Partida Rol por web

Ambos chicos se sujetaban por el brazo durante sus respectivos trances. Matías sintió un poder dorado y vibrante manar del corazon de Dorian. Algo refinado y relacionado con la inteligencia.

Dorian sintió un poder rojo y salvaje corriendo en las venas de Matías. Algo primitivo y relacionado con su existencia en si misma.
 
Desde ese momento eran vulnerables al tabú de la niebla. Ambos tenían miedo de que la gente "normal" supiera de su sobrenaturalidad. Pero al estar tocándose en el momento de su "despertar" sabían que el otro también era sobrenatural. Se miraron a los ojos, cada uno de ellos podía concentrarse en su propia fuente de poder e irradiar energía sobre el cuerpo del otro y esperar a que el contrario hiciese lo mismo y sentir la ajena en el propio cuerpo. Aquello era extraño, poderoso y muy intimo.

Edwar decidió darse un baño antes de que la noche fuese demasiado cerrada. Al principio el agua le pareció demasiado fría pero en cuando se movió un poco y entró en calor se le hizo agradable. Aquellos momentos al margen de las hogueras y el griterío le permitieron vaciar la mente un poco y desconectar. Se sentía a gusto entre esa gente, tenia un buen sentimiento sobre el próximo curso. Y Kelly repetía también. Dentro de las malas noticias, puede que todo acabase bien.

Pero también se sentía separado de ellos, apartado por un muro de cristal. Ellos no cargaban un pasado terrible como el suyo. Quizá alimentados por la oscuridad de la noche y el frío del mar, los recuerdos acudieron a su cabeza. Fue un puñetazo en su estomago, recordó todo: perder el control de su cuerpo, de su mente, de sus deseos,... recordó también a su padre... lo vio como lo veía en sus pesadillas: fumando puros, agitando aquel bastón extraño, contemplando su colección de cuadros y estatuas aberrantes.  A su mente acudieron otros recuerdos reprimidos: su padre de rodillas frente a la chimenea abriendo en canal un conejo vivo con una daga y rebuscando entre las visceras por las baldosas del suelo. O la vez que descubrió que en el armario de su despacho había una colección de figuras extrañas ante las que había ofrendas de incienso, visceras y metales. Él le había roto el brazo y despues le había hecho creer que se había caído del columpio.

Conforme los recuerdos acudían a su cabeza, perdió el pie y se sumergió en el agua marina. Se ahogaba en el agua sin poder emerger como una metáfora de perderse a si mismo en la oscura verdad de que lo sobrenatural existía y que había sido una víctima de fuerzas que no entendía. Sintió la llamada de su padre, le buscaba.

A través del agua pudo ver como la luna desaparecía en la oscuridad y entonces lo sintió: la fuerza que manaba de su corazón, tenia el mismo poder que su padre: la capacidad de moldear el mundo. Un poder que podría usar para dominar a los demás, para conseguir dinero, poder, reconocimiento. Se hundió más en el agua. Pero también podría usarlo para protegerse, para proteger a los demás, para hacer lo correcto. Con estos pensamientos empezó a flotar hacia la superficie. Saco la cabeza cuando la luna empezaba a iluminarse de nuevo. Con cada inspiración sentía el poder del universo entrar en su cuerpo, con cada espiración su propia fuerza proyectándose al mundo. Y en su corazón tenia la fuerza para manipular esas energías e imponerse a la realidad.

Holly se vio envuelta en una espiral de comentarios picantes y puñetazos, estaba en medio pero los hechos se desarrollaron sin que su opinión importase mucho.  La fiesta no empezaba con muy buen pie... y se fue al garete cuando acudió al chico que gritaba. Este negó con la cabeza y respondió a sus preguntas señalando con el dedo. Muchas otras personas acudieron allá.

Roland que estaba al borde del llanto acudió a ella y la abrazó intentando protegerla. A pesar de ello, en un destello de linterna del móvil, la atleta reconoció el rostro de Kelly. Blanquecino e hinchado.

Cayó al suelo de rodillas abofeteada por el concepto de la mortalidad. Cerro los ojos para llorar y se perdió en la oscuridad absoluta. No había suelo ni paisaje. Todo era oscuridad absoluta menos la luna sobre ella. Esta empezó a cubrirse por un disco oscuro, extinguiéndose con el eclipse.

