Partida Rol por web

Vuelves a la posada sin ningún incidente reseñable. Carl no está, así que atas a Canuto a un poste del exterior para que lo recoja cuando se haga de día y te acuestas después de rezar tus oraciones.

La mañana siguiente amanece con tranquilidad: varios gallos suenan a lo lejos y el pueblo empieza a despertarse. Salvo algunas malas caras aisladas, nada hace suponer que ocurre nada especial en este poblado.

Sandra está haciendo trabajar como a esclavos al posadero y la camarera: además de alojarse directamente en la habitación del dueño del local, ha pedido mobiliario nuevo (que ellos dos deben transportar) y vuestro desayuno se retrasa porque el de Sandra esta servido en cubertería nueva y con alimentos nobles. Jack bosteza ligeramente, Bertoz desayuna sin miramientos y Daniel, algo más recuperado (pero no en perfecto estado), come en silencio.

Me siento junto a los guerreros, y con una sonrisa, les comento:

-La que estáis liando, jajajaja. -mientras espero el desayuno les digo- ¿algo interesante ayer por la noche?

Buenos días joven clérigo, me temo que no tengo buenas noticias para ti…

Aslaw baja la voz, aunque no cree que nadie esté pendiente de ellos, al fin y al cabo, las “excentricidades” de Sandra son una distracción de lo más beneficiosa.

Anoche patrullamos las calles de la ciudad y mi buen amigo Jack vigiló la Iglesia. Lamentablemente nuestros esfuerzos fueron totalmente infructuosos y decidimos suspender la vigilancia para poder descansar y así aprovechar mejor el día.

¿Qué tal os fue a ti y tu perro?

Miré hacia un lado, y luego hacia otro.

-Pues yo no estoy seguro, pero... me parece que encontré una pista. Fui a desenterrar a la criatura, y bueno, no fue muy agradable. Después, decidí ir con mi perro por el busque, y llegados a un punto, este se negó a seguir adelante. No por cansancio, sino por miedo. Su estado nervioso le impedía avanzar.

En voz baja, le digo:

-Igual sería conveniente hacer una batida esta noche en conjunto por esa zona. No es seguro que lo que fuese continúe en ese sitio, pero un principio, es un principio. Yo no temo a ir solo, pero si puedo ayudar a que el amor te sonría, te ayudaré. Lo que me parece que no convendría ser muy ruidoso, no sabemos a que nos vamos a enfrentar... Si os va bien, después de cenar, sería un buen momento para quedar. Yo aun necesitaría hacer una visita la herrero, hablar con mi contacto, y descansar para que por la noche esté bien despierto.

Aslaw asiente con la cabeza a todo lo que dice el joven clérigo. La verdad es que él ha tenido más suerte que ellos y quizá merezca la pena hacer esa batida.

Mira a todos sus amigos, incluida la "tan ocupada" Sandra y en el mismo tono de voz que el clérigo dice:

Yo estoy de acuerdo contigo y te acompañare en esa batida. Mis amigos son libres, si quieren, de seguir otras pistas. Yo al menos te acompañaré.

Al escuchar al guerrero, le comento:

-Me alegro entonces. Ahora iré a visitar a mi contacto. -mientras me levanto, le digo- Nos vemos después de la cena en esta misma mesa.

Perfecto, aquí te esperaré joven clérigo...

Salgo en busca de Carl, a ver si ya ha llegado. Paso a su despacho, y comienzo a explicarle:

-Carl, me gustaría que hablases positivamente de mi al herrero, ya que por una causa aliena, estoy sin un arma que merezca la pena. Estoy acostumbrado a utilizar un mandoble. Ayer, cuando salí con el perro, hubo unmomento, en el que me parece que encontramos algo, pero la terquedad de este, no me dejó avanzar. Esta noche saldremos en busca de lo que fuese, y me gustaría ir bien equipado.

Carl no te deja terminar tu discurso:

- Pero, ¿¡estás loco!? ¿Qué haces a plena luz del día aquí? ¡Rápido, sal por la puerta de atrás y desaparece algunos días!

Al ver tu cara de sorpresa, añade mientras corre acompañándote a la trastienda:

- Señor, ¿no se ha encontrado con ninguna turba por el camino? ¡La suerte no le durará mucho! En la primera hora de luz encontraron un cadáver descuartizado cerca de donde le dejé, ¡y los hombres del pueblo les echan la culpa por salir de noche, así que no creo que se anden con delicadeces aunque yo intente convencerles de que usted no ha hecho nada! ¡Le buscaré en el sur dentro de unos días!

