Partida Rol por web

Me encojo de hombros y le hago un gesto para que se suba a mis manos mientras intento empujar de ella hacia arriba para que alcance la ventana. "Seguro que Anne estará comiéndose tranquilamente unas patatas fritas mientras nos maldice por habernos ido", pienso sin poder evitarlo.

Pese a haber cedido a la opinión de Yu-ri, mientras trato de ayudarla a subir y no caerme cuando me pisa los hombros, sigo buscando a ver si puedo acercar algo para alzarme yo hasta la ventana sin tener que esperar a que ella abra la puerta, ya sea porque lleguen esos perros o porque mi compañera se encuentre algún problema dentro y tenga que precipitarme para ayudarla.

Sin la elegancia y habilidad que podría esperarse Duncan logra alzar a Yu-ri hasta la ventana. La pequeña enfermera es la primera sorprendida cuando al empujar el cristal este cede, la ventana se abre lentamente permitiendo el acceso.
Pese a la presencia de sensores no suena ninguna alarma, si se trata de una alarma silenciosa es muy probable que no haya nadie para atender el aviso y, de haberlo, seguramente su prioridad no sea investigar allanamientos.

La ventana, de metro y medio de alto, se abre por completo. Yu-ri se descuelga para regresar al suelo pero en el interior de la nave. La escasa iluminación procede del exterior y apenas permite distinguir algunas formas. Al dar un par de pasos choca con algo metálico, sus manos recorren una estructura y no tarda en averiguar que se trata de una escalera de aluminio.
Con un pequeño esfuerzo levanta la escalera, de apenas un par de metros, y la cuela por la ventana para entregársela a Duncan, quien no ha podido encontrar nada que facilite su acceso al edificio.

Una vez ambos estáis dentro examináis el lugar con la ayuda de vuestros teléfonos, su única uso practico ahora parece ser iluminar el entorno.
La sala en la que os encontráis es un almacén bastante amplio. La gran mayoría de los estantes se encuentran vacíos y los pocos que hay ocupados contienen un buen numero de cajas precintadas con el logotipo de Amazon y diversa información adheridos en todas las caras.

A través de un ventanal se puede observar una pequeña oficina con dos puestos de trabajo. En una esquina hay una escalera metálica que lleva a otra oficina situada en la planta superior, no muy por encima de las estanterías.

La puerta principal tiene un mecanismo eléctrico de apertura para facilitar el paso de vehículos y una pequeña puerta cuya cerradura está bloqueada con llave.

En el exterior se oye a los perros, aunque con el eco no lográis saber si se alejan o se acercan.

Explosiones al sur y disparos al norte, parece que habéis elegido el lugar mas seguro después de todo. Aprovechando esta tranquilidad, y suponiendo que si no hay nadie en las proximidades por mucha sustancia azul que caiga no puede haber peligro sin personas, optas por intentar dormir.
Te recuestas manteniendo la pistola en tu mano y mirando hacia la puerta, la zona mas frágil de tu improvisado fuerte.
Después de una noche sin dormir no te cuesta mucho conciliar el sueño.

Un fogonazo perturba tu sueño. No sabes si has dormido un minuto o varias horas, pero sigue siendo noche cerrada.
Compruebas que la tienda sigue fortificada cuando de repente otra luz casi te ciega. Como si se tratase de un potente foco algo está barriendo la tienda desde fuera, la luz penetra por cualquier recoveco y te ilumina momentáneamente.

De repente algo golpea la puerta de la tienda, el impacto es potente y la estantería que la bloquea rebota violentamente. El segundo golpe es aún mas fuerte, la puerta cede y solo queda cerrada por el peso de la estantería. Con mucha fuerza la puerta es empujada abriéndose casi entera pese a su tope.
No tardas en reconocer a un grupo de operaciones especiales de la policía, aunque desconocías que hubiese esa dotación en Anchorage.
En cuanto sus linternas te iluminan se acercan a ti, los cañones de sus armas te apuntan por delante de ellos.

