Partida Rol por web

Godofredo de Miramonte.

Rozado los cuarenta años de edad, Godofredo era un noble menor del pequeño reino de Montpell, situado en las templadas tierras del oeste, bañado por el Mar Merediciano al sur y por el Océano Atalante al norte. Tierra de Viñedos, olivos y grandes pastos, la nación de Montpell, se dividide en Ducados, los cuales  a su vez se encuentran segmentados en Condados menores.

Tierra fuertemente anclada en un férreo sistema feudal y de castas basada en las clases nobiliares y clericales, mantiene una constante enemistado histórica con Bretálica, la nación vecina. Y fue precisamente este conflicto arraigado en la historia de ambas naciones el que catapultó a Godofredo, un cuarto hijo de una familia noble empobrecida y de rango menor hasta una posición privilegiada e inalcanzable, al menos teóricamente, para alguien de su alcurnia.

Tras guardar diez años de luto por su esposa fallecida, volvió a intentar encontrar hembra que le otorgase merecida descendencia, encamándose con algunas de sus súbditas, si bien no logró encintarlas.

Preocupado enormemente por esto, acudió al decano del templo de Miramonte, quien le indicó que Sant Cuthberg agraciaba a aquellos que impartían el justo castigo por las tierras mundanas, debería emprender una peregrinación en la que impusiese el justo castigo a los malvados. Así pues, tras una semana de ayuno y rezo en el templo, se embarcó en su personal cruzada hacia las tierras del este, dispuesto a regresar con gloria, el favor de su deidad y una buena doncella dispuesta a darle su bien ganada descendencia.

Dwama Pillin

Dwama Pillim no nació en Rastor, aunque vivió gran parte de su vida y edad adulta en dicha aldea perdida a la mirada de los dioses. El padre de Dwama, Gromwik era un importante comerciante de la zona hasta que lo perdió prácticamente todo por las malas inversiones que realizó doce años atrás. Los acreedores fueron visitantes habituales de la mansión de los Pillim el Rastor y para cuando perdieron la mansión, siguieron viniendo de tanto en cuanto a la pequeña casita a las afueras de la aldea en la que tuvieron que acabar viviendo.

Gromwik no era un mal enano. Tampoco era estúpido ni tenía vicios ocultos, sin embargo la mala suerte se cebó con él y con su familia. Dwalla, su esposa nunca le reprochó nada. Pese a haber vivido como señores y ser la envidia de toda Rastor, no le reprochaba a su marido que ahora tuvieran que malvivir de lo que podían comprar con el poco dinero que ganaban trabajando en las minas del señor Holloc. 

Dwama también trabajó en las minas de carbón del señor Holloc, aunque no por mucho tiempo. A diferencia de su madre, ella si le reprochaba a su padre que hubiera malgastado su vida. Para Dwama, el oficio de comerciante era para los débiles. En tiempos de guerra, todo enano valeroso debía hacerse con un arma y destruir a sus enemigos. Eso lo había aprendido de su abuelo paterno. Gralick fue una gran influencia en la vida de Dwama.

Mientras su padre se encontraba de viaje y su madre se encargaba de las labores del hogar, ir al mercado y otros asuntos, Dwama pasaba mucho tiempo con su abuelo. Gralick le contaba a su nieta historias del pasado. Gloriosas historias de héroes que grabaron su nombre a sangre y fuego en las tierras de aquella región. Dwama creció con las historias de su abuelo narradas en primera persona. Pero también de reconocidos héroes como el Gran Daito El Joven, el paladín Takamiya o la elfa Lilith.

Dwama decidió que esa tenía que ser su vida. Debía recuperar el honor perdido de su familia a base de lucha y con el urgrosh de su abuelo como principal aliada y su vieja coraza de mithril como su última defensa. Pues aunque todo parecía tranquilo, una sombra acechaba a la región, una sombra que nunca dormía y que planeaba desde su refugio, el resurgir de un antiguo mal.

