Partida Rol por web

Infierno Verde

Escena de Juego "Viaje al Amazonas"

Cargando editor
13/11/2019, 12:25
Jeffrey T. Spaulding

Mi cara se tuerce con un semblante de miedo - Caray, nadie me dijo nada de aborigenes hostiles, pero calmese, no creo que haya ningún problema con los aborigenes que el capitán Spaulding no pueda resolver - añado justo antes de volver a darle una larga calada a mi puro - Pero la próxima vez no nos oculte información, toda la información que podamos tener nos vendrá bien, nada de secretos entre nosotros - digo mientras apago el puro mirando a todos mis compañeros y me preparo para marcharme.

Notas de juego

Yo por mi parte ya está.

Cargando editor
13/11/2019, 15:31
Daniel Dunham

Cuando no tenía nada importante que decir no decía nada. Por supuesto, cuando la información relevante se me daba por parte de la palabra impresa lo decía. Los modales demostraban que tenía que esperar a que todos hablaran. Mientras, por mi parte, me limité a gruñir absorbido por los pensamientos de los escritores y de los míos propios.

- Los Awás solo son peligrosos cuando se intenta contactar con ellos - Añadí. - Si intentamos entrar a su terreno se lo tomaran mal. Estoy seguro, señor - De nada valía encontrar algo que pudiera financiar un piso en el centro de París y una vida cómoda con Céline si no salíamos de ahí con vida. - Más le vale contratar seguridad extra y un buen guía que se haya relacionado con esta tribu. - Cerré el libro dando por terminada la charla previa. Recogí y me dispuse para salir a dar una vuelta por el lugar.

Tenía que dar una vuelta para asegurarme de que estaba todo previsto para el viaje. La voz de mi padre resonaba en mi cabeza recordándome todo lo necesario antes de subirme al ring. “No hay contrincante imposible de vencer” “Estudia al enemigo” y el clásico “Prepárate para la peor”. Tenía razón en todas ellas y eso era lo que más me repateaba.

Necesitaba algo más de defensa. Esperaba encontrar un par más de cuchillos por si las moscas. Y una tienda de campaña, me iba a asegurar de salir de ahí hasta con una simple lona si hiciese falta.

Cargando editor
14/11/2019, 15:39
John Drake

A Drake le resultaba extraño lo que Woodstock aseguraba sobre los Awás. ¿Una tribu peligrosa? Distaba mucho del conocimiento que él tenía de los Awás, por lo que pensó que tal vez esos tres exploradores a los que mencionaba Woodstock hubieran desaparecido por otros motivos, quizá la presencia de otra tribu hostil o el ataque de un depredador. Incluso el comentario de Dunham sobre la peligrosidad de los Awás era exagerado a ojos de Drake, pero mucho más cercano a lo que él sabía sobre aquella tribu.

-Los Awás son una tribu que vive en aislamiento, no quieren contacto con el hombre blanco -indicó, haciendo un gesto de negación-. Pero nunca había oído que fueran hostiles. Aunque lo que dice el señor Dunham en cuanto a contratar un guía es imposible. Dudo mucho que podamos encontrar un guía que se haya relacionado con una tribu conocida principalmente por negarse a contactar con explorador alguno. Lo mejor es dejarnos ver por su territorio lo menos posible. Si no les molestamos, ellos no nos molestarán a nosotros.

Cargando editor
14/11/2019, 19:04
Leonard Colleman

Leonard carraspeó un tanto incómodo ante las nuevas noticias, aunque no era algo que le cogiera desprevenido ya que conocía muchos estudios que tildaban a muchas de las tribus que poblaban la cuenca del Amazonas de hostiles, incluso se decía que algunas de ellas practicaban el canibalismo, aunque por su propio bien el antropólogo esperaba que todo fueran historias inventadas y, ante él, se abría la posibilidad de demostrarlo.

Como bien dice el señor Dunham, el hecho de ver perturbado su aislamiento podría volverlos hostiles y peligros. No parece nada raro pensar así pues ellos pueden considerar que se está invadiendo su territorio y, como sería lógico en cualquier otra civilización, lo único que estarían haciendo sería defenderse —añadió como simple apunte a los comentarios de sus compañeros.