- ¿Quién le ha dado el mando al clérigo? -pregunta Sandra adelantándose a Bertoz cuando Kilder se va.

- En todo caso te seguiremos, Aslaw. Tú eres el héroe -dice Daniel.

Apenas unos minutos después llega a la posada, sin previo aviso, un grupo de aldeanos portando armas improvisadas y antorchas (a pesar de que ya es de día). Se paran delante de vosotros en actitud agresiva:

- ¡Ahí están esos desgraciados!
- ¡¡Malditos!!
- ¡Largaos!

- ¡Escuchadme bien! ¡Vais a pagar caro la muerte de Cedric, maldita sea! -dice el más avanzado, que parece liderar al resto.- ¿¡Por qué no os quedasteis de noche encerrados como se os dijo al llegar a nuestro pueblo!?

En realidad nadie os avisó de eso en concreto, aunque Joseph insinuó algo parecido. El tabernero, en el fondo de la habitación, aprovecha para cerrar su puerta con cara de susto; tal vez era su obligación poneros al día, pero ¿como funcionaría una taberna diciendo a sus clientes que el pueblo está maldito?

- ¡Thomas, ¿hace falta que hablemos?! ¡Si tal vez fueron ellos los que descuartizaron a Cedric anoche!

Observo anonadado a carl, y le digo:

-Pero eso es una mentira, yo no he hecho nada.

Sin dar mas excusas, salí corriendo de allí, mientras pensaba:

Debería dejarles abandonados a su suerte, y que lo que sea que les ataca los mate a todos. -luego reflexioné, y pensé en la madre de la chica secuestrada- Pobrecilla, ella no tiene la culpa. Me ocultaré el tiempo necesario, y luego seguiré investigando, ahora tengo el aliciente de demostrar mi inocencia...

¡¡¡Máldita sea Sandra!!! Nadie le ha dado el mando al clérigo, pero él encontró al menos una pista y nosotros nada... Aunque claro quizá si tú y Daniel os levantaseís de la cama para algo más que no sea comer y cambiar la decoración de la taberna no estaríamos teniendo esta conversación ¿no crees?

Aslaw empezaba a estar un poco cabreado con las actitudes de algunos de sus compañeros y su tono lo delataba. Quizá la conversación hubiese ido a más pero la entrada de los aldeanos terminó de amargarle el día a Aslaw....

Disculpad nobles habitantes de esta villa. Mientras decía esto Aslaw se ponía de pie separando las manos del cuerpo para que esas buenas gentes viesen que no deseaba pelear y mientras miraba a sus compañeros con gesto serio para que le siguiesen en su acción de no portar las armas.

¿Encerrados? ¿de noche? Nadie nos dió ninguna regla de actuación y desconocíamos vuestras costumbres en este sentido. Lamento mucho la pérdida de vuestro amigo. ¿Podeís decirnos cómo y donde murio?

Nos acusaís de descuartizar a un hombre pero nuestros aceros están límpios de sangre desde hace más tiempo del que llevamos aquí...

A pesar de estar a plena luz del día, sabes moverte entre los edificios de forma más o menos oculta. Tampoco ves mucha gente por la calle: seguramente la mayoría se ha reunido en un punto, tal vez la posada.

- ¡No se os acusa de matar a nadie directamente! ¡Pero no salimos de noche para que ocurran estas cosas! -dice Thomas.

- ¡Thomas, eres muy blando, seguro que han sido ellos!

- ¡Maldición, no vayáis de salvadores!

Va a ser difícil convencerles de que no habéis hecho nada malo. En la mesa, Bertoz y Sandra comienzan a impacientarse y estás seguro de que si abren la boca será para peor...

Salgo por los edificios, escondido entre las sombras y escapando de aquel pueblo.

Me dirigiré hacia el pueblo mas cercano, espero que Canuto esté bien...

En serio señores, nadie nos puso al tanto de nada y mucho menos de que si se nos ocurría salir por la noche alguien sufriría las consecuencías de nuestros actos...

Me siento en la mesa... totalmente hundido y consternado...

No queremos ir de salvadores de nadie... sólo queremos hechar una mano...

Si lo hubiesemos sabido, hubiesemos... hubiesemos hecho las cosas mejor....

¿Porqué nadie nos advirtió, porque nadie nos explica que demonios está pasando aquí...?

Cuando estoy saliendo del pueblo, entrelazo las ideas, y se me ocurre una...

Ya se donde puedo esconderme, y seguir saliendo por las noches a investigar, aunque el problema del mandoble aun lo tengo. Me iré a la casa de la madre de Allison, así podré cuidarla.