En la negrura escucho las zancadas de un animal. Al principió se asustó, pero enseguida supo que el animal venia a ayudarla. Se acordó del hermano de su madre. Un hombre loco que decía poder hablar con los animales y que había pasado sus días como miembro de un circo ambulante en Italia hasta que terminó en un manicomio del que siempre se escapaba. ¿Estaba loca como él?

Alzó los brazos y llamó al animal, cuando este llego a su lado lo abrazó tan fuerte que ambos se fusionaron en un solo ser. Entonces la luna empezó a aparecer de nuevo. Esta vez iluminando el paisaje: la playa los arboles, el mar,... volvía a estar en la realidad. Pudo ver el destello de los fuegos artificiales.

En su interior la fuerza y la energía de ese animal, ese tótem, se acomodaba. Ya no era humana. No del todo.

El rey del instituto supo que la muerte de Kelly estaba relacionada con lo sobrenatural, que el mundo era un lugar peligroso para las personas. Se propuso defender a Holly, defender a la gente corriente. ¿Pero como podía un ser humano enfrentarse a los terrores de lo sobrenatural? ¿Estaba la humanidad condenada a ser una víctima indefensa?  No, la humanidad tenia su propia fuerza vital, su propia energía. En aquel momento Roland se sintió vinculado a todos los seres humanos del planeta. Se sintió invadido por una poderosa fuerza, como si en el reparto de energía de la humanidad, a cada persona le tocase ahora un poquito menos imperceptible y acudiera a él.

Cuando la luna empezó a desaparecer sintió esa fuerza que se vinculaba a él conforme se prometía ayudar a la humanidad. Una cosa iba con la otra, era un pacto que selló sin palabras con el alma colectiva de su especie.

Abrazó con fuerza a Holly que parecía haberse quedado catatónica por el schok, pensando que a ella era a quien más quería proteger. Pero una certeza le sorprendió: Holly no era humana y si usaba sus poderes para atacar a humanos inocentes debería matarla.

A medida que la luna empezaba a emerger de nuevo y ambos sentían su nueva naturaleza encajar en su interior, acomodarse, se miraron a los ojos con la certeza de que el otro no era humano, no del todo. Holly tenia una fuerza primitiva corriendo en sus venas, un poder salvaje y primario. Roland por contra no transmitia ninguna sensación no humana, pero parecía irradiar la fuerza que solo los humanos más fuertes y decididos tenían, como un genio o un líder nato.

Aquel beso la había dejado inmóvil más allá de la conmoción inicial, tumbada boca arriba sobre la arena, sin pestañear, con los ojos clavados en el eclipse en su apogeo. Le recorrió el cuerpo un hormigueo, una sensación cálida que se quedó con ella, en cada fibra de su piel. Tenía entumecidas las articulaciones y falanges de la mano que se llevó al pecho desnudo, al menos ya era capaz de volver a moverlas. No entendía porque pero lo sabía, siempre había estado ahí.

Se incorporó de nuevo con una sensación instintiva de peligro, miró a su alrededor, a las hogueras alzándose como columnas de fuego, que brillaban con luz fulgurante, casi como en un mal viaje. Su visión se fue aclarando y la oscuridad se había desvanecido allá donde sus ojos miraban, ahora en cambio la llevaba en su interior.

Probablemente alguien más se habría percatado de su desmayo, sin embargo dudaba que nadie hubiese mostrado más preocupación que Vanessa, ella habría estado a su lado. Al contemplarla, al recorrer su cuerpo con la mirada, sintió un profundo deseo por poseerla, tumbarla sobre la playa y marcarla con uñas y dientes. Su lucidez no se había ido, no entendía aquella emoción pero mantuvo la compostura y sólo se acercó y se fundió en un abrazo con ella, aspirando su aroma. No iba a separarse de Vanessa lo más mínimo, quería protegerla, mantenerla a salvo, así que tras aquello la tomó de la mano y no la soltaría.