Parecía que no había nada más que tratar y que, por fin, al día siguiente darían inicio a la verdadera expedición, algo que le creaba ansiedad y nerviosismo y que, casi con toda seguridad, le impediría dormir bien esa noche. Se giró hacia su esposa que, sorprendentemente, habia permanecido muy callada.

¿Te apetece dar un paseo antes de retirarnos a descansar, querida? —Le preguntó sin ocultar la admiración y el cariño que sentía por Luise y que, poco a poco, habían ido ganando el corazón del antropólogo

Cargando editor
15/11/2019, 11:37
Theodore Woodstock

Desde luego, ha sido un error por mi parte -reconoció abiertamente el profesor-. En cuanto a lo del guía, señor Drake, no se preocupe, ya me he encargado de eso. Nos acompañará un muchacho con el que ya he trabajado anteriormente, un joven experto en la selva de este país -os dijo-. El caso es que, señor Colleman, creo que me he expresado mal: intentaremos no perturbar sus vidas. Aj-wahaku es una ciudad deshabitada, por lo poco o nada que se sabe. Sería una locura internarnos en uno de sus poblados...

Jeffrey cambió de rostro al oir la confesión, la parte omitida del discurso, del profesor Woodstock. En el momento en que salió de su habitación Daniel hizo lo mismo. Su intención era adquirir algunos productos ese mismo día, antes de embarcar temprano. Claro que, el joven no pudo encontrar ninguna tienda de campaña que adquirir: aquella ciudad en recesión no estaban tan enfocada al turismo como Belem*.

Notas de juego

Daniel, apúntate si quieres algún cuchillo, pero no podrá ser parte de tus objetos especiales de tu ficha.

Cargando editor
15/11/2019, 11:38
Director

8 de Junio.

Al día siguiente os despertásteis todos a primera hora, después del amanecer. A las diez de la mañana había que estar embarcando, y aún os quedaba revisar el equipaje, ducharos, desayunar e ir hasta el puerto. El profesor Woodstock os comentó que las habitaciones del hotel Amazonas estaban contratadas para un mes, por lo que era posible dejar cualquier enser en vuestros aposentos. Tras poneros en marcha y llegar hasta el muelle, embarcásteis a través de una pequeña pasarela metálica en un barco de calderas de vapor, y varias turbinas para ello. Su estado parecía decir mucho de él, y no es que fuera un navío nuevo, sino que parecía haber realizado muchos trechos por el Amazonas. A un lado, un rótulo oxidado rezaba como "Xiringueiro", siendo el nombre del barco. Mientras embarcábais en cubierta, el profesor observó a un muchacho y le hizo una seña. Éste caminó hasta vosotros.

Cargando editor
15/11/2019, 11:40
Theodore Woodstock

Amigos, éste es Juanjo -os dijo-. El muchacho hacía continuas reverencias al veros al lado de Theodore. Debía tener unos veintitres años más o menos, y por su atuendo no parecía sino marinero. Él es nuestro guía cuando descendamos del Xiringueiro. Es un hacha en medio de la selva.

Cargando editor
15/11/2019, 11:41
Juanjo Barreiro

Mucho gusto -alcanzó a decir en un acento portugués-. No es que su asepcto no fuera aseado, sino que parecía más bien descuidad. Quizá algo taciturno, parco en palabras. Enseguida tomó algunos cabos y cables y también comenzó a ordenar la cubierta, tomando algunos maletines del profesor.

Cargando editor
15/11/2019, 11:41
Theodore Woodstock

¡No! Ese no -dijo ferozmente Woodstock-. Y entonces el muchacho soltó una de las maletas más grandes que llevaba vuestro mecenas. Theodore os sonrió misteriosamente. Bueno, vamos allá -éste tomó dicha maleta y se encaminó al interior del barco, a los camarotes-. He tomado más veces este barco, bueno, cuatro o cinco veces, tampoco más. Creo que puedo enseñaros dónde vamos a dormir.

