Partida Rol por web

Mario sonrió. Aquella muchacha debía aprender a mentir mejor. Tal vez él podría enseñarle. 

Cuando la muchacha mencionó lo del monasterio consiguió su atención totalmente. Estaba muy interesado en lo que pudiera contarles así que dio un paso al frente hacia ella. 

- Has hablado del monasterio. Yo tenía que llegar al monasterio por encargo de una vieja amiga. Allí había conocimiento. Olvídate del Szlachta. Tu y yo sabemos que no hay nada de eso por aquí. 

Mario tragó saliva. ¿Quién podría querer destruir la ciudad hasta convertirla en cenizas? Sin duda parecía verdad que había alguien así, es por ello que Mario prefería tener como alguien a favor a la muchacha. 

- Cristoff. Intenta ser un poco más amable. Por favor.

Las amenazas de Cristoff solo servían para envalentonar más a Erzebet. ¡MATAME, y eso es lo que tanto deseas! ¡MATAME, pero tú también estarás muerto antes de que la primavera llegue!

Las palabras de Mario consiguieron que Erzebet se tranquilizara un poco y hablara sin gritar. Mi hermano ayudo a fundar este monasterio hace varias décadas, siempre había vivido en él sin molestar a nadie, solo pensaba en sus libros. Pero ahora está muerto. Supe de su muerte al momento, éramos hermanos de cuna y estábamos conectados por la sangre. Suponéis que se refiere a que eran gemelos.  Padre no dudo en levantar a sus huestes. Pero yo no podía esperar, tenía que saber que le había pasado a mi hermano y me adelante. Pero las huestes de padre están preparándose, se han tocado los cuernos y las campanas de las iglesias llaman a las armas.  Erzebet calla un momento, como si le diera miedo pronunciar las siguientes palabras. Y aquello que mora en la tierra se levantara para responder a la llamada de padre.

-Parece que ese monasterio es la clave. Podemos suponer que quien te mandara aquí Mario, no es el único que sabia de el conocimiento oculto ese lugar. Querida Erzebet ¿sabe algo de eso? ¿conoce algún lugar donde su hermano guardara sus tomos más valiosos? Dijo tranquilo debió a la relajación del ambiente.

El noble daba por hecho el contenido del frasco, pero nunca estaba demás preguntar. Preguntando se llegaba a cualquier lugar. Quizá podría serle sutil ese frasquito más adelante para frenar a ese ejército que se acercaba según la muchacha. -¿Por qué tiemblas mujer?

Cristoff frunció los labios cuando mario le instó a desplegar su amabilidad. El vastago se apartó de la joven y jugó con su sombra a modo de entretenimiento, unas veces la acortaria para luego alargarla y darle un toque siniestro a la misma.

Enzo miró de soslayo a Christoff con un imperceptible giro de cabeza. Luego, inclinó el rostro y su máscara dorada quedó bañada en tinieblas por efecto del ala ancha de su sombrero.

-Vuestro padre... ¿Cómo se llama?-, inquirió con un murmullo a la joven.

Anotó mentalmente ciertos detalles que desvelaron sus compañeros sobre los que preguntaría más tarde.

Al parecer todo se tornaba bajo la bandera de la venganza, cuantos reinos habían caído a lo largo de la historia bajo la misma bandera.  Francesco no conocía el apellido de la familia pero si realmente su padre era capaz de reunir la mitad de la fuerza que la joven aseguraba no era sin duda desdeñable.

Pero había algo que no encajaba en toda aquella historia, ¿que papel jugaba el principe de aquella ciudad en todo aquello? sin duda no se quedaría parado viendo como el padre de la joven aniquila lo poco de su ciudad que aun queda en paz, ¿quizá el inicio de una guerra por el control de la ciudad? o acaso jugaban en el mismo bando.

Decirme muchacha, ¿que relación tiene vuestra familia con el principe? no creo que piense en mirar a otro lado mientras arrasais su ciudad.

La respuesta a aquella pregunta podía resultar reveladora, Francesco espero con atención mientras recogía el frasco que su compañero le ofrecía.

El fracaso contiene exactamente lo que ha dicho Erzebet, el licuado de algún animal putrefacto. Su olor es horrendo. 

Mi hermano era un hombre reservado, solo dedicado a sus estudios. En sus cartas no mencionaba nada más haya de su situación terrenal y sus dudas morales. Aún se encontraba muy apegado a su yo mortal. 

¡No tiemblo! Le contesta, o más bien, escupe las palabras a Rinaldo. Ese ejército arrasará sin problemas esta ciudad, en el hay fuerzas que las humanidad no ha visto. Deducis por sus palabras que ella tampoco sabe de qué "poderes" se trata realmente. 

Padre es el gran voiboda Bodor, señor del valle de Toth. Al no ser oriundos de la zona, no os suena el valle ni el nombre del susudicho. Podría ser el señor de una gran región o un simple señor feudal de baja estrofa que controla una mísera aldea de montaña.

¿Qué prince? Acaso hay algún ser lo suficientemente ruin como para gobernar este nido de ratas y no haber impedido la destrucción de su dominio por parte de los humanos. 

Algo no encajaba en toda aquella historia o el tal Gari solo era un charlatan o la muchacha miraba con demasiados buenos ojos el poder de su padre.

Gari Flamcourt, no se si es lo suficientemente ruin pero desde luego le gusta escucharse.  ¿Acaso no os dice nada ese nombre?  empiezo a pensar que esta tierra no esta más que llena de charlatanes que se esconden bajo tierra o mandan a sus hijas a hacer el trabajo sucidio.