Su siguiente preocupación fue buscar con la mirada a su mejor amiga, estaría con él ahora- ¡Roland! -si veía al rey de la high school, le diría- ¡La he visto! ¡Era ella otra vez! -no necesitaba decir más, él sabría a quien se refería. Sea como fuere, ahora Candy observaba su entorno con atención, no viendo la necesidad de acercarse a las hogueras- Vamos a por nuestras cosas y nos largamos de aquí, y tú te vienes conmigo -dijo a Vanessa, y sin más y con ella se fue a recoger lo más importante de sus pertenencias, no sin antes capturar la imagen del eclipse con su teléfono movil. Luego intentó con otra fotografía de la playa, pero el resultado... no se correspondía con lo que ella veía...

Roland sabía que no había un motivo racional que pudiera explicar lo que le había sucedido a Kelly. La habían matado. La habían matado y él no había podido hacer nada por protegerla. Observó a Holly y, de inmediato, supo que haría lo que estuviera para protegerla. Pero no sólo a ella, sino también a todos los habitantes de Daring. No iba a dejar que más personas inocentes murieran. Simplemente no podía.

-La han matado -murmuró, señalando con un dedo índice al cadáver de Kelly, mientras con la otra mano apretaba con fuerza la mano de Holly-. Esto no ha sido un suicidio ni un accidente. La han asesinado... -Se volvió hacia todos los presentes y lanzó un grito-. ¡Volved a vuestras casas, estareis más seguros allí por esta noche! ¡La fiesta se ha terminado!

Escuchó a Candy pronunciar su nombre y, casi al instante, giró la cabeza en dirección a la juerguista pelirroja. Sabía bien a quién se refería la chica, aunque en esos momentos su mente estaba procesando toda la información que había recibido de otra forma.

-Holly, deberíamos ir con Candy y ponernos a salvo. Hay que marcharse de esta playa -apremió a la deportista, mirándola a los ojos con una clara preocupación-. Lo de Kelly no ha sido un accidente...

Eddy se había marchado a darse un chapuzón, aprovechando un momento de tranquilidad en el que todos sus nuevos compañeros estaban más pendientes de con quién se liarían aquella noche que de cualquier otra cosa. Lo cierto era que sólo conocía a unos pocos, y al resto más o menos de vista. Aunque había algo que no cambiaba, daba igual el curso en el que se estuviera. Las prioridades no eran pasarlo bien, sino encontrar a alguien para acostarse. Hacerse el hombretón, mostrando músculos ante otros menos dotados sólo para sorprender a una chica que no necesita que nadie acuda a su rescate...

Todo era igual, y aunque Eddy lo había tenido que soportar en el último curso, de alguna manera agradecía que eso se mantuviera inmutable. Daba la sensación de ser una pauta que no cambiaba, un clavo ardiendo en el que poder agarrarse, un eje entorno el cual se podía mantener firme en un mundo que no paraba de girar.

En resumen, se sentía feliz. Era consciente de la dificultad que suponía entrar en un grupo nuevo, y más cuando el grupo estaba tan unido como aquel. Pero después de todo lo que había pasado, era reconfortante sumergirse en un entorno que, aunque caótico, era fácil de manejar.

Tan encerrado estuvo en sus pensamientos, que Eddy no se dio cuenta de que empezaba a sumergirse en el mar. Podía ver cómo el eclipse tenía lugar mientras seguía sumergido, luchando no sólo contra una fuerza invisible que parecía tratar de hundirlo, sino con todos los recuerdos que empezaban a abordar su mente. Recuerdos de un pasado ya lejano. Recuerdos que, no sin esfuerzo, había conseguido enterrar en lo más profundo de su ser.

En el momento en el que la luz de la luna volvió a reflejarse y el eclipse había llegado a su fin, aquella fuerza pareció desaparecer, permitiendo a Eddy volver a emerger de las aguas marinas. Nada más salir, con la respiración acelerada, grito a pleno pulmón. - ¡DÉJAME!, ¡ALÉJATE DE NOSOTROS!

Una vez terminó de gritar, volvió un poco en sí, al mismo tiempo que se iba dando cuenta de que dónde estaba. Trataba de poner en orden sus pensamientos, que había sido real y que no lo había sido. Su respiración seguía acelerada y movía la cabeza de lado a lado, visiblemente nervioso, casi como si tratara de encontrar aquello que durante unos instantes le había arrastrado a las profundidades del mar. Sabía que nada físico lo había hecho, lo hubiera notado de otra manera, pero Eddy necesitaba ver algo en el agua, algún tipo de animal, aunque fuera sólo para asegurarse de algunas cosas.

