Partida Rol por web

Una vez la nave se aleja, alarmados por la columna de humo os dirigís hacia allí esperando encontrar o más bien, no encontrar allí a ningún conocido. El trayecto es corto.

Al llegar comprobáis que en medio de un cráter llameante hay restos de un gran vehículo totalmente calcinado, por su tamaño no cabe duda, se trata del camión con la comida y los suministros del grupo. No hay supervivientes ni parece haber nada que se pueda salvar.

Daríais el viaje por perdido de no ser porque otro vehículo se acerca al lugar, al igual que vosotros, atraído por la columna de humo. Es el Chevy en el que iban Lau, Cass, Vincent y Etain.  De Tim y el resto que iban con él no hay ni rastro.  

Los behemoths llegan hasta la ciudad. Podéis ver a una de esas gigantescas máquinas arrasando con un rayo rojizo el centro comercial que durante semanas os ha servido de refugio.

Las máquinas parecen centrarse en arrasar la ciudad, y al menos de momento no atraéis su atención, aunque puede ser cuestión de tiempo.

Sentido del peligro.

El vello de la nuca se te eriza, sientes ese desasosiego que tantas otras veces te ha advertido de algo malo.

No es que los Behemoths y los aliens no sean suficiente amenaza, pero con el tiempo has aprendido a confiar en tu instinto que te indica que hay algo más.

Tras mucho mirar, en busca de algo que justifique aquello en la distancia detectas varias figuras observándoos desde la distancia, posiblemente se hayan acercado atraídas por la columna de humo, pero sus intenciones no pueden ser buenas cuando están tratando de rodearos.

*Dios, vienen con todo!!... - pienso al oír y luego ver a lo lejos los enormes behemoths.  Una columna de humo parece señal de que han hecho explotar algo. Un escalofrío me recorre por dentro sabiendo que no habrá podido ser fácil esquivar esa nave. 

-Hemos tenido mucha suerte... tenemos que salir de aquí antes de que lleguen - Digo apresurada. El recuerdo del pánico que me causaba la imagen de un behemoth me retorcía las entrañas, aunque después de todo lo ocurrido los últimos días parecía mucho más tranquila de lo que me sentía antes. La guerra cambia a la gente, dicen. Pero no podíamos permitirnos ser imprudentes.  -Vayamos lo más lejos que podamos de esos monstruos de guerra... rodeémoslos lo más lejos que podamos... - digo apoyando las palabras de Tim, con tono de preocupación. 

Mientras nos alejamos, la nube negra de humo sigue alzándose a lo lejos... podríamos haber sido nosotros.  -Tim... - digo en alto para que me oiga - nos has salvado la vida... - digo tratando de sonar sincera y agradecida. - Aunque debo confesar que creía que nos íbamos a estampar contra el edificio! - entonces recuerdo que Becca seguía ahí, callada. Y tardo unos segundos en preguntarle. 

-Estás.. bien?....

-Gracias a Dios-  Mascullo al ver el chevy azul intacto. -Tanto nombrar a Dios al final me haré creyente y todo.   

Pese a la alegría por verles con vida, el camión en llamas es un desastre. Todo ese trabajo, tanto recopilar medicinas, comida…   ahora estamos otra vez igual.   

¿Estáis bien? -Les pregunto bajando del coche y acercándome a la ventanilla de Cass. Con los aliens tan cerca no parece el momento más adecuado para ponerse a socializar pero cuando vi que la nave les perseguía a ellos me arrepentí de inmediato de haberme ido enfadada. No me gustaría que esa hubiera sido nuestra última conversación.

¿Tim, Emma y Austin? -Les pregunto, casi temiendo la respuesta que me puedan dar.