Jack

"Jack", como se hacia llamar el mediano era el producto no deseado de un encuentro sexual inmoral. Nada más nacer fue abandonado a su suerte en un frio callejon, a merced de los elementos y de las criaturas que morában en él; su corta vida sería rapidamente truncada por las ratas que poco a poco se acercaban para saborear el imminente bocado atraidas por los llantos del bebe famélico y solo, pero quiso la casualidad de que alguien más oyó los sollozos de aquel recien nacido, un paseante se acerco a comprobar que ocurria y al ver al niño practicamente rodeado por las ratas presto desenvaino su hoja y las ahuyentó. Tras eso lo recogió para comprobar de que se trataba, seria un humano, un orco, un semi-orco, pero al destapar los trozos de tela que lo cubrian observo primero con horror que era una aberracion, un cruce entre mediano y trasgo; algo insolito ya que se sabia que las mujeres que por desgracia caian en manos de los trasgos y eran usadas por ellos solo daban como vastagos a más trasgos; entonces, como acabó allí, la madre quizá escapara de su cautiverio y se deshiciera de él para no ser objeto de burlas y discriminación, pero ¿por qué no era totalmente un trasgo?, quiza el destino jugo a su favor y le libró de ser una criatura repugnante, quiza que al ser la madre una mediana no se puedira engendrar un trasgo completo, o los dioses lo querian así. 

Lo primero que se le paso por la cabeza a aquel hombre, al que más adelante conoceremos como Vargass Lancerote, seria dar muerte a aquel engendro, y presto se puso a acabar con esa criatura, su diestra sujetaba la hoja justo encima de ella cual espada de Damocles, y justo antes de asestar el golpe final, algo lo detuvo, la lluvia se paró en seco, quedaron las gotas estaticas en el aire, el sonido que hacian contra el suelo y los tejados se tornó un silencio vacio, como si el tiempo se hubiera detenido; no comprendia que estaba sucediendo, ¿algún mago le estaba haciendo un conjuro?... Pero justo al acabar de pasarle ese pensamiento por la cabeza de su pecho una luz comenzó a brillar, presto se metio la mano para comprobar que era lo que generaba ese brillo, era su amuleto de Olimmandara, la deidad de los picaros; en efecto, aquel hombre era un picaro, más concretamente el lider de la facción de aquel pueblo. 

Al observar aquella luz, comenzo a escuchar una palabras que venian de aquella reliquia, era una voz que nunca habia escuchado, pero que lo reconfortaba, la voz le dijo: -Vargass, soy Olimmandara, tu deidad, la protectora de los picaros y bardos, los que aman el vino y la musica; estoy aqui para detener tus acciones, no debes dar muerte a ese niño- Vargass no comprendia el por qué de no debia dar muerte a esa criatura, era algo antinatural, no merecía seguir con vida, y menos cuando le recordaba un momento tan amargo de su pasado con los trasgos; -Oh poderoso Olimmandara, no es por contradecir a la deidad que me ha estado protegiendo y salvaguardando durante tantos años, pero necesito preguntarlo, ¿por qué no he de acabar con su vida, es una aberración, es algo antinatural, no merece piedad por lo que es, las criaturas como él se llevaron lo más preciado que habia en mi vida, incluso más que cualquier tesoro del mundo, ha de caer por mi hoja- tras sus palabras volvio a ponerse en posicion para asestar el golpe final, pero la voz, en tono potente le dijo -Alto, detente ahora mismo- aquel tono hizo que el arma se le cayera de las manos y él se postrará de rodillas, como si hubiera perdido toda la fuerza, -¿por qué?- dijo entonces -¿por qué no me permitiis acabar con eso?- entonces con tono más calmado le dijo Olimmandara -Su destino no es morir aqui ni por tu mano, él, no eso, será lo que en un futuro te traerá la paz a tu alma atormentada. Adoptalo, crialo como si fuera el hijo que perdiste hace tanto tiempo, enseñale las artes de la picaresca, conviertelo en un maestro de las sombras y enseñale todo cuanto sabes, pues su destino esta por llegar, él será el que acabe con las hordas de seres malignos que azotan estas tierras, él será (pausa dramatica con musica heroica) mi "Elegido"....

El Gran Timmy

Timmy es un chico de 9 años que a pesar de su edad es un explorador competente.

Está entrenado en el seguimiento de rastros y el uso del arco. Siempre porta en su cinto un machete trasgo al que le une un apego emocional que pocos conocen

Vive por y para servir a Godofredo hasta que encuentre la venganza.