Nada encontró, y los recuerdos empezaron a abrumarlo más y más a cada segundo que pasaba. Nadó lo más rápido que pudo y en el preciso instante en el que consiguió hacer pie, corrió hacia la hoguera donde había dejado sus cosas. - Nos ha encontrado. Al final nos ha encontrado. - decía para sí mismo, casi como si no pudiera controlar su lengua. Cogió la camiseta de tirantes y se la puso, sin importar que tuviera el cuerpo aún mojado. Hizo lo propio con la toalla, para a continuación dedicar una breve mirada a las bebidas que había traído. Con un movimiento rápido, cogió la bolsa y metió dentro el altavoz y el iPod. Estuvo tentado de coger de las cervezas pero finalmente no lo hizo, aunque era consciente de que si lo que había sentido en el agua era cierto, necesitaría todo el alcohol que pudiera conseguir.

En cuanto estuvo listo, cosa que no le costó más que un minuto o dos, salió corriendo, alejándose de la playa. De soslayo pudo ver como un grupo grande de personas estaba junta, reunida en un punto concreto de la playa. Eddy no le dio mayor importancia. Daba por sentado que nadie había visto lo mismo que él y que seguirían con la fiesta. Sin más, y sin decir nada a nadie, se marchó de la playa con un destino muy claro... su casa. Necesitaba comprobar que su madre estaba bien. Era lo único que era capaz de pensar en aquel momento.

Dorian permaneció inmovil durante unos instantes, mirando a los ojos a Matías, totalmente paralizado, cómo si hubiera visto al amor de su vida y no supiera que decirle, al poco le soltó el brazo dejandole unas pequeñas rojeces, estaba claro que Dorian se había asustado y lo había pagado con el brazo de su amigo. A pesar de la advertencia del "Rey" de que debian marcharse Dorian se acercó a donde el cadaver de Kelly intentando comprender que demonios estaba pasando ahí, se giró para mirar a todos los presentes y  analizar la situación, no sabia que estaba pasando, pero estaba claro que no había sido normal, en pocos instantes empezó a sonreir ligeramente hasta que sin darse cuenta estaba a punto de llorar de la risa - No seas dramatica - le espetó al rey - Que alguien llame a una ambulancia - se levantó y se dirigió hacia donde el español mientras negaba con la cabeza como intentando no creerse la situación, sin decir palabra alguna lo agarró por la muñeca y se lo llevó lejos del lugar. 

Una vez estaban a solas Deveraux le acarició el rsotro para decirle - No te me escapes, tenemos que hablar - y en ese mismo instante apartó la mano del rostro e intentó quitarle una capa invisible o algo por el estilo que Dorian parecia estar viendo pero nadie más.

Notó a su compañero... ¿Aguantándose la risa? Quizás había bebido más de lo que él había pensado. Se acercaron al cadáver y su cabeza empezó a general mil pensamientos por segundo mientras sentía a Dorian tirar de su brazo, como si eso fuera lo único que lo ataba  la realidad. Sin embargo, podía sentir algo más. Algo que no era capaz de poner en palabras. Algo... fuerte...

Miró alrededor, mientras sentía que entraba en un estado de trance. Repentinamente el mundo que lo rodeaba desapareció. Lo único que pudo ver era una silueta de cuatro patas. Su primer instinto fue sentir peligro. Quiso salir corriendo disparado, pero ninguno de sus músculos le respondió. No tuvo más opción que fijar la mirada en esa silueta y, extrañamente, la misma comenzaba a sentirse... ¿Familiar?

En un parpadear que pareció suceder en cámara lenta, pudo sentir en su pecho algo que lo conectaba con ese animal. Algo en sí mismo que era ese animal. Y a partir de ese momento su mirada se juntó con la del canino y su atemorizada expresión cambió a una de bienvenida. Cuando el animal saltó a su pecho, Matías se entregó totalmente a él. En ese momento, se sintió uno con la naturaleza.

Una fuerte exhalación lo hizo salir del trance, y pudo sentir cómo su sangre recorría todas y cada una de sus venas. Pero había algo más... una especie de energía refinada que no emabana de él. Giró su cabeza y sus mirada se encontró con la de Dorian, a quién todavía sostenía del brazo. 