- ¡Suelte el arma! ¡Suelte el arma! ¿Donde están los otros dos?

Apenas puedes ver con las linternas en la cara, al menos cuentas cinco hombres alrededor de ti mientras otros dos exploran la tienda.

La mujer dejo el arma en el suelo lentamente y levantó los brazos mientras se incroporaba. ¿Que iba a hacer? Al fin y al cabo parecían humanos y normales, quizás por fin había llegado la caballería.

-¡No disparen! ¿Como saben que estaba con dos personas mas? Ellos... se marcharon. Escuchamos una explosión y pensaron que podían ayudar si había algún herido. Era lejos asi que no se donde estarán ahora.

Aguanto la respiración hasta que Duncan entra en la nave. Lo que me pareció buena idea al principio ahora me hace temblar en la oscuridad pendiente de cualquier sonido y casi esperando que ocurra algo, aunque no se muy bien el que.

Cuando por fin entra siento ganas de abrazarle solo para alejar la sensación de inseguridad, pero me fuerzo a controlarme.

- He visto una escalera que sube a una oficina... - digo entre susurros - puede ser un buen sitio para pasar la noche.

Frunzo el ceño ligeramente mirando a Yu-ri cuando sugiere pasar aquí la noche.

- ¿Segura? - pregunto. - Casi preferiría esperar a que se alejen los perros y ver si podemos seguir avanzando hacia el lugar de la explosión. Después de todo, nos fuimos de la tienda de tus padres por eso; quedarnos aquí sería... - dudo un momento buscando la palabra adecuada - ...como abandonar a la primera de cambio, ¿no crees?

Además, habiendo dormido por la tarde en la tienda, ahora mismo no necesitamos descansar y si perdemos demasiado tiempo es probable que cuando lleguemos no haya nadie a quien ayudar... o a quien pedir ayuda.

Miro a la escalera y me dirijo hacia allí. - De todas formas, tendremos que pasar aquí un rato, así que es un buen sitio para buscar cosas que nos sean de utilidad. En la oficina deberían tener un inventario de todo lo que hay aquí abajo... - digo señalando las cajas. - Además, quiero recargar la batería del móvil. Si seguimos usándolos como linternas no van a durar demasiado.

Asiento.

- Si, es cierto - no puedo evitar que mi voz vacile.

La noche me produce una sensación de pavor que nunca antes había sentido. Me fuerzo a pensar en Ki-Jung, y la idea de que pueda necesitar ayuda hace que recupere mi convicción.

- Vamos entonces. - Digo con algo más de brío, y un ligero rubor de vergüenza en las mejillas.

Alumbro la oscuridad con el móvil, y comienzo a andar hacia la oficina con paso lento, y escuchando con atención. 

Afortunadamente el almacén está ordenado, lo cual facilita su recorrido al no haber nada en vuestro camino. Subís las escaleras y parece que cada paso que dais suena como un trueno.
Al entrar en la oficina del piso superior os encontráis un despacho sobrio y perfectamente ordenado. En una mesa veis una pistola lectora de códigos de barras situada sobre una base de carga. En la mesa del despacho hay un ordenador, está en suspensión y al tocar cualquier tecla aparece la pantalla de identificación de usuario.
El papel brilla por su ausencia, apenas se limita a un taco de post-it junto a un teléfono ip.

Recordáis ahora esa famosa campaña nacional para informatizar las empresas y ahorrar papel. Alaska era una de las principales impulsoras, anunciaban grandes ayudas económicas a las empresas que adoptaran los formatos digitales.
Gracias a eso, ahora todo depende de una clave para conocer lo que alberga el almacén. Eso o comprobar caja por caja, irónicamente las cajas son de cartón y posiblemente estén rellenas de papel para proteger la carga.

En los cajones, también exhaustivamente ordenados, encontráis documentación en papel sobre los vehículos de la empresa y una colección de mensajes y pedidos seguramente recibidos a través del viejo fax que descansa en una esquina de la habitación. Parece que la empresa rechaza el papel pero sus clientes no.

