Partida Rol por web

La mañana había empezado como otra cualquiera para los profesores, era un día mas de trabajo, Raúl ya llevaba 4 años en el instituto, años que ha pasado con normalidad en los que ha vivido con tranquilidad y donde realmente ha podido desarrollar su función de profesor sin muchos problemas, solo el día de ayer le dejo algo preocupado. Uno de los alumnos, Ana Ramírez no había ido a clase, al parecer la chica fue atacada en la calle y estaba en el hospital aun conmocionada y con algunas heridas, esto lo supo gracias a Marisa, la mejor amiga de esta y de la que se rumoreaba entre los alumnos era su pareja.

Ese mismo día Marisa estaba extraña, la chica normalmente tímida y retraída estaba con una mirada agresiva y desafiante. Durante el recreo pudo ver que se aparto con George y que hablaban, ella parecía hablar de forma agresiva y el chico parecía que no reaccionaba muy bien a eso, algo extraño ya que todos sabían de la fama del chico y que en ocasiones le hacia Bulling a la chica.

Para el profesor había un sido un día curioso, era su primer día y pudo conocer la clase, en ella había una única falta que según le dijeron era Ana Ramírez que había sido atacada y estaba en el hospital, como era el primer día mas que dar clases dedico a hablar un poco con los alumnos para conocerles y pudo darse cuenta de que en la clase no trataban demasiado bien a Marisa, pero que esta parecía no hacerles mucho caso, más bien parecía que tenía algo preparado. En una conversación que tuvo con la chica esta le dijo que ya no pasaba nada, que ella tenía la forma de ocuparse de ello.

Era la hora habitual de llegada, al instituto cuando los dos profesores coinciden en la entrada, en la zona donde no se permiten estacionar los coches hay dos coches de policía y una gran cantidad de alumnos intentando curiosear, no muy lejos de allí pueden ver al director hablar con dos policías nacionales, los dos hombres toman notas mientras el director habla, todos parece que tienen mala cara

Observando el lugar ambos profesores pueden ver un bulto tapado por una sabana y a su lado una gran cantidad de sangre, mientras algunas frases de los cuchicheos de los alumnos llegan a sus oídos

- Si, se ha tirada

- Dicen que se ha matado

- Que loca, vaya tela, hay que estar muy mal de la cabeza para hacer eso

- Que haría, como alguien puede hacer algo así?

- Quien es?

- Ni idea

- Bueno, al menos hoy no tenemos clase, podemos agradecerle eso

Había rumores de todas clases y los alumnos hablaban entre ellos, la profesora de ingles se acerca con bastante mala cara y dice:

- Hola... que desgracia, pobre chiquilla... no me imagino que le andaría pasando por la cabeza para hacer eso

Esa mañana vestía mi traje gris que suelo usar para ir a clase y portaba mi maletín negro con todos los documentos, exámenes y demás para el instituto, saludo al profesor al encontrarme con el y me sorprendo muchísimo al descubrir los coches de policía junto al edificio. 

Al acercarnos y contemplar la escena no consigo otra cosa más que horrorizarme al ver el bulto cubierto por la sabana y el gran charco de sangre a su alrededor, mi boca se abre e incluso tiembla durante unos segundos por tan terrible escena y me llevo la mano a la boca para disimular mi sorpresa mientras oigo los cuchicheos de los demás alumnos alrededor lo cual solo me genera preguntas. Escucho a la profesora de inglés hasta que termina su frase sin dejar de contemplar la zona del accidente y cuando termina la miro a los ojos con la cara algo más calmada aunque es notable mi estado de horror, me tiembla un poco la voz.

- Señorita Oneal que... ¿que ha ocurrido? ¿quién es la persona que se encuentra bajo esa sábana? Por favor dígame que los chicos están bien.

Doy un pequeño paso hacia ella y vuelvo a mirar la escena muy preocupado.

La ilusión de la mañana, que todavía acompaña a Julio en sus primeras jornadas en el instituto, pronto se ve difuminada por una sombra oscura que se cierne sobre el edificio conforme se acercan a la entrada. Los coches de policía, con sus luces parpadeantes son el presagio de la desgracia a la que se aproximan.

Julio mira a su compañero sin comprender todavía. las voces que les llegan solo les trasladan informaciones difusas pero ya se va formando una aciaga idea en su mente. La señorita... sí, O´Neal, eso es. Julio asiente escueto a modo de saludo y reconocimiento. Es la peor de las situaciones, entonces. Un suicidio...