Entonces os condujo por un estrecho pasillo al que habíais accedido por unas empinadas escaleras. El interior del barco tenía un acabado metálico, y se notaba que no era un transporte de ocio de pasajeros, sino una herramienta que seguramente fuera alquilada para transporte de mercancías o proyectos de navegación del gran río por cuestiones profesionales. Ésta era una de ellas. Tras unos segundo dando vueltas por el barco, llegásteis a una sala donde había literas. Sí. Aquello no era un navío de lujo. Una única ducha en dicho camarote comunal y una zona donde podíais sentaros a comer (como una especie de pequeñísima sala de estar) era lo que os esperaba...

...durante seis días. Así es -añadió el profesor-. Ni más ni menos. Hemos de recorrerlo hasta llegar a la misión del Padre Enrique, la última avanzada de la civilización y donde nos reabasteceremos. ¡Henry! Ayúdame con la maleta -entonces el muchacho hizo acopio de fuerza y subió el misterioso gran paquete en una de las camas-literas-. ¿Habíamos dicho que no más secretos, verdad señor Spaulding?

Entonces Woodstock abrió el maletín, forzando los tres cierres dorados que tenía. Tras el clic, levantó media mitad y pudísteis ver algo que os produjo cierta paz... o tal vez no.

  

Notas de juego

La expedición dispone de dos rifles del .22 y uno del 30, con 25 balas cada uno, así como dos revólveres del calibre 32 con sus fundas pertinentes y 25 cartuchos más.

Próxima actualización: martes 19.

Cargando editor
15/11/2019, 20:00
John Drake

-Mucho gusto, Juanjo -saludó Drake, en tono gentil, al joven marinero que oficiaría como guía durante la expedición.

No le pasó desapercibido que el guía tomaba una de las maletas, y Woodstock le reprendió por lo que había hecho. Durante un instante, Drake no pudo evitar pensar si el profesor no estaría ocultándole algo. El misterio no tardó mucho en revelarse cuando el grupo subió al Xiringueiro y Woodstock terminó abriendo el paquete para mostrar al grupo lo que había en su interior:

Tres bellos y dos revólveres, con munición suficiente para hacer frente a lo que quiera que Woodstock esperase encontrar como amenaza en la expedición. Drake debía reconocer que, como mínimo, estarían bien preparados si les tocaba hacer frente a un grupo de indígenas hostiles o a un depredador amazónico.

-Hay que reconocer que ha pensado usted en todo, profesor Woodstock -dijo Drake, agarrando uno de los revólveres y examinándolo, probando lo ligero que podía ser en sus manos. Él tenía su propio rifle, aunque siempre le habían fascinado las armas más pequeñas-. Al menos el peligro no nos pillará desarmados.

Cargando editor
17/11/2019, 18:35
Leonard Colleman

Por fin llegó el día en que la verdadera aventura daría comienzo. Leonard se levantó temprano, dispuesto a dejar listo el equipaje que llevaría en la travesía y siendo consciente de que no debería llevar excesivo peso. Por ese motivo prefirió dejar en el hotel, con la intención de recogerlo a la vuelta, toda la ropa que había traído y que era poco apropiada para la humedad y el calor de ese país, quedándose con las prendas livianas que había adquirido en Belem. También dejó algunos libros que, a pesar de que estuvo durante toda una larga hora decidiendo cuáles serían, quizás no le fueran de utilidad.

Una vez listo, aseado y después de un buen desayuno, esperó pacientemente a que Luise terminara de hacer su propio equipaje y, cuando los dos estuvieron preparados, se encaminaron al muelle donde Woodstock ya los estaba esperando, así como sus compañeros.

Un placer contar con su pericia señor Juanjo —saludó educadamente al que sería su guía en la expedición, antes de subir la pasarela para dejar el equipaje en los camarotes preparados, no sin antes darse cuenta de la riña que el señor Woodstock le hizo al guía por cargar con una de sus maletas. Leonard frunció el ceño, pensando en qué podría llevar su anfitrión allí dentro para no permitir que nadie la tocara.

