Partida Rol por web

A pesar del voto de confianza que Vincent pedía para aquellos hombres, a Etain no le entraba en la cabeza ni siquiera la frialdad con la que estaban tratando aquella situación, ignorando los cuerpos como si fueran una mancha en el suelo e interesándose únicamente en los que pudieran encontrar de valor en sus bolsillos o sus pertenencias.

El resto del camino guardó silencio, afectada por lo que había visto, aunque sin dejar de mirar hacia atrás a cada momento con miedo a ver el camión persiguiéndoles. Finalmente consiguieron reunirse con los ocupantes de la camioneta roja y una vez mas se encontró en una situación mezcla de miedo y de timidez, como si en cualquier momento alguno de ellos le fuese a preguntar que diablos hacia allí con ellos.

La joven no puede evitar estremecerse al escuchar que dos chicas viajaban en moto y deseó con todas sus fuerzas que hubieran encontrado refugio seguro en algun lugar cuando empezó a llover. A ccontinuacion la conversacion se volvió bastante irreal para ella, meintras mencionaban bases secretas en Alaska o armas especiales para derrotar a los alien. Aunque algo la hizo reaccionar.

- ¿Un invierno nuclear? ¿Realmente creéis que hemos llegado a eso? Yo pensaba que la lluvia ácida se debía a los restos de la ciudad devastada por rayos y explosiones, y que la lluvia ha arrastrado todos los químicos y porquerías que han salido en forma de humo y cenizas...

No tenia ni la menor idea de cual seria el sitio mas seguro, pues siempre se habia mantenido en los caminos, así que poco tenia para aportar en ese sentido, aunque tuvo una idea.

- Vayamos a donde vayamos necesitaremos comida o no duraremos mucho. Según los carteles de la carretera estamos muy cerca de Philadelphia, y en las afueras de las grandes ciudades siempre hay zonas industriales, con naves de almacenamiento. Tal vez encontremos una de alguna que pertenezca a una cadena de supermercados y podamos abastecernos.

 No necesitaba contribuir con nada más, todos habían estado acertados, todos eran más que capaces de seguir sobreviviendo a aquel apocalipsis. En aquel momento Vincent sólo podía sentirse como uno de los menos preparados, de los que menos podía contribuir en ese estadio de la invasión. La presencia de los militares entorpecía el que creía era su cometido, su rol en todo aquello, pero su ausencia complicaba su supervivencia, jamás negó que fuera sumamente útiles. 

 No pude sonreir a Cass, aunque me hubiese gustado hacerlo, siempre estaba preparada para arreglarlo todo. Ella también debía de desear que todo fuese como una máquina. Algo que puede ser reemplazado, parcheado. Si Vincent no se equivocaba, la entendía, aunque su pericia se limitase, con reservas, a la lógica y el estudio del pensamiento humano.

 Me acerqué a Sam para brindarle mi apoyo, con mi presencia, como la de un amigo que está ahí a pesar de que todo vaya de mal en peor.

 - Estoy con Samantha.  Podemos confiar en que vendrá más gente a este punto, pero no podemos quedarnos de manos cruzadas.

 Habló hacia el resto, los que habían tomado la otra ruta, antes de que Tim se ofreciera a ayudar a Cass y el trabajo les absorbiese por completo.

 - ¿Visteis como...cómo atacaban? - el profesor sólo quería asegurarse, quizás la mujer que hablaba de que eran asesinos lo pudiese compartir, quería asegurarse de que tenían más información, eran gente peligrosa, eso era algo claro, habían sobrevivido. Pero podían no ser el verdadero enemigo. La confianza de vincent en la humanidad moría poco a poco, pero seguía brillando en el fondo. No pediría que los demás tomasen esa opción, por eso entendía que todos hubiesen evitado el conflicto, era como un choque entre civilizaciones, una que tiene por motor la fuerza y la violencia, y otra que no ha dejado atrás su bagaje cultural.

 Asentí a Austin, y no añadí nada, el tipo había analizado las variables, y se equivocase o no, había muchas probabilidades de que lo que contaba fuese cierto, aunque no pudiesen saberlo con total seguridad. Su contribución les guiaba a otras opciones, más reducidas y por tanto más fáciles de decidir. Luego Tim hablaba con prudente sensatez, y aprovecharía lo que decía para apoyarle de igual forma.

