Partida Rol por web

—Las manos contra la pared. ¡Rápido! —dijo mientras hacía un gesto con la escopeta indicando a cada uno su puesto en la pared, suficientemente espaciados.

Miró alrededor en busca de el resto de las armas. Se las habían quitado antes de encerrarles en esa pocilga así que tenían que estar por ahí. 

—Benny. Eh, Benny colega.

Mike se agachó sin dejar de vigilar a los dos hombres y dio un par de palmadas en la cara del pobre Benny que permanecía en el suelo. Una vez comprobadas las constantes vitales de Benny se acercó al tipo del puño americano y le puso la escopeta en la espalda.

—Así que tú te lo has cargado, ¿verdad? Lo justo sería que yo tomara tu vida por la suya, ¿no crees?

Los tipos se colocan contra la pared, sin decir esta boca es mía. Tomas las constantes vitales de Benny y aunque sigue vivo, no hay que ser ningún lumbreras para darse cuenta de que necesita asistencia médica inmediata.

Sabes algo de primeros auxilios, lo justo y necesario y... tal vez, sólo tal vez, podrías estabilizarle antes de llevarle a un médico. Lo que está claro es que ha recibido una paliza de muerte. Tiene la cara totalmente hinchada y seguramente a perdido la consciencia después de aguantar una buena tunda de golpes...

Encañonas al tipo por la espalda que te contesta friamente.

Bueno amigo... técnicamente no me lo he cargado pero es bastante blandito tu amigo... a los 4 golpes cantó como un canario... Respecto a la otra pregunta... El tipo paró unos segundos reflexionando, no demasiado antes de contestar...

Técnicamente no le he matado así que sería un tanto injusto que me matases, ¿no crees? No obstante puedes hacerlo, tienes un arma y estoy seguro de que estás deseando usarla pero debes creerme, matarme sólo te proporcionaría el placer de la venganza, de resarcir lo que le he hecho a tu amigo... Pero no creo que a mi jefe, el señor Moretti le hiciese mucha gracia amigo... y ten por seguro que su sentido de la venganza, es bastante amplio....

Mike sonrió fuertemente.

—Eres muy gracioso —dijo mientras le cacheaba.

Una vez hubo cacheado al pequeño, Mike se dirigió hacia el otro hombre para hacer lo mismo. Una vez terminado se alejó del hombre y se dirigió hacia Benny para tratar de reanimarle.

—Mira, vamos a hacer una cosa, un juego si quieres llamarlo. Yo te voy a hacer unas preguntas. Si la respuesta es correcta recoges las fichas y pasas a la siguiente pregunta. Si fallas, la banca gana y tendrás que golpear a tu compañero como has golpeado al mio. ¿Te gusta? ¿Apuestas?

Sin esperar una respuesta Mike empezó a preguntar.

—¿Por qué nosotros? —preguntó.

Esperó a la respuesta y negó con la cabeza chasqueando la lengua repetidas veces.

—Respuesta incorrecta. ¡Golpea! —dijo sonriendo—. No, así no, no creo que así hayas dejado inconsciente a mi amigo. ¡Golpea fuerte!

—Bien, siguiente pregunta: ¿qué te ha dicho mi amigo?

...

Scott salió a la carrera y trató de agarrar con fuerza la mano de la mujer... Pero fue inútil, su mano resbalo entre los suaves dedos de la chica. 

Scott, sin mirar atrás, sabía perfectamente que la pelirroja se había quedado en el suelo, totalmente atemorizada y, no podía reprochárselo... Durante la guerra había visto a hombre muy curtidos tomar la decisión de Isabella. Lamentablemente para ellos ninguno tuvo un final feliz y el enemigo le acribilló a balazos...

Mientrás corría Scott sólo pudo pensar que ojalá Isabella tuviera más suerte que aquellos pobres desgraciados...

Al tipo bajito no le costó más de dos golpes acabar con el grandullón. Dos directos a la mándibula y el tipo cayó al suelo como un saco de patatas.

El tipo bajo tenía, sin duda, mucho cuajo, ni se inmutó cuando golpeó a su compañero y respondió a tus preguntas de forma suave y calmada.

Vosotros porque conducíais el coche de Jimmy que, por lo visto, contenía algo que la banda de Panepinto quería tener a toda costa esa noche. De hecho el resto de sus matones se dirigían ahora al tinglado número 2 para cruzar algo de plomo con los hombres de Panepinto...

Sobre Benny... no era nada personal, sólo negocios, necesitaba información sobre en qué Tinglado estaban los hombres de Panepinto y el pobre Benny parecía el más pipiolo de los 3 hombres. La mujer era intocable. Obviamente esa preciosa cara no merecía ser marcada...

—Última pregunta —dijo Mike mientras se acercaba un par de pasos al tipo bajito—. ¿Dónde están mis cosas?

Una vez el tipo contestó Mike hizo un gesto con la punta del arma indicando al tipo que se metiera en la habitación donde les habían retenido anteriormente.

—Entra ahí.

Cuando el tipo hubo cruzado el umbral de la puerta Mike volvió a dar una orden.

—Quieto. Date la vuelta. Mirando a aquella pared.

En cuanto el hombre estuvo dándole la espalda, Mike le dio un fuerte golpe en la cabeza, lo suficiente para dejarle tranquilo unos minutos. Cerró la puerta y volvió a donde estaba Benny.

—Eh, Benny chico. Despierta.

A medida que los pasos y las voces se iban acercando, Isabella se fue encogiendo sobre ella misma, intentando no sólo fundirse con las sombras sino también paralizar un corazón que parecía hacer demasiado ruido. Sentía sus manos y su espalda sudoroso y el hedor de su ropa, después de haber pasado por las cloacas, se le metía por la nariz consiguiendo que unas inoportunas arcadas acudieran a su garganta. Se intentó tranquilizar, pausar su respiración y rezar en silencio... No quería ni imaginar lo que podría suceder si la descubrían, pero aún no lo habían hecho y, como siempre se dice, la esperanza es lo último que se pierde, quizás aquellos hombres no la vieran y pasaran de largo.

