Partida Rol por web

Kadlo se concentró en la electrónica del mecanismo de la puerta. Aunque había visto muchos mecanismos, digamos que la electrónica no era lo suyo. Empezó a cambiar piezas, realizar puentes, ...., todo lo que se le ocurrió y le parecía correcto. Empezó a pasar tiempo, y los resultados no aparecían. Fue entonces cuando tocó un puente que acababa de hacer cuando se produjo el sonido esperado, ..., la puerta acababa de abrirse.

Vino primero Erasmus a felicitarlo. Kadlo se levantó inmediatamente cómo sino le diese importancia al asunto.

- Vamos dentro. Tengo ganas de acabar con esto.

Despertando de su ensimismamiento, que seguramente fue debido al miedo cerval que le producía aquella situación, corrió a situarse junto a los demás. La puerta estaba abierta, y la negrura manaba de ella. El duros se había ganado el respeto de los demás con su pericia con la electrónica. Talram, aun medio atontado, simplemente pudo sonreír al recluta. La voz no le salía. Quizás los demás pensaran que era un cobarde, y aunque eso no era cierto, tampoco era cierto que fuese bravo y aguerrido,, al menos no en el campo de batalla. Sin embargo dio los pasos necesarios con los otros, rifle en mano, para adentrarse en su objetivo. Marchaba al final, mirando a todas partes sin ver nada más que lo poco que iluminaba las pequeñas antorchas incorporadas en el traje de combate.

Por fin las puertas se habían abierto. El durosiano había triunfado ahí donde él sólo había hallado un galimatías, pero todavía era demasiado pronto para cantar victoria. Ante ellos se abría un oscuro pasillo de incómodo silencio. Rápidamente, Tin salió de detrás de la roca donde se había apostado. Con el bláster bien aferrado, se fue aproximando sin perder de referencia la al entrada al búnker.

- Tal vez deberíais mirar que no haya ninguna trampa en la entrada.- se apresuró a añadir el recluta instando a Kadlo y Erasmus a que no entraran a la brava en aquel lugar.

Todo aquello era muy extraño. Estaban allí y todavía no habían encontrado oposición, pero algo le daba muy mala espina al joven descendiente de casta militar...

En fila de a uno y con el bláster preparado, los reclutas iniciaron la incursión en el búnker. No estaba del todo oscuro, al final del pasillo se veía un tenue brillo que a medida que se acostumbraban les permitía caminar sin tropezarse... Pues el suelo no estaba exento de obstáculos. Hacia la mitad del pasillo empezaron a ver los cuerpos de varios soldados de asalto inertes en el suelo. Los impactos de láser eran evidentes en la armadura de combate y decía muy a las claras cual fue la causa de la muerte de los caídos.

Más espeluznante fue la visión de uno de aquellos hombres que al parecer andaba sin armadura por aquella zona cuando se produjo el ataque... Pero el ataque de quién? O de qué? Era difícil de averiguar a primera vista. Aún no habían alcanzado el final del pasillo cuando unos servomotores empezaron a silbar y en cada esquina del pasillo se alzaron unos blásters automáticos.... La defensa típica de un pasillo... Y probablemente la causa del fin de los soldados. Ya fuera por un error en los códigos de seguridad o por sabotaje, idea inverosímil pero no descartable, aquellos blásters se dispararon por error sobre tropas imperiales.

Igual que estaba sucediendo en aquel momento....

El espectáculo era macabro... completamente dantesco. Una multitud de cadáveres se apilaban en el pasillo, con sus blindajes acribillados por armas láser, pero su disposición no mostraba con claridad por dónde había discurrido la fuerza opositora. Abstinius intentó avisar a sus compañeros de la posibles trampas o sistemas de defensa del búnker, pero cuando staba a punto de finalizar su advertencia, un conjunto de blásters automáticos se activaron con la intención de hacerlos picadillo.

- ¡¡Qué demonios sucede aquí!!- pensó en una milésima de segundo, al tiempo que sus ojos localizaban el panel de control de tales armas.

La apuesta era muy arriesgada, pero ya no podía hacer nada. Se hallaba en en foco de los cañones y en breve intentarían freirlo a blasterazos. Respiró hondo y pensó que aquello era un entrenamiento rutinario más. No había cabida para el miedo en el joven recluta.

Su casta no lo permitía.
 

Kadlo contempló la matanza que se había producido en el interior del búnker. Y más que horror le supuso curiosidad: ¿Qué es lo que ha sucedido aquí dentro?; se preguntó mentalmente.

Entonces la respuesta vino hacia él en forma de blásters automatizados. Lo siguiente ocurrió en un instante de segundo: intuyó que Tin se iba a desplazar hacia el panel de control, por su posición agazapada; con lo que apuntó hacia uno de los blásters automatizados y disparó hacia él.