Les vimos como se iban juntos, en la misma dirección y la nave les perseguía. Si no están por aquí…  

Me quedaría sentada en el chevy mirando el cráter hasta que Sam llegaría a mi ventanilla- En una sola pieza al menos - Miraría de reojo a Lau, antes de bajarme y buscar en los alrededores no tan alejados del cráter la marca que harían a saltar, muchas veces lo habíamos hecho, saltado del coche porque nos querían cocinar esta vez podía no ser diferente- Pueden haber saltado antes, y haber corrido, Y si Vincent esta en lo correcto, podemos tener problemas mayores

El coche acortó distancia con la columna de humo, y en el camino se encontraron con la pareja formada por las dos chicas, de dispares edad y rasgos. La asiática, y la mujer pelirroja. De fondo algunas naves alienígenas se encargaron de arrasar los poco que quedó en pie de la ciudad que les sirvió de refugio durante incontables días, aunque demasiados pocos.

Una conversación entre ambas amigas salió, en referencia a los ausentes. Emma y Tim, además de Austin y Becca. Sam preguntó por ellos con evidente preocupación, Cass bajó del vehículo para hablar con ella. No obstante, el joven Lau, pareció ausente, concentrado en algo, y con la mirada perdida en el horizonte, al poco, sus ojos se clavaron en diferentes puntos, cada vez más rápidos. La tensión de su cuerpo se hizo notoria. Su ceño se arrugó. Y un bufido de fastidio salió de su boca. - ¿En serio? Puta mierda. Como si no tuviéramos bastante. - Masculló completamente rígido. 

Después se giró a las chicas. - Cass, coge el maldito volante, hay que largarse. YA. - Añadió la última parada en tono exigente. - Esos cabrones nos han visto y nos están rodeando, y no creo que vengan a preguntarnos la hora. Preparar las malditas armas. - Añadió sin perder el tono. Aunque al poco cayó en la cuenta de un detalle. - Mierda, somos seis, no cabemos todos en el jodido coche. - Comentó al resto, sin saber muy bien que hacer ahora tras alertar al resto de los presentes.

Joder, joder, y joder por partida triple. Esperó que el resto se lo hubiesen tomado en serio. Pareció el cuento de nunca acabar, si no era una cosa, sería otra. Y para colmo, el desconocimiento del paradero del resto, le dejó aún más intranquilo. Deseó que estuviesen lejos de allí y que su suerte, fuese mejor que la de él.

La chica levanta la cabeza al escuchar a Emma y asiente en silencio.-Estoy bien- Dice pese a estar bastante pálida y temblorosa, en un principio parecería que solo es efecto del miedo, pero un examen más detallado revela que la chica no se encuentra bien.

Necesito inyectarme la insulina, soy diabética.- Explica al saberse descubierta - Pero podemos continuar, no os preocupéis. Ya hice bastante huyendo del combate -Dice avergonzada - Me pincharé cuando paremos un rato.   

Finalmente decidís que acercarse a la columna de humo es demasiado arriesgado y dando un pequeño rodeo empezáis a alejaros de Scranton viendo por el retrovisor como las gigantescas máquinas reducen la ciudad que durante semanas ha sido vuestro refugio en polvo, con unos rayos rojos que parecen desintegrar la materia.   

Todo queda atrás.  Ya lleváis varias horas dirigiéndoos hacia el sur por una cutre carretera estatal cuando la camioneta dice “hasta aquí hemos llegado”, el motor se ahoga hasta pararse pero la camioneta aún sigue avanzando en silencio perdiendo velocidad poco a poco hasta detenerse con suavidad. Al salir de Scranton el deposito estaba lleno, por precaución habéis avanzado despacio, apenas habéis hecho un centenar de kilómetros y sin embargo la aguja marca que el depósito está vacío.  

Resignados bajáis del vehículo no sin algo de cautela. Estáis en medio de ninguna parte. No parece haber ninguna gasolinera o edifico cerca, aunque en la carretera es fácil ver vehículos parados con regularidad. Es dentro de uno de estos vehículos parados junto al vuestro donde Emma descubre varias chocolatinas y latas de refresco.   

