Partida Rol por web

Una muchacha se les acercó y Matías notó un andar y aura en ella bastante llamativo. La notaba confidente en su forma de hablar también. Notó que Dorian había gesticulado de cierta forma ante su respuesta, pero en vez de responderle le presentó a la rubia. Matías le saludó con suavidad tendiéndole la mano mientras le sonreía y le escuchaba decir que debería darlo todo -Salud por eso- respondió bebiendo unos tragos de cerveza.

No estaba seguro de lo que había pasado hacía unos segundos. Por un momento pensó que hasta el muchacho había flirteado con él pero no quiso apurarse a sacar conclusiones -Uhm... me debes una respuesta. Digo, por lo de la cena- agregó al pasar, como quitándole importancia al asunto mientras evitaba mirarle a los ojos a Dorian y rogaba que sus nervios no se notasen.

Observó a Dorian saludar a otro muchacho, seguido de un paneo general de la zona. Algunos muchachos se estaban quedando en bañador y si bien él había sido precavido de ir preparado a la playa, se debatió un momento en quitarse la remera. Notó cómo Danny respondía de manera algo más reseca a Dorian, mientras tomaba la desición de olvidarse de su vergüenza y también quedarse en bañador. Debería seguir la corriente si quería encajar. Además, no vendría mal un baño en el mar por la noche, que de seguro se daba.

Una voz llamó su atención mientras guardaba su remera en la mochila, pero más aún le llamó la atención que fuera en su propio idioma. Levantó la cabeza para ver a un muchacho rubio. Parecía un poco más grande que él, pero no demasiado. -Claro que sí, colega. ¡Bilbao!- respondió con soltura en el mismo idioma. -Soy Matías. Gusto en conocerte...- agregó acercándonsele, sorbiendo de la lata que ya comenzaba a sentirse demasiado ligera al vaciarse -Joder, que debe ser la vigésima vez que repito eso desde esta mañana. Tienes muy buen español.- halagó al muchacho, volviendo al idioma del lugar para asegurarse de no dejar a nadie afuera. 

-Me siento un poco mal por no haber traído nada. No me imaginé que se daría semejante fiesta- se disculpó rascándose la cabeza -Prometo recompensarlo en la próxima. O puedo ir a comprar algo si lo necesitan- se ofreció. La música que había puesto Candy comenzó a resonar y Matías comenzó a moverse al ritmo de la misma. A ver si así se empezaba a soltar un poco.

La pelirroja estaba abrazada a su amigo y bebiendo de su vaso para descubrir que llevaba ya que habiendo bebido tanto los últimos años era capaz de identificar la mezcla y a veces hasta las proporciones, así que como para no ver aquel beso de Vanessa si estaba sucediendo literalmente ante sus ojos. Luego todo fue muy raro, porque sin decir mucho más sus amigos se dispersaron y le dejaron a solas con el único que le sería siempre fiel, Wilson. Ah, y el chico de las patatas también se había quedado por allí- Si, claro, mete lo tuyo en lo mío cuando notes que se pone caliente -le respondió con picardía, riéndole por la chorrada. Luego le señaló con Wilson hacia donde estaban sus neveritas, su idea era desde el principio que fueran de todos.

Candy tenía la capacidad de atención de... una cosa con poca capacidad de atención, aun así de casualidad captó esa queja al aire de su compi de teatro, que parecía la estaba mirando. Arrojó la lata vacía y se abrió otra del pack de seis, del que ya sólo quedaba la mitad, y la alzó a su salud- Porque me lo estoy bebiendo yo todo -respondió de vuelta, dando un trago. Se acercó a saludarle con su efusividad habitual de besos y... abrazo, más o menos, porque iba con las manos bastante ocupadas, así que le entregó las cervezas que le quedaban- Aquí tienes, hay más en las neveras... ¡Ah! Espera aquí -tenía pinta de habérsele ocurrido algo. Dejo a Wilson un instante y no tardo en hacer un viaje rápido de ida y vuelta hasta su compi de teatro, con una sonrisa traviesa- Dooori... -traía consigo la pintura corporal y otras orejitas de zorra como las que ella ya llevaba puestas hace rato, así que se le acercó sinuosamente como buena depredadora- Ven aquí -la idea de la pelirroja era disfrazar a la zorra de zorro, si- ¿Alguien más quiere? -ofreció en general, a quien estuviese dispuesto a poner su cara a merced de sus creativas y alocadas manos.