Sin embargo, una vez mostrada la zona de descanso y dónde dormirían, su preocupación por el contenido de la maleta dio paso al asombro y a la tranquilidad al comprobar que transportaban armas suficientes para hacer frente a cualquier peligro. No es que Leonard estuviera muy habituado al manejo de armas de fuego, ya que él se había entrenado en otro de tipo de armas, pero aún así saber que las llevaban le harían descansar un poco más tranquilo.

Sólo espero que no nos veamos en la necesidad de utilizarlas —comentó, no tanto por miedo sino porque eso auguraría que el viaje transcurriría sin contratiempos.

Cargando editor
18/11/2019, 09:30
Jeffrey T. Spaulding

Al subir al barco mi gesto es de decepción, porque después de los lujos con los que habíamos estado viviendo pasar a esto era algo que a nadie le gusta, en ese momento se acercó un hombre al cual llamaron Juanjo, sin mediar palabra alguna le hice un reverencia.

Tras ver la inigualable calidad de los camarotes mi opinión respecto a viaje no hizo más que torcerse, "estaba claro que no nos ibamos de vacaciones, pero tampoco hacia falta ser unos perros enjaulados" pensé para mis adentros mientras mi mirada recorria todo el lugar.

Al poco ví como Henry abría una maleta llena de armas y la decepción de mi rostro denoto algo de alegria - Perfecto, mejor sin secretos, efectivamente - dejé caer con nada de sutileza - ¿Pero cuantos de nosotros sabemos manejar armas? - pregunté mirando a mis compañeros mientras me encendía un puro - Imagino que el señor Drake no tiene problema alguno con ellas, ya que al igual que yo trae la suya propia.

Cargando editor
19/11/2019, 10:21
Luise Hayes

Todo este tiempo Luise había permanecido callada, pero atenta a lo que sucedía a su alrededor. Su silencio era pagado con el asombro de la nueva información y, sobre todo, al peligro que se exponían en la aventura, ¿merecía la pena correr tanto riesgo? Los reptiles que busco son conocidos por el veneno que destilan sus pieles. Contaba con una gota de peligro, pero de ser precavido a ir armado había un amplio mundo de diferencia.

Nunca he cogido un arma, no más allá de un rifle de exhibición que mi padre tiene colgado en su despacho, pero no puede ser usado.- No llegaba a ser más que un elemento decorativo en la casa, recordando las charlas de su madre sobre mostrar el peligro sin ser cierto a las visitas.- Agradecería que optáramos por las armas como último recurso. No quiero que el estudio esté escrito sobre la sangre del lugar.

Cargando editor
19/11/2019, 11:50
Daniel Dunham

Había amanecido bastante bien aquel día, quizá un poco más temprano por unos nervios que por entonces no habría expresado. Llegué a la cita a la mañana a tiempo y todos también se encontraban ahí. Sin mediar palabra, cogí uno de los rifles que el señor woodstock estaba enseñando.

Comprobar una arma era fácil, solo tenías que mirar todas las articulaciones: El cerrojo, el seguro, el gatillo… todo parecía deslizarse de forma suave y fácil. La mira parecía no estar descompensada pero eso no se sabría hasta que se disparase el arma. Si no eran nuevas, estaban muy bien cuidadas. - Perfecto - Dije parcamente.

Contrariamente al estado de las armas, el único camarote del barco no parecía estar pasando su mejor momento -Cojonudo - Dije irónicamente. Tuve la suerte de librarme del servicio militar cuando me declaré objetor de conciencia, pero en aquel momento supuse que era lo más parecido a ello. Dejé el petate y mis libros en la parte de abajo de la litera más alejada del baño comunal y me preparé para los siguientes días.

Cargando editor
19/11/2019, 13:59
Theodore Woodstock

El profesor Woodstock miró a Daniel con cierta sonrisa. Le entusiasmó por dentro que a Dunham le gustara el arma, pero en enseguida torció su cabeza hacia el resto.