El lugar parece estar completamente desierto, no parece haber ningún peligro cercano y tenéis un buen campo visual de los alrededores sin nada más que campos abandonados y algún bosquecillo aislado. No se escucha nada salvo el viento y algún ocasional trueno en la lejanía. Unas feas nubes de tormenta se acercan amenazadoramente desde el este.

El aviso de Laurent os permite detectar a varias siluetas humanas que se acercan hacia vosotros. No podéis saber cuales son sus intenciones, pero el hecho de que estén tratando de rodearos sin que los veáis no augura nada bueno.

¿Qué pasa? ¿Se ha parado? ¡No puede ser! Nos aseguramos de todos los coches tuvieran los depósitos llenos – Comenta la chica bajándose del vehículo con dificultad, ahora su palidez enfermiza es evidente.

El militar era muy pesado en ese tema. Quería que todos los vehículos estuvieran siempre listos para partir. 

Etain salió del coche pero no se alejó de este, quedando apoyada en él junto a la puerta abierta. No deseaba acercarse a los restos del camión por miedo a ver algo que probablemente no seria capaz de olvidar en mucho tiempo. Por un instante se encontró intentando recordar quien se había subido a ese camión, pero no conseguía visualizar sus rostros, no se había fijado, no tenia ni la menor idea de quienes habían muerto allí y por alguna razón aquello la hizo sentir culpable. La chica conductora le había dicho que necesitaría cojones para sobrevivir, y aunque se hacia una idea de lo que quería decirle, no estaba convencida de llegar a ser una superviviente.

Fue entonces cuando escucho la advertencia del tipo llamado Lau y con expresión aterrorizada miro a su alrededor sin ver nada peligroso. A pesar de todo se metió en el coche sacando el arma de la mochila hasta que recordó que apenas quedaban balas en el cargador, así que con lo que parecía una maldición en un idioma extraño, procedió a recargar el arma tan rápido como era capaz, ta y como había visto hacerlo hacia unos minutos a otras personas o como ella misma había hecho en mitad de la batalla.

Volvería al coche tan rápido como había podido después de el aviso de Lau -Sam vuelve con Lin, la pobre no podra proteger su trasero y manejar al mismo tiempo - Encendería el moto y miraría a Sam una vez mas - Ten cuidado.. - Por favor- Sin tomarme mucho tiempo mas para pensarlo, sacaría el Cheavy a toda velocidad rumbo a Filadelfía alejando la trayectoria tanto como fuera posible de la ciudad, que ahora sería la tumba de David y muchos otros.

-Tengan prontas las armas- Diría como un pedido que sonaría un poco tosca- Lo siento Laurent-Sus amigos estaban en el otro coche, y lo mas seguro es que no hubieran sobrevivido, en un solo día habíamos perdido mucho

El espectáculo de la ciudad siendo convertida en polvo es desalentador. Semejante fuerza y capacidad de destrucción es aplastante... no hacemos más que huir una y otra vez. *Espero que los demás hayan logrado salir de allí sin problemas. - Pienso tristemente.

Cuando el motor se para. Todos ponemos la misma cara de extrañeza. Rebecca asegura que todos los motores estaban bien llenos, pero parece que nos hemos quedado tirados en medio de ninguna parte.
 

-Que ha pasado?  está roto el motor? se puede arreglar?? - Miro a Tim y a Austin, obviamente no tengo ni idea sobre mecánica ni coches, pero si estaba a tope de gasolina, no se entiende, no hemos avanzado tanto. Entonces la cara de Becca me saca de mis pensamientos.  - Becca. La insulina. Ahora.  Estás muy pálida - si algo había observado en Amber durante tanto tiempo ayudando a los heridos a mi alrededor, es que era firme y directa cuando se trataba de temas de salud de los demás. Y la hija de Hank no tenía buen aspecto.  - En ésta camioneta llevábamos gran parte de las medicinas. ¿tienes lo que necesitas?...  - tampoco era una experta en el tema, pero seguramente debían haber inyectores y insulina, a no ser que ella ya estuviera preparada.