Llegó hasta donde estaban montando la hoguera de la reina, mientras escuchaba a Dev de fondo ligando -o algo así- con alguien. Tampoco es que le importase demasiado, pero al llegar se sentó y remató de un trago la bebida. Miró alrededor, a unos y otros, se sirvió una copa nueva pero esta vez sí se fijó en lo que puso: whisky. Sencillo whisky con hielo, pero bien cargado, eso sí.

Inspiró y tomó un trago profundo a la nueva bebida y la quemazón le devolvió un poco al mundo real.

Siguió observando cómo se movían todos: desde la Reina que se alejaba a tomar algo hasta los nuevos intimando, pasando por una Candy que estaba encendiendo los motores. La verdad era que su mente, pese a todo, estaba algo lejos y ausente. Un trago, esta vez sólo mojándose los labios y entornando la mirada.

La fiesta fue subiendo de tono. Parecía como si muchos tuviesen prisa por emborracharse o pasárselo bien. En general el ambiente era muy amigable, todos compartían, se saludaban y charlaban... o se enrollaban apasionadamente, bailaban en bañador o desparecían en el bosque cercano.

También flotaba en el aire una sutil sensación, algo que no podían identificar. Los más supersticiosos sabían que en luna llena la gente estaba siempre más rara. Habia más visitantes en urgencias, más discusiones, más decisiones radicales. No por nada a la gente más rara se le llamaba "lunática". Y hoy no habia solo una luna llena, sino una conjunción de eventos astrológicos. No era algo evidente, solo una ligera sensación.

Leo Liguria, Markus Tower y Kelly Sanders permanecieron esas dos horas juntos. Bailando o simplemente riendose sentados en torno a su hoguera y pasándose entre ellos una de las botellas de alcohol calidad "dolor de  cabeza garantizado" que Kelly había sustraído de su trabajo. De vez en cuando la chica lanzaba una mirada a Edward para ver que tal se integraba el chico con los que iban a ser este año sus compañeros de curso. Solo necesitaba que este le sonriese o le hiciese un gesto con el pulgar para arriba para sentirse por satisfecha. Kelly era una "chony" pero también una especie de "madraza protectora con los suyos"

Renata Bosch consiguió atrapar en sus redes a Ben Washintong, aunque pronto empezó a pensar si el individuo era rentable o no para adquirirlo en su equipo. El chico reunía tres ventajas: una lancha, licencia  para pilotar una lancha y no ser suficiente viejo como para poder ser su padre. Pero como desventaja era más tonto que un zapato, lo cual podría perdonar si no estuviese tan centrado en si mismo. A Renata le gustaba la gente capaz de volcarse en los demás,... en ella concretamente.

Vanessa Meyer orbitó en torno a Candy. No con la ciega devoción que Renata esperaba de los demás sino disfrutando de la "amistad plus" que les unía. Parecía tener prisa por pasárselo bien, como si al final de la noche tuviese que hacerse una auditoría a si misma y haber alcanzado una cierta cantidad de diversión para aprobarla. Estaba desatada, alternando momentos de diversión loca con reflexiones profundas que solo compartía con Candy. En concreto le atormentaba su doble vida frente a algunos familiares y se debatía entre "la próxima vez que me pregunte si tengo novio les diré que soy lesbiana para que no vuelvan a preguntar" y "no tengo que dar ninguna puta explicación a nadie".

Wyatt Carter y Robert Goodfellow estaban... solemnes. No preocupados o paranoicos, pero tampoco sumergidos en la fiesta. Cada cierto tiempo miraban al cielo. Mucha gente se pasó por su hoguera a comprar un poco de hierba al camello.

Media hora antes del eclipse, Al se excusó para ir a mear a los arboles. Como muchos iban de una hoguera a otra, nadie se percató de que no volvió

La noche era perfecta: sin nubes y sin más viento que una suave brisa marina. Las olas sonaban ritmicamente como una canción, aunque en las hogueras el sonido dominante era el crepitar de la leña y las risas y voces humanas. Tras un par de horas se acercó el momento que todos esperaban. El eclipse iba a tener lugar en minutos.

Faltaban 10 minutos para el eclipse cuando se escucharon los gritos de una pareja de Juniors (11º grado) Ella gritó simplemente "aaaa" muy alto. El chico se quedo unos segundos en pánico antes de unirse a los gritos, en concreto "¡ayuda!" profirió a los mismos decibelios o más que su compañera.