Mientras tanto, en el exterior, el ruido provocado por los perros parece apagarse lentamente. Lo mas probable es que se alejen, aunque la dirección en la que lo hagan puede condicionar un futuro encuentro.

Uno de los agentes patea tu arma para alejarla. Acto seguido te levantan entre dos hombres y sin mediar palabra tapan tu cabeza con un saco de tela negra.
Notas como te llevan en volandas durante algunos metros, calculas que hacia la salida de la tienda y algunos metros mas.
De repente te dejan en el suelo, parece mojado por la forma en que chapotean tus píes. Te empujan y te dejan caer sobre una silla bastante dura, cuando te quitan la bolsa todo es oscuridad a tu alrededor.

Una lejana luz desvela un túnel y a medida que se acerca confirmas que te encuentras en las alcantarillas. No sabes como has llegado hasta aquí. Deberías encontrarte en mitad de la calle, como mucho a diez metros de la tienda. Sin embargo es como si hubieras viajado mucho mas lejos.

En tu cabeza se forma una idea de lo que está ocurriendo, sin embargo todo parece demasiado real como para tratarse de un sueño. Los detalles, el olor y el sonido son demasiado complejos para ser un simple producto de tu subconsciente.
Cuando la luz está lo suficientemente cerca puedes ver que se trata de un farol portado por una figura encorvada. Como si se tratase de una película antigua aparece un hombre encapuchado y con unas facciones poco agradables a la vista.

- Vuestro mundo está condenado, - su voz se entrecorta cada vez que intenta respirar con dificultad - no hay nada que podáis hacer. Así ha sido siempre y así será esta vez. La rueda sigue girando, una y otra vez, una y otra vez...

Realmente dudas que se dirija a ti. En cuanto termina de hablar se da la vuelta y regresa por el mismo túnel por el que ha venido.

Pulso el espacio del teclado del ordenador y sonrío al ver el logo de Windows.

- Maldito Gates... - susurro. - ¡Cuánto daño a hecho su monopolio! Linux es mucho mejor que Windows para estas cosas... May the source be with you! - le digo a Yu-ri imitando la voz del viejo Ben Kenobi mientras digo uno de los clásicos eslogan de los sistemas de código abierto.

Pulso la tecla de mayúsculas 5 veces seguidas y fuerzo la aparición de una barra de ejecución con una combinación de la tecla de Windows. "cmd" tecleo justo antes de que aparezca una ventana de comandos.

- Tardaré sólo unos minutos, si tenemos suerte - "py --version". - Un poco menos, porque tienen Python instalado. ¡Menos mal, porque tengo mi DOS un poco oxidado! ¿Puedes comprobar ese fax y el teléfono? Igual tenemos suerte y aquí sí reciben línea...

Enchufo mi móvil a la corriente para recargar la batería mientras empiezo a teclear con facilidad en la consola, programando la creación de un nuevo usuario con permisos de administrador para hacer login al sistema en otra sesión. Mucho más complicado que introducir un password, pero más rápido que tratar de averiguarlo por puro azar.

-¡¿Quienes sois?! ¡¿Que está pasando?!-gritó la mujer que no entendía nada de lo que ocurría a su alrededor. Quería llorar, gritar, huir y sin embargo no podía hacer nada de aquello mientras observaba impotente como todo ocurría sin que pudiera hacer nada para remediarlo. Atada a aquella silla no podía hacer nada mas que esperar lo peor y sin embargo quería saber que era lo que estaba ocurriendo, quería comprender antes de que todo acabara.

La reacción de Duncan ante el ordenador me deja fuera de juego, no sé si contestar o callarme y acabo optando por esto último mientras asiento con una sonrisa que pretende ser comprensiva aunque no entienda que le pasa. Pero sea lo que sea es bueno verlo animado, y eso hace que me sienta reconfortada. Me siento en una mesa cercana con la espalda apoyada en la pared y trato de relajarme mientras recorro la oficina con la mirada.

