Partida Rol por web

-Primero acabemos con esto...

Esta bien joven sacerdote, si deseas iniciar el interrogatorio no seré yo quien te lo impida... adelante...

Sandra mira a Aslaw algo avergonzada:

- ... En realidad había disparado antes, pero he fallado varias veces.

El arquero sigue gritando de dolor y Bertoz ayuda a Jack a sostenerse en pie.

-En el pueblo no estoy bien visto, así que intentaremos sonsacar información a los enemigos, y luego os curo. Lauralan es sabia, y tanto sabe curar, como hacer daño a los herejes -digo de forma seria- ayudadme, traed un caballo y una cuerda. E id preparando una pira, por si fuese necesario...

Ato un brazo del arquero malherido a un árbol, y el otro a la silla del caballo. Le doy unas bofetadas para que se despierte, y me encaro directamente a el.

-Guerreros, os aviso que esta es la parte mas desagradable de mi trabajo, si alguien cree que no va a poder verlo, que se de la vuelta y comience a hacer la pira, o cuide un poco de los otros guerreros abatidos. -cojo al arquero por la barbilla, y le digo- Arquero, se que sobrevives en este mundo gracias a tus dos brazos... ¿quieres mantenerlos en su sitio?, ¿quién os ha enviado? ¿quién os ha hechizado?, responde, o con una simple palmada al caballo, dejarás de tirar flechas a traición... recuerda que sabré perfectamente si mientes, y que te queda muy poco de vida si no te salvo... -clavo mi mirada en la suya, mi semblante apacible había desaparecido por momentos-

Aslaw se dirige lentamente hacia los caballos. Los coge de las riendas y los dirige hacia el sitio donde Kilder tiene planeado realizar su "trabajo".

Joven clérigo, desconocía yo la faceta más sádica de los clérigos... ¿Estás seguro de que esta es la mejor opción de sacar información?

Por otra parte... mis amigos están heridos... y alguno de gravedad... Ya que tenemos este "asunto" totalmente controlado, ¿no sería mejor que los sanases antes que ellos?

Me gustaría conservar a mis amigos de una pieza....

Miro a Aslaw muy serio, y le replico:

-Caballero, estás a punto de ver algo excepcional, esto que voy a hacer aquí, normalmente se hace en las catacumbas de nuestras iglesias, alejada de curiosos. Se nos entrena para esto, no para ir celebrando bosas y bautizos. Un hechizado, o un brujo, sólo tiene dos formas de salvarse, adoptando la fe ciega de Lauralan, resistiendo en vida a lo que tu llamas "sadismo", y renegando a ese poder tan maléfico haciendo un sacrificio, o morir expiando todos sus pecados. Si no quieren ninguna de las dos, acabarán en una hoguera.

Con los ojos desorbitados, le informo a su segunda pregunta:

-Lo principal es acabar con la herejía, os podré curar luego mas tranquilamente. Si se escapase alguno de estos, sería imperdonable...

Bajo tu responsabilidad joven clérigo, si algo les pasa a mis amigos... Te haré directamente responsable, a tí y a Lauralan...

Toma tus caballos y termina ya con esto para que puedas curar a mis amigos.

Termino los preparativos, y cojo al reo de la barbilla mientras le digo:

-No me lo pongas difícil, bueno, mejor dicho, no te lo pongas difícil...

El arquero siente peligrar seriamente su brazo abierto por la flecha, mientras le chorrea su propia sangre en la cara y el cuerpo. A pesar de todo, por ahora parece aguantar, no como hombre, sino apoyado por su entereza no natural. Aún así, no parece que vaya a resistir mucho tiempo...

Sandra mira la escena con curiosidad creciente y Bertoz no parece hacerle ascos, aunque tampoco le guste especialmente.

Aslaw se acerca a Kilder, posa su mano sobre el hombro del clérigo y le dice:

Joven clérigo, acaba ya con esto, mi amigo Jack está bastante mal y necesita cuidados ¡ya! Termina con el arquero y cura a mi amigo o termina con el arquero y devuelveme el caballo para que pueda llevar a Jack al pueblo y que alguien le atienda, cualquiera de las dos opciones me vale.