La pareja había decido que seria muy bonito ver el eclipse apartados del resto con los pies en el agua y abrazaditos en actitud cariñosa. Así que se habían alejado de las hogueras. El romanticismo se había esfumado cuando algo grande y pesado fue empujado a la tierra por las olas, golpeando sus piernas. Se habían apartado asustados, pensando que se trataría de basura, algas muertas o un tronco. Pero al mirarlo vieron que se trataba de una figura humana y comenzaron a gritar.

El chico corrió unos diez metros hacia las hogueras, como si esa distancia marcase alguna diferencia auditiva y agitó los brazos -¡¡AYUDAAAA!!.

La chica lagrimeó aterrada, pensando que solo quería desaparecer de allí, pero era una persona con carácter e hizo lo que consideró correcto. Agarró el cuerpo y lo arrastro tierra adentro volteandolo bocarriba para intentar reanimarlo. Aunque no llego a unir sus labios a los del cadaver. Aquel cuerpo estaba totalmente frío y sin vida.Las lágrimas le surcaron el rostro.

Fue la primera persona en ver el cadaver de Kelly Langford.

†

Kelly Langford

23. 05. 2003 - 16. 09. 2020

Al alcanzó el primer árbol con un poco de prisa por regarlo. El chico no sabia que estaba meando por ultima vez en su vida. Cuando terminó escucho a alguien cerca de él.

-Por fin puedo hablar a solas contigo- dijo el chico sin un hola. Lanzó inquieto una mirada al cielo. No tenían mucho tiempo. -Tengo cosas que contarte... sobre lo ocurrido en el centro comercial, sobre lo que ocurre en este pueblo, sobre tu... padrino. Seguro que ya te has dado cuenta de que aquí pasan cosas extrañas. Pero apartemonos un poco, nadie debe oírnos.- El chico dió unos pasos hacia el interior de los árboles

Al escuchar una voz -masculina, para más INRI- su primer impulso fue el de girarse a estamparle la cara a alguien. ¡Ni mear tranquilo puede uno, oiga usted! Pensó. Al chico este no le habían explicado que se trataba de un momento personal donde uno busca intimidad. Por eso hay tantos meaderos en los baños: para dejar espacio personal.

Sí, sí...

Masculló mientras terminaba las últimas gotas. Se giró tras subirse la cremallera, ni siquiera le había prestado demasiada atención a lo que quería decirle, era algo de hablar a solas.

Ei, mira, lo siento, pero no me va tu rollo. ¿Sabes? -negó con la mano, pensando que quería rollo con él- Y aunque me fuese, no serías mi tipo. Lo siento.

Iba a marcharse, pero sintió que algo no estaba bien, se giró a ver cómo se alejaba.

¿Qué?

Preguntó, sin moverse.

Estaba impaciente mirando por la ventana, ya se cuestionaba si Roland llegaría o no y cuando su paciencia parecía haberse esfumado, abrió la puerta para marcharse sola, apenas bajo los tres peldaños del porche de su casa, Roland apareció, sintió un alivio, aunque si las miradas hablaran el Rey habría escuchado una frase de reclamo, pero la explicación de su retraso fue valida y pronto ambos iban rumbo a la playa sin problemas.

Holly dudo si acercarse al grupo tomados de la mano, era una revelación muy pronta para sus amigos y los demás, pero entre pensamientos llegaron junto a sus compañeros y ya era demasiado tarde para solo aparentar una coincidencia en la llegada, ella vestía unos shorts con el bikini y un kimono cubriéndola.

La mirada de Candy la hizo desviar su mirada algún sitio perdido y se soltó de la mano de Roland y se acerco a su amiga, pero la frase de Al, la hizo quiere enterrarle la cabeza en la arena.

-No seas idiota, Glass…- le respondió refiriéndose a lo del bañador.

Observo el bikini de Candy, se acercó para susurrarle -Creí que vendrías con el rojo…era precioso…- pero luego comprendió el cambio… -estas loca, sabes que no me molestaría…era perfecto, pero las rayas se te ven fabulosas…- alzo la mano con intención de tocarle un pecho, pero se detuvo cerrándole un ojo… -quizás luego…- le dio un beso en la mejilla.

Alzo la mano pasando por los demás y los saludo a todos… -HOLA A TODOS…- y se fue donde Roland, tomando dos cervezas en el camino.

-Parece que esto será intenso…ten…- le ofreció la botella, mientras se alejaba un poco para contemplar las estrellas, el cielo parecía mucho más claro que otras noches y aquello le llamaba la atención, desde su posición pudo ver a los demás separados en grupos, cruzo la vista con Leo y alzo la botella en señal de saludo.