Va a hablar cuando se da cuenta de que solo repetiría la pregunta que ya ha hecho Raúl, así que espera que la joven maestra pueda aclararles algo más. Todavía mantiene un resquicio para la esperanza de que todo sea un malentendido, y ese simple pensamiento, frágil cmo un suspiro, le hacer sentir más ligero por un instante.

La profesora suspira profundamente y niega con la cabeza, entonces dice:

- Es una de sus alumnas... Marisa Ledesma... la chica parece que se suicido anoche...

La profesora se frota la nariz, como para relajarse, Raúl ya sabía que cuando ella hacia ese gesto era porque estaba un poco saturada por algo. En ese momento llega el jefe de estudios, estaba realmente serio y dice:

- Creo que deberíamos de meter a los chicos dentro... seguramente sea buena idea alejarles de esto...

Mientras tanto ambos podían ver como varios de los compañeros de Marisa miraban la escena sorprendidos, George pasa bastante rápido hacia el interior del centro, parecía que no quería ver lo que había sucedido allí y estaba bastante más serio de lo normal, por su parte Amanda llega junto con sus dos inseparables amigas Marta y Pilar, las tres caminan animadamente

- Ufff de verdad, que palo me da levantarme por las mañanas para venir aquí... joder, ostias, los monos... que ha pasado?

Amanda se acerca corriendo y observa la escena empujando a algunos compañeros para llegar cerca, mientras que Marta se acerca a preguntar:

- Buenos días profesores... que ha pasado?

Al escuchar aquello, Julio Medina quedó consternado. ¿Un suicidio? ¿Cómo era posible? Apenas había conocido a los chicos la víspera y le parecieron todos tan llenos de vida... En ese instante cayó en la cuenta: Marisa...claro! Era la chica con la que había hablado la víspera, a la que había visto distanciada de sus compañeros. Y le había asegurado que el problema estaba resuelto... ¿Se refería a aquello? Pobrecita...

El ánimo de Julio tocó fondo cuando la idea de que tal vez pudiera haber interpretado alguna señal de sus planes se juntó con otra aterradora certeza. Estaba tan preocupado por adaptarse al nuevo centro que no se creía capaz de reconocer la cara de la chica con la que habló de aquel modo, probablemente la confundiría con cualquiera de las otras que había conocido durante aquel largo día. Solo que ella, Marisa, ahora estaba muerta.

Lanzó una mirada a la sábana que cubría el cuerpo de la joven y apenas escuchó al jefe de estudios ni vio pasar al chico duro que caminar ante ellos con paso ligero. Asintió de nuevo, sumido en sus negros pensamientos y solo volvió en sí al advertir que una de las alumnas se dirigía al grupo de maestros.

- Por favor... - ni en un millón de años hubiera acertado su nombre - vuelve con tus amigas y entrad a las aulas cuanto antes. - Se percibió a sí mismo hablando con un tono inseguro, así que añadió algo más. - Os lo contaremos todo enseguida - improvisó, y suspiró por no tener que ser él quien diera ninguna explicación a aquella muchacha de aspecto casi infantil.

Al oir el nombre de Marisa me derrumbé completamente, por un instante casi pierdo el equilibrio y me maree un poco, era una de mis niñas y a pesar de su falta de relación con sus compañeros se esforzaba por sacar el curso adelante. ¿Marisa? Era un poco distante pero no parecía nunca tan... ¿por qué ella?. En ese momento recordé su extraño comportamiento de ayer.

Mirando el cuerpo y con una respiración temblorosa escuché la sugerencia del jefe de estudios y le hice un pequeño gesto de aprobación con la cabeza mientras más chicos se acercaban a la escena curiosos. Di un gran suspiro e intente contener mis nervios aunque me resultó demasiado difícil, me giré y vi a Marta justo frente a mi, me recline un poco y la tomé por el hombro.

- Marta... - Miré hacia un lado y tras una breve pausa la volví a mirar a los ojos. - Sera mejor que vuelvas con Amanda y Pilar a clase vale, por favor. - Tras decir estas palabras me incorporé de nuevo y dos palmadas fuertes para que los demás niños me prestaran atención. - Vamos chicos esto no es un patio de recreo y tenemos clase, se acabó el distraerse, todos dentro. - Me dirigí a los niños que presenciaban la escena en tono alto y claro para disolver aquel grupo de curiosos. Ana... debo hablar con ella. Seguidamente me volví a acercar a la señorita Oneal en un tono más bajo pero sin susurrar.