Su corazón se aceleró y en ese momento sintió como si estuviera frente a una persona muy importante para él. Quiso decir algo, pero simplemente las palabras no salían de su boca. Quiso apartarse pero no podía dejar de admirar su mirada, como si estuviera embelesado completamente por los ojos de su compañero.

Fue Dorian quien tomó la iniciativa soltándole y acercándose a la escena. Matías miró hacia el lugar para ver al rey pronunciar palabras a las que no puso atención. Observó cómo la gente comenzaba a disiparse horrorizada, con sus teléfonos en mano, mandando mensajes y haciendo llamadas.

El español se alejó unos pasos. No estaba seguro de poder lidiar con ambas situaciones: la real y la de su cabeza. Tenía que ir a buscar su mochila y marcharse de allí, de eso estaba seguro. Cuando intentó volver a la hoguera en donde había dejado sus cosas, fue interceptado por Dorian, quién lo llevó a un lugar alejado.

No supo entender por qué, pero la caricia de Dorian logró calmarlo. Tampoco entendía por qué repentinamente su cercanía lo hacía sentir apaciguado y hasta podía sentir una fuerte e ínitima conexión. Instintivamente frotó su mejilla contra su mano mientras su compañero le decía que tenían que hablar. En ese momento pudo percibir un olor particular. No era sólo su colonia... era como si pudiera oler... su esencia. Sus sentidos parecían estar más agudizados pero... ¿Quizás el alcohol le estaba haciendo efecto?

-No entiendo nada de lo que está pasando- murmuró, dejando actuar al muchacho frente a él, viendo como hacía un ademán con la mano -Pero esta energía... esto... viene de nosotros, ¿Verdad? Sólo de nosotros...- enfatizó al final -¿Tú cómo te sientes?- inquirió con la voz algo más calma -Deberíamos... alejarnos de aquí...- agregó, volteando la mirada ligeramente hacia dónde yacía el cadáver a lo lejos y luego volviéndose, instintivamente volviendo a buscar la mirada de su compañero.

Vamos a por nuestras cosas y nos largamos de aquí, y tú te vienes conmigo -dijo a Vanessa, y sin más y con ella se fue a recoger lo más importante de sus pertenencias

Candy y Vanessa  abandona la escena

Sin más, y sin decir nada a nadie, se marchó de la playa con un destino muy claro... su casa.

Edward abandona la escena

¡Volved a vuestras casas, estareis más seguros allí por esta noche! ¡La fiesta se ha terminado!

Todos los PNJs secundarios abandonan la escena más o menos rápidamente.

Leo Liguria: Ayuda a que la fiesta truncada no termine en estampida, se ocupa de que los que tienen plazas libres en el coche se lleven a los que han venido a pie y le pide a un par de personas que no conduzcan y que le dejen las llaves del coche a alguien sobrio. Algunos le hacen caso, otros ya veremos. Se queda en la escena un poco más.

Renata Bosch manda a su séquito recoger y abandonar el sitio pero ella se queda por aquí visiblemente consternada.

Markus Tower se queda porque ha venido en el coche de Leo, pero le esperará en el coche, intentando mantenerse al margen de esta situación.

Vanessa Meyer se va con Candy

Wyatt Carter se ha esfumado como si fuese el camello de la fiesta y fuese a venir la policia.

Ben Washintong ha saltado a su lancha y se aleja a toda maquina.

Robert Goodfellow se marchará también. Mientras se marcha, se ocupará de apagar correctamente las hogueras y saqueara alguna nevera que se ha quedado atrás con cervezas y algunas bolsas de snacks.

Kelly Sanders repartirá algunas collegas a todo aquel que intente sacar alguna foto del cuerpo de la empollona y con la actitud de un rottweiler enfurecido mandará a esa gente a casa -Ya habéis oído a Roland. No hay nada que ver aquí, circulen.

La fiesta se esfumó en cuestión de minutos. Nadie quería verse envuelto en problemas y los pocos morbosos interesados en participar en aquella desagradable situación fueron expulsados por Kelly.

La playa se quedó en un silencio que, sin ser absoluto, contrastaba enormemente con el bullicio que hasta hacia poco la había ocupado. Solo quedaba una hoguera encendida, aunque la luna, ya pasado el eclipse, brillaba en plenitud iluminando la arena y dibujando contornos fantasmogóricos e irreales en donde el bosque comenzaba.