Su compañero animal es un simpático Pug que le ayuda normalmente a cazar liebres y otros animales con los que alimentarse cuando está de misión.

Es castaño y su cara deja clara su corta edad, aunque parece mas maduro de lo normal.

Si te fijas bien en él, percibirás una cicatriz de unos 25 centimetros en su cuello, con la apariencia de una sonrisa, la porta con orgullo, ya que esa cicatriz marcó el paso de la infancia a la adultez.

Historia:

Mi nombre es Timmy, aunque todos me llaman el pequeño Timmy debido a mi corta edad, 9 años.

Como llegué a ser un explorador aventurero es la historia de mi vida, la que marcará mi destino hasta que muera haciendo lo que mejor sé hacer, cazar grandes Trasgos.

Nací en la Ciudad de Verbobonc, la capital del Reino mas importante de Occidente, regida por el Avatar del todopoderoso Dios Chaka, El Rey Ku-Thu*kya. Mi padre Frank se dedicaba al curtido de pieles, y mi madre, Fluorén, de molinera. Con nosotros vivía mi abuelo, Frank el bastardo, ya mayor pero que aún se sacaba algunas monedas en las granjas de cerdos.

Gracias a su arduo trabajo, mi familia consiguió suficiente dinero para emigrar a una zona mas tranquila donde vivir, decidieron que la Villa de Hommlet, al Sur del Reino, famosa por grandes guerras décadas atrás, pero ahora tranquila y próspera, sería el mejor lugar donde empezar con la "fortuna" que se habían ganado.

Cogimos un carro con un burro, pocas pertenencias pues las vendimos para costear el viaje y emprendimos la marcha seguros de que hacíamos bien.

Cuando quedaban un par de semanas para llegar a nuestro destino, nos llamó la atención un pobre hobbit tirado en el camino, al pararnos a ayudarlo resultó ser una trampa de Grandes Trasgos, nos rodearon e hicieron prisioneros, el hobbit lloraba por nosotros pues parecía estar en nuestra misma situación.

Nos pasamos casi un mes siendo maltratados por esas bestias, lideradas por un tipo con capa de color ocre llamado Naz, un humano muy malo, que se divertía con los grandes trasgos haciendo sufrir a los cautivos, violando a las mujeres, mi madre incluida.

No eramos los únicos en esa situación, otros 10 desdichados se encontraban retenidos contra su voluntad, por lo que oímos de esas bestias nos querían como esclavos o como sacrificios a sus dioses malignos, nos llevaban a alguna clase de Templo donde nos esperaba ese cruel destino.

Un día, uno de los grandes trasgos volvió con noticias, una enana solitaria en el camino, nos ataron a un arbol mientras ellos iban a tender la emboscada, estabamos demasiado bien atados como para escapar, suponíamos que sería otra escaramuza mas, que matarían o secuestrarían a la pobre desdichada y continuaríamos nuestra última marcha.

Pero nada salió como de costumbre, normalmente en menos de 10 minutos estaban de vuelta, pero la situación se alargó. Al rato volvió corriendo primero Naz, se le veía muy nervioso, ni rastro del resto de grandes trasgos ni la enana, ¿Que habría pasado?

Segundos después llegó uno de los grandes trasgos, visiblemente asustado y herido, hablaron entre ellos y las únicas palabras que escuchamos fueron una pesadilla "cortales el cuello a todos".

Todos empezamos a gritar asustados, teníamos las manos atadas, no podíamos defendernos, era nuestro final, uno a uno el gran trasgo fue rajando a cada hombre y mujer, segodeándose en la muerte.

Yo estaba muy asustado, tenía a mi madre atada a mi lado diciendome que cerrara los ojos, que todo sería rápido, pero yo no podía cerrar los ojos, la situación me superaba por completa, primero mi abuelo, un tajo tan fuerte que se escuchó sonido de hueso, luego mi padre, a él le clavó el puñal y bajó para abajo, dejando la lengua fuera de su lugar natural; vi la expresión de terror en la cara de mi madre, nunca se me olvidará y por último a mi, me cogió del pelo, llevándo mi cabeza para atrás y me cortó de un lado a otro, apresuradamente. 

