a que des las gracias y que te marches.

Notas de juego

¹Réstate 1 punto de sangre.

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04/11/2021, 10:41
Ariel Casadei
Sólo para el director

Ariel escuchó con atención y respeto lo que tenía que decir la signora, y al acabar de hablar, la miró, digiriendo todas las implicaciones de sus palabras para, finalmente, dirigirle una sonrisa que no podía ocultar algo de desprecio.

- Lejos de dejarnos sin fuerzas, signora. Estamos dispuestas a todo para no dejar esta afrenta sin respuesta. Como seguro que haríais vos en nuestro lugar.- Mira a la signora Canossa con intensidad.- Seguiremos buscando aliados que puedan socorrer a aquellos que no buscan otra cosa que justicia en una hora de necesidad, signora. No ya por la mera justicia, sino para evitar que otros aventureros vean en el ejemplo de Tregina que pueden tomar lo que no es suyo y que la Iglesia otorgó a fieles vasallos.- Explica.

- Agradecemos vuestra hospitalidad, signora. Será conocido el trato que ha dispensado la signora Canossa a los herederos de Piero Feraius, legítimo señor de Tregina.- Remata, con una leve inclinación, antes de retirarse. Ni ella misma acababa de saber si agradecía sinceramente la invitación de hospitalidad o si sus palabras eran una advertencia por la condescendencia con la que eran tratadas. Dios mismo le había inspirado esas palabras.

A continuación saludó también a Tedesco antes de salir. Podía percibir la tensión en el ambiente. tanto por Wisigarda como por el propio Tedesco.

Una vez en el exterior suspiró, mirando a Wisigarda. ¿Qué podían hacer? Era aquella una  buena ciudad para instalarse. Grande, populosa, con gente deambulando por las noches. Un hospital con el que empezaba a tener buena relación y donde podría ayudar y conseguir sustento. Quizás con el tiempo podría ganarse más el apoyo de Tedesco, que parecía empatizar con su situación. Ella podía quedarse allí, y Wisigarda, con suférreo sentido del honor, seguramente se quedaría, pero la haría infeliz obligándola a vivir entre enfermos. Ella estaba hecha para la batalla.

Con esas reflexiones, mirando con cierta preocupación a la franca, esperó a que saliera Tedesco, para abordarlo.

 

 

 

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04/11/2021, 17:42
Director

Siento haberos traído para esto, signora —te dice Wisigarda en bajo, impotente— Haremos por llegar al Sur y veremos si la fortuna nos sonríe entonces.
A la vez que te dice esto, Tedesco sale con cierta prisa y se dirige a ti.
Signora Casadei, aguardad unos instantes, por favor —parece contrariado por lo que ha ocurrido, como si esperase otro resultado— Haré porque reconsidere vuestra situación.
Sin más os deja en el pasillo y entra en la estancia, cerrando la puerta tras de sí con cierta rabia. Al otro lado se puede escuchar cómo las voces de ambos empiezan a subir de volúmen a cada momento. Tras un rato de discusión que se escucha en todo ese ala de la residencia, Tedesco entreabre la puerta y te hace un gesto para que pases, a la vez que te deja hueco. Ves a tu compañera dispuesta a marcharse, pero espera, incomodada por el griterío, a que decidas si volver a intentarlo o no.

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05/11/2021, 08:35
Ariel Casadei
Sólo para el director

Ariel espera con paciencia fuera, escuchando de forma involuntaria lo que se dice dentro. Aunque es de mal cristiano escuchar lo que no está pensado para sus oídos, se esfuerza para saber lo que se habla dentro.* Dios le dió unos dones para ser usados y tal y como están las cosas, no ve pecado en saber lo que piensa realmente esa mujer vanidosa de su situación. 

De hecho, mientras esperaban, ha estado pensando en un plan alternativo que puede ser del agrado de Dios, pero como le acostumbra a pasar, no cierra las puertas a los mensajes que le pueda enviar el Altísimo para guiar sus pasos, así que tras intercambiar una mirada con Wisigarda, accede a la sala, con pasos cortos y actitud humilde, como si nada hubiera escuchado de lo que se ha dicho en esa habitación.