 - Creo que quedarnos aquí sería un error. - confirmé - ¿Qué tenemos?

 Deberíamos hacer un recuendo, armas, munición, medicinas, comida. Así sabremos que es lo más acuciante. - sospechaba que la comida, por supuesto.

 Ayudándose de sus manos para expresarse, les instó a seguir adelante.

 - Si esos tipos siguen una ruta por los alrededores habrán saqueado todo lo que merezca la pena en un abanico amplio de la zona. Lo que el mar arrasó puede no ofrecer ni refugio ni recursos. ¿No? - miró a Austin buscando consejo, era el que más imaginación tenía, el que mejor se planteaba la forma de pensar de esas cosas y de como actuar ante desastres naturales, si sus conocimientos procedían de algún gusto por la ciencia ficción o por el amor a la naturaleza importaba bien poco, él tenía conocimientos que bien utilizados entre todos podían ser claves.

 - Tal vez la mejor opción sería tratar de controlar a esos tipos, establecernos en algún lugar cercano, dejar un mensaje aquí por si viene alguno de los nuestros y seguir en movimiento dentro de un tiempo prudencial.

 Ya hemos visto lo que ha pasado con Scranton, fuese por los pequeños o por la aglomeración, ser sedentarios podría matarnos.

 Estoy con Tim. - Resumió - pero si encontramos un lugar cerca, para refugiarnos, podríamos darles más tiempo, sin exponernos.

 Recordó la conversación con Etain y la miró de soslayo por si tenía algo que decir, por si pensaba en algo que a los demás se nos podía haber escapado.

 - Creo que deberíamos organizar ya las guardias - concluyó, debían vigilar de día o de noche, y si se organizaban bien nadie podría sorprenderlos, si luchaban, sería en igualdad, dentro de las posibilidades. No incluyó en lo dicho que sería apropiado que explorasen los al rededores. - al menos lo suficiente para que Cass y Tim trabajen con total seguridad.

 Miró alrededor, en busca de lonas, de cualquier material capaz de ofrecerles resguardo, pero no se movería de allí por el momento.

 El agua potable va a ser un verdadero problema... - se dijo, fastidiado.

- tras la contribución de Etain, Vincent asintió convencido.

 - Quizás podamos acercarnos a comprobarlo. - miró de nuevo a Austin, por si pensaba que no serviría de nada. - Somos diez.

 Podemos dividirnos en grupos y tareas para ser más eficientes. - ladeó ligeramente la cabeza y se encogió de hombros. 

 No quiso especificar quien creía que debía hacer qué, cada uno podría llegar a ofrecerse según sus habilidades. Cass y Tim parecían tener claro cual era en la que más podían aportar al equipo.

El cámara fue el último en abandonar el maltrecho vehículo, cuya capa pintura sufrió daños ante la inesperada y torrencial lluvia, aunque por suerte igual de breve. La cara del joven se fijó en los viajeros de la camioneta roja, especialmente en la becaria, y después en el técnico, después los ojos del chico se clavaron en el suelo al igual que su expresión. Por un instante, pareció titubear y acercarse, pero rápidamente interrumpió el primer paso y se quedó donde estuvo sin subir la mirada.

Pese a que escuchó las conversaciones de los demás, los debates sobre el próximo destino, le llegaron de forma amortiguada, lejana. Con la cabeza en otro sitio. Demasiadas preocupaciones, prácticamente sin nada de víveres, especialmente el agua, gente armada cerca, aquellos de los cuáles no tuvieron noticia, el insuficiente armamento, los alienígenas tan terribles como destructores que dejaban a su paso muerte y destrucción sin parangón. Y sin olvidar el inminente invierno nuclear.

La pelinaranja preguntó con evidente incredulidad sobre lo último. Una catástrofe aterradora. – Sí…lo escuchamos de unas grabaciones. En Europa derribaron a una de esas naves enormes con misiles nucleares. Es cuestión de tiempo que llegue aquí…las secuelas. – Dijo el chico con voz apagada a modo de respuesta. Una que no quiso decir, y nadie escuchar, y sin embargo tan sincera como demoledora.