Caimanes... bueno, no son anfibios, Luise -le dijo a la herpetóloga-, pero sí muy peligrosos. De una ristra de balas tal vez una o dos atraviesen su dura piel, pero seguro que todas les asustan. Como bien dice su marido, intentaremos no obstante no utilizarlas si no llega el caso.

Finalmente todos os instalásteis en aquel estrecho camarote con literas.

Notas de juego

Nota: en este juego tan minimalista, voy a poner una regla extra en cuanto a las armas de fuego, (únicamente), que implican el grado de su peligrosidad:

Fuera de combate: si se dispara un arma, el objetivo morirá inmediatamente si el resultado es un 1, 2. Para 3 o más, perderá un contador de estado únicamente. Ejemplo: disparo a un conejo (dif.4) y saco un 3 --> pierde un contador. / Disparo a un caimán (dif.4) y saco un 2, muere.

En un combate: cuando dos contendientes lucha, y uno dispara al otro, la víctima de daño de fuego morirá inmediatamente si gana la contienda por dos o más puntos. Si es sólo por uno, la victima pierde un contador de estado. Ejemplo: A lucha con un cuchillo contra B, una pistola. Si A saca un 4 y B un 3, éste pierde 1 contador. Pero si B saca un 4 y A un 1, éste muere.

Cargando editor
19/11/2019, 14:00
Director

* * *

Ese mismo día conocísteis, justo en el momento de partir, a otro hombre pertenenciente al barco. Era el Gustavo Pereira, capitán del Xiringueiro. Parecía un tipo alegre y simpático, orondo y con un prominente bigote sobre sus labios. Eso sí, únicamente hablaba portugués y algunas palabras del inglés. Por eso se comunicaba básicamente con Juanjo, pues el joven traducía lo que decía el capitán. Woodstock sabía algo de portugués tras su estancia unos meses en este país. Pero el resto... de momento sería difícil comunicaros directamente con él.

La vida en el barco, transcurridos los días, se hacía monótona, tal vez para algunos. Luise tuvo la suerte de encontrar en cubierta algunas especies autóctonas de anfibios, y pudo atraparlas en un bote de plástico que le proporcionó el profesor. Leonard supo de boca de Juanjo, pese a que sus palabras escaseaban, algunas historias míticas de los Awás, algo acerca de unos cuervos pertenencientes a las deidades nativas de Brasil (así como otras tantas informaciones de su vida cotidiana). Y quizá fuera un espacio de tiempo consdierado como perdido para Daniel, John y Jeffrey, pues allí no había demasiados divertimentos ni posibilidad de explorar el terreno más que con los ojos (y además las orillas de maleza alta no dejaban ver mucho más allá del borde del río). El caso es que pasaron seis días de navegación, y llegásteis remontando el Amazonas hasta el comienzo de uno de sus afluentes, el río Urubi.

Cargando editor
19/11/2019, 14:03
Henry Robins

¿Es ahí donde vive el Padre, verdad señor Woodstock? -le preguntó una tarde Robins al profesor mientras estábais reunidos en el camarote aguantando un terrible chaparrón-.

Cargando editor
19/11/2019, 14:03
Theodore Woodstock

Así es, -respondió Woodstock-, en breves llegaremos a la misión del Padre Enrique, donde el Xiringueiro atracará y nosotros podremos descansar -de esos seis días, se refería-. Allí nos reabasteceremos un poco y podremos charlar con el Padre. Por cierto... estaría bien que nos repartiéramos las armas de una u otra forma. Yo sé disparar, y Juanjo también...

Cargando editor
19/11/2019, 14:04
Henry Robins

... pero yo no pienso tocar un arma, profesor -interrumpió Henry-. La verdad es que nunca he disparado ninguna y no sé si podré hacerlo.

Cargando editor
19/11/2019, 14:04
Theodore Woodstock

Seguro que sí, aunque nuestros amigos -se refería a vosotros-, quizá quieran aportar su opinión en este tema. El peligro puede acechar en cualquier momento -y os contó una terrible historia de frío y nieve de cuando él estuvo en la Antártida, en lo que parecía haber sido su gran expedición-.

Notas de juego

Próxima actualización: viernes 22