Erasmus entró junto la resto de compañeros dentro del búnker, intentando ver algo en aquella oscuridad. La situación no le gustaba en absoluto. Iban derechos a lo desconocido, y a favor de la luz. Su silueta se recortaba fácilmente contra la luz del exterior. Serían un blanco fácil si alguien les estaba esperando. 

El soldado iba concentrado, intentando escuchar cualquier sonido que pudiese delatara sus posibles enemigos. Pero no conseguía concentrarse. Las palpitaciones en la pierna, debido a la mina que había pisado, se había ido incrementando en la última media hora. Necesitaba con urgencia unas vendas. Finalmente se agachó para pasar la mano sobre la herida para comprobar que todo seguía en sus sitio, cuando de repente, unas luces rojas inundaron el pasillo, seguido de un fuerte ruido. El sonido de un blaster. Cuando Erasmus quizo darse cuenta, yacía nuevamente en el suelo. Un disparo le había alcanzado.

-JODER!!!Me cago en la puta que amamantó a los Hutt!!!! Quien cojones nos dispara!!!!!

Sin tiempo de preocuparse por las nuevas heridas recibidas, intentó como pudo parapetarse detrás de un recoveco que había localizado cerca de el. Se arrastró como pudo, y se escondió detras. Observó como Kadlo disparaba contra los enemigos, mientras Tin avanzaba furiosamente hacia la fuente de los disparos. En ese momento consiguió ver que los enemigos no eran tales, sino unas torretas que algún mendrugo había toqueteado y jodido, y parecía que disparaban a todo lo que se movía. 

Por desgracia Erasmus no se encontraba bien. Este último disparo, sumado a la mina que había pisado, habían hecho mella en él. Se avergonzaba de tener que ocultarse en aquella situación, pero las circunstancias lo requerían.

-Lo siento muchachos!!!!! No pudo ayudaros. Me han dado. 

Un acceso de rabia se apoderó de él mientras decía estas palabras. La primera vez que entraban en combate y tenía que perdérselo......

El agudo silbido de las rafagas blaster dieron la bienvenida al grupo de novatos, y el sistema de defensa automatica escupia su descarga de muerte a la velocidad de la luz. Una linea anaranja fuedirecta hacia Talram, siseando como una sierpe trandoshana. El joven ex-senador por instinto, saltó al suelo aferrando el blaster como si fuese su hijo, agachando la cabeza y apretando los dientes. Gracias a los astros que el casco ocultaba su rostro, pues de otro modo sus compañeros hubiesen visto una cara pavorosa en las hermosas facciones del noble.

El caos se desató en el pasillo. En cuanto los blásters automáticos se activaron los reclutas reaccionaron rápidamente. Tin se abalanzó hacia delante para acercarse al panel de control mientras Kadlo disparaba a uno de los ingenios diabólicos para cubrirle. Su certero disparo destruyó por completo el aparato. Pero antes un par de haces de energía se dirigieron con impecable precisión hacia el aspirante a piloto, que lanzó un quiebro que evitó uno de ellos pero le acercó peligrosamente al otro. Por suerte iban bien equipados y el blindaje hizo su trabajo desviando el láser.

Por otro lado Erasmus se lanzaba al suelo consciente de que su situación podría ser un impedimento para los demás y se intentaba apartar así de la acción. Un rayo de energía le pasó rozando el cuerpo pero sin llegar a impactarle. Suspiró aliviado aunque siguiera en zona de peligro.

Talram también se movió rápido, quizá un inusitado instinto de supervivencia le ayudó porque el disparo no encontró su cuerpo... Apretaba el rifle bláster con tanta fuerza que los nudillos se le habían puesto blancos... y ahora qué? seguía moviéndose cual pollo sin cabeza y confiar en ellos para evitar más impactos? ¿O se decidía por disparar el arma?

La mina había pasado factura a Erasmus. No podía prácticamente hacer nada. Vio la situación a la que se enfrentaba Tin, y volvió a avergonzarse, el jamás se habría comportado así en esa situación. Y aquella herida tampoco lo volvería ha hacer. En un acto de irracionalidad, Kruegher se levantó del suelo y salió corriendo en dirección a las torretas, ya que una había reventado por el certero disparo de Kadlo. Sólo quedaba una en activo, y Erasmus esperaba ofrecer un nuevo blanco para que Tin llegase hasta el panel de control y desactivase la que quedaba.  

Puede que no pudiese ayudar en su situación por activa, pero por lo menos lo intentaría por pasiva. Mientras corría hacia ellas, comenzó a agitar las manos e increpar a las máquinas, con la esperanza de que aquello captara su atención:

-Eh!!!! Estúpido trozó de hojalata!!!! Aquí!!! Mira que disparó más jugoso!!!!!