Resopló y con las manos en la cara empezó a pensar a trompicones. - Que se queden los....que tengan idea de mecánica, y unos cuantos podemos vigilar el perímetro.....no vaya a ser que tengamos alguna puta sorpresa...más. - La respiración se le trastocó hasta hacerse irregular. Y una urgente necesidad le exigió que frotase su cara repetidamente por los nervios.

De improviso, incapaz de contenerse mucho más, su bomba interna terminó por explotar. Lau dio un fuerte golpe contra el suelo, un puñetazo cargado de rabia y frustración. – Puta mierda….joder. Es culpa mía, tenía que haber derribado esa puta nave…es culpa mía. Estaríamos en Scranton y no aquí. Mierda. – Escupió aquellas palabras. Y de nuevo otro golpe, pero el segundo con menor intensidad. Una forma de descargar todo lo que llevó dentro desde Scranton. Apretó ambos puños con fuerza y se quedó un rato así.

Escucharía a todos con la cabeza metida en el motor, buscando con la mirada posible fallas sin querer tocarlo hasta que en verdad se enfriara, de a momento pondría los ojos en blanco al escucharlos y en otros afirmaría con la cabeza en un silencioso acuerdo con lo que escuchaba,cuando escuche a Etain, con lo del supermercado no pude evitar poner los ojos en blanco nuevamente "Una cadena de supermercado que sobreviviera al agua y saqueos, esa chica si que creía en los milagros, no fue hasta la reacción de Lau que levante la cabeza y al verlo así me aleje del coche, acercándome a el y poniendo una mano en su hombro -Nos habríamos ido de cualquier manera, ¿recuerdas unos niños con el estúpido virus en sus sistemas? No es tu culpa -Le hablaría con voz suave, de alguna manera el mal humor de hace un rato me había abandonado, aunque sea por un rato estar con la cabeza metida en otra cosa funcionaba de maravillas-De verdad, no es tu culpa, si militares que se entrenaron quien sabe cuantos años no pudieron, alguien como nosotros no tiene la obligación de poder, lo mejor que podemos hacer es sobrevivir, para la próxima vez patearles el trasero un poco mas duro- Le daría un leve apretón en el hombro -Ven, vamos a enseñarte como arreglar algo, ¿Quieres?- En realidad no creía que al chico le interesara pero poder distraerse quizás lo ayudara, sabía que a mi me estaba ayudando a seguir moviéndome estaba bastante clara que en el momento en que me quedara quieta, todo lo que sentía y estaba guardando iba a salir y no de una manera bonita 

Por lo que todos explicaron, nadie vio a los militares, y el camión con la comida fué derribado... Habíamos llegado al punto de reunión unos pocos, y la idea de la mujer y la niña en una moto tras la lluvia ácida no parecía muy optimista. 

La chica nueva habla sobre buscar alimentos, todos en general no parecen querer quedarse  de brazos cruzados. Y luego el otro nuevo que vino con los del grupo que marchó a Nueva York empieza a organizar un montón de cosas al mismo tiempo. Ante su pregunta, tan sólo me limito a responder - Les vimos amenazando a un padre y su hijo... pero... - miro a mi arma, con gesto de disgusto y seriedad - ellos no nos vieron... traté de dispararles.... - hago un gesto como si mi arma fuese una juguete roto - se encasquilló... no logré... - tragué saliva, mirando al suelo. Al momento que veo a Lau explotar. Estoy a punto de moverme para acercarme a él, pero la mecánica se me adelanta, y todavía le miro como si fuese más extraño.. aunque ahora que está con Casandra y Tim arreglando los vehículos, espero que se tranquilice. 

-McKnight dijo que éste sería el punto de reunión... que había armas nucleares, y que nos esperarían 3 días.  Algo debe haber aquí para refugiarse no?? no creo que nos mandaran aquí sin saber que podría haber un lugar al que acudir?? - eran preguntas en alto, que no iban a tener respuesta. - no se habló de nada de ésto durante vuestra reunión?? - me dirijo a los que estuvieron en ella. 