Sin escuchar a nadie, clavo mi mirada en los ojos del apresado.

-Hereje -digo entre dientes mientras un chorro de saliva resbala por mi barbilla-

El grupo de Aslaw presencia una escena horrenda: los dos enemigos capturados y heridos ambos en un brazo quiebran su voluntad ante el empuje de Kilder. Con gritos silenciosos debido a su rápida agonía los hombres articulan frases inconexas referentes a un ser, probablemente una bruja, que tiene planes para estas tierras, y a la que servían mitad por miedo mitad por ganancias que recibían. También hablan de que controla a una quimera que puede volar, y con la que secuestró a una chica sin dejar el más mínimo rastro. Por último comentan que, ante la llegada de tantas nuevas caras, les había pedido que no dejarán entrar a nadie nuevo en la ciudad, y cuando los dos hombres que han llegado al pueblo se han negado los han matado, aunque han dejado que el comerciante llevara los cuerpos siempre que luego abandonara el pueblo.

Los dos bandidos quedan colgando de un brazo (el otro, el que tenían antes herido, apenas se mantiene junto), empapados de su propia sangre y la de su compañero y con multitud de moscas que empiezan a arremolinarse ante ellos, a pesar de la presencia de otros cadáveres y de los caballos, que también se han manchado en el proceso. Aún así no están muertos, aunque tal vez eso sea para mal...

Daniel llama a Aslaw:

- ¡Tenemos que llevar a Jack a un médico ya! -dice mientras se dirige con el anteriormente alegre noble entre los brazos hacia uno de los caballos.

Aslaw recoge a Jack, lo monta a lomos de uno de los caballos.

Daniel, sube y lleva a Jack al pueblo... A no ser que el gentil y dulce clérigo tenga a bien ayudar a mi amigo...

-Esperad, curaré al chico.

Mientras le voy curando, voy recordando las palabras de los reos.

Malditos sean todos, arderán bajo los ojos de Lauralan... aunque la chica que busco, puede que esté viva, y eso me alivia mucho. He de encontrarla.

-Decidme quién necesita mas curas. Y los otros, recoged el metal de todos los enemigos, id al herrero y que me fabrique un mandoble. Con este cuchillo -miro mi espada corta- no voy a poder hacer nada si nos atacan enemigos mas fuertes.

A pesar del temor con el que Daniel mira a Kilder atender a Jack (no obstante acaba de lisiar hasta el borde de la muerte a dos hombres), con unas rápidas maniobras alrededor de la parte herida, el abdomen, logra un magnífico trabajo. Jack, aún con aspecto exterior bastante malo, parece a salvo, pero sería mejor que estuviera supervisado durante varios días por un galeno y por supuesto, en absoluto reposo.

Mientras, Sandra se acerca a Kilder:

- Señor clérigo, no sé como ha quedado Aslaw con el alcalde, pero nosotros tampoco estamos bien vistos en el pueblo. No creo que podamos conseguir un mandoble de esa manera... -ahora que Kilder se fija, la riqueza exhibida por Sandra roza lo absurdo: tiene las flechas recubiertas de plata.

- Bueno, si a nadie le importa, voy a rematar a estos desgraciados -dice Bertoz acercándose cuchillo largo en mano a los dos bandidos todavía vivos.

Miro a Sandra, y le digo:

-Puede que te interese hacerte sacerdotisa de Lauralan... no tenemos celibato ni escrúpulos. Me parece que serías buena en esto...

Escucho a Bertoz, y le dejo que haga mientras le recuerdo:

-Sería conveniente descuartizarlos y quemarlos... nunca se sabe hasta donde ha llegado la infección.

Miro al guerrero y le digo:

-Si necesitáis mas curas, yo puedo, sin ningún problema. Y si me podéis conseguir el mandoble, estaría muy agradecido caballero...