Notas de juego

* auspex 1

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05/11/2021, 13:38
Director

Usas tu Auspex para escuchar la conversación, pero en cuanto empiezan a gritar no puedes evitar tener que volver a usar tus sentidos normales, lo que parece suficiente como para escuchar lo que dicen. La discusión dura un rato, donde Tedesco lleva una iniciativa malhumorada y directa contra su signora. Esta le replica con su natural soberbia, intentando mostrarse razonable y argumentando que alguien de su status no se puede molestar con menudencias de la "baja nobleza". No parece tener muy clara tu procedencia, por lo que duda aún más de ti —de ahí que no te trate con el respeto de una noble y te tutee. Después del griterío vuelven a un tono normal y usas tu Auspex sin miedo a que te revienten los tímpanos. Entonces Tedesco logra convencer a su ama con la excusa de que "puedes ser útil" sobre "el asunto con el Pontificado". Ella acepta con cierta reticencia y le dice que te vuelva a dejar entrar.
Una vez entres de nuevo en la habitación Tedesco cierra al instante tras de ti, dejando fuera a Wisigarda. La condesa se encuentra al lado de una mesa, sirviéndose una copa de algo. Vuelve a sentarse y bebe con finura mientras te observa, tomándose su tiempo. Antes de hablarte deja la copa de plata a un lado, sin cambiar su expresión de absoluto hastío.
Mira, muchacha, si quieres que te preste a mis hombres, tendrás que hacerme un favor antes —Se levanta del banco con brusquedad y se dirige hacia una de las mesas, coge un pergamino medio enrollado y lo revisa antes de sellarlo con la imagen de su escudo en lacre.— Coge esto contigo y ve a Sutri lo antes posible —te tiende el pergamino, espera que lo cojas y sigue hablando— Cuando lleguéis, presentaos ante alguno de los soldados imperiales y decid que vais en mi nombre, os... —se queda pensando un segundo— ¿Sabes alguna lengua germana? ¿Tu sierva, quizá? —vuelve a quedarse en silencio un instante— Si no aún mejor: vais a hablar con algún novicio, sacerdote, alguien que represente a la Iglesia y le decís que vais de parte de la Grancontessa di Canossa, como valedora de Su Santidad Gregorio VI. Cuando os lleven ante el Emperador le dais el pergamino y esperáis una respuesta. Luego volvéis y me contáis lo que os ha dicho —Se queda de espaldas a ti después de su monólogo, solo para volverse y quedársete mirando de nuevo.—
Si haces esto por mí te prestaré cien hombres, armados y entrenados por este de aquí —señala con la cabeza a Tedesco y este se le queda mirando con seriedad— ¿Aceptas o no?

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06/11/2021, 10:14
Ariel Casadei
Sólo para el director

Escuchó todo lo que dijo Matilda. Lo escuchó con atención y desde luego no lo acababa de ver claro. Allí había algo más. No tenía sentido enviarla a ella teniendo como tiene multitud de vasallos que pueden hacer de mensajero mejor que ella. "El asunto del Pontificado" había dicho Tedesco. pone cierta cara de sorpresa cuando la signora trata de "este" a Tedesco. Bien se merecía más que su padre que le tomaran sus tierras a aquella altiva noble.

- Cien hombres por entregar una carta... O en mucho estimais esa carta... O en muy poco a vuestros hombres.- Comenta, mirando a Tedesco.- Por extraño que me parezca vuestro encargo, muy necia sería si no tomara esta oportunidad que me brinda Dios para hacer justicia sobre mi padre asesinado.- Explica, tendiendo la mano para que le entregue la carta.

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06/11/2021, 21:27
Director

Matilde no puede evitar aparentar alivio, y desde luego la percibes mucho más cómoda contigo en su presencia.
Lo que estimo sin duda alguna es tu buen juicio para los acuerdos —coge de nuevo la copa y la bebe de un trago— Espero impaciente las noticias que me traigáis de Sutri.
Aguarda en silencio a que entendáis que es hora de marcharse, aunque esta vez Tedesco se adelanta a la incomodidad del gesto y hace el amago de acompañaros fuera. Os marcháis de nuevo a vuestros aposentos y Tedesco se despide de vosotras excusándose con el sueño, pero no sin antes dedicarle una sonrisa amarga a su vieja compañera de trifulcas. Ella no parece muy receptiva, pero hace una pequeña reverencia con la cabeza antes de meterse en su cuarto contigo.
Signora, con perdón, pero no sé si ha sido muy buena idea este trato. Esa pelleja nos ha debido de meter en algún asunto turbio como para cambiar así de idea —empieza a recoger sus pocas pertenencias y prepararse— De Tedesco me espero que haya intentado hacer algo por vuestra situación, aunque me temo que por la cuenta que le trae no puede sino mirar por el bien de su Señora. Debemos tener cuidado... —para lo que hace para mirarte— De todos modos... ¿partimos esta noche? A Sutri no llegaremos, pero igual darse prisa puede convenir. Y por lo menos esta vez no habrá problema con el alimento.