Ezbert... no sois de aquí, no? Acabáis de llegar... ¿me equivoco? - preguntó con mucho cuidado Mario - Vuestro hermano, era un vampiro, un ser de la noche - le explicó - Vos lo sois también, ¿a qué clan pertenecéis? - preguntó. Su hermano si estaba en el monasterio pertenecería al Tzimisce. 

No sé quién es ese Gari. ¿Lo debería de conocer? ¿Es el sucio cruzado que ha iniciado esto? Luego con la mirada inyectada en sangre continúo hablando con Francesco. Para cualquier extranjero es muy fácil hablar y despreciar. ¿Cuánto tiempo lleváis aquí? Una semana, un mes, un año… si conocierais algo de esta tierra no la despreciaríais tan a la ligera.

Ezbert ríe a carcajadas tras las palabras de la Mario. ¿Un ser de la noche? Por supuesto que era un ser de la noche, y yo también soy un ser de la noche, si queréis llamarlo así. Pero aquí somos los señores de tierra, los tzimisce.

Mi tierra no es esta, el valle de Toth se encuentra a unos días de viaje.

-¿De verdad? ¿no te ha llevado ante él? Interesante, pues a nosotros nos han escoltado amablemente para verle, en mi caso cuando apenas había puesto un pie en la ciudad... Reflexiono en voz alta.

-A mi modo de ver todos queremos saber que ha pasado aquí, el príncipe quiere saber, tú quieres saber... Maldita sea, incluso ahora a mí me ha picado la curiosidad. Dijo rascándose la sien.

-¿volvemos a la iglesia? quizá ella pueda encontrar algo que se nos haya pasado por alto. Pregunto al resto.

Francesco siguió manteniendo la directa mirada sobre la joven sin un atisbo de tregua en sus palabras. Este no es tu dominio ni  el de tu familia, pertenece a un principe al cual si quiera os habéis presentado, ¿acaso no respetáis las tradiciones?

Vuestro padre no tiene ningún poder sobre estas tierras y una temeraria acción como una guerra abierta no hará más que poner en peligro la mascarada. ¿acaso piensa que nadie hará nada al respecto?

Cristoff miró con desdén a la chiquilla, a sus ojos esta niña no estaba bien educada, y si acabase con ella una tzimisce menos.

Distraidamente posó la mano sobre la empuñadura de su espada y acarició la cruz con la llema del pulgar, pese a llevar guantes todavía podía sentir el relieve de la misma.

-no tengo ningún interés en escuchar los desvarios de una joven con pájaros en la cabeza fruto de ser abrazada durante su primera luna de sangre*-dirigió su mirada a la joven-si te vuelvo a pillar causando problemas al ganado, mas te vale tener un buen respaldo a mano.-dicho esto se giró hacia los demás-no es temprano, dado que todos somos extraños en esta tierra deberiamos acordar un punto de encuentro a seguir de aquí en adelante-pensandolo un poco añadió-la iglesia del Tzimisce es una opción.

Sin esperar la respuesta de la joven Francesco terminó de hablar

Será mejor que vayamos a ver al principe y aclaremos esto definitivamente antes de que sea tarde.

Francesco hizo una seña a la mujer para que le acompañara

-Que así sea. Vayamos a ver al príncipe. Sin ella, ir a la iglesia no tiene sentido, no hemos encontrado nada antes ¿por qué vamos a tener mejor suerte ahora? Rinaldo espero a que la mujer siguiera a Francesco para cerrar la marcha.

Cristoff asintió a las palabras de Reinaldo, miró a la joven y la instó a andar, delante de el.

¿acaso no respetáis las tradiciones?

En estos lares solo se representan las tradiciones la tierra, ningún extranjero ha de venir a imponernos sus costumbres.

¿acaso piensa que nadie hará nada al respecto?

¿Y los cruzado? Acaso no pensáis que las acciones de los cruzados tampoco iban a tener repercusiones. Ríe con desdés. Los cruzados se merecen todo lo que les pase.

Erzebet se dejó conducir con simple resistencia pasiva y alguna que otra puya sobre los cruzados. Como, por ejemplo, al pasar por delante de una iglesia quemada decir entre dientes. Y así es como los caballeros de cristo defiende a su dios, con fuego O al pasar delante de una huérfana decirle. Tranquila niña, los cruzados solo viene a traernos odio y dolor. Ninguno de ellos te devolverá a tus padres. Ciertamente, los cruzados no se habían comportado muy bien con la ciudad, la guerra nunca era limpia, y el motivo económico del ataque no ayudaba a justificar el ataque de tropas cristianas sobre una ciudad cristiana.

Al llegar al “palacio” del príncipe de Zara y su “sala del trono” debajo de un matadero os encontrasteis a Gari subido en su atril hablando con un hombre pálido y de larga melena negra que vestía túnica de monje.  Justo antes de vuestra llegada, y que Gari interrupiera lo conversación para saludaros los dos parecían hablar del monasterio incendiado.

Es impermisible que los cruzados hayan cometido esa barbarie, no tiene justificación alguna. Protesta el monje del piel muy pálida y pelo negro como ala de cuervo.

¡Bien! ¡Bien! Pero yo no puedo hacer nada. De hecho, estoy tan disgustado con los cruzados como el que más. ¡Bien! ¡Bien! Ojalá el invierno les congele las pelotas en sus armaduras a esos malnacidos. En ese momento Gari repara en vuestra presencia. ¡Bien! ¡Bien! ¿Qué tenemos aquí? Es la población al completo de mi ciudad y traen una nueva incorporación. ¡Bien! ¡Bien! Esto ya empieza a parecer una ciudad. ¿Y quién es ella?