Partida Rol por web

Lentamente abrís las puertas de la camioneta y abandonáis el vehículo agazapados. El conductor del camión parece estar confiado de que la ciudad está desierta ya que ni siquiera presta atención a los dos pequeños bultos que se mueven entre los coches.
Sin ningún problema alcanzáis la esquina y corréis unos metros para poner distancia entre los criminales armados y vosotros.

Recorréis algunas calles en busca del medio de transporte adecuado hasta que dais con un camión de recogida de basuras. La puerta de la cabina está abierta e incluso hay un contenedor lleno sujeto a la parte trasera, a la espera de ser vaciado.
Como parece ser habitual no hay ni rastro de sus ocupantes y la sangre o los restos brillan por su ausencia.

Cuando os asomáis al interior veis las llaves puestas y un tupper en el asiento. En ese momento volvéis a oír un ruido por la ciudad, parecen pequeñas detonaciones y, salvo que alguien está tirando petardos, juraríais que se trata de disparos.
Lo más preocupante es que su procedencia no coincide con la tienda de armas que acabáis de abandonar, el sonido viene de un lugar totalmente opuesto.

No era un experto conductor de camiones, para ser sinceros, nunca había conducido uno, pero no podía ser demasiado difícil, sobre todo cuando, tanto las normas de tráfico y el hecho de arrollar personas, te los podías pasar por las pelotas sin ningún problema.

Danny no parecía muy capaz de tomar la iniciativa, parecía un autómata que lo seguía a todas partes, y Aaron podía comprenderlo, solo esperaba que la "inversión" mereciera la pena y no se arrepintiera de haber dejado atrás a los presos.

A ver si esto funciona.

Giró las llaves y escuchó rugir el motor en medio del silencio de la ciudad. Si ellos habían oído los disparos, era lógico pensar que los que los habían realizado oirían el vehículo, así que no era adecuado permanecer mucho tiempo en el mismo sitio. Pero había que ser prudente, así que dedicó un rato a familiarizarse con los controles del camión antes de ponerse en marcha en dirección sur, buscando la salida de la ciudad tras comprobar que había combustible suficiente.

¿Qué hay en el tupper?

Habían cogido algo de comida, pero empezaba a preguntarse sino deberían haber sido un poco más previsores, aunque claro, parar en una gasolinera para rellenar combustible y saquearla no debería ser demasiado complicado.  

EL camión de basuras constiuía un modo bastante particular de salir de la ciudad. Desde luego no era rápido, pero sí robusto. Aaron subió al sillón del conductor sin hacer demasiadas preguntas. Danny por su parte echó en la cabina los sacos de dormir, las medicinas y la comida que habían cogido.

Las detonaciones le inquietaban. Podían ser una buena o una mala noticia. Podía tratarse de fuego enemigo o bien que el ejército y los marines habían llegado de una maldita vez para poner orden en el caos.

Mientras abría el tupper Danny dice a Aaron:

- ¿Qué opinas? ¿Crees que deberíamos averiguar el origen de las detonaciones o salimos de la ciudad como ratas en un barco a la deriva?

Aunque la lógica de la supervivencia decía que la segunda opción era la más adecuada, la naturaleza humana indicada otra cosa. Al menos para él.

Salgamos de la ciudad.

No tenía ninguna intención de acercarse a lo que parecían disparos.

Pero lo haremos como personas sensatas.

Estaba claro que el tipo consideraba hacerlo como un acto de cobardía, lo que indicaba que no había pasado por situaciones complicadas, bueno, antes de esta.

Intentaremos ir al sur, sino, conozco una granja de un amigo a las afueras, no he estado nunca, de hecho, iba hacía allí cuando esto sucedió, y tal vez allí funcionen las comunicaciones.

Era la última opción, la primera era intentar encontrar algo a alguien que pusiera cordura a todo este asunto. 

Con suerte por el camino podemos recabar algo de información acerca de lo que ha pasado. ¿Has leído The Walking Dead? No hablo de la serie de televisión. Hablo del cómic. Es ahí donde está la esencia de la historia. La gente flipa con la serie de TV, pero a mi me parece una porquería.

Danny se muestra hablador iniciando una conversación cuanto menos extraña.

Los zombies son el menor de los problemas. Cuando realmente te pones a temblar es cuando se encuentran con otros humanos. No estoy diciendo que estemos ante una situación como esa. Hasta ahora no hay ni cadáveres a la vista para ser levantados por la acción de algún misterioso virus. Pero me temo que nuestros problemas pueden venir por parte de otras personas.

