Partida Rol por web

Gracias a Dios, piensa Simon pese a ser un ateo de pies a cabeza. Escapa entre los pasillos como un ratón por un laberinto.

Al fin parecía que Simon había conseguido escapar de su perseguidor. Eso le daba una falsa sensación de tranquilidad, pues el ruido atronador e incesante de aquella maldita alarma seguía allí.

El museo se tornó laberinto en la cabeza del joven pues todos los pasillo eran iguales y eso daba una sensación de monotonía que imposibilitaba la orientación. Después de correr un rato casi sin rumbo, decidió aflojar un poco el paso y cuando por fin, se paró a respirar unos segundos reconoció el pasillo en el que se encontraba, era el que comunicaba el sitio en el que se quedaron las chicas con la carnicería hacia la que le arrastró el matón.

A partir de aqui intenta retomar el camino por donde se fueron Timmy y las chicas.

Simón tomó el camino que parecía haber seguido Timmy, pronto llegó de nuevo a la carnicería, esta vez no estaba aturdido ni corría desesperado intentando salvar su vida, asique se tomó la libertad de revisar la sala en profundidad. Fue así como Simon se dio cuenta de que estaba solo en esto. En un gran montón de carne, tirada sin miramientos sobre unas grandes fuentes de matal en un mostrador Simon pudo ver partes de cuerpo humano. Al principio creyó que estaba equivocado, que eran gorilas u otros animales con fisionomía similar a la nuestra, pero entonces, giró la vista hacia le derecha, en una gran cesta de desperdicios pudo ver la ropa de sus compañeros, incluso los vaqueros de Catrina esxtaban en aquel montón.

Simon no pudo creerlo, al parecer sus amigos habían tenido un destino funesto del que él parecía haberse librado, al menos de momento.

Unos segundos después de que Simon hiciese este descubrimiento, y sin haberle dado tiempo apenas para recomponerse, unos pasos al final del pasillo, lo sobresaltaron,

-Tranquilo Doctor, no tardaremos en encontrarlo. Volvíste a oir el ruido del walkie- talkie.-Más os vale, si ese chico encuentra la salida estamos perdidos.

Simon escucha a los tipos y se esconde en una esquina, parapetándose con la cesta de la ropa. Por suerte pasan corriendo y no se percatan de él. El estrés que el doctor les ha metido en el cuerpo juega en su contra. La ropa de katrina le provoca una sacudida emocional, se desmorona, rindiéndose a lo inevitable. Esta atrapado con unos psicopotas, quizá matarse a si mismo sea la mejor forma de morir, no se imagina que le harán estos hombres si le atrapan.

La esperanza llega en forma de un soplo de aire en su pelo… Claro, están escondidas para que “las ratas” no escapen del laberinto, pero en algún sitio hay rejillas de ventilación, si no este sitio no sería habitable. Se arma con material de carnicería y se sube a la mesa, con un poco de esfuerzo consigue encontrar la plancha del techo y desatornillarla con un cuchillo. La plancha y la rejilla que ocultaba queda en sus manos sudorosas, el temor de que algo se le caiga y hacer ruido le paraliza. Esconde las pruebas de su fuga en el fondo de la cesta de ropa y se encarama por el agujero. No le ha dedicado nunca tiempo al atletismo, pero es agil, no muy pesado y tiene buena orientación, cualidades necesarias para llevar a cabo su plan. Durante un tiempo, que él vive como interminable, se arrastra muy despacio por el túnel. Entre polvo y otros desperdicios. Siempre acercándose a la fuente de aire fresco, solo para toparse con unas hélices como cuchillas y varios filtos. No se cree capaz de desmontarlas en el tiempo suficiente para que no detecten que está ahí… pero hay cobertura.

Una hora después Simon está en una ambulancia, con una manta sobre los hombros y una psicóloga tratando de calmarlo. Han logrado que suelte los cuchillos y los bisturís pero no que entre a la ambulancia o un coche o que se quede a solas con nadie, cualquiera podría formar parte de la conspiración. Las luces de la policía rodean el museo, cuando llegaron encontraron a los esbirros destruyendo pruebas pero ni rastro del doctor.

Unos meses después un Simon argellado, ojeroso y nervioso declara en un tribunal con los ojos rojos. Algunos esbirros han comenzado a cantar contra otros y contra el desaparecido doctor. Lo encontrado en aquel lugar ha sido noticia en medio mundo y conmocionado a la nación. Conocer a los padres, hermanos y parientes de sus compañeros fue una experiencia muy dura. Sobretodo la madre de Katrina.

Un par de años después se realizo una película sobre lo ocurrido que Simon tardo otros tres años en atreverse a ver, aunque se entrevisto con los guionistas respondiendo sus preguntas y permitiendo ser mencionado a cambio de una buena cantidad de dinero.

Desde aquel incidente Simon fue vegano estricto y no volvió a tomar ninguna fotografía de nada que no fuera hermoso. Gano espacio en su familia, que desde entonces achacaron su peculiar carácter al completo a ese incidente pese a que ya estaba tocado de antes.

Actualmente con la ayuda de un psicólogo, está empezando a salir de casa más a menudo y volviendo a implicarse emocionalmente con la gente.