Me fijo en el vehículo que tenemos más cerca y me asomo para ver si hubiera algo útil, y sorprendentemente encuentro varios refrescos y chocolatinas debajo de uno de los asientos. Se lo debieron dejar al huir a toda prisa. Me acerco nuevamente al grupo para asegurarme de que Becca se inyecte la insulina mientras le doy conversación. - Recuerdo haber leído hace muchos años que hay que tener cuidado con lo que se toma siendo diabético. Cualquier cosa avísame, si sientes un bajón de azúcar... he encontrado refrescos. - Saco uno de la bolsa como si hubiera encontrado algo de gran calidad, sonriendo un poco para tratar de bajar la tensión del momento. No llegamos a ser demasiado cercanos con ella, probablemente se sienta incómoda, así que intento ser amable.  

Al llegar me quedo mirando el camión embobada. Al final es aún peor de lo que imaginábamos, ese era el vehículo más valioso. - Toda la comida…

Me quedo mirando a los que están en el otro coche con cara de circunstancias.  ¿Y ahora qué? ¿A Nueva York? Sería lo mejor, pero no puedo esperar rescatar a Hank yo sola...  sigo necesitando a los militares.    

Los gritos de Lau me devuelven a la realidad. -Ein? Que…  que pasa ahora?- Pregunto mirando por los retrovisores intentando ver el motivo de tanto grito. Al final consigo ver las figuras que intentan rodearnos.

Tenemos compañía.- Le digo a Samantha – Parecen saqueadores, aunque  bastante chapuceros por lo que veo. Nosotros lo hicimos bastante mejor cuando pillamos a Lau y sus amigos en aquella emboscada. Ni se lo esperaban, deberíais haber visto las caras que se les quedaron. -Cuento como si nada, bastante orgullosa de mi misma por aquello, mientras me peleo con el cambio de marchas del todoterreno.

Será mejor que subas – Le amenazo con irme si no se da prisa aunque sin darme cuenta he metido la marcha atrás en vez de primera y al acelerar me sobresalto al moverme hacia atrás.

Uuups!!! – Digo dando una cabezada al frenar demasiado bruscamente.  ¡Que mierda! Este trasto me tiene manía. – Em,  ¿Por qué no agarras la metralleta esa del techo y haces algo?  

Asiento a la chica tatuada y le hago aun gesto de aprecio apretando su mano. -Sabes que siempre lo tengo- Le digo con seguridad - Iremos detrás vuestro. Tened cuidado vosotros.

Al escuchar la advertencia del joven cámara levanto la cabeza mirando alrededor para intentar localizar las amenazas mientras me saco la pistola de la parte trasera del pantalón en un gesto automático. Es increíble lo familiar y mecánico que ha llegado a hacerse el gesto de agarrar el arma en el poco tiempo que ha tardado el mundo en convertirse en un infierno.

Buscad alguna carretera que lleve al sur, las nubes de polvo se ven desde muy lejos y no corráis, una vez nos alejemos es mejor ir despacio y si vemos o escuchamos alguna nave, parar motores y quedarnos muy quietos y sin respirar. Suerte. s-Les deseo a los ocupantes del Chevy antes de que Cass arranque y haciendo caso omiso a mi consejo, salga cagando leches.

Vuelvo corriendo al todoterreno al escuchar a Lin.  ¿Metralleta? ¿En serio? ¿Qué edad tendrá esta chica? La edad del pavo, seguro.