Todos disfrutaban de la noche y Holly parecía algo hipnotizada por el vaivén de las olas, la música y la brisa marina, cuando escucho un grito de ayuda, aquello la puso en alerta y busco con la vista quien gritaba, para ver a un chico que se acercaba a las hogueras, ella se acercó para ver qué pasaba - ¿Por qué gritas? ¿estás bien?...- lo miraba por si tenia alguna herida o algo.

"Dori" sonrió al ver a Candy acercarse hacia el pero su rostro se torció levemente al ver como le denominaba la pelirroja - Candace, te he dicho que no me llames así... - su rostro denotaba seriedad y verdadera molestia al expresarse, en cambio no se apartó cuando la perra le quiso disfrazar de zorra - ¿No resulta redundante disfrazar a la mas zorra de zorra? - esperó a que Candy terminara de pintarle no sin antes decir algo - No me pintes los labios, los necesito para comerte el... - se despistó cuando la borracha comenzó a pintarle los labios sin siquiera dejarle terminar la frase.

Deveraux pasó el resto de la noche con las orejas y las pintas de zorra, nunca había ocultado lo que era, lo tenía mas que interiorizado, pero era cierto que iba siendo hora de exteriorizarlo. Se sentó con el sequito de Danny y curiosamente con Al - ¿Que haces aquí? ¿Ahora te consideras alguien importante? - le dijo al matón con una pícara sonrisa en el rostro - Espera ¿donde has dejado a nuestro hijo? ¿Espero que no con alguna fulana que te hayas encontrado por ahí... - Esto último lo dijo gritando y echandose una mano a la frente de forma excesivamente dramatica, era raro en el un comportamiento tan jovial, pero con el vino se convertia casi en un encanto...

Durante un tiempo se quedó en la hoguera pero enseguida se levantó y se paseo por todo el recinto criticando y cotilleando sobre todas las personas que pudo, por lo que no se pudo resistir a acercarse a la deportista y sin ningún pelo en la lengua empezar a preguntar cosas que tal vez sin estar borracho serian más sutiles - Hollyy, tengo una pregunta que llevo mucho tiempo queriendo sab... - en ese momento se detuvo para reequilibrar todo su cuerpo agarrandose en Holly - ...saber una cosa, el rey en el fondo es estrellita de mar, ¿no? - se paró y le puso el dedo en la boca haciendole callar - Shhhh, no me lo digas, ya lo  averiguaré... nono, mejor dime - y una vez le hubieron respondido se acercó al rey y sin decir palabra alguna le levantó la mano para chocar los cinco.

Cuando acabó de criticar se volvió a acercar hacia el chico nuevo con una copa de vino, porque si, se había traido una copa de vino a la playa, le ofreció su mano y con una sonrisa le susurró - Ahora no es un buen momento para cenar, pero si quieres podemos ir a bailar - todos los que conocian o habian estado de fiesta con Dorian sabía que amaba bailar, e incluso había dado clases de baile, y aunque normalmente se mostraba muy erguido y como si tuviera una escoba en el culo cuando era la hora de mover el cuerpo parecia poseido por alguien menos... zorra.

Dorian se encontraba bailando cuando se escucharon los gritos, al principió pensó que había sido algún tipo de broma pero pronto se dió cuenta de que algo más pasaba, se acercó corriendo hacia los gritos y enseguida pudo ver ante el una aterradora visión, la empollona estaba muerta, ciertamente no tenian ninguna relación, pero nunca es agradable ver un cadaver, y menos uno de alguien conocido, se quedó paralizado y en silencio agarrando con fuerza el brazo de la persona que tenía al lado.

Su compi de teatro ni siquiera por jugar se resistió un poquito, fue una presa dócil y la pelirroja aprovechó que se dejaba para esmerarse pintándole- Yo tengo no una sino dos tetas y no verás a nadie quejarse. Si algo es bueno, mejor que sea redudante -apretó con los brazos la susodicha zona de su cuerpo para realzarla mientras proseguía con su obra maestra, que... no estaba quedando tan mal, al menos se intuía que animal era. El último toque de pintura fue sobre sus labios para callarle, arrimándose más a su cuerpo con la excusa de darle detalle- Deja de preocuparte... -tras acabar aprovechó con picardía esa cercanía para besarle, llevándose un poco de pintura en los labios al separarse- ¿Lo ves? Tus labios aun pueden hacer que algo se corra... ¿Quien va ahora? -susurró y sólo alzó la voz animada con esa última pregunta, para ver quien más quería ser pintado, y así pasó un rato.