Aún con las dudas que parecen rodearnos, no podemos quedarnos de brazos cruzados, como bien dicen. Agarro mis cosas y preparo mi arma. - Tenemos que encontrar algo en los alrededores. - digo con intención de ir a revisar el perímetro. *tiene que haber algo... - ¿Alguien... viene conmigo?

Al final no hace falta usar la ametralleta lo que en parte me deja un poco decepcionada. Una parte de mi quería disparar el arma contra toda esa gente amontonada. -Habría sido una escabechina, pero un problema menos.

Al llegar me quedo mirando el panorama, la ciudad desolada, todo arrasado y ni rastro del militar o de otros supervivientes. -Que mierda. Ahora que ya teníamos un refugio con comida y todo, ya vuelvo a estar como antes, tirada en medio de ninguna parte y con lo justo para pasar el día y encima esta vez no está Hank para ayudarme, siempre se metía conmigo pero su seguridad en sí mismo era contagiosa. Le hecho de menos.

No quedaba nada del camión- Le respondo a Austin, haciéndole un gesto de saludo al bajar del humvee- Tampoco pudimos buscar mucho porque intentaron rodearnos y atacarnos. Escapamos por un pelo.

Al escuchar a la joven pelirroja me acerco a ella -Es mucho lo que no sabes, chica nueva. - Le digo. Aún no me he molestado en aprenderme su nombre porque la gente nueva suele morir rápidamente y es mejor para la conciencia no estrechar lazos ni socializar con un futuro cadáver. Si sobrevive durante el tiempo suficiente, me aprenderé su nombre pero de momento será “chica nueva”. -La versión corta es que Europa ya no es un buen sitio para ir de vacaciones y que dentro de poco hará mucho frío. 

Al escuchar a Emma desenvaino la katana y la sigo espada en mano, habría que preparar el campamento o algo, pero prefiero estar en movimiento.- Eso de ahí abajo parece un basurero postapocalíptico, si no hay nada que mida más de dos metros dudo que encontremos algo, pero no perdemos nada por echar un vistazo rápido  -Comento mientras camino tras ella y Lau que parece tener las mísmas intenciones. - También podríamos acercarnos a ver que narices es esa luz. - Les digo señalando la baliza luminosa.

Voy escuchando con atención lo que cada cual propone, y cuando Emma dice de ir a investigar junto a Lin me tomo un segundo para hablar.
—Esos saqueadores no están de paso, así que o bien son tan sádicos que matarían a un niño y a su padre solo por hacerlo o están tan necesitados de comida que no se preocupan en matar para conseguir alguna posible lata de comida que pudiesen llevar. Por muy duro y fuerte que suena, la única fuente fiable de alimento que tenemos ahora mismo es ese grupo... además de la caza, pero no croe que por aquí pasen muchos animales salvajes —no quiero ser agorero, pero esto no es un juego de rol donde con una tirada de dados podemos encontrar comida, es el fin del mundo, y un sitio arrasado por un tsunami.
Suspiro con cierta pesadez.
—Aún así hay que investigar la zona para asentarnos... Pero el resto de nuestros grupos no tienen por qué pasar por aquí. Tenemos que buscar un punto donde se pueda haber accidentado un caza estadounidense en la ciudad, vigilarlo por si llegasen los militares y evitar que algún saquedor inconsciente decida que es buena idea trastear con lo que no debe— me rasco la nariz y miro los vehículos con visible preocupación —. Pero por ahora tenemos que podernos mover para encontrar un sitio donde quedarnos y poder dejar un mensaje con la localización de forma que esos saqueadores no sepan interpretarlo — niego con la cabeza y echo a andar hacia Tim y la chica — ¿ Os echo una mano ? No he trabajado de mecánico más que echando una mano a Tim, pero estoy familiarizado con el mecanismo de un motor, y creo que es momento de ir aprendiendo la parte más técnica.

