Partida Rol por web

El pobre chico miraba a Demeter, a Arthur y Jesse y a la criatura alternativamente. Podría romperse el cuello de mirar de un lado a otro tan rápido y evidentemente estaba tan perdido como los otros dos. Algo hizo conexión en su cerebro y agarró un palo largo del montón de leña para la hoguera.

De repente les inundó el vértigo. La luz de la luna eran los últimos instantes del viejo ciclo, un ciclo que agonizaba desde hacía horas permitiendo que ocurrieran desastres como el del centro comercial. Simplemente lo sintieron, aquella sensación de final inminente.

► Fangoria - Peligros

►Dead Can Dance - ACT II: The Mountain

El trío dio un paso al frente armados con palos y fuego como los primeros de su especie habían hecho frente en la entrada de las cuevas a lobos, osos y toda clase de monstruos olvidados por la humanidad.

Paul estaba totalmente perdido entre las nieblas en la realidad, sin tener muy claro si estaba viviendo un sueño o estaba despierto. Una parte de él deseaba irse con el resto, darle la espalda a aquel monstruo para que este le dejará en paz. Poder seguir echándole fichas a Irina con nulo éxito y alejarse del peligro. Pero por primera vez en su vida, tenia una prueba de que sus sospechas, información que había recogido aquí y allá sus corazonadas, todo era cierto. El mundo no era un sitio mediocre, lo especial estaba ante él, en forma de golem de contaminación marina y de Démeter.

Jesse tenía, literalmente, una fuerza renovada. Su cuerpo era más poderoso que hacia unos instantes. Aún se sentía raro aquella tener energía que el nuevo ciclo le había dado recolocándose en su interior.

Arthur movía la mano agarrando el aire aquí y allá, buscando algo que sabía que tenía pero no encontraba. Su alma estaba hecha un lio, había tanto que aclarar,... y una decisión muy importante que tomar.

El monstruo, una criatura vagamente humanoide formada por trozos de plástico, algas muertas, cadáveres putrefactos de peces y toda clase de materiales que tuviesen algo que ver su naturaleza espiritual (la contaminación del oceano), miró a Jesse con sus ojos rojos refulgentes y obedeció, abalanzándose contra ellos. En realidad lo que quería era llegar hasta Démeter y el camino más corto era a través de ellos. En los próximos 120 segundos se determinaría el resultado de una batalla y si aquella colina perecía al padre de Démeter o al Amo de la criatura. Con todas las consecuencias que eso tendría para todos los habitantes de la isla. 

El corazón de los jóvenes palpitó al mismo ritmo que las zancadaas del ser que se precipitaba en su dirección

Bienvenidos :) Sois los primeros en llegar a la nueva sede.

Ya podeís postear

Jesse sabía que iba a ser muy difícil destruir a aquella cosa a golpes. De hecho no sabía si estaba viva, por lo que de no ser así tampoco podría matarla. Sólo quedaba tratar de detenerla en tiempo suficiente como para que Démeter pudiera acabar el... Lo que fuera que estuviera haciendo.

Pero no se lo pensó demasiado, cuando aquella cosa, aquel ser compuesto de restos orgánicos marinos y basura paso por su lado, descargó un golpe contra ella, armado con su antorcha. El palo en llamas impactó contra aquel ser, aunque para nada sabía Jesse si eso serviría de algo.

- ¡Aquí estoy! - Le gritó. - ¡Ven a por mi si tienes lo que hay que tener!

En mi interior algo latía, no era mi corazón, era algo más potente, algo que llegaba a sacudir todo mi cuerpo mientras el monstruo frente a nosotros se acercaba y Jesse iba a atacar, pero todo iba en camara lenta. Apenas pude ver como Jesse decía algo que no llegaba a distinguir, era como si todo sonido también fuera alargándose hasta que todo se detuvo.