Su mejor amiga se acercó en algun momento y, no iba a negar eso de que estaba un poco loca, pero lo de cambiar de bikini no le pareció una mala decisión, era su forma de decirles que les apoyaba. Iba a bromear sobre lo que le gustan unas rayas, cuando vió como Holly estuvo... a punto de tocarle el pecho, además de guiñarle un ojo y besar su mejilla- ¿No será Roland el que tiene motivos para estar celoso? -le echó una miradita al cuerpo de su amiga, muy descarada para que ella la viera, porque estaba bromeando, aunque ese "quizás luego..." la dejó con curiosidad.

Tras con la pintura corporal convertir a sus compis en una tribu de indios que danzaba alrededor de las hogueras, volvió con Wilson y lo alzó con ilusión, pues ya había anochecido y la fluorescencia de la pelota de voley estaba brillando más intensa- ¿Alguien se apunta? -su plan era jugar un rato, a una mano, porque tendría la otra ocupada con una lata de cerveza, y al igual que en las maratones nadie se explicaba como podía, pero lo hacía... Ni ella misma. En realidad no le importaba ganar o perder, sólo divertirse un rato.

La última hora la pasó prácticamente sin separarse de Vanessa, que aquella noche había decidido desahogar sus frustraciones compartiéndolas con la pelirroja. Lo habitual es que Candy en esas situaciones intente animar a la otra persona ofreciendo diversión, sin embargo cuando se trataba de aquella chica casi parecía que realmente la escuchaba con atención, como si sinceramente le importaran sus problemas- Si les dices eso dejarán de hablar de novios y empezarán a preguntarte si tienes novia ¿Aparezco entonces yo y me presentas? -bromeando, aparentemente, se abrazó a ella. Ya conocía a los padres de Vanessa, pero no se había presentado de esa forma, sino como amiga y posible mala influencia, pero la insinuación ahí la dejó caer.

Cuando alguien gritó pidiendo ayuda Candy estaba ya en topless junto a la hoguera de Wyatt Carter y Robert Goodfellow, para ofrecerle patatas al primero en compensación por haber traido al idiota de Clinton, y para hacerse con algo de hierba del segundo, sin duda lo mejor para relajarse un rato junto a Vanessa, enrollándose si se dejaba, entre susurros y risas, allí apartadas tenían tranquilidad, turnando entre sus labios y otra lata de cerveza.

Su instinto de supervivencia, que otros llamarían cobardía, hizo que no se acercase a un lugar donde la gente gritaba pidiendo ayuda, aun así buscó con la mirada a sus amigos, por preocupación; Holly parecía estar bien, aunque Al... no lo veía por la playa- ¿Vienes conmigo a ver? -le propuso a Vanessa una vez parecía que no había peligro, no había seres del vacío ni fantasmas aquella noche, al menos de momento. Así que Candy fue de las últimas en llegar a asomarse, y lo que vió la dejó un poco tocada, prácticamente se la pasó el colocón de hierba y cerveza y el rostro le palideció. Había estado con Kelly aquella misma tarde ¿Estaba muerta? No lo asimilaba.

Roland había llegado tranquilamente junto a Holly y no tenía ganas de escuchar a Dorian intentando tocarle la moral a su pelirroja compañera. Lo habría dejado pasar si la chica con la que acudía a la fiesta hubiera sido Candy o Renata, puesto que ambas sabían capear bien las provocaciones, pero la deportista era demasiado tímida y poco sociable como para hacer frente a los comentarios de la arpía.

No le importó mucho que Dorian se encontrase en claro estado de embriaguez o que le hubieran pintado las orejas de una zorra en la frente. El rey del instituto hubiera actuado del mismo modo si Dorian hubiera estado en silla de ruedas o andando con muletas. Descargó sin dudarlo su puño cerrado contra el rostro de la arpía, no demasiado fuerte para no herirlo de gravedad pero sí como clara advertencia de que Holly quedaba fuera de sus ácidos comentarios.

-¡La estrellita de mar vas a ser tú como me dé por partirte las piernas, payaso! -le espetó, con un poco iracundo que únicamente había mostrado públicamente en un steaming de Youtube que había realizado años atrás, cuando un gracioso le había apuntado desde una ventana con un puntero láser.

No obstante, tampoco le tenía especial inquina a Dorian, por lo que tras el puñetazo repentino no le hizo el menor daño. Ya había marcado cuál era su territorio.