No pude hacer nada, ni gritar ni nada, mientras me desangraba, llorando, escuché como decían "ahora corramos de vuelta al camino a por las monturas" y desaparecieron, la vida se me escapaba, casi perdí la conciencia cuando escuché pasos.  

Mis ojos estaban en blanco, sin capacidad de ver nada, cuando escuché voces de mas gentes, entre ellas del hobbit causante de mi desgracia.

--Maldita sea! Esos bastardos se han escapado. Dichosos blandengues, esto es de lo más bonito que vamos a ver a partir de ahora. 

Iba a morir, era inevitable, pero de pronto... -¡Silencio, villanos! -¡Si la sangre fluye es que el corazón aún late! -Caelestis Patris Ultor et iustus Gratiaeque invaderent moribundis terreni corporis animam revocare ¡Duchere! 

Esas palabras, en la lengua que tantas veces había escuchado en las misas de nuestro Señor Sant Cuthberto me reconfortaron, empecé a notar como la fuerza me volvía, mi herida desaparecía y regresaba de entre los muertos. UN CLÉRIGO ME ACABABA DE SALVAR!

Cuando me desataron me di cuenta que era el único vivo, mi familia, el resto de prisioneros, todos habían muerto, ser el último me salvó la vida, bueno, ser el último y el GRAN Godofredo de Miramonte, Conde de un lejano lugar llamado Papaencurt.

Desde ese día mi vida cambió, tengo cicatrices que me recuerdan lo que ocurrió, mi odio a los capa-ocres y a los grandes trasgos.

A pesar de ser un chico de 8 años, que no les servía de nada, me protegieron hasta llegar a Hommlet, donde el Gran Godofredo, clérigo de la Iglesia de Sant Cuthberto me dejó al cuidado de su Iglesia para marchar a una misión sagrada.

En teoría debería haber sido un monaguillo o un parroco, prepararme para ello, pero mi odio a los causantes de mi desgracia hicieron que cada día me escapara para prepararme para mi venganza. Guardé el machete con el que me rajaron el cuello a mi y a mi familia, sabiendo que algún día se lo clavarían en el corazón a ese gran trasgo y a Naz.

Con el tiempo conocí a un cazador de Hommlet que vivía de vender pieles al Gremio de Comercio, él me enseñó a seguir rastros y a cazar, el uso del arco y el sigilo. Me preparé físicamente para mi misión y cuando el grupo de Godofredo volvió al pueblo me presenté ante ellos como un explorador capacitado, les costó mucho por mi edad, pero acabaron dejandome formar parte de su grupo. 

Ahora sigo a Godofredo allá donde va, para cederle mis habilidades y juntos buscar a los asesinos de mi familia.

Ruff

Ruff es un mestizo, hijo de orco y mujer humana; robusto, pero no con sus semi-hermanos más salvajes. De una altura similar a la de sus otros medio-hermanos humanos. A medio camino de ambos, físicamente es una mezcla de rasgos.

Su piel es verdosa, menos oscura que la de un orco pura sangre, sus rasgos, menos brutales que los de ellos, pero aun así, no se puede considerar ni de lejos agraciado para los cánones humanos. Luce barba, herencia de su sangre humana, y lleva el pelo largo.

Historia: 

La vida, hasta llegar a este punto, no ha sido fácil. Nada sabe de su pasado. Sólo recuerda la infancia en un horfanato, en que era "el diferente"... bueno, mejor dicho, el más diferente, hasta el momento en que pudo escaparse de la disciplina del lugar, y se lanzó a buscarse la vida por las calles y alrededores de la ciudad, o mejor dicho, de las ciudades, ya que vagó por el mundo en busca de su propio lugar.

Dado su origen, no lo tuvo fácil. Afortunadamente, alguna de sus características raciales fué muy apreciada por ciertos amigos de lo ajeno, que le enseñaron un "oficio", o más bien, un modo de ganarse la vida. Siempre con discrección, evitando llamar la atención, mejorando sus habilidades, se hizo con un puesto entre los ladrones de una  ciudad primero, y cuando se aburrió, o hubo problemas, los de otra; le daba igual, no tenía arraigos; tan sólo ganas de intentar ser él mismo.