Las olas rompían contra la playa con una rítmica y tranquilizadora constancia.

Apartados del resto, Dorian y el chico nuevo español mantenían una conversación privada.

-Si no necesitais nada más, me voy a casa. Si alguien quiere que le lleve, tengo tres asientos libres.- El chico de la piscina estaba visiblemente cansado e incomodo. A pesar de ello mantenia con gran esfuerzo una fachada de masculina entereza.

-Yo me pido uno- Dijo Kelly. -¿Vosotros os quedais hasta que llegue... la ambulancia?- Hizo una pausa pues le resultaba muy incomodo pensar que ya no habia posibilidad alguna de que los paramédicos pudiesen hacer algo. En su cabeza pasaban las imaágenes típicas de las películas en estas situaciones: la bolsa negra, la silueta con tiza en el suelo, etc.

Colocó una mano en el hombro de Kelly -Yo me quedo hasta el final y puedo llevar hasta a cuatro. Marcharos tranquilos.- La aspirante a reina mantenía una actitud serena y respetuosa y muy colaborativa. ¿Era respetuosa con la muerte de una compañera o estaba interpretando un papel más para ganar reputación?

No había entendido la broma de Dorian, y la reacción de Roland la había tomado por sorpresa, ella no esperaba que nadie se peleara por su culpa, aunque comprendía en cierta forma que Dorian se había excedido, pero prestarle atención a un idiota no era algo que haría Holly, simplemente pasaría de él, como otras veces.

Ante la sorpresa de todos, nadie parecía tomar las riendas de la situación, decían de llamar a la ambulancia, pero y ¿a la Policia?.

Definitivamente Holly miraba sin dar crédito a lo que ocurría, es que al ver el cuerpo de Kelly simplemente el resto perdió importancia para ella, cruzo su vista con Roland y se acerco a Kelly, se arrodillo junto a ella y quitando algunas algas de su cabello y limpiando su rostro de la arena, comprobaba que ni un ápice de vida en ella quedaba.

En instantes el eclipse inicio cuando la oscuridad se hizo por completo algo pudo sentir en su interior, pero no lograba comprender si aquello era producto de los que ocurría con su compañera u otra cosa, cuando Roland grito, ella simplemente no entendía.

-No voy a dejarla Roland, llama a la policía...- Kelly siempre estuvo mas apartada de todos, siempre fue una outsider y ahora que su cuerpo yacía en la arena, no la dejaría, no, no lo haría. 

Miro en sus ropas alguna herida o alguna marca en su piel visible, son moverla ni tocarla mucho, simplemente se mantenía arrodillada a su lado, mirándola con absoluta tristeza.

Realmente no tenía sentido llamar a una ambulancia, no cuando Kelly estaba muerta y no había forma de que pudieran ya ayudarla de ninguna manera. El rey del instituto escuchó a Holly, quien no parecía querer irse a pesar de que lo que había sucedido a ellos dos no era algo de ningún modo natural. Roland quería marcharse de esa playa cuanto antes.

Aun así, tomó el teléfono y decidió llamar a la policía, mientras no le quitaba el ojo de encima a la pelirroja, sabiendo que no era bueno que tocara el cuerpo de Kelly. Sabiendo que había sido asesinada, si dejaba sus huellas en el cadáver podrían llegar a pensar incluso que la deportista era la responsable de la muerte de la empollona.

-¡No la toques! -le advirtió, en tono bajo, para que nadie más lo escuchara-. Holly, esto no es normal. La han matado, lo sé... No la toques. Si dejases tus huellas, la policía podría culparte a ti...

Holly miro a quienes tenia cerca, ¿por que Roland decía eso?.

-¿De que hablas?- le miro a los ojos pidiendo una explicación -¿Como lo sabes?, aquí no hay nadie mas que nosotros Roland, ¿quien querría matarla?- le tomo del brazo -No entiendo que pasa, vale han pasado cosas extrañas, pero de ahí a que maten a nuestra compañera, es algo surrealista, esto debió ser un accidente...- su rostro se tornaba mas triste -no podemos dejarla sola Roland, !lo ha estado siempre!, tu mismo me dijiste esta mañana que ni cuenta te habías dado de que era nuestra compañera, no podemos abandonarla, no hasta que llegue la policía-