Roland escuchó los gritos y decidió acercarse a la zona, siendo uno de los últimos en llegar para comprobar qué sucedía. Lo que lo vio le dejó totalmente impactado, puesto que conocía a Kelly, era su compañera de Astronomía y, sin embargo, se hallaba tendida en el suelo, sin un hálito de vida en su cuerpo. Pensó en que justamente ambos habían estado juntos la noche anterior, sobreviviendo en compañía de Jesse Shepard en aquel centro comercial... Y ahora Kelly simplemente ya no estaba. Sus manos temblaban por el shock y, rápidamente, intentó apartar a Holly para que no viera el cuerpo sin vida. Los ojos de Roland en esos instantes se hallaban anegados de lágrimas.

Estaba un poco perdido entre tanta camaradería ajena, por lo cual decidió ocupar su tiempo quedándose cerca del grupo, con Dorian y el muchacho rubio que también hablaba español. Tomó otra lata de cerveza y tras abrirla hizo un paneo con la mirada: todos parecían armar grupos en las distintas hogueras. Se preguntó por un momento si todo sería tan estereotipado como lo mostraban las series americanas que había visto, aunque de momento no conocía a nadie lo suficiente como para hacer tal juicio.

Cuando la pelirroja se ofreció a pintar a los demás, se puso en la fila y le sonrío -Candy, ¿Verdad? Soy Matías. Píntame... pues... lo que te parezca- dije encogiéndome de hombros -Quizás otro animal- sugirió luego de ver qué había hecho con Dorian.

Cuando hubo terminado le agradeció y se dio la vuelta para ver qué sucedía en los alrededores. Caminó por ahí mientras saludaba a uno que otro. Notó que el alcohol empezaba a hacer efecto en todos, viendo cómo deshinibidamente saludaban a un desconocido. Pero no era algo que le molestara, todo lo contrario.

La zorra lo agarró desprevenido cuando se le acercó. ¿Qué hacía con una copa de vino en la playa? Se rio algo nervioso cuando le ofreció la mano y lo invitó a bailar. -Vale, me gusta ese plan- respondió extendiendo la mano hacia él.

Pero antes que pudiera hacer contacto, un muchacho rubio se interpuso entre ellos. Matías frunció el ceño y antes que se diera cuenta qué sucedía, presenció cómo un puño volaba al rostro de Dorian. Quedó con la boca y los ojos abiertos sin entender lo que estaba sucediendo.

Al ver que le muchacho se alejaba luego, decidió interferir antes que las cosas se pongan peores. Con suerte, el alcohol habría ayudado a que Dorian no sintiera demasiado -Por qué no mejor bailamos ¿Eh?- le dijo en tono amigable como para restarle importancia al asunto.

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Al final de todo se habían puesto a bailar, y el español se lo estaba pasando bastante bien, de hecho. Sin embargo unos gritos se hiceron presentes. De momento pensó que había sido alguien en plan de broma o algo así, pero al ver que la gente comenzaba a movilizarse notó que algo más sucedía. Comenzó a caminar hacia el lugar cuando de repente notó que Dorian le tomaba del brazo. Le dedicó una sonrisa fugaz y le dejó sostenerse. El muchacho había tomado bastante más que él.

Cuando llegó a la escena no podía creer lo que sus ojos veían. Era... ¿Era eso un cadáver? No... no podía ser. Seguramente había tomado demasiado y estaba desmayada. Pero... ¿Y si no? Quizás deberían llamar a la policía. Pero si hacían eso todos iban a terminar en problemas. Después de todo eran adolescentes con alcohol y quién sabe qué otras sustancias. 

El apretón de brazo de Dorian le sacó de su catarata de conjeturas, y Matias miró a quienes estaba alrededor como si esperase que alguien les diera una explicación.

El "Renata team" no se había dado por interesado por los gritos, al fin y al cabo no habían provenido de ningún popular y todos los integrantes del equipo estaban allí. No tenían ninguna gana de ayudar a un pringado por la picadura de una medusa o una torcedura de tobillo por caminar entre las rocas humedas. No podían imaginarse la gravedad de la situación.

Así que en los últimos minutos antes de la hora señalada, uno de los adláteres de la popular sacó los fuegos artificiales del coche y los fue clavando en la arena mientras Renata comprobaba una vez mas que estuviesen en el orden correcto de lanzamiento. había elegido los colores de la explosión con tanto esmero como su ropa  para la noche.