Y luego hubo oscuridad perpetua. Desde la inmensa nada, un color negro más negro que haya presenciado, como si fuera el vacío mismo frente a mis ojos, el que me cubría, y de cada lado se alzaron dos torres, una de fuego de un color negro y otro de un color amarillo muy pálido, casi siendo blanco.

Ambas torres me arrastraban hacia ellas, pero no precisamente me arrastraban, era como el ser jalado por un niño en cada mano, pidiendo que tomara una decisión, que fuera a un lado a otro. El tiempo parecía no tener cabida en este momento, el mundo material estaba detenido (o eso pensaba) mientras que en este lugar lleno de oscuridad tenía que tomar una decisión, y ya la había tomado.

- ¡Aquí estoy! - Le gritó. - ¡Ven a por mi si tienes lo que hay que tener!

Había salido de ese trance, no sabría cuanto tiempo estuve para hacer dicha decisión, pero ahora volvía a mi realidad, mientras que en ese tiempo todo estaba detenido ya volvía a ver como todo comenzaba a moverse poco a poco como debería. Los movimientos de Jesse parecían ir cada vez más rápido y su voz volvía a sonarse normal, hasta que todo empezó a moverse a la velocidad que debía.

Mi mano estaba extendida en el aire, como si tratara de tomarlo, pero ya había tomado una decisión. Un látigo* se empezó a materializar en la palma de mi mano, empezando a salir de un pequeño torbellino que empezó en mi puño y luego a generarse de la nada, comenzando a deslizarse el látigo hasta este caer al suelo.

La empuñadura tenía un cuero de color Carmesí, mientras que estaba hecho de un metal brillante de color rojo, y desde el inicio del látigo tenía como si fuera cuchillas de una cierra. Desde abajo de la empuñadura tenía un ligero brillo, que se extendía desde adentro hacia afuera en un hilo el cual se dividía en dos, hilos de energía pura, como si fuese fuego o magma, y en la punta dos pequeñas puntas de metal, asemejándose a dos colmillos de serpiente los cuales al caer parecían soltar pequeñas brazas como si fueran de una fogata.

-Esta es la mierda más genial que he visto en mi vida...- Murmuré por lo bajo mirando el arma con asombro, para luego llevar mi mano izquierda hacia el hilo de energía con algo de miedo, pero al tocarlo no sentí más de un calor en mis manos, tal vez era debido a que esta es mi arma, tal vez si alguien más la tocara si le haría daño. -A ver que tal me va con esta cosa.-

Tal como la serie de Castlevania que había visto hace poco, recogí el látigo y empecé a envolver este pasándolo por la misma mano donde sostenía la empuñadura y por el codo. -Bien Arthur, ya tienes dos puntos de referencia, la segunda película de Kingsman y Castlevania, no la cagues.- Dije murmurando para mi mismo antes de ver a la bestia. Así me acerqué flanqueando por un lado a la misma, mientras que Jesse la atacaba, para luego dejar que el látigo se deslizara por mi brazo hacia el suelo y tratar de atacar a la criatura, moviéndo con fuerza mi brazo para tratar de dar un azote a su dirección, con suerte atraparía algo de su "carne" con los colmillos del látigo y le haría suficiente daño para acabarlo más rápido.

ALA QUE POTRA CON LAS TIRADAS

Narrando como deshuesais al monstruo...

Ahora Zarpazos del monstruo... ¿Le caerá a alguien premio?

Os libraís de 5 dados de daño agravado que podrían haber hecho pupita.

El monstruo se lanzó a la carrera en línea recta hacia su objetivo. No era una entidad demasiado inteligente y ahora mismo su mayor pulsión era acabar con Démeter antes de que ella reclamase el lugar.

Conforme trotaba, los chicos se dieron cuenta de que aquello iba en serio y que las consecuencias de sus decisiones cargaban, literalmente, contra ellos. Aquello ya no era un videojuego ni cabían más declaraciones chulescas o de ánimo.
Quien se llevó el mayor impacto fue Paul. El chico clavó su palo en la "carne" del ser, pero la entidad, ajena al dolor, prosiguió adelante, incluso dañándose más a si misma con el leño. Paul cayó al suelo y fue arrollado por la criatura.