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08/11/2021, 09:45
Ariel Casadei
Sólo para el director

Le dedica una media sonrisa a Wisigarda. 

- Os ruego que seais sincera siempre conmigo, amiga mia. Como acabáis de hacer. Opino como vos.nadie hace tanto por tan poco, pero estamos en manos de Dios y estoy segura que todo se resolverá a nuestro favor. Con este encargo conoceremos más a la signora y después de ver como desprecia a los pobres, si nos niega su ayuda, creo que sería justo remover las conciencias de su rebaño tan injustamente tratado... Lo que me recuerda...- Añade, pensativa.- Que he de hablar con Tedesco sobre un tema antes de marcharnos. Soy de vuestra opinión. Mejor marchar cuanto antes, pero quiero ayudar en lo posible a esas pobres almas, ahora que podemos. Sería pecado no hacerlo. Voy a hablar un momento con Tedesco. Si quereis id preparando todo y nos vemos en un rato en los establos.

Tras lo cual se dirigió a ver a Tedesco, antes de que fuera demasiado tarde. Quería verlo antes e marchar. No le había gustado nada sus últimas reacciones. Parecía un amante despechado. Como si le reprochara algo a Wisigarda. Y el trato que le dispensaba la signora era humillante. No entendía como podía soportarlo alguien como ese veterano. Y de paso quería pedirle que le diera aquello que no necesitara su gente. Vendas, bacinillas, catres viejos... Cualquier cosa ya sería más de lo que tenía el hospital.

 

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08/11/2021, 13:46
Director

Mientras tengáis esa confianza, supongo que no habrá nada que temer —Te pone la mano en el hombro y te da un par de toques, dejando que vayas a hablar con Tedesco.
Preguntas al servicio y estos te indican que d'Acri se ha retirado a sus aposentos en la última planta, y que quizá no reciba a nadie hasta la mañana. Tú igualmente insistes y, tras un rato, consigues entrar a verle. Lo encuentras sin sus ricas ropas, dejando ver que la voluminosidad que ostentaba era cosa de estas, quedando ahora como pellejo con hueso envuelto en unas telas finas. No parece alarmarse ni molestarse de que le veas en su privacidad, y de hecho se le nota cansado y algo irritable.
Buenas noches, Ariel, no tengo demasiadas ganas de hablar sobre política, así que si es para eso preferiría que vinieses a verme en otro momento —Se rasca sin escrúpulo alguno el trasero mientras mantiene la puerta abierta, esperando que le digas la razón por la que vienes.

Notas de juego

No sé si querrás rolearlo o simplemente narro lo que ocurre y ya, para pasar al viaje.

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08/11/2021, 15:42
Ariel Casadei
Sólo para el director

- ¿Os parezco una política, señor?- Pregunta, con cierta decepción.- No vengo por eso... Esta noche partimos, y antes de hacerlo me gustaría... Bueno, anoche estuve paseando con Wisigarda...- Deja pasar unos segundos sobre el efecto que hace el nombre de la franca en el veterano.- y nos acercamos hasta un hospital que hay en los arrabales. Están muy necesitados de todo para hacer su labor y ayudar a los más desfavorecidos. Sé que esta petición no la puedo hacer a la signora, pues sería como hablarle a una pared, pero quizás a vos... Si tenéis lo que sea de lo que puedan prescindir vuestras tropas. Vendas, catres viejos, estiletes que puedan servir como lancetas... Cualquier cosa le puede servir a la parroquia. Hacen todo lo posible con lo poco que tienen. Si no queréis entregarlo vos, puedo hacerlo yo en vuestro nombre. Pero hacedlo. Os lo ruego.- Espera a que esa petición haga efecto antes de continuar.