Tin vio como el primer haz iba directo al pectoral de su blindaje. Como un impulso innato, rodó por el suelo evitando ser alcanzado por la primera descarga láser, pero al levantarse, contempló como otro disparo iba directo a su hombro. Esta vez no tenía tiempo suficiente para librarse del impacto, con lo que guiado por su instinto, decidió agacharse para evitar el mayor daño posible. El láser zumbó muy cerca, lamiendo la superficie de la hombrera. En ese instante notó mucho calor en la escápula, pero por suerte, estaba indemne... 

Sin perder un segundo, corrió hasta el panel. Con un golpe seco extrajo el frontal y topó con una variada gama de cables y circuitos. Sopesó con un vistazo general lo que tenía ante él. Deseaba que sus compañeros lo cubrieran, pues allí era un blanco fácil para los endemoniados blásters de las torretas, pero nuevamente no había espacio para la duda... Su deber era enfrentarse al panel. Sólo así conseguirían salir vivos de aquel pasillo letal...

El tiempo pasó rápido, demasiado rápido. Por suerte para ellos parecía que el primer asalto habían cobrado ventaja: 1 láser destruido, ellos sin sufrir daños y posicionamiento a su favor (Tin había llegado al panel y ya estaba trasteándolo). Tenían que seguir eliminando esas molestas defensas, no se podían arriesgar a que el panel estuviese manipulado a efecto de no poder desconectarse o ser muy difícil la tarea.

Kadlo se arrodilló en un lateral del pasillo, aunque seguía siendo un blanco perfecto al no poder encontrar una esquina u objeto en el cual parapetarse, y volvió a apuntar con su rifle bláster a un nuevo objetivo. Era consciente de que se estaba arriesgando a recibir un impacto que su traje no pudiese soportar, pero tenían que arriesgarse o sufrir un daño mayor.

Kadlo disparó, pero como premonición a su expuesta posición, un destello pareció trazar una trayectoria hacia él ....

El haz concentrado paso a escasos milimetros del joven y noble recluta, haciendo que este suspirara para sus adentros, sudando a mares dentro del casco. Un oculto mecanismo se activó en su cabal cerebro, quizas fruto del entranamiento reciente. Sin pensar en su propia seguridad, y viendo que Tin se lanzaba pasillo abajo en pos del panel, Talram, rodilla en tierra, apuntó con el rifle y descargo una rafaga contra uno de los sistemas automaticos. Debía cubrir a Tin fuese como fuese, o pronto serían carne humeante envasada en un traje blindado.

En un arrebato de bravura, fruto de la tensión del momento, Talram hincó la rodilla en tierra y se concentró en recordar como mantener la respiración mientras apuntaba. Fijó un objetivo, inspiró y disparó... Otro láser automático explotó soltando varias volutas de humo no sin antes expulsar un último rayo de energía dirigido hacia un alocado Erasmus...

La situación podría haberse tildado de cómica si no fuera porque aquellos blasters automáticos amenazaban sus vidas... pero si salían de aquella sería una buena anécdota que contar con unas cervezas en la mano. El disparo impactó en el recluta pero de nuevo la suerte le sonrió, aunque la armadura también tuvo su parte de culpa.

Una armadura que también fue capaz de desviar los disparos dirigidos a Talram y al durosiano, que tuvo que ver como su intento de destruir otro de los dispositivos se quedaba en nada por escasos centímetros.

Ajeno a toda aquella vorágine de disparos, Tin se colocó ante la consola central y empezó a aporrear teclas tratando de descifrar el código de seguridad que anulase la orden de iniciar el protocolo de defensa. El aspirante a piloto fue recorriendo pantallas hasta que acertó con el código y los láseres se desactivaron ipso facto. Tin suspiró de alivio.... y los demás también.

La sala redonda que seguía a continuación tenía varios paneles de control desactivados, algunas sillas desperdigadas y nada más. Al otro lado una puerta blindada les indicaba el camino a seguir...

Un golpe de suerte sonrió al joven Tin. Tras unos segundos destripando cables  e intentando averiguar un bypass salvador, los blásters de las torretas quedaron inactivos. Abstinius había arriesgado su pellejo, pero el fruto de dicho acto había sido una leve victoria. El grupo había actuado con rapidez y habían respondido de forma contundente a la contingencia hallada.

- ¡¿Estáis todos bien?!...- preguntó el cadete respirando aliviado, mientras volvía a echarse al hombro su rifle. - Debemos continuar...-  añadió mirando de reojo a la sala que se acababa de abrir ante ellos.