Hace una pausa. Y continúa.

Todo esto te lo cuento para decirte que estoy de acuerdo contigo en que tenemos que ser discretos y buscar un lugar seguro cuanto antes.

Huir de Anchorage es una tarea difícil incluso en condiciones normales. La carretera que recorre la costa en dirección suroeste es la única que conecta con la civilización, y aún así son cientos de kilómetros de bosque y llanuras heladas.
El camión avanza sin problemas, su conducción no deja de ser parecida a la de un coche aunque se nota la gran diferencia de peso.

En el tupper hay una abundante ración de lasaña de carne, está un poco seca pero todavía es comestible.
La incorporación a la autopista es imposible, el tapón es inamovible. Las siguientes incorporaciones sufren la misma suerte, cualquier intento de empujar los coches solo consigue compactar el atasco y la cantidad de vehículos es inmanejable.
Finalmente dais con otra opción, usar una carretera secundaria que conecta con la autopista fuera de la ciudad. Mientras os dirigís hacia el sur de Anchorage a través del barrio del zoo descubrís a varios animales sueltos, se trata de un par de tigres posiblemente buscando el alimento que nos les han proporcionado hoy los cuidadores.

Estáis a punto de salir de la ciudad cuando veis como aparecen dos motos en el retrovisor. Se tratan de vehículos de policía, uno incluso tiene la luz de la sirena activada. Sin embargo sus conductores no tienen aspecto de policía, de hecho por sus caras tatuadas no hay que ser un genio para deducir su procedencia.

Ante vosotros se extiende una carretera regularmente asfaltada, según las señales en cuatro kilómetros se unirá a la autopista. El trafico se limita a algún coche abandonado en su carril o estrellado contra los arboles mas allá del arcén.
Las motos son más rápidas que el camión, no tardáis en daros cuenta.

Las motos aparecen en escena como queriendo darle la razón a Danny respecto a lo temibles que son los humanos en situaciones extremas.

- Te lo dije - dice a Aaron. Las intenciones de los motoristas son desconocidas, pero desde luego, las pintas indican una probable actividad hostil.

- Son más rápidos que nosotros, pero nosotros vamos en camión. ¿Has visto Mad Max?

Mira a Aaron esperando una respuesta. Ni se te ocurra parar...

¿Qué coño le contaba sobre series de televisión y comics? No tenía muy claro que el tipo fuera consciente de que todo esto estaba muy alejado de la ficción, de que esta mierda estaba sucediendo de verdad. Prefirió morderse la lengua, gritándole y enfadándose no iba a lograr nada, así que se limitó a concentrarse en la carretera sin contestar a las palabras de Danny, que también eran una especie de reflexión para si mismo.

Los animales sueltos eran una muestra más del caos, y un peligro muy real. Aaron tuvo que hacer un esfuerzo para no perder los nervios, no pudo evitar recordar la cinta que habían visto y la frustración se abría paso de nuevo en su cabeza a una velocidad más rápida de lo aconsejable. Respiró profundamente unas cuantas veces, justo antes de ver a las motos. Giró entonces la cabeza cuando Danny habló, hacía él.

No veo mucho la tele.

Respondió al mismo que pisaba el freno del vehículo hasta detenerlo. No sabía lo que querían los motoristas, y no les tenía miedo. Sería absurdo intentar huir o enfrentarse a ellos, no tenía ningún motivo para hacer ninguna de las dos cosas.

A ver que quieren.

Si eran presos fugados, dudaba mucho que fueran parte del otro grupo, era imposible que en tan poco tiempo hubieran formado una especie de ejército, la mayoría de esa gente era incapaz de trabajar en equipo con eficacia.

Danny se queda de piedra cuando ve que Aaron decide detener el camión, perdiendo la ventaja que la masa y la energía cinética le proporcionaban, para enfrentarse de tú a tú a los motoristas. Reprimió un - ¡Pero qué cojones estás haciendo! - para no empeorar las cosas. Buscó en el camión algún arma. Los camioneras eran gente previsora.

Abrió la guantera y buscó con la mirada en la parte de descanso del vehículo, justo detrás del asiento.

Aaron comienza a detener el camión en mitad de la carretera, mientras tanto Danny busca algo que pueda servir como arma.
En la guantera irónicamente hay un par de guantes y una lata de bebida energética sin abrir. También hay un sucio y arrugado plano de la ruta que debe seguir el camión de recogida de basuras.
La cabina apenas tiene espacio tras los asientos, allí tan solo hay un paraguas y una edición de la semana pasada del periódico local.