- Amelly... nadie ha avisado a Ana de esto, ¿verdad? Por favor que nadie le diga una sola palabra, me gustaría hablar con ella en persona de todo esto. Me volví de nuevo para mirar al cuerpo de la pobre chica tímida con la que ayer mismo había hablado, aún me cuesta la propia vida creer lo que ha ocurrido.

Me dirigí hacia Julio y lo agarré por el hombro, el chico apenas lleva tiempo aquí y tiene que ser una situación muy difícil. - Julio, como te encuentras, se que tiene que ser algo difícil enfrentarte a algo así en tus primeros días.

Amanda mira a los profesores y asiente, la chica solía ser bastante educada con ellos y dice:

- Vale... iremos para dentro, además ya mismo tenemos clase de ummm ostias de historia...

Mientras tanto Amanda no dejaba de intentar mirar y decía:

- Dios tía... como mola, en verdad los monos molan un montón... cuando no te están jodiendo claro, mira ese en verdad el tío esta hasta bueno... ummm se iba a enterar como le coja...

Mientras Marte se aleja y se acerca a donde están sus amigas, le agarra de la mochila a Amanda y dice.

- Chicas, venga que el profesor ya esta ahí y vamos para dentro... y han dicho que ahora nos van a decir que es lo que ha pasado, corred

Decía mientras casi empujaba a sus amigas, Amanda le miraba con mala cara y decía:

- Pero tía, que es un asesinato o algo así... venga... que tenemos que verlo... ah, Marta que bruta eres coño

Mientras las dos chicas iban entrando Pilar iba terminando un Chupa Chups mirando a sus amigas y sonriendo, mientras caminaba contoneándose hacia el interior del edificio, al igual que el resto de alumnos que estaban siendo dispersados por los profesores que iban llegando, parecía que los chicos querían seguir mirando y por eso los profesores se tuvieron que emplear bastante, además un par de policías también les ayudaron a hacer que los alumnos no se quedaran allí mirando. Cuando le dice aquello a la profesora de ingles esta asiente y dice:

- No, nadie le ha dicho nada, la chica aun está ingresada y al parecer está bastante delicada... así que no se si sería buena idea decírselo tan de repente, ayer por la tarde fue el jefe de estudios a verla verdad?

- Si, así es, fui a verla, la pobre estaba en estado de Shock, era como si no me viese allí delante, no sé, espero que se recupere pronto, porque es una chica que es muy buena estudiante y tiene un gran futuro, sería una autentica pena que no se recuperara... su madre está en todo momento con ella... bueno, ahora los chicos tienen clase de historia, creo que sería buena idea que los dos les habléis de lo que ha pasado... el director y yo contactaremos con la madre de la chica y en la hora del recreo les contaremos

El hombre parecía apesadumbrado, sin duda sabia que le esperaba algo bastante duro, el tener que hablar con la madre de la chica, así pues se marcha hacia donde estaba el director, la profesora de ingles vuelve a hablar:

- Tiene que ser un golpe muy duro para la madre... espero que la menos podamos ir al velatorio... pobrecita

Agradeció la ayuda del tutor y se quedó plantado, algo confuso, observando lo que pasó después. Las chicas que se adentran en el colegio, seguidos por otros grupos de compañeros; los comentarios despreocupados de alguna de ellas, con pinta de líder del grupo; el caminar indiferente de la bonita chica rubia, que come su dulce; la preocupación del señor Gómez por Ana, que no terminaba de ubicar quién podía ser...

- Gracias, me encuentro bien. O sea, nadie esperaba esto, no? Estoy confuso, pero lo prioritario es atender a la familia de esa pobre chica e intentar que los alumnos encajen el golpe lo mejor posible - buscó fuerzas en su flaqueza y prolongó un suspiro profundo, volviendo a mirar al jefe de estudios, a la señorita Oneall y de nuevo al tutor. - Sí... es cierto. Me toca clase de Historia con el grupo. Intentaré calmarlos lo mejor que sepa - la materia quedaba descartada por ahora - y espero que esa chica, Ana - al fin lo había recordado: Ana Ramírez, la chica ingresada que no llegó a conocer la víspera. Dios santo, qué lugar era aquel? - se recupere pronto. Una desgracia así ya es demasiado para gente tan joven.