¿Que clase de gente trabajaría aquí?

Con ánimo de entretenerme me decido a coger las hojas del fax, y curiosear sin buscar nada en concreto.

Ojala que alguien haya pedido un par de linternas…

La figura del farol se aleja haciendo caso omiso a tus preguntas. Tan solo puedes ver como se marcha por el pasillo y como su sombra se mueve a un lado y a otro coordinándose con el movimiento de la luz.

Si no estás soñando puede que todo sea un alucinación. Es posible que estés sufriendo estrés post traumático y todo lo que ves no sean mas que delirios producidos por tu cerebro, aunque la noche anterior no fue tan impactante como para generar ese efecto en ti. Al fin y al cabo has vivido cosas peores y nunca has generado ningún problema mental por ello.

Mientras intentas deducir si estás despierta o no, o que porcentaje de realidad tiene todo lo que estás viendo, algo se mueve en un rincón de la pequeña sala en la que te encuentras. La lejana luz apenas dibuja una silueta, un perfil de alguien que se ha mantenido en las sombras hasta ahora.
Su voz, masculina, contiene un acento neutro y una expresividad nula.

- No te contestarán, ellos hacen las preguntas y tú has respondido. O al menos eso creen, no tardaran mucho en darse cuenta de mi ardid. Hemos ganado tiempo, el suficiente para aconsejarte lo que me temo has aprendido de una forma poco agradable.

Podría ser un hombre o podría ser un maniquí, la ausencia de movimiento es total y su cabeza no se mueve al hablar. Sin embargo la voz proviene de él, de eso no hay duda.

- No toleran la luz solar, pero no creas que estáis seguros durante el día. Cuidaos de la lluvia nocturna, de los convertidos y de aquellos humanos con maldad, pues se convertirán en armas contra vosotros. Cread un ejercito, no una comunidad. El futuro pasa por luchar, pero prima el cerebro al musculo.

Se detiene bruscamente, como si algo le hubiese interrumpido.

- Vuelven. Haz lo que debes hacer.

De repente te sientes liberada, sigues sentada pero eres libre de moverte. En tu mano está la pistola que dejaste en la tienda, ahora dudas si realmente soltaste el arma en algún momento.

Duncan parece en su salsa cuando comienza a teclear y la pantalla responde a su ordenes. Lejos de parecer uno de esos extraños hacker de las películas se limita a introducir sentencias cortas y esperar a que hagan efecto en el equipo.
En apenas un par de minutos el ordenador se reinicia y el nuevo usuario tiene acceso a todo. Afortunadamente la base de datos del almacén se guardan en un servidor local, en caso de ser remoto la ausencia de linea limitaría enormemente el acceso a la información.

Los informes disponibles no muestran el contenido de cada bulto. Simplemente el origen, el destinatario y un código asociado. Puede que por privacidad, o puede que por ahorro, no existe un campo que indique exactamente el contenido de las cajas. Aunque en muchas ocasiones se puede conocer a simple vista, algunos se limitan al embalaje de origen sin mas indicativos.

La información que sí puede ser útil son los datos del origen, aquellos que no pertenecen a Amazon se distribuyen entre múltiples empresas y tiendas. En un rápido vistazo se pueden ver envíos de recambios de maquinaria industrial, copias de películas para las salas de cine locales o, la mas interesante, una tienda de armas situada en Toronto.
Del último resultado hay un par de paquetes, según el programa están ubicados en B12 y B16.

Yu-ri echa un vistazo a las pocas hojas del lugar. Algunas son quejas de clientes por el estado de sus envíos, otras avisos sobre cambios de última hora y una en concreto avisa sobre la peligrosidad de un envío que se recibió ayer por la tarde. No constan mas datos, el remitente se identifica como Peter Mark Smith pero no menciona la empresa para la que trabaja.