Jesse le golpeó en el costado, intentando apartarla de su compañero de clase. El golpe no fue especialmente dañino, pero el fuego de su arma causó un repentino destello de llamaradas en la piel de la criatura. El olor a putrefacción y gasolina inundó los sentidos del ecologista. Aquello detuvo al ser.

Y entonces dos líneas rojizas surcaron el aire clavándose en el monstruo. Cuando Arthur tiró y los garfios arrancaron parte de su sustancia, la criatura soltó un rugido, o quizá un bramido,... no sabrían muy bien como clasificarlo. Fue un sonido que sonó como una manada de ballenas moribundas o como una bandada de gaviotas locas y enfermas, pero "viscoso", si es que tal adjetivo pudiese aplicarse a un sonido.

Aquello evidentemente le había dolido. El ser dio algunos zarpazos al aire, desorientado y confundido. Por suerte estaba tan dañado que no acertaba a encontrar a su enemigo, solamente se defendía a ciegas como un animal salvaje herido de muerte. Allí donde Arthur le había impactado un fluido oscuro empezó a manar. El movimiento del ser intentando meter zarpazos a ciegas hizo que su "¿sangre?" salpicase en todas direcciones. Una parte salpicó al suelo. En aquel momento no las pudieron ver, pero formaron pequeños coágulos de suciedad orgánica. Otra parte entró en contacto con el fuego que ardía en su piel, al salir despedida formo pequeños puntos de fuego en el suelo. El olor a petroleo, pescado putrefacto y requemado era inaguantable.

Una luz provino de sus espaldas, allí donde Démeter estaba haciendo lo que fuese que hiciera. Era una luz blanca-verdosa que iluminaba gran parte de la meseta.

Jesse se sorprendió ante el curso de los acontecimientos. No esperaba que les resultara tan fácil derribar a aquella cosa y hacerla ¿sangrar? No, desde luego no esperaba conseguirlo y menos sin un solo rasguño. Si bien Paul se había llevado la peor parte, tampoco parecía que estuviera demasiado mal, tan solo un poco magullado y dolorido. No obstante, tenían que asegurarse de que aquel monstruo no se levantaba. No al menos hasta que Démeter hiciera... lo que tuviera que hacer.

Miró por el rabillo del ojo hacia atrás, tratando de descubrir de donde procedía aquella luz verdosa que empezaba a invadirlo todo. No obstante, no descuidaría su cometido. Iba a seguir golpeando con el tronco a aquella cosa. Al menos hasta que dejase de moverse y de expulsar aquel líquido que Jesse identificó como sangre.

- ¡No dejéis de golpearle! - Indicó Jesse mientras propinaba un nuevo golpetazo a aquella cosa y otro y otro y otro... 

No había pasado por alto, que Arthur había utilizado un extraña artilugio, un látigo de naturaleza probablemente mágica, para golpear a la bestia, pero si bien él había sentido cambios en su organismo en los últimos momentos, podía ser perfectamente que Arthur también. Sin duda aquello era cosa de Démeter. Aquella chica, ente o espíritu de la naturaleza, era realmente poderosa.

Al lograr que los garfios se insertaran en la "piel" de la criatura sonreí ampliamente, una mezcla de emoción y determinación, para luego de forma brusca halar el látigo observando como llegaba a arrancarle un trozo a la criatura. -¡Vete a la mierda, maldito monstruo asqueroso!- Dije en un fuerte bramido mientras la bestia también gritaba de dolor, pero entonces a nuestras espaldas se podía ver, al menos desde nuestra perspectiva como si una luz proviniera desde atrás de nosotros. Rápidamente di un vistazo y vi como Démeter hacía emanar dicha luz, y aunque me podría quedarme a contemplarlo, estaba muy ocupado para eso.