- Esta bien, intentemos encajar el golpe lo mejor posible. Eché un último vistazo a la triste escena muy apesadumbrado y cerré los ojos totalmente cabizbajo a la vez que apretaba mi puño por la impotencia de no haberme dado cuenta de nada, era una de mis chicas y no supe ver sus preocupaciones en su extraña forma de actuar desde hace unos días. Coloque la mano en la espalda de mi compañero y me dirigí a el con una voz algo mas sosegada aunque algo temblorosa, la situación era demasiado y aun teniendo mis años de experiencia esto es algo que no se encaja nunca bien.

- Vamos Julio, lo menos que puedo hacer como tutor de la clase es acompañarte y dar el mensaje lo mejor que podamos, se que es duro pero es nuestro deber, si necesitas cualquier cosa solo dímelo. Dirijo estas palabras al joven profesor mientras le empujo levemente con mi mano en su espalda para guiarle nuestro camino hacia la puerta del instituto.

Al atravesar las puertas del edificio lo único que veo son chicos que se comportan de manera ajena al terrible incidente acontecido en la zona exterior, todos cuchichean al respecto, hacen conjeturas e incluso algunos hacen bromas y ríen sobre el mismo lo que solo me provoca aún más tristeza. Mientras caminamos, el sonido de la campana hace que todos los jóvenes alumnos que poblaban aquellos vivos pasillos entren de golpe en sus clases para no llegar tarde y ver su nota penalizada, lo que nos dejó a Julio y a mi caminando solos por el pasillo. El silencio de aquellos ahora solitarios pasillos y el sonido seco de nuestras pisadas acercándonos a la clase solo despertaba aún más mi nerviosismo por transmitir el triste mensaje de la muerte de Marisa a sus compañeros.

Tras una pequeña caminata por fin nos encontrábamos frente a la puerta del aula, en este momento apenas puedo sostener mi maletín sin flaquear, mi cabeza está llena de posibles discursos para los chicos que se mezclan entre ellos y no consigo sacar nada en claro, doy un largo suspiro mientras miro mis zapatos y miro a mi compañero.

- ¿Listo?

Frente a la puerta del aula los dos profesores pudieron notar que el interior estaba como siempre, revolucionado con las voces de los alumnos que se escuchaban, hablando de lo que siempre hablaban, las chicas de moda, los chicos de deporte, algunos yendo de un lado para otro. Fue cuando abrieron la puerta que se dieron cuenta que faltaban dos alumnas, Marisa y Ana, una de ellas nunca mas volvería, la otra nadie sabía que pasaría con ella. Al verles los alumnos empezaron a sentarse, les llamo la atención que George estaba ya sentado en su silla atrás del todo y que el resto de chicos hablaba con normalidad, por su parte Amanda parecía que estaba contando cosas a las demás chicas.

Los alumnos les vieron a los dos juntos y algunos se extrañaron, fue Sandra la que hablo

- Uy como es que están los dos aquí? si ahora tenemos historia no?... ya esta, ya ha pasado algo

- Claro tía, no lo has visto? han matado a alguien delante del instituto... venga profe cuenta como ha sido

- Amanda que bruta que eres... si en verdad la policía esta ahí porque te andan buscando, eso es para disimular

Algunas risas se escuchan ante el gesto de Amanda nada elegante, los chicos van sacando sus libros mientras poco a poco van calmándose.

La sincera preocupación de Raúl resultaba reconfortante y Julio le devolvió una sonrisa triste, agradeciéndole su compañía en cada paso que dieron hasta la puerta del aula. Con un simple gesto de la cabeza asintió y girando el pomo entró en la clase.

En absoluto estaba listo, pero demorar más el momento no iba a facilitar las cosas. Les tocaba a ellos demostrar templanza y apechugar con las reacciones que pudieran surgir de aquellos adolescentes imprevisibles y llenos de vida.

Su último pensamiento le pareció de mal gusto y carraspeó antes de levantar la voz y ayudarse con un gesto de su brazo para llamar la atención del grupo.

- Buenos días, chicos. Sentáos por favor - esperó unos instantes, volvió a mirar a Gómez buscando su aprobación y quiso cortar la cháchara de los jóvenes. - Amanda, por favor. Vamos, guardad silencio.