 Todo el mundo mostraba un interés casi desmesurado por la reparación de los vehículos, aquello retrotraía a Vincent a su época de estudiante, cuando compartió piso con un estudiante español de ingeniería. Era simpático, lo recordaba con cierto cariño, pero a decir verdad le interesaban poco los aspectos más estéticos y éticos de la vida. El mundo se había convertido en un compendio de engranajes que avanzaban o se detenían, uno podía intentar arreglar los que no funcionaban o no hacerlo y arriesgarse a morir porque el sistema no satisfacía unas necesidades muy básicas, sencillas, pero con una carga de suerte y trabajo detrás que era casi imposible copar.

 - Iré a buscar un sitio algo más elevado - o al menos alguno donde esconderme a ras de suelo y controlar la zona - estaré vigilando. - sentenció con seguridad.

 Se quitó la correa del rifle de francotirador y tomó el arma en la diestra, pesaba mucho, por lo que no tardó en ayudarse de la siniestra para sostenerlo, siempre con el cañón apuntando al cielo.

 Ayudándose del brazo derecho se llevó los dedos entre los labios y emitió un silbido no muy fuerte.

 - Un silbido corto - "alerta". Dos silbidos - "enemigos", tres silbidos "aliados".  Aullidos de desesperación - "ayuda"

 Estableció, sintiéndose un tanto idiota por lo que podrían pensar de aquel sistema. En cualquier caso, debía recordar. El depredador no se preocupa por lo que piensen las ovejas. 

 Ojalá todo fuese tan sencillo.

 Quizás deba dejarme sólo el bigote.

 Asintió y no evitó una muestra de simpatía hacia Sam y Etain que seguían allí dispuestas a lo que fuera, lo que decidiesen estaría bien.

Etain pudo ver en seguida como cada cual opinaba de una forma muy diferente, aunque en esencia todos parecían mas o menos de acuerdo en como actuar. Sin embargo las palabras de la chica oriental hicieron que todo quedase relegado a un segundo plano.

- ¿Que? ¿que es lo que quieres decir?

Al ver que se unía al grupo que exploraría los alrededores agarro su mochila y aceleró el paso tras ellas, anunciando al resto que las acompañaba prácticamente sin mirar hacia atrás.

- ¿Que es eso de Europa - dice poniéndose a su altura por el lado opuesto al que empuñaba la espada -? ¿A que te refieres? Apenas he hablado con nadie desde que empezó todo, por favor ¿podrías explicarme que ha ocurrido?

La ansiedad de la joven era mas que evidente, sin duda había mas que una simple curiosidad en su deseo por conocer lo que había ocurrido.

Siguió apretando sus puños con fuerza hasta que la conductora de los tatuajes, Cassandra, se acercó a él para apoyar una de sus manos en el hombro del chico, además de dedicarle unas palabras de ánima en tono suave. Al instante, ante el inesperado contacto, el cuerpo del chico ganó rigidez. Dudoso, levantó su mirada para que los ojos castaños se clavasen en los de ella, aunque no duraron demasiado en aquella posición, ya que bajaron de nuevo al embarrado suelo. Entonces la tensión se mitigó tan rápido como apareció.

 Le había sugerido arreglar el coche. Pero al mismo tiempo los demás también se pronunciaron. Un bufido de resignación salió del cámara. Y de nuevo frota su sudorosa cara con ambas manos como método de recuperar la escasa templanza perdida. A modo de resumen, Austin se ofreció a echar una mano a los mecánicos, Tim y Cass. Emma tomó la decisión de explorar a buscar útiles que les facilitasen la jodida existencia, Lin se sumó. Faltaron la chica y el hombre que fueron en el vehículo junto con él y la conductora. Y la pelirroja.

Con demasiadas cosas en la cabeza la movió de un lado a otro como negación. – Mejor no, ya tenéis otro par de manos, más útiles que las mías. No tengo ni idea de mecánica, y estorbaría más que otra cosa. – Respondió a la chica más calmado, aunque apagado. – Iré con Emma….y Lin….si quieren.- Hizo una breve pausa entre palabras con el fin de incorporarse mejor. - Encontrar cosas se me da mejor, y me vendrá bien un paseo. – Añadió después de que su cuello emitiese un quejido a modo de protesta.