Ese armatoste pesa tonelada y media, yo no puedo manejarla, no podría cogerla ni aunque quisiera. Además ¿No buscabas conductor hace un rato? Pues déjame conducir. Le digo a la asiática abriendo la puerta del conductor y empujándola para que se quite. Quita antes de que atropelles a alguien, seguro que no tienes ni el carnet y agarra tú la “metralleta”

Si, creo que si. Hank me trajo mucha insulina de ese hospital que encontrasteis. - Responde a Emma sacándose un estuche de la mochila donde van algunas jeringuillas y varios frasquitos.

 Tras desinfectar la aguja con alcohol, la chica llena la jeringa con pulso firme de un frasquito con una sustancia trasparente, se saca los faldones, se agarra un “michelin” de la tripa  y respira hondo antes de clavarse la aguja con un gesto de dolor. -Odio esto y eso que ya estoy acostumbrada.- Dice mientras usa un poco de alcohol en la barriga y vuelve a limpiar la jeringuilla, guardándolo todo en el proceso.

Gracias, eres muy amable -Dice por el ofrecimiento de Emma -Teniendo en cuenta todo lo que os hizo mi padre. Me han dicho que cuando encontrasteis un mapa del hospital se puso nervioso y estuvo a punto de agrediros. -La chica suspira, imaginándose la escena sin ningún esfuerzo. -Es muy terco y tiene la cabeza más dura que un adoquín, pero todo lo que os hizo era para ayudarme a mi, necesitaba la insulina. Lo siento.

Otro trueno vuelve a escucharse interrumpiendo a la chica, esta vez ha sonado mucho más cerca que el anterior. El cielo está cada vez más negro a medida que las nubes de tormenta se acercan presentando un aspecto de lo más extraño con un tono entre negro y verde oscuro  nada natural.

Cuando revise el coche no me di cuenta de que le pasaba algo? Se puede arreglar?

El paro del vehículo me pilla de sorpresa, miro la aguja del combustible incrédulo, ¡lo había revisado!, me bajo de la camioneta y le doy una patada a la puerta descargando mi frustración ¡puta camioneta! ¡putos alíen!.

A la pregunta de Emma respondo con encogimiento, ¡Joder! Había revisado el vehículo en la tienda de comics – estaba seguro de haberlo revisado, me siento en el capó apoyando el culo y cruzando los brazos mientras la exbecaria se acerca a la hija de Hank. Después observo como se inyecta, lo había visto ya alguna vez aunque quizá no tan en detalle. A continuación sus palabras ponen en perspectiva lo sucedido, el tema del hospital… empieza a encajar. Miro de reojo a Austin cuando ella cuenta la historia, y carraspeo ligeramente avergonzado.

Un trueno me hace levantar la cabeza, me levanto las gafas para mirar la tormenta, pero… ¿Qué coño es eso? – intento agudizar el ingenio… de repente se me pasa una idea por la cabeza… a ver si…. Me dirijo hacia la parte delantera del vehículo. Levanto el capó y con cuidado ya que aun está caliente tanteo… ¡Coño! Un error de novato, revisé a fondo el motor, la inyección y… y… resulta que estaba rajado el manguito bajo la trócola que aporta combustible al motor, levanto un momento la vista hacia los coches del camino, es un componente bastante estándar, si hay suerte podemos arrancarlo… la gasolina ya es otra cosa, supongo que algo habrá, podemos buscar alguna lata para llenarlo con algún tubo de plástico – algo habrá – trato de convencerme.

Dicho y hecho, manos a la obra, voy a por el manguito de algún coche y lo intento cambiar con el nuestro, échame una mano - le digo a Austin, aunque creo que no lo necesito ni él sepa mucho de esto, pero una ayuda siempre es una ayuda.

Tras unos minutos me siento satisfecho de la reparación, estoy convencido de que funciona así que se los digo, ¡lo hemos arreglado! Necesitamos combustible, el máximo. ¡Rápido! Recorred los vehículos y sacad lo que podáis, meter una goma en el depósito y chupad para que la presión negativa saque el combustible dentro de algún recipiente y lo metemos – grito entusiasmado.