- ¿Porqué aguantáis ese trato, Tedesco? ¿Tenéis esposa? ¿Hijos? Esas acostumbran a ser las razones por las que un hombre aguanta un trato injusto hacia él. Pero vos sois un hombre listo y con recursos. Por lo que me ha contado Wisigarda de vos, no imaginaba... Os tiene en mucha estima. Sois el dueño de vuestro propio destino, Dios mediante, ¿Es vuestro deseo envejecer y morir aquí donde estáis ahora?- Pregunta.- Son preguntas muy íntimas,  que no espero que respondáis. Las respuestas no son para mí, sino para vos y para Dios.- Se apresura a añadir.

- No soy más que una hija perdida en busca de respuestas, así que tampoco las esperéis de mí. No me atrevo a dar más que preguntas.- Remata, aún algo picada por el hecho de tomarla por una política intrigante.

Antes de irse, por eso, añadió una última pregunta.- ¿Tenéis algún consejo para el encargo de la signora, Tedesco?- Inquirió, con fijeza. Él no lo sabía pero en aquel momento lo estaba evaluando a los ojos de Dios. Su respuesta podía decidir si era de los Justos o de los Pecadores. Cuando volviera, lo juzgaría de acuerdo con sus actos y sus palabras. ¿Sería Tedesco la maza de su Justicia o otro puñal de sus muchos enemigos que ahora la acosaban como a un perro sin amo?

Notas de juego

por mí, roleo :D Lo había dejado como líneas generales para que te hicieras una idea de mis intenciones antes de postear

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09/11/2021, 13:45
Director

Ante tu petición se queda con una expresión de extrañeza. Supones que no le debe parecer lógico que alguien de fuera se preocupe más por el pueblo llano que uno que ya resida ahí.
Sí, a ver... supongo que algo podremos ofrecer. Lo normal es que acaben por apañárselas con donaciones del barrio, pero ya que me lo pedís tan directo, tendré que hacer el favor... —no se sonrie por el cansancio, pero puedes notar en el tono algo de condescendencia por tu muestra de caridad. En cuanto le sueltas la retaíla de reflexiones su expresión vuelve a ser fija.— Signora, sirvo porque es deber mío. Juré por Dios y prometi por mi vida, y soy hombre de palabra. Sobre vuestro encargo me temo que no hay mucho que pueda aconsejaros —se restriega la mano por la media calva mientras habla, pero a la vez que calla la deja quieta, como si quedase pensativo. Termina por quitarla de golpe, como si se deciese por algo— Solo una cosa os puedo decir: buscad cómo hacerle llegar el mensaje al Emperador sin que estéis presente. Ninguna —añade por último con fuerza— Me encargaré de que se extravíen algunos equipos y lleguen a buenas manos. Vosotras... evitad perder la cabeza —Cierra de golpe la puerta de su cuarto solo para emitir un gruñido al otro lado.

Aún es pronto en la noche, lo que os da tiempo para hacer vuestra salida de la ciudad, antes de que cierren las puertas. Cogéis vuestras monturas, pero justo en la caballeriza ves una cara familiar. El viejo tuerto de la iglesia se encuentra recostado dentro del sitio, casi igual a como lo encontraste la noche pasada. Le notas una mirada ausente, pero fija en la dirección en la que estás. Wisigarda toma su caballo y paga de su bolsillo a regañadientes al caballerizo un par de monedas. Se dispone a salir y espera que tú estés también dispuesta.

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09/11/2021, 14:48
Ariel Casadei
Sólo para el director

Se sorprende, gratamente, ante las palabras del soldado sobre su juramento.- Jurar por Dios ante un señor... Cuando Abisai quiso matar a Saúl, estaba tratando de ser leal a David. Pero no comprendía que si le hacía daño al “ungido de Jehová”, estaría siendo desleal a Dios.- No estuvo segura si Tedesco escuchó bien esas palabras, pero confió en que pensara sobre ellas, y que viera su error al anteponer su lealtad terrenal a su lealtad espiritual.

Se queda pensativa unos instantes tras el cierre de la puerta del viejo mercenario. "hacer llegar la carta al Emperador sin estar presentes"... "perder la cabeza"... Por tratarse de una propuesta que hizo el propio Tedesco no sabe como tomarse ese aviso.