Luego su mirada se fija de nuevo en Cass. – Pero tienes razón….no tiene sentido estar lamentándose de algo que ya ha pasado, por mucho que me joda. Será mejor enfocarse en el ahora. – Dijo un poco más seguro, aunque quizás fueron palabras destinadas a sí mismo y converse de ello. Tras haber conversado con ella abandonó el amistoso contacto entre ambos y sus pasos le llevaron hasta las dos chicas con su arma en mano.

Se giró un momento, con la atención en ella, y el dedo índice derecho apuntándola de forma directa, e inequívoca. - Y oye, tenemos pendiente un trago. A ver si hay suerte y encuentro algo. – Fueron sus últimas palabras antes de guardar silencio una vez más. Ya habló bastante.

Le devuelvo el gesto a Vincent viendo cómo se aleja. -Deberíamos turnarnos entre tres o cuatro para hacer las guardias. –Le digo sin mucho entusiasmo, apetecerme no me apetece nada, pero es lo que hay. No dudo de que una sola persona pueda montar guardia toda una noche, pero mañana será una piltrafa humana.- Un silbido no creo que despierte a nadie Vincent. Un puntapié funciona mejor, denota urgencia, espabila rápidamente al receptor y es más discreto. 

Demasiado cansada para acompañar a los que se van a dar una vuelta y sin ninguna habilidad que pueda ser de utilidad me meto las manos bajos los sobacos para tratar de calentarlas mientras paseo por allí buscando algo que hacer.  -Podríamos dejar el chevy bien a la vista, con alguna luz encendida o con una hoguera cerca a modo de campamento y nosotros pasar la noche en los otros vehículos. Si se acerca alguien lo veremos antes de que nos vea.

Me subo al todoterreno y doy marcha atrás apartándolo  del chevy hasta introducirlo entre las ramas de unos árboles caídos de modo que quede algo más resguardado pero asegurándome de que la ametralladora del techo tenga una buena línea de tiro con el Chevy. De momento no queda muy escondido, pero de noche todos los gatos son pardos.

Finalmente sois cuatro quienes os hacéis el ánimo de dar una vuelta para indagar los alrededores y acercaros un poco hacia la ciudad. Tras dar un rodeo por la zona constatáis que no hay más gente por allí cerca y a medida que os acercáis a la ciudad queda claro que tampoco hay mucho que comer por allí, los tsunamis arrasaron con todo y hordas de supervivientes hambrientos parecen haber arrasado con cualquier cosa que pudiera quedar. La baliza luminosa queda lejos, ir hasta allí implicaría que llegaríais bien entrada la noche.  

Estáis debatiendo si conviene ir a ver que es aquello o si mejor dar por finalizada vuestra expedición por hoy cuando la presencia de una pequeña columna de humo os atrae hacia un determinado sitio. Al llegar al lugar de origen comprobáis que se trata de una hondonada natural que ofrece cierta protección a la vista, en el interior hay una hoguera cuyas cenizas aún están tibias, parece que en aquel lugar hubo gente, pero ahora no hay nadie, ni cadáveres, pese a que las manchas de sangre tiñen el suelo y los signos de combate son evidentes.

Hay muchos restos esparcidos por la zona, prendas de ropa y algunos trastos tirados entre mil casquillos de bala que adornan el suelo, pero a pesar de la manifiesta violencia no hay ningún cadáver. Las marcas de un montón de neumáticos forman un rastro inconfundible alejándose rumbo al oeste.

Entre los objetos encuentras una mochila que te resulta familiar, es la de Jon. En su interior hay algunas medicinas y una poca comida, junto a su portátil y algunos de sus enseres personales.

Entre los objetos encuentras una gorra que no podrías confundir por nada. A Jakie le gusta doblar la visera para que esté más curvada de lo normal, el aroma de su cabello sigue impregnado a la prenda. 

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Entre los escombros encuentras un casco militar que te resulta familiar, es inconfundible pues tiene la inscripción “sonríe, mañana será peor”, pertenece al coronel McKnight, aún tiene algo de sangre.

Ema, Lau, Lin y Etain se alejan del campamento para explorar los alrededores, Vincent busca un sitio en el que apostarse con su rifle y vosotros permanecéis en el campamento mientras Tim y Cass ahora que tienen más tiempo ponen a punto los dos vehículos.