Y poco a poco llegó el silencio solicitado, los últimos comentarios se apagaron, los últimos sonidos de las sillas arrastrandose, los libros cayendo sobre los pupitres, y Julio sintió como lentamente todos los ojos se volvían hacia él, expectantes y curiosos. Algunos animados por la novedad, curiosos. Otros sintiendo el peso de un mal augurio que pronto iba a concretarse ante ellos.

El profesor de Historia volvió a carraspear, dejó sus apuntes sobre la mesa con un cuidado reverencial, resistiéndose a romper el silencio, y tras un último vistazo al tutor del grupo, se decidió a hablar.

- Seguro que todos habéis visto el revuelo que se ha armado en la entrada – sin poder evitarlo su mirada se centró en George, que seguía con aquel aire ausente que parecía poco habitual en él. – También habréis notado - ¿cuántos lo habrían hecho, en realidad? – que dos de vuestras compañeras no están hoy con vosotros. Ejem... En la vida nos encontramos más a menudo de lo que nos gustaría con situaciones que no deseamos y que nos cuesta mucho comprender. Puede que hoy todos vivamos una de ellas, pero debéis saber que todos los maestros y desde luego vuestro tutor y yo mismo estaremos a vuestra disposición para apoyaros en todo lo posible. – Su mirada vagó desde el severo rostro de Raúl a un punto perdido en el muro del fondo del aula. – Vuestras compañeras… Ana… - volvió a carraspear y a punto estuvo de dar su intento de discurso por terminado – Ana está mejorando poco a poco, esperamos que pronto pueda reincorporarse al grupo, pero lamento comunicaros que vuestra compañera Marisa ha fallecido durante esta noche. Lo siento mucho.

Cada paso que daba tras Julio aumentaba mis ganas de salir de aquel lugar, pero tenía que ser firme y mostrar templanza en aquella situación. Al entrar y contemplar aquel revuelo fue cuando me di cuenta de la situación, una compañera había muerto frente al instituto y los chicos aun no sabían nada, era evidente que el discurso que íbamos a comenzar iba a ser mas difícil de lo que pensaba.

El señor Medina habló con claridad pero yo ya esperaba las reacciones de los alumnos así que cruce mis brazos y levante la voz. - Señorita Estrada guarde silencio y siéntese, y lo mismo va para usted señor Perez, no estamos aquí para divertirnos. Sin dejar de mirar a los chicos me situé detrás de Julio y me senté en el borde de la mesa del profesor, Julio me miró y asentí con mi cabeza dándole paso a su pequeña charla. No pude evitar observar el extraño comportamiento de George, se comportaba demasiado "bien" para lo que es normal en él, y ese comportamiento acompañado de la escena que vi junto a Marisa no me gustaba nada.

Escuché a Julio mientras observaba las caras y reacciones de los compañeros de las chicas, pude notar en él que no quería estar allí en ese momento, sin embargo, pudo dar el discurso sin echarse atrás cosa que admiro, me miró alguna vez más y respondí sus miradas con un leve movimiento de cabeza demostrando apoyo y aprobación ante sus palabras, todo esto sin retirar el gesto serio de mi cara ante los chicos. Dí un leve suspiro cuando Julio se acercaba al final de su discurso y preste atención a la clase, lo peor estaba a punto de llegar.

Un gran silencio fue lo primero que se escucho tras las palabras del profesor, la mayoría de los chicos se quedaron sorprendidos y callados, algunas reacciones fueron dándose entre los alumnos.

Alberto que había estado disimuladamente cotilleando su teléfono móvil miro hacia delante asombrado, el chico tenia la boca abierta y parecía realmente sorprendido

Amanda abrió la boca y como era de esperar de ella hablo, parecía realmente sorprendida:

- No me jodas que la de la sabana era Marisa? ostia... ostia... la han matado? si ayer estaba ahí como siempre...

Por todos era sabido que Amanda le había pegado alguna vez y le acosaba y se metía con ella, sin embargo parecía realmente sorprendida ante lo que había pasado.

Antonio que había hablado antes se quedo totalmente en silencio, el chico parecía sorprendido y no llego a decir nada, simplemente bajo la cabeza

Carla suspiro profundamente, con la voz un poco entrecortada levanto la mano y pregunta a los profesores:

- Pro...profesores... como ha sido? que ha pasado?

Carlos que estaba sacando una revista de surf la perdió y se le cayó al suelo cuando escucho la noticia, se quedo mirando e intercambio miradas callado con algunos de sus compañeros más cercanos.