Las dos motos recortan distancias a mayor velocidad, sin embargo no parece que reduzcan su velocidad. Tanto es así que pasan rápidamente por ambos lados del camión. Uno de los hombres, el que lleva la sirena encendida, levanta una mano para dedicaros un ofensivo gesto con su dedo corazón.

En apenas medio minuto los perdéis de vista al tomar una larga curva e interponerse los arboles que rodean la carretera.

Mejor así, menos problemas.

Se había percatado del nerviosismo de su compañero, que se había puesto a rebuscar como un loco, pero antes de decir nada, volvió a meter una marcha y pisó el acelerador con suavidad, poniendo de nuevo en marcha el camión si demasiada prisa.

Esos tipos sólo quieren largarse, no deberíamos tener problemas con ellos.

Cuando uno está en la cárcel, la libertad es mucho más valiosa que enfrascarse en una pelea con otros tipos, sobre todo si existe una pequeña posibilidad de que te derroten.

Es una suerte no tener tetas en estos momentos.

Sonrió, pero no divertido, sino con cierta pesadumbre, había algunas personas que no controlaban los instintos, y otras, aún peor, que seguían la ley del "lo hago porque puedo hacerlo". Esos eran lo más peligrosos, pues normalmente no razonaban y sus motivaciones eran erráticas. Pero no era momento para pensar en eso, tenían que continuar con el plan establecido.

A ver si en la siguiente salida podemos incorporarnos a la autopista, sino no vamos a tener más remedio que conseguir motos.

Se quedó pensativo durante unos instantes.

Los móviles siguen sin funcionar, ¿verdad?

Danny ve sorprendido como los motoristas seguían su camino y cómo Aaron parecía tener razón. El joven escucha el comentario sobre los móviles de su compañero. Sin demasiado interés, saca el móvil de su bolsillo e intenta llamar al 911...

Nuevamente solos en la carretera el pesado camión de recogida de basuras reinicia la marcha.
Danny intenta utilizar su teléfono, sin embargo no hay ningún operador disponible e incluso el sistema de emergencia no devuelve señal alguna. Sencillamente parece que los emisores, o los receptores, de telefonía han dejado de funcionar y la cobertura ha desaparecido.

Tras un par de kilómetros os incorporáis a la autopista. El atasco que había en el tramo que atraviesa la ciudad no ha llegado hasta aquí, parece que todos se quedaron dentro de Anchorage.
El primer vehículo que encontráis está volcado y empotrado contra un árbol a varios metros del asfalto. Quinientos metros después, y tras un cambio de rasante, os volvéis a encontrar con los dos motoristas que os adelantaron hace unos minutos.
Sus motos están en el suelo, destrozadas tras haberse arrastrado varios metros por el suelo.
Los dos hombres también yacen en el suelo, uno en cada carril y en ambos casos con el cuerpo partido en dos a la altura del pecho.
Los cuatro brazos están diseminados por el asfalto y los charcos de sangre se pueden ver desde varios metros.
Todo indica que, sea lo que sea lo que les ha ocurrido, ha sucedido en un punto exacto y al mismo tiempo para ambos.

Ni en la carretera ni a los lados de esta se puede ver nada que no sea el bosque que rodea toda la autopista.

Frenó el camión de manera brusca.

¿Qué cojones es esto?

El primer vehículo podía haber tenido un accidente, pero lo de las motos era evidente que se trataba de otra cuestión. Al mirar la sangre un escalofrío recorrió su cuerpo, el temor de que comenzara a moverse, mantuvo su atención durante unos instantes, pero al parecer sólo era sangre, sólo eso.  

No se movió de su asiento.

Alguien no quiere que nadie se escape de la ciudad.

Quién había hecho esto tenía que estar por aquí, parecía que había sido cortados por algún tipo de cable, pero no se veía ninguno cruzando la carretera, así que no era una trampa colocada, sino vigilada.

Seguramente los mismos que la atacaron lo que no entendía era como el resto del país no estaba ya allí, sobre todo los putos periodistas aunque nada sigue teniendo sentido asió la maneta de apertura de la puerta voy a echar un vistazo más de cerca, prepárate por si tenemos que salir cagando hostias dudaba mucho que hubiera mucha diferencia de seguridad entre estar dentro y fuera del camión, y sólo quería inspeccionar los puntos a los lados de la carretera, en el lugar donde debería haber estado el supuesto cable para cortar los cuerpos de los motoristas.

También haría de tripas corazón para acercarse a ellos y ver si iban armados. 