Leo un par de veces el documento, y el nombre, intentando que se ilumine alguna bombilla en mi cerebro que me de la pista que estoy buscando para saber si es importante o no. Tras un par de minutos sacudo la cabeza con desanimo.

- Mira Duncan - Digo mientras agito con la mano derecha el papel - Aquí habla sobre algo peligroso que enviaron, pero no explica prácticamente nada…

Le muestro la hoja para que la lea, y aprovecho para darle un vistazo a la pantalla.

- ¡Lo has conseguido! - una amplia sonrisa se dibuja en mi rostro pese a que no estoy segura de que en realidad sirva para algo, pero al menos es bueno poder contar con algún éxito en nuestro contador - ¿Has encontrado algo útil?

Por un momento casi olvido la situación en la que nos encontramos, los perros, la explosión y todo lo que nos rodea. Por un momento me siento tranquila y alegre. Por un momento todo está bien. Pero es un momento muy breve.

Durante unos minutos, frente al ordenador, consigo olvidarme de todo lo que está ocurriendo en la ciudad. La familiaridad del teclado y de los comandos que tecleo me devuelven a una rutina que, de una forma u otra, me permite relajarme casi tanto como una buena noche de sueño.

La voz de Yu-ri me devuelve a la realidad, porque prácticamente me había olvidado de la situación en la que nos encontramos. Parpadeo un par de veces mientras miro el papel que sostiene en la mano.

- ¿Peter Mark Smith? - pregunto. - ¿Smith & Wesson? - Digo aún pensando en los envíos de armas; sin internet es prácticamente imposible saber a quién se refiere, salvo que sea alguien conocidoen el entorno local y Yu-ri reconozca el nombre.

Pero antes de mirar más en detalle los papeles, resumo rápidamente lo que he encontrado.

- Hay un par de cajas que probablemente contengan armas. Anne estaría encantada, pero pueden sernos útiles... Aunque sólo tengo experiencia disparando en el paint-ball y en algunos videojuegos. - Explico. - ¿Conoces alguna tienda de electrónica? Con suerte encontramos algo que pueda valernos además de esas armas. Unos walkies por si tenemos que separarnos... o un teléfono via satélite sería perfecto - digo.

Mientras le pregunto, busco en la base de datos de los remitentes "Globalstar Inc". La compañía estuvo a punto de quebrar en 2011 mientras renovaba su flota de satélites, pero consiguió mantenerse a flote pese a todo y sigue vendiendo teléfonos y dispositivos de alarma que envían tu localización a servicios de emergencia, que probablemente tengan bastante mercado en Alaska. Es improbable que vendan directamente al por menor, pero por probar no perdemos nada.

- No he disparado un arma en mi vida. - Dije algo sorprendida de escuchar esas palabras saliendo de mi boca. - Eso sería muy útil, ojala tuviéramos uno para estar en contacto con Anne.

No había llegado a congeniar con aquella mujer impulsiva y nerviosa, pero aunque no lamentaba haberla dejado, me preguntaba que estaría haciendo en este momento.

Cenar tranquila seguramente.

Volví a la realidad. Había que buscar cualquier cosa que nos pudiese servir.

- ¿Cómo vamos a encontrar algo en este sitio? No podemos abrir todos los paquetes..

Sonrío encogiéndome de hombros.

- Yo fui una vez a un campo de tiro en California, cerca de Laguna Seca... Pero no es lo mismo disparar a una lata que apuntar a alguien. De todas formas, si esa gente - aún me niego a llamarles cosas - sigue teniendo algo de capacidad de sentir miedo por encima de sus ganas de agredir al resto, un arma puede servirnos para intimidarles, aunque no lleguemos a disparar.

Ante su última pregunta, giro la pantalla.