Si, es un ladrón, un trabajador de las sombras, tanto en ciudades, como en lugares más a campo abierto; unas veces toca sustraer objetos, otra, conseguir y vender información a otros; otras... bueno, otras veces ha habido que hacer algún negocio "sucio" para lo que se condidera un "honrado" ladrón, pero en fín, la vida es dura, y hay a veces motivos para obrar mal, a veces, en pos de un bien superior.

Al igual que esa paradoja, la de que a veces hay que obrar mal para hacer bien, la vida de Ruff también es complicada; entre dos mundos, sin saber a cual pertenece, por lo cual, decidió quedarse en la sombra de la marca que a ambas separa. Siguiendo este camino de la vida, ha encontrado todo tipo de gente, perdido seres que llegaron a ser importantes para él, y actualmente, parece que forma parte de un equipo algo estable; gente con sus diferencias, pero eso lo hace más interesante

Eleanir

El tono de su piel se había tornado amarillento tras el incidente y ahora blanquecino con el paso de las horas. Elenair apretaba un pañuelo rojo sobre su costado derecho realizando una presión constante.
El crepitar de la hoguera sobresalia sobre la respiración de los presentes en aquella noche cerrada, habían cenado poco y el frío penetraba por la ropa haciendo que la mayoría tiritaran. La elfa comenzó su relato con un tono exageradamente bajo, quería que todos se aproximasen más a ella, aumentar el interés.
Os contaré como me sucedió todo, como veis no estoy en mi mejor momento y puedo dar gracias al todo poderoso por estar viva, quizás me quede alguna secuela pero mereció la pena.
El lago tenía las aguas negras, como el color azabache de los pura sangre que pueden verse en las laderas de los montes Thuon. Eran tranquilas, quizás demasiado y al aproximarse a la orilla, unas finas ondas hicieron su aparición en la superficie del agua. Al principio pensamos que una rana o cualquier pececillo las habría creado. Que estupidos fuimos.
Ya estábamos a menos de 4 pies del altar en el que teníamos la certeza de que en su interior podríamos encontrar el talismán del alba cuando lo vimos por primera vez y nos atacó. Una criatura que superaba los 10 pies, recubierta de algas, con una fuerza descomunal y rápida. Jodidamente rapida. Gracias a mis ojos elficos, pude ir dando indicaciones a mis compañeros, sin mi, todos hubiésemos perecido. En el combate demostré mi valentía y cuando Tomy, un mediano que nos acompañaba iba a ser herido, me interpuse. El viscoso tacto del monstruo me alcanzó de lleno 
Mientras Elenair contaba el relato, entre los arbustos regresó Ruff el semiorco con el que la elfa había llegado hasta allí y que se había ausentado para aliviarse Elenair ¿Ya les estás contando la historia de porque estamos así, cierto? Te lo dije en ese lago. Era mejor pescar a comernos esos peces muertos de la orilla que seguro que llevaban varios días allí. No nos han sentado bien
Todas las miradas se volvieron hacía la elfa, que se encogió de hombros - Otra cosa no podréis decir, pero mi historia aunque inventada, era mejor Jajajaja- Las carcajadas de todo el grupo animaron lo que restaba de noche hasta que decidieron acostarse mientras Elenair continuaba su relato, eso sí, después de tener que vomitar por la indigestión.

If Hassim

Desde muy pequeño el pobre huérfano sabía interiormente que su futuro se encontraba en aguantando los golpes que otros estaban dispuestos a recibir. Creció en un pequeño asentamiento, cerca del desierto de anuroch y para el la guerra fue su pan y su agua. Por decenas de veces vio como su poblado era asaltado y las muertes le rodeaban allí donde mirara, salir a la calle muchos días era un sinónimo de buscarse problemas, pero eso no le acordaba. Recorría las calles junto a algunos mayores del templo de Tempus recogiendo otros huérfanos y llevando los a entrenar, tal y como hacía el mismo a diario. Años después, cuando fueron suficientes, los salvajes se llevaron una desagradable sorpresa al encontrarse un grupo de enemigos armados, preparados y sin ningún tipo de miedo, ya tenían todo perdido.
 

Bribón DelCojón.

Fiel escudero del conde  Godofredo de Miramote.