Se reunió con Wisigarda en los establos. Mientras subía al caballo no apartó la vista del tuerto, ajena a las habladurías del mal fario que da que te mire un tuerto. Ella pensaba en lo caprichosa que era la vida y la muerte. Aquel hombre había estado muy cerca de morir la noche anterior. Y ni era consciente de ello... ¿O sí lo era?

Mientras avanzaban con los caballos lo siguió con la vista hasta que le fue imposible seguir haciéndolo. Solo cuando ya dejó atrás las puertas de la ciudad se dirigió a la franca.

- Tedesco nos ha dado un extraño consejo... Que no entreguemos la carta al Emperador estando presentes... Si no queremos perder la cabeza.- Comentó, en tono lúgubre.- No me diréis que no es un extraño consejo. A saber lo que dice en esa carta la signora. Empiezo a ver porque nos cedía los cien hombres con tanta holgura.

 

 

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10/11/2021, 16:16
Director

¿Os dijo eso? —pone la mirada a un lado durante un instante— En cuanto lleguemos diría de no demorarnos, tanto por lo peligroso del encargo como por quien nos pueda estar siguiendo.
Tras decir esto no parece poder evitar acelerar el paso, como si una fuerza la empujase hacia delante.

Pasarán casi siete días hasta que por fin ponéis pie en la ciudad¹. Wisigarda te recomienda quedaros la noche de vuestra llegada fuera de la ciudad y aguardar a la noche siguiente. Se queda despierta montando guardia a la entrada del refugio que habéis escogido, al menos hasta que le vence el sopor. Poco después caes tú también.
A la noche siguiente emprendéis el poco camino que os queda, solo para toparos con una hueste de soldados acampados a medio kilómetro de la ciudad. Sus estandartes son variados, pero uno en concreto destaca por numeroso, con un fondo de tonos amarillentos bajo lo que parece ser el arcángel Miguel. Otro pendón, de fondo bermellón con dos aspas y la cabeza de un león negros, también se repite a lo largo del campamento. Sin duda, todos hombres del Emperador Enrique III y su imperio.
Una vez subiendo el camino a Sutri puedes ver que se trata de un sitio muy inferior en tamaño a Lucca; además de carecer de un estilo mucho más europeo. Con la vuelta a las viviendas romanas y sus colores marrones y blancos, no destacando casi nada por altura. Si acaso una iglesia basta de estilo contemporáneo.
 

 

Al entrar pasáis por el arco de piedra de la muralla, siendo "recibidas" por una pareja de los mismos soldados que habéis visto acampados fuera. Os echan un ojo antes de dejaros entrar y os dicen algo en un idioma que desconoces. Suena del norte, muy del norte. Wisigarda intenta comunicarse en su lengua natal, que alguna que otra vez ha usado para hablar consigo misma por lo bajo. El soldado parece no entenderla e incluso pone gesto de no estar muy cómodo con alguien como ella estando ahí. No sabes qué se traerán los norteños con sus temas, pero desde luego parece que no hay mucho entendimiento. Tras un rato en que la cosa está a punto de desmadrarse, el otro soldado simplemente señala a la espada de la franca y a la tuya mientras grita algo. Wisigarda se queda mirando al tipo, como no terminándose de creer que no se les ocurriese hacer el gesto en lugar de meter gritos. Ella deja su espadón a regañadientes, mientras el primer soldado te mira y te hace un gesto como para que le des tus armas.

Notas de juego

¹Réstate 7 puntos de sangre.

 

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10/11/2021, 17:45
Ariel Casadei
Sólo para el director

Durante el camino piensa en algunas opciones. Podría mojar el pergamino para hacerloilegible y decirle al Emperador que trae un ruego de la signora para que le ayude en la liberación de Tregina... En más de una ocasión ha juguetado con la carta entre sus dedos, resitiéndose a la tentación de abrirla y leer su contenido. pero no hace nada de eso. Sería pecar. Si empieza con eso, ¿cuanto tardaría en caer en sus más bajos instintos?