- Si sabes algún posible destinatario en la ciudad de ese tipo de mercancías podemos buscar un pedido suficientemente grande para contenerlas... Se me ocurren algunos suministradores de teléfonos vía satélite - le digo, esperando aún la respuesta de la base de datos - Iridium y Globalstar, por ejemplo, pero si conoces la ciudad, es posible que sea más fácil encontrarlos por el destinatario en vez del remitente.

Hago las consultas en el ordenador en base a lo que se nos ocurra, tratando de limitar el número de paquetes a revisar a un número razonable (entre 5 y 10, además de los de las armerías y el papel que ha encontrado Yu-ri), de forma que nos dé tiempo a revisarlo en unos 15 minutos, que es tiempo suficiente como para que se vayan los perros, pero no demasiado como para retrasarnos mucho más en nuestro camino.

El ordenador se toma unos segundos para buscar los nuevos datos solicitados. No devuelve resultado alguno sobre Globalstar, parece que nunca ha requerido los servicios de esta empresa de distribución o, de hacerlo, no ha usado su nombre real.
Iridium corre la misma suerte, salvo Amazon pocas empresas trabajan con la distribuidora y aquellas que lo hacen parecen ser tiendas especializadas que, por alguna razón, no quieren o pueden trabajar con las grandes.

No dedicáis mucho tiempo a pensar en posibles destinatarios, principalmente porque no se os ocurren muchos. Las tiendas de telefonía que conocéis son franquicias cuyo nombre real desconocéis y no sois capaces en tan poco tiempo, y en la situación actual, de recordar el nombre de la tienda de la esquina o el de su dueño por si el destinatario es una persona.

Con los objetivos claros optáis por bajar al almacén y seguir las indicaciones de la base de datos para localizar los paquetes.
A oscuras abrís las dos cajas procedentes de la tienda de armas de Toronto. Hay unas cuantas tiendas de armas en Anchorage, si bien el surtido está muy orientado a la caza con el tiempo suficiente pueden conseguir cualquier arma. Es raro que alguien las importe, aunque al abrir la primera caja comprobáis que, si bien es un arma al uso no es lo que esperabais.
Bajo una gruesa capa de poliestireno descubrís una magnifica replica de la katana que usa Christopher Lambert en la saga de Los Inmortales. O al menos eso dice la caja y el certificado de autenticidad.
Dentro del envase hay un catalogo de la tienda de Toronto, rápidamente se ve que su especialidad son armas blancas y equipo de supervivencia. Lo mas parecido a armas de fuego son de airsoft o perdigones.
Dudáis si abrir la otra caja, aunque finalmente lo hacéis. Es una miniatura del personaje de Lambert, Connor MacLeod, bastante bien hecho y con la misma espada que habéis encontrado.

Tras la pequeña decepción buscáis el paquete denominado como peligroso. Gracias al código de seguimiento lo habéis podido ubicar y tras un par de minutos lográis encontrarlo en el almacén. Situado al fondo del pasillo, alejado de todo y tras una cancela que afortunadamente estaba abierta dais con una caja enorme. En la madera hay varios avisos que anuncian material frágil, inflamable e indicaciones sobre su manipulación.
Encontráis una palanca y forzáis la caja para encontrar varias botellas de gas para uso medico. Yu-ri reconoce las etiquetas, se trata de oxido nitroso. Curiosamente en las botellas no hay indicaciones de que sea inflamable, aunque si avisan de los peligros derivados de la presión y sobre las posibles fugas.

El peligro no parecía ser para tanto, aunque en vista de los materiales habituales que alberga el almacén si puede considerarse excepcional.
Ya no se oye a los perros en el exterior, donde la noche ha terminado de caer. A vuestro alrededor hay multitud de cajas, de todos los tamaños y formas. Pueden ser casi cualquier cosa y desconocéis hasta que punto os puede ser útil en la situación actual.

La mujer estaba completamente aturdida. no sabía que quería decir ni por que se lo decía. No entendía nada de lo que ocurría.

-¿Por que me ayudas? ¿Quien eres?-fueron las únicas preguntas que pudo formular mientras sujetaba la pistola con la mano.