Danny tuve que reprimir la arcada haciendo acopio de toda su fuerza de voluntad. Las tripas se extendían por el asfalto de una manera violenta e inmisericorde.

- Alguien no quiere que nadie se escape de la ciudad - había dicho Aaron hacía apenas unos segundos. Vio como el joven compañero de desgracia bajaba del camión para inspeccionar lo sucedido.

Alguien... O algo - murmuró Danny para sí mismo.

Bajó del camión con un talante decidido. La mezcla de freustración y miedo conducía sus actos. Tomó la fiambrera de comida que había en la cabina del camión y con fuerza la tiró lo más lejos que pudo. Más allá de los cuerpos mutilados de los terroristas...

Descendéis del vehículo y avanzáis por la carretera hasta permanecer varios metros por detrás de los cuerpos mutilados.
Viendo la escena mas de cerca os percatáis de que el corte se ha producido a una altura a la que también se debería haber cortado la cúpula de las motos. Sin embargo en ambos casos está entera, raspada y rajada pero sin un corte limpio.

Los dos hombres carecen de armas, posiblemente encontraron las motos tras desaparecer sus dueños y no pensaron o no pudieron visitar una tienda de armas como el resto de sus compañeros. Pese a la sangre se pueden apreciar tatuajes carcelarios y símbolos de bandas.

No hay indicios de un cable, o restos del mismo, que haya causado la muerte de los dos presidiarios. No cabe duda de que ha sido a la vez o, al menos, en el mismo punto.
Danny lanza el tupper con lasaña mas allá de la linea imaginaria donde ambos hombres han perecido. El envase vuela y cae algunos metros mas allá de los cadáveres, al impactar contra el suelo se abre y la comida termina tirada en el asfalto.

Esperáis unos instantes pero nada ocurre. El silencio sigue siendo total, ni siquiera se escuchan sonidos del bosque como pájaros o el propio viento.
En el tramo de carretera que podéis ver delante de vosotros no se aprecian vehículos, a excepción de las dos motos estrelladas.

Danny esperaba ver como la fiambrera se cortaba en dos como si fuera de mantequilla, pero al ver el resultado divergente entre los cuerpos y la moto, supo de inmediato que el experimento sería fallido. Aún así, no se atrevía a dar un paso más allá de donde estaban los cuerpos. Aquí pasaba algo muy extraño y peligroso a la par.

Tragó saliva de manera audible y se dirigió a Aaron.

Algo me dice que de Anchorage no se puede salir. Estoy seguro de que si pasamos esa línea imaginaria, acabaremos igual que esos dos. Nadie puede salir y nadie puede entrar...

Permaneció acuclillado junto a uno de los cuerpos, miraba hacia el sur, los ojos fijos en la carretera, perdido en sus pensamientos. Nada de esto tenía ningún sentido para él, ni siquiera la posibilidad de sobrevivir, no era la primera vez que se lo planteaba, si realmente merecía la pena o le quedaba algo por lo que luchar. Siempre que pensaba en ellos recordaba su niñez, su adolescencia, pero no podía ir más allá, no era capaz de adivinar el punto exacto en el que se convirtió en lo que era.

Es evidente que alguien les ha atacado.

Se incorporó y camino paralelamente a esa supuesta línea que mencionaba Danny.

¿Y quién coño haría algo así? No tiene ningún sentido.

Pero era lo que parecía, y la ausencia de sonido significaba que alguien los vigilaba, o que alguien había matado hasta los animales.

Podría ser algún tipo de experimento chungo, con lo de la gente, la puta sangre...

Sus ojos se movieron hacia el camión, y luego buscaron los de su compañero.

¿Qué quieres hacer entonces? ¿Regresar a una ciudad donde los únicos que hemos visto han sido presos fugados de la cárcel? ¿O arriesgarte a seguir hacia delante?

Las dos ideas tenían su atractivo para Aaron. 

Aquella barrera invisible era más poderosa que el más grueso de los muros de hormigón. Su mente imaginativa, propia de un escritor, le había puesto una barrera infranqueable. Porque desde luego no había prueba alguna de que la teoría fuera cierta e igua, la libertad estaba ahí delante. Pero habían varias cosas extrañas, y la primera de ellas era lo desértico y silencioso que estaba todo.

No lo se, Aaron. Pero hay algo claro: no hay comunicaciones, ni nos sobrevuelan aviones, ni nadie con sirenas viene a nuestro rescate por esa carretera que tenemos delante. Es como si estuvieramos en una esfera de cristal...