Nuevamente mi vista fue a la criatura la cual en ese momento empezó a hacer aquel sonido agonizante, observando de como la herida que le hice comenzó a "sangrar" y salpicar el lugar, pero tal como suponía, esa "sangre" parecía ser inflamable. Pero aunque una idea llegó a mi mente, se vio opacada por completo por aquel nauseabundo olor que me hizo hacer una arcada antes de colocar mi antebrazo para cubrir mi nariz. -Oh mierda... Mierda.- Murmuré antes de dejar de cubrir mi nariz, tratando de soportar el olor todo lo que podía. -¡Jesse, golpea el palo sobre la herida, eso hará que se queme rápido!- Dije, nuevo entrando en cuenta sobre un detalle que estaba apunto de pasar.

¿Que estaba pasando con Jesse? Cuando aquellos sujetos nos quisieron atrapar primero era una mezcla de miedo y nervios que estaba cerca de colapsar por la presión, pero ahora era muy diferente, cuando el eclipse empezó y sucedió este gran cambio por el que pasé, él también actuaba muy diferente, alguien más temerario, maldición hasta creo que fue el primero para lanzarse contra la criatura, pero cuando termináramos con esto podríamos hablar con más tranquilidad. 

De un movimiento traje la punta del látigo hasta mi posición nuevamente, di un par de pasos hacia atrás, con miedo de que esos zarpazos que dio antes el monstruo llegaran a alcanzarme en caso de atacar de nuevo, y con esa distancia segura volví a atacar, ahora apuntando hacia su rostro para cegarlo, si es que esa cosa tendría ojos con los cuales podría ver.

Tras ellos la silueta de Démeter había empezado a brillar, su cuerpo irradiaba tanta luz que atravesaba la oscuridad de la colina en un estallido verdoso. Por el rabillo del ojo pudieron ver a la chica haciendo algo con sus manos sobre el tronco del árbol.
Pero no tenían tiempo de espiar sus rituales mágicos, tenían cosas más urgentes en las que pensar. Paul se logro levantar y arremeter de nuevo contra el ser. El chico estaba tan enciscado que no se dio cuenta de que sin el fuego no estaba haciendo daño real al cuerpo del ser, aunque lo atormentaba igualmente.

Jesse por contra si que hacia daño. Cada golpe que daba creaba un pequeño estallido de llamas. El elemental de contaminación marina tenia muchos componentes aceitosos y derivados del petroleo en su cuerpo. O quizá tenia que ver más con las propiedades místicas purificadoras del fuego como elemento.  En cualquier caso, Jesse estaba reduciéndolo a Pulpa golpe tras golpe.

Los latigazos de Arthur eran sin duda lo más dañino para el ser. Jesse estaba dañándolo con fuego. pero, allí donde el arma mágica de Arthur impactaba, era como si una parte del ser dejase de existir. Como si el rebelde pudiese borrarlo de la existencia.

Uno de los golpes termino de desmontar al ser. Este se deshizo, pasando de solido a barro espeso y transformándose en un charco de sustancia oscura que ardía a una temperatura altísima y emitía un olor nauseabundo. Paul hurgo con su palo en aquella sustancia con cara de asco pero sin poder evitarlo. Constando una vez más que lo que hasta ahora era un ser, no estaba formado más que por raspas de pescado y una masa gelatinosa de cadáveres de medusas, tozos de plástico, chapapote petrolífero, incluso un trozo de sandalia y una lata de cerveza que alguien había tirado al mar desde su yate un par de décadas en el pasado.

Démeter alzo los brazos, alcanzando su máxima iluminación hasta el momento. La ropa que llevaba se disolvió en la nada, desintegrada. La "chica" camino hacia adelante despacio y penetró en el tronco del árbol. Conforme su cuerpo se sumergía en la madera seca y muerta, la noche fue quedándose a oscuras de nuevo. Su talón fue lo ultimo en verse brillar y desde ese momento la luna llena, las estrellas y el fuego fueron la única fuente de luz.