Ya en el interior, todo era un desorden. Sillas volcadas, paneles inutilizados... ¡¡Un auténtico caos!!. Tin caminaba con pies de plomo mientras ojeaba a un lado y a otro. Ya no se fiaba ni de su mismísima sombra... ¿Por qué las propias defensas del búnker habían reaccionado hostílmente contra las fuerzas imperiales?...

¡¿Creéis que esto lo haya podido provocar un virus en el sitema defensivo?!...- Evocó el muchacho mientras sus pasos lo llevaron hasta la puerta blindada que se cerraba ante ellos.

A Erasmus me pitaban los oídos. Una descarga láser había impactado en su pecho, pero por suerte el traje había hecho su trabajo. Para su desgracia, su maltrecho cuerpo no había podido aguantar esa nueva sacudida, y con un golpe sordo, voló hacia atrás y cayó nuevamente al suelo. Aquello empezaba a convertirse en un mal vicio. 

Lentamente se fue incorporando como pudo. Le dolía todo el cuerpo y poco a poco iba volviéndole el sonido a los oídos. Escuchaba hablar a uno de sus compañeros, pero no distinguía bien quien era, pero pudo oír lo que decía. Querían continuar. 

-Muchachos, no es por aguaría la fiesta, pero encontrar un botiquín o un medi-kit sería todo un detalle. Esta pierna me está dando muchos problemas, así que si pudiésemos encontrar uno, os estaré eternamente agradecido....auch!!!! Estaré de acuerdo en avanzar, pero de poco os serviré si no consigo poner esta pierna nuevamente en funcionamiento. 

Hablaba con sus compañeros mientras utilizaba el rifle láser para levantarse del suelo. Estaba jodido. Pero en las minas, aún había estado peor......

Nuevamente la situación fue una especie de caos total, aunque hubiese un nimio orden en las acciones. Por suerte para Kadlo, y también para el grupo, no hubo que lamentar quebrantos y/o lamentos. Kadlo tenía en el objetivo otro láser integrante de la defensa del complejo. Pero en ese instante el láser disparó contra él, e impactó en su hombro. El impacto no tuvo consecuencias gracias al traje, pero el impacto desvió su disparo y este fue a estrellarse a escasos centrímetos de su objetivo real.

Mientras Kadlo maldecía en silencio su suerte, Talram se encargaba de eliminar otro peligroso láser, y sonrió para sus adentros, ..., estaban en superioridad numérica, ..., 2 contra 1, ..., aunque la situación seguía siendo peligrosa. Kadlo volvió a apuntar a uno de los dos únicos láseres que quedaban, y entonces sucedió: los láseres quedaron inertes. Kadlo buscó con la mirada a Tin, que justo se volvía en ese instante hacia ellos, y aunque no podía ver su rostro por el casco, adivinó su sonrisa; gracias a la providencial actuación de Tin estaban salvados.

Erasmus habló en ese instante. Pero no tenían nada de lo que él comentaba, con lo que no les quedaba otra:
- Miremos dentro. A lo mejor queda algo para curarte.

Entró después de Tin a la sala, rifle bláster en mano, y apuntando a todo objeto de la desordenada sala. Atento a lo que pudiese estar acechando en este ...

Los corazones de los reclutas volvieron a latir con normalidad a los pocos minutos. Se habían llevado un buen susto aunque salieron indemnes del lance contra aquellos malditos lásers autonómicos. La única señal visible del ataque eran algunas quemaduras superficiales en los blindajes de los soldados.

Después de recuperar la compostura el objetivo estaba claro. Al fondo de la sala había una puerta acorazada y a todas luces parecía ser la entrada al almacén de armamento del búnker. Como no podía ser de otra manera la puerta no estaba abierta y tendrían que enfrentarse de nuevo al sistema de seguridad para poder acceder al polvorín.

El joven soldado se acercó nuevamente al panel de control. Enfrentarse a dos paneles previamente le había ayudado a comprender un poco el sistema de circuitos que los hacía operar, con lo que en esta ocasión y estando en una situación mucho más sosegada, Tin consiguió nuevamente vencer al amasijo de cables y placas integradas.

- Creo que le voy pillando el tranquillo...- se apresuró a decir de forma ufana. No en vano, sus conocimientos en esta materia eran básicos, pero de algo habían servido las horas muertas que pasaba en los hangares de la flota imperial, contemplando las naves que algún día pilotaría y las reparaciones que los mecánicos llevaban a cabo...

Erasmus se sentía como un bulto. No podía hacer nada para ayudar a sus compañeros, así que simplemente se dispuso a vigilar y animar a Tin a que abriera la puerta:

-Vamos muchacho. Dale de nuevo. Si encuentras algo de droga dura para el dolor, acuérdate de tu colega Erasmus!!!!!Jajajajajajajjaaja.