***

Alrededor del cuerpo sin vida de Kelly se formó un pequeño grupo de adolescentes en shock. Los que conocían a la chica procesaban que ya nunca más sería la primera en levantar la mano ante las preguntas de un profesor, que sus apuntes de trigonometría ya no iban a salvar el culo (académico) de nadie, que su repentina salida del cascaron y evolución hacia una chica menos tímida y más sociable terminaban aquí y ahora. Y tanto los que la conocian como los que no, se enfrentaban a la mortalidad. El ser humano era una nube de emociones, sentimientos, ideas, dignidad, sueños,... pero al final era carne en descomposición. Hinchada y blanqueada por el mar, con arena en el pelo y algas en la ropa.

Los incómodos silencios se superpusieron, como una emulsión de aceite y agua, con los estallidos de actividad (debemos taparla con una manta, hay que llamar a la ambulancia, hay que hacerle el boca a boca,...) todos teóricos. La situación era una enorme bola de nieve en la cima de una montaña. Había que hacer algo, pero en cuanto echase a rodar nadie sabía que consecuencias tendría.

El eclipse empezó. No lo supieron por la hora, o por el aviso de nadie. Simplemente lo supieron. Miraron al cielo, donde la luna completamente llena volcaba su luz sobre ellos. El viejo ciclo  termino. La oscuridad empezó a reclamar la superficie lunar.

► Fangoria - Peligros

Candy sintió un fuerte dolor en la mandíbula. Sus caninos superiores presionaron las encías. Se llevó las manos a la boca pero entonces ocurrió algo peor. Supo que estaba muerta, supo que aquel latido era el ultimo. Su corazón retumbó en su caja torácica con fuerza y se apagó. Antes de que pudiese decir o pensar nada, cayó al suelo triparriba. Inmóvil y muerta, pero a la vez consciente, pudo ver como la oscuridad engullía la luna de la misma manera algo oscuro se adueñaba de su interior. Pero no era algo ajeno o extraño. Había estado allí desde siempre pero ahora al fin podía salir.

Cuando la luna quedo completamente ennegrecida, unos pies caminaron hasta ella. Una silueta vestida de blanco se sentó en la arena a su lado. Su madre le acarició el pelo. Le miro desde arriba, con una sonrisa triste. Candy supo que solo tenía este momento para hablarle, que despues tendría que desvanecerse.

Su madre tenia muchas cosas importantes que podría decirle. Sobre los secretos de la familia, sobre su naturaleza, sobre sus poderes, sobre sus enemigos,... pero la mujer había transcendido las preocupaciones de la vida y tenía claro que era importante y que no.

-Te quiero, mi vida. Siempre estaré a tu lado.- El tiempo en el que podría haberle lanzado alguna rápida advertencia o aviso, lo empleó en agacharse y besarle la frente. La juerguista pudo ver orgullo y amor incondicional en sus ojos. Tras ella explosiones de colores rojo y estallidos dorados inundaban el cielo.

La mujer se levantó y caminó hasta desvanecerse en la lejanía. Candy recuperó el movimiento de los ojos, despues un pulgar de la mano y finalmente su cuerpo se puso en marcha de nuevo. Recupero el control total cuando la luna llena volvió a brillar tras el eclipse.

La reina contempló el cielo. Mientras la oscuridad cubría la luna, los recuerdos de toda su vida acudieron a su cabeza, como una estampida. Era un torbellino de emociones, imágenes y datos. Pero aquel maremágnum se empezó a ordenar hasta cobrar sentido. Las causas y consecuencias, las relaciones sociales, las casualidades. Todo encajaba en un patrón más complejo que la tejía a ella con el Universo (en mayúsculas). Y tejer era el verbo correcto, porque todo se ordenaba como su abuela le había enseñado a usar un telar. Como la trama pasaba a través de las urdimbres. Solo que trama y urdimbre no eran fibras textiles, sino acontecimientos. Todo lo ocurrido en el pasado, todo lo que acontecía en el presente, todo lo que estaba por venir tenia un orden y un sentido. Danielle experimento un éxtasis o epifanía. Un momento de absoluta revelación y entendimiento. En la cresta de esa sensación, los fuegos artificiales dorados estallaron en el cielo, creando infinidad de pequeños puntos brillantes.