Llegan a Sutri y todo se complica. Estan de campaña, sin duda. Y no se logran hacer entender. ¿Qué querrá la condesa de esa gente? Deja su espada, pues poco importa. Su fuerza no reside en una hoja de metal... Y más vale darse prisa, pues el hambre empieza a aparecer y el fuerte olor cálido de los cuerpos de muchos mortales hacinados hace que su bestia interior se agite. Señala con el dedo la distintiva silueta de la iglesia, como indicando que quieren ir allí. Allí habrá alguien que hable latín y pueda hacerse entender... Y que pueda entregar la misiva y hacerle llegar a ellas la respuesta.

Perder la cabeza... No acaba de entender como puede hacer una misiva que su portador pierda la cabeza. Matar al mensajero... Si no fuera por el hecho que no cree que hayan notado nada raro en ellas, podría pensar en las historias que le contó su padre de hombres santos cazadores de demonios. Pero ni allí parece que pueda haber hombres santos ni ella o Wisigarda son demonios.

Notas de juego

hecho... con 5 puntos de reserva la cosa se complica

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10/11/2021, 22:32
Director

El soldado te quita la espada con poco tacto, y cuando le señalas a la iglesia te dice algo en su idioma con tono neutro, pero ni os acompaña ni os impide pasar. Wisigarda se le queda mirando mientras cede su cuchillo, al límite de dejarse llevar. Pasáis sin más contemplaciones y ves que tu compañera no parece haber llevado bien el simulacro de trifulca de ahí atrás. En un momento ves que se para de golpe y mira en alguna dirección. Ya la has visto antes así, siendo la última vez hace semana y media, cuando salísteis a cazar de camino a Lucca.
Ve tú —Se aleja de tu lado y parece tener intención de meterse por una de las calles de la ciudad.
A vuestro alrededor no hay nadie excepto aquellos dos soldados, pero ya quedan atrás en la puerta. Ahora mismo y desde donde estás la iglesia sigue abierta, con una mínima ilumación en el interior.

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11/11/2021, 07:49
Ariel Casadei
Sólo para el director

Ariel entiende a la franca, así que simplemente asiente antes de que ella se aleje. Sabe que seguramente esa noche morirá alguien. ¿Quién es ella para juzgarla? ¿O sí podría hacerlo? ¿Acaso no va a juzgar al asesino de su padre? ¿Acaso no es una servidora de Dios? ¿Acaso no le da Dios señales para entender y actuar sobre todas las cosas? La observa alejarse, pensando en todo ello. Siente crecer una llama en su interior. Una llama voraz y purificadora.

Se dirige a la iglesia. Necesita hablar con alguien. Comunicarse con el Emperador. Aún no sabe muy bien como actuar. Lo que parece claro es que necesitará a alguien que hable por ella si todos los del campamento hablan esa lengua bárbara.

Entra en el edificio religioso y sus pasos resuenan en la estancia. Se detiene en medio de la nave, escudriñando las sombras, en busca de alguien a quien poder dirigirse.

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11/11/2021, 12:29
Director

[Música ambiental]

Al entrar a la iglesia el silencio es sepulcral. No hay nadie en la nave a primera vista, pero conforme te acercas más y más al altar, una sensación incómoda te va sobrecogiendo. De hecho, la incomodidad se convierte en quemazón, que te empieza a recorrer los brazos, el cuello y las piernas, en cuanto se abre la puerta de la sacristía: un par de sacerdotes se asoman a la nave y ambos se despiden entre ellos. El que sale —de nariz larga, barba de cortinilla y bigote fino— te mira al dirigirse hacia la salida. Conforme se acerca con los ojos clavados en ti, sientes una repulsión incomprensible a su presencia. Varias ideas e impulsos te recorren, pidiéndote huir de inmediato de ahí.
Sis willekomen, hermana. ¿Necesitas ayuda? —A medida que habla sus palabras resuenan en tu cabeza como clavos hundiéndose en la madera.

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11/11/2021, 14:34
Ariel Casadei
Sólo para el director

Ariel no acaba de entender. ¿Qué es lo que ocurre? Es esa voz aguda la que le ordena huir ante un ministro de Dios? ¿Es Dios quien le ordena que huya? Intenat ignorar su cuerpo e interrogar a su alma. Su cuerpo es engañoso. Solo su alma es inmortal... Aunque en realidad no se le pueda aplicar eso a ella.