Isabella se había soltado de su mano. Si volvía a buscarla seguramente les descubrirían a ambos. Scott confiaba en que la mujer tuviera la suficiente sangre fría como para no moverse de donde estaba.

Dejas al tipo inconsciente encerrado en aquel almacén no sin que antes te contestase que vuestras armas o bien las tenían los dos tipos que van hacia el tinglado número dos o bien que fueron esos mismos hombres quienes las dejaron en vuestro coche.

No dejaba de tener cierta lógica lo que el tío decía dado que ese hombre bajito y con cara de pocos amigos sólo lo vistes ya dentro del tinglado y, no fue uno de los que os reventó el coche y os capturó.

No obstante consigues hacerte con dos pistolas que yacían en el suelo justo donde los hombres las dejaron cuando les encañonaste.

Lo de Benny... lo de Benny es otra historia... casi no tiene pulso y sabes que por mucho que lo animes, no va a despertar sino ve a un médico pronto...

Estabas decidiendo qué hacer con Benny cuando unos disparos te sobresaltan. 

Alguien está disparando... No demasiado cerca de ti pero sí en el puerto...

Scott sale corriendo a toda pastilla mientras que Isabella se acurruca pegada a la pared. De repente todo es confusión y escucháis gritos de varias personas.

¡¡¡Eh vosotros parad!!!

¡¡¡Capullos bajad las armas, me cagón la puta!!!

¡¡¡Mierda Steve, dispara joder dispara!!!

Los sonidos de las armas resuenan en vuestros tímpanos durante unos segundos que se hacen interminables.

Isabella, escondida entre las sombras, era incapaz de moverse y cuando las voces y los disparos comenzaron a resonar su única reacción fue taparse con fuerza los oídos, como si aquello la fuera a salvar de un disparo.

Sintió la quemazón subiendo por su pierna cuando la bala la alcanzó, y el calor de su sangre resbalando y empapando sus finas medias. No tenía fuerzas para gritar, aún no... pero en cuestión de segundos el dolor aparecería como una descarga y entonces su voz se uniría al coro de tiros y gritos que en aquellos instantes resonaban.

—¡Joder! —exclamó Mike alternando la mirada hacia la ventana y hacia el cuerpo de Benny—. ¿Y qué hago yo contigo ahora?

Las opciones se acumulaban en la cabeza de Growney. Sin saber cómo se había metido en una guerra que no iba con él y ahora le iba a costar salir. Casi por azar decidió cargar al hombro a Benny y tratar de sacarlo de aquel lugar. No tenía coche pero era seguro que dejar a Benny tirado ahí no era lo mejor para aquel hombre.

Mike salió con Benny al hombro y escrutando las sombras... Los sonidos de tiros inundaban el puerto e instintivamente Mike tomó la dirección contraria...

Isabella y Scott tendrían que apañarselas solos...

La pelea estaba en su punto álgido. Aquellos tipos se estaban disparando sin piedad y poco importaba que Isabella estuviese en medio...

Esta vez los tipos que estaban detrás de Isabella estaban afortunados... Sus disparos dieron de lleno en los dos tipos de delante sin que éstos pudieran hacer nada por evitarlo.... Uno de ellos falló su disparo que se incrustó en la pared en la que Isabella se encontraba apoyada... Se había librado por muy poco, esta vez... El otro tuvo peor fortuna y su arma se encasquilló....

Corres como alma que lleva el diablo en dirección a la salida del puerto... Llevas recorridos unos 200 metros cuando escuchas un caminar lento y pesado... así como unos jadeos, similares a cuando un estibador acarrea un fardo pesado... Está cerca y casi estás convencido de que cuando dobles la esquina te vas a encontrar con alguien.

Scott paró de correr y se preparó con los puños en ristre esperando a ver quién iba a girar las esquina. Si era uno de esos matones le incrustaría la nariz en el cerebro.

Estaba tan aterrorizada que apenas era consciente de la sangre que manaba de su pierna ni del punzante dolor que subía por ella. Se encontraba encogida, muerta de miedo, mientras las balas seguían silbando a su alrededor. Lanzó un pequeño grito cuando las esquirlas de la pared, al impactar uno de los proyectiles, saltaron sobre su cabeza llenando su pelo de polvo.

No se atrevía a mover de allí. Era consciente que no llegaría demasiado lejos arrastrándose, ya que corriendo o tan siquiera caminando sería imposible. Así que permaneció todo lo quieta que pudo, encogida sobre ella misma y con los brazos cubriendo su cabeza.

En algún momento terminará... Fue lo único que pensó.

Avanzas lentamente debido a la carga de Benny. Aún así llevas un buen ritmo y piensas que podrás salir del puerto sin excesivos problemas.

Sin embargo tu sorpresa es mayúscula. Cuando doblas una esquina te ves sorprendido por un tipo con los puños levantados, listo para golpear. Encañonas al individuo y, entrecerrando los ojos consigues distinguirlo. 

¡¡¡Es Scott!!!

Mike dio un respingo y luego miró con consuelo a Scott. Todavía tenía el arma apuntándole y siguió así durante mucho tiempo mientras lograba estabilizar el pulso.

—¡Joder! Pensé que era otro de esos... no se como llamarlos —exclamó—. ¿Dónde está la mujer?

Por fin guardó la pistola y avanzó hacia Scott ofreciéndole un brazo de Benny para repartir la carga.

—Vamos, o nos damos prisa o este no lo cuenta.