Cuando la luna empezó a volver, aquella plenitud que la tenia en éxtasis, pero que también la paralizaba, se esfumo paulatinamente. Tras volver a estar la luna plena, su mente estaba operativa de nuevo, aunque se sentía realmente agotada. En su interior sintió sus dos almas. La suya y la que portaba como regalo y privilegio. En las próximas semanas ambas se irían fusionando. La gran pregunta era: seria una fibra en un patrón mayor, enorme y poderosos o la protagonista de su propio diseño? ¿Se sometía al gran plan, comulgando con devoción o trazaba su propio camino? Era una pregunta que requería meditar la respuesta. Podía ser un solo de violín o integrarse en una gran orquesta con otros instrumentos. y ciñéndose a la partitura crear algo grandioso.

Al rey parecía habérsele ido la pelota, era la única explicación posible. Eso o quería mantener su reputación de macho men. quizá su aparición con Holly tenían algo que ver. En cualquier caso, aunque aquel puñetazo le dolió, más en el ego que en la cara, algo se debió cruzar en su cabeza... Dorian sintió solo ganas de reír. Roland le parecía patético, la playa era patética, el cielo era una broma.

Todo, absolutamente todo, lo que le rodeaba era falso. Todo se le hacía como parte del decorado de una obra de teatro. Atrezzo de cartón, irreal, falso, pa te ti co. Bailo con Matías un poco. El chico no era menos falso, aunque durante sus movimientos Dorian advirtió que había algo real bajo la piel del español, algo antiguo y poderoso que latía con fuerza.

Sí. Había algo real en el mundo. Tras el atrezzo de cartón, burdos arboles de corcho pintado y paisaje pintado en un telón de fondo, había una realidad. El actor salia del trance y dejaba de creerse su papel. porfin podía ver el publico, el escenario, los tramoyistas sobre él. Había poder en el mundo. Podía sentir el alma de los arboles, la canción de la brisa, la respiración del mar. Se sentía como si se hubiese puesto hasta el culo de marihuana... o algún Enteógeno más fuerte. Esto era lo que la profesora Minerva había descrito como "el tiempo de los dioses"

Su viaje fue interrumpido por el hallazgo del cuerpo de la empollona. Agarró el brazo del chico nuevo en sock. De inmediato sintió el poder corriendo por las venas ajenas, calentando sus manos, sus brazos. Matias portaba en su interior un poder tan antiguo como el mundo.

Antes de poder decir nada sintió el eclipse, miró al cielo y vio como la luna se cubría. y entonces estalló algo en su interior. Su propio poder, su propia fuerza interior. Manó de su corazón inundando cada fibra de su ser. Alcanzó la plenitud en el momento de oscuridad total. Hubo estallidos de colores en el cielo. Dorian identifico los patrones en las estrellas y las chispas de pólvora. Espirales, pentagramas, numerologia,... si estudiaba el mundo podía entender como funcionaba y usar su poder interior, su voluntad para cambiarlo.

El español sintió que su compañero de baile estaba un poco raro, casi se antevería a decir que estaba "colocado" parecía propenso a la histeria y la risa. Tal vez como consecuencia del puñetazo que aquel abusón rubio le había dado. La noche parecía evolucionar hacia lo raro y lo estrambótico.

Acudieron juntos a donde habían gritado una petición de ayuda, encontrándose el cadaver de una chica que los demás parecían conocer. Dorian se agarro de su brazo y el español pudo sentir algo que manaba desde el interior de aquel chico que llamaba zorra a todo el mundo. Algo vibrante y fuerte.

Miro a su alrededor en busca de una explicación, pero lo que vio fue un lobo enorme. La luna se empezó a oscurecer a medida que el lobo caminaba hacia él. Estaba paralizado. No podía moverse ni decir nada. Nadie más veía aquel lobo. Su temor y su rechazo hicieron que el "animal" se detuviese. Matías pudo admirar su fuerza, su elegancia,... estos sentimientos hicieron que el tótem se encaminase de nuevo hacia el. El español pensó en las virtudes del animal, en la fuerza de la naturaleza,... descubrió el lobo en su propio interior. Ya no rechazo al animal que veía, sino que lo llamó. Lo deseaba lo necesitaba, le suplicó que llegase más rápido. El animal saltó contra su cuerpo, desapareciendo en su interior, mezclándose con él. Ese fue el momento en el que la luna estaba totalmente oscura. Durante los minutos de oscuridad cerró los ojos, perdiéndose el espectáculo de fuegos artificiales. En su cabeza visualizó la fuerza de las tormentas y huracanes, el poder de la selva, la paciencia y sabiduría de las plantas, la maravillosa sinfonía formada por el planeta y todos los seres vivos que lo habitaban.