Nota el dolor recorriendo su cuerpo. La penitencia de la carne. Como un cilicio invisible que se clava. ¿Será eso el cilicio invisible de Dios, que mortifica su cuerpo que se alimenta de sangre?

¿Qué ha de hacer? Qué dilema. Por supuesto que necesita ayuda. Mucha.

- Sí, páter.- Dice con hilo de voz. No se atreve a decir más. El dolor es intenso. Intenta concentrarse para poder hablar a aquel hombre, cuya presencia le incomoda tanto. Se concentra en su visión. Necesita ver el alma de ese hombre y entender la razón de todo eso. ¿Será uno de los malditos, con poderes que desconoce? ¿Cual es el origen de ese dolor sobrentaural?

Notas de juego

gastaré 1 de sangre para activar visión del aura, si es posible. O si es necesario que haga alguna tirada para aguantar. Esta escena sería muy importante para alguien como Ariel.

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12/11/2021, 01:27
Director

Aprovechas que aún no llega para inspeccionar su aura, y descubres una visión cegadora: una explosión luminosa de luz blanca y dorada te ciega mientras usas tus habilidades. El cuerpo te exige que huyas cuanto antes, y estás a punto de hacerlo, pero la voluntad se impone y te clavas en el sitio por cuanto puedas aguantar.
El hombre —por su aspecto dirías que anda en sus cuarenta y tantos— se acerca hasta ti con una expresión serena.
Son estas horas intenpestivas para una buena mujer como vos —Su tono es comedido y agradable, pero no puedes evitar sentirla como un chirrido que te araña los tímpanos—. ¿En qué os puedo ayudar, magedîn? ¿Buscáis hospicio para la noche? ¿Comida tal vez?
Por un instante, el ardor y demás dolores, más que al miedo y la desesperación te llevan a la ira en cuanto pronuncia la palabra "comida". Algo dentro de ti te dice que todo esto acabaría si lo matases y devorases ya.

Notas de juego

Con que gastes 1 punto de Fuerza de Voluntad es suficiente para aguantar un rato a una cierta distancia, aunque no te asegura que si te toca o usa algún símbolo religioso contra ti no vayas a sufrir ninguna consecuencia.

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12/11/2021, 10:08
Ariel Casadei
Sólo para el director

Ariel lo mira extasiada. Jamás había visto un aura así. Recuerda, entonces, como una vez el padre Vivoli le habló de la existencia de personas así. Capaces de herir con su mera presencia a los de la Sangre. Estaba ante un hombre santo.

Su aura la cegaba, su voz era como el rasgar de un cuchillo contra un plato... Todo en él era una amenza, era dolor. Al igual que los santos, ella mortificaba su cuerpo para poder liberar su alma. Se avergonzó de pnesar eso y compararse así con los santos mártires.

Cae de rodillas y pone los brazos en cruz, ante las dolorosas palabras de aquel hombre. Ignora las súplicas de su bestia interior. No puede ceder a la bestialidad. Ha de liberar su alma. En aquel momento, todo lo qu ela ha llevado hasta allí se desdibuja como si fiuera una ilusión. Algo vano.

- Padre...- Dice, con dificultad.- Necesito ayuda.- Se esfuerza en añadir.- Entregar una carta me ha traído hasta aquí, pero ahora sé que los planes de Dios eran conocerlo.- Dice, convencida de sus palabras.- Mi nombre es Ariel Casadei, fui criada por las monjas de la Sagrada Concepción, aquí, en Sutri. En cierta manera, aquí nací...- Dice, pensando en su segundo nacimiento a las tinieblas, aunque seguramente también debió nacer como mortal en Sutri, pues las madres sin recursos no se desplazan lejos para dejar a su hija ante un convento.- Y aquí he vuelto, muchos años después. Necesito ayuda, páter. Llevo muchos años esforzándome por seguir los caminos de Dios. Ayudando al pobre y al necesitado, intentado apartar al pecador del camino de la perdición, pero yo misma peco, padre. Mi propia existencia es un pecado, pero os juro que me esfuerzo para expiar ese pecado cada nueva noche. Me postro ante vos, páter, para buscar el perdón de Dios por mi existencia.- Murmura. Si Dios la perdona, lo sabrá por él. Si Dios la condena también. No hay mejor forma de vivir o morir que no sea por la acción directa de uno de los enviados de Él.