No ha pasado mucho tiempo, cuando escucháis un ruido entre las ramas. Alguien os está espiando entre los árboles, aunque tan torpemente que todos vosotros os apercibís de ello.    

-¡Ahh! ¡Creo que he visto a alguien! - Dice señalando hacia los árboles pelados donde efectivamente, un bulto trata de pasar desapercibido detrás de un árbol que no es lo suficientemente grande para ocultarle.    

Emma, Lau, Lin y Etain se alejan del campamento para explorar los alrededores mientras que tú te alejas un poco para buscar un buen sitio en el que apostarte. No tardas en encontrar una pequeña colina desde la que se divisa la zona donde estáis vosotros y  todos los alrededores.

En un principio no detectas nada en los alrededores pero a medida que oscurece detectas  la presencia de un campamento en el que se van encendiendo luces titilantes, primero una, luego diez, al final hay casi un centenar de antorchas en un campamento donde pueden haber varios centenares de personas fácilmente, aunque casi nadie lleva armas de fuego.

La mira telescópica te permite ver el camión de los tipos que os habéis cruzado hace un rato aparcado en medio de aquel lugar. También puedes ver como descargan los cadáveres del padre y el hijo asesinados, a los que desvisten y despiezan antes de convertirlos en la cena. Puedes ver a muchas más personas metidas en jaulas. Aquello parece un campamento de los horrores.  

El grupo formado por las tres chicas, Emma, Etain y Lin, junto al joven cámara tomaron la decisión de explorar los alrededores con la esperanza de hallar útiles si es que no fueron saqueados, o quizás a los restantes supervivientes del refugio, si es que quedó alguno tras el ataque de los aliens. Completamente en silencio, sin mediar palabra, y el cuerpo tenso, sus ojos observaron con auténtico recelo la zona, en apariencia despejada. Sin importar la extraña tranquilidad, el joven no bajó la guardia. Quizás esperó que de la nada, otro mago de emboscada.

Pasos en un paraje desolador, y arrasado por las gigantescas olas, no encontraron nada de interés. Nada que les llamase la atención. Nada, ni nadie a la vista. Entonces, una columna de humo, Lau observó a las chicas, y sin titubear, pero con desconfianza, fue directo allí, donde le esperó los restos de una especie de campamento tras una hondonada, lejos de ser un techo, podría ofrecer cierta protección en vista de nada mejor.

La minuciosa atención del único varón, se centró en los restos de sangre, y su ceño se arrugó. Casquillos utilizados, prendas rotas y abandonadas, y las inequívocas huellas de vehículos de un simple vistazo. Vagó entre aquel reciente vertedero…y ningún cadáver. – ¿Serán…los militares? – Formuló la pregunta al aire entre susurros.

Miró a un lado, miró al otro, y un segundo después, Lau se quedó estático como una estatua de piedra, con los ojos clavados en un punto del suelo, y la boca ligeramente abierta. Le costó reaccionar al  haber cedido ante la incredulidad…y la preocupación. - ¿Podrá ser……? – Consiguió materializar otra pregunta sin estar seguro de cuál de las dos respuestas sería la mejor. O menos mala.

Rápidamente, los pies del chico se movieron a aquel punto que estuvo mirando detenidamente visiblemente ansioso. Al llegar, echó otro vistazo a los alrededores, y una de las rodillas fue flexionada con un resoplido entre medias de la acción. Tardó un poco en hablar, se tomó su tiempo con el fin de revisar algo en el suelo.  – Sí…lo son…Han estado aquí. – Dijo completamente convencido, al igual que hasta a aquel día, en aquel instante, el Sol salía por oriente, y se resguardaba en poniente.

 Como prueba, agarró algo con su mano libre ya que en la otra, portaba un arma de fuego. Se incorporó con una mochila. Para unos no significaría nada, para otros, como él, mucho. – Emma…. – Llamó a la becaria por su nombre, algo casi insólito, ya que siempre acudió a un apelativo en concreto. – Esto es de….Jon. Es su mochila. – Añadió sin una mirada, ya que sus ojos aún se quedaron clavados en aquella pertenencia, como si estuviese ausente. Ajeno a su alrededor.