Partida Rol por web

Vamooos, marcharos, malditos insectos! Ghion sigue aguantando, antorcha en mano, quemando avispas y tratando de ahuyentarlas de momento sin éxito. Se da cuenta de que el dolor empieza a ser insoportable...

De pronto, las avispas empiezan a alejarse, primero alguna, y después, obedeciendo a algún tipo de mente colmena propio de estos seres, todas se alejan. Siguen rondando la zona, pero ya no se lanzan contra el oráculo y sus compañeros. Finalmente, el fuego se ha impuesto.

Démonos prisa! Coged todas las manzanas que podáis, yo trataré de mantenerlas a raya!

Valk'Moor sabía que molestar a las abejas era una mala idea antes de que empezara el combate, había oído montones de historias de partidas de caza o de ataque que habían sido desbandadas por pisar un panal sin darse cuenta, pero nunca había rehuido un combate, y no tenía intención de hacerlo ahora, pese a que la cantidad de picaduras que había recibido había conseguido hinchar sus brazos y piernas tanto que había perdido movilidad, y sentía sus fuerzas desfallecer, se encomendó a Smiad para que le ayudara, y se preparó para cargar después de la siguiente salva de bombas.

De pronto, el guerrero sagrado comenzó a sentirse mejor, Smiad había respondido a su oración, y le insuflaba fuerzas nuevas... sin embargo parece que el dios cazador de dragones era consciente del tamaño del rival de su paladín, pues decidió que la ayuda fuera escasa...*

El bombardero loco, haciendo honor a su apodo, no desistió ni un momento en su plan y viendo que los insectos reculaban, volvió a dar unos pasos hacía adelante y lanzarles otra de sus potentes bombas, tratando de, al menos, dañarlas con la deflagración.

- ¡Bomba va! - Gritó mientras lanzaba, con la misma suerte que la vez anterior, al parecer.

¡Persiguelos! El pony cargó de nuevo colocandose dentro de la nube de insectos, después acercandose, ahora que no había nada lanzó uno de los frascos de fuego de alquimista, como se le antojaba dificil golpear a los insectos se disculpó mentalmente, pero lanzó el frasco contra el pony.

Ante la mirada de los miembros del grupo, el pony pisó fuerte lanzándose al combate contra la marea de insectos. Atravesó el humo que ya se había casi despejado, llegando hasta el enjambre. Trató de usar sus pezuñas sin lograr nada. Las avispas picotearon al animal el cual emitió desgarradores ruidos, hasta que el humo las obligó a alejarse de nuevo.

La invocación de Ender quedó aturdida incapaz de moverse mientras la magia iba perdiendo efecto. Podían verse ahora más de las manzanas pero el enjambre seguía zumbando, tratando ahora de recomponerse tras el último ataque del semiorco.

Asió con fuerza la antorcha mientras la meneaba amenazante en el aire. El sonido sordo del fuego rompía la quietud junto a los rebuznos agónicos del asno.

-Largo de aquí!- Escupió las palabras como si pudieran entenderle. Solo pretendía acercarse para lanzarse de cabeza al fragor de la batalla y acabar con la amenaza.

Sorprendido del poder curativo de su Dios, que por primera vez tomaba forma, Valk Moor intentó hacer lo mismo para asegurarse de que sabía como usarlo, esta vez la curación fue incluso más palpable que la anterior. Contento con su descubrimiento, el paladín asió con ambas manos la antorcha, y cargó contra las abejas

Acercándose de nuevo Ender fue a lanzar la bomba de fuego, pero con tanta gente alrededor no se atrevía, de momento cargó el brazo y esperó a que las avispas se alejaran de nuevo para lanzar sin problemas.

Valiente como de costumbre, Pitu avanzó seguido por el resto de héroes, aunque quien tomó verdaderamente la delantera fue Valk, quien corrió hacia el enemigo con la intención de seguir quemando.

Las avispas trataban de recuperarse mas no desdeñaron el nuevo enfrentamiento y la emprendieron a picotazos contra el paladín, buscando las partes de carne expuestas hasta que Valk completamente sobrepasado cayó definitivamente al suelo, derrotado por el enjambre aunque no antes de haberlo reducido en número. Tan sólo un puñado de insectos revoloteaban ahora y con Valk fuera de combate zumbaron sin que fuera posible saber cuál sería su próxima acción. Se movían a gran velocidad cual remolino y estaban demostrando ser una fuerza temible contra la que los aventureros debían de considerar todos sus recursos.

Viendo a su compañero caído, enarboló la antorcha en alto mientras la agitaba. Con decisión, el valiente Halfling salió al encuentro de las avispas. Aún quedaban muchas de ellas, pero el enjambre había sido mermado considerablemente.

- ¡Caylen bendito! ¡Esos simples insectos no pueden acabar con nosotros! - Exclamó Xander, que lejos de retirarse, se volvió a acercar al enjambre zumbante.

Por el camino, el semiorco empezó a mezclar viales nuevamente para lanzar otra de sus bombas de humo, tratando de apuntar mejor que el resto de lanzamientos, todos maĺísimos hasta el momento. Por fortuna, esta vez estaba seguro de que los insectos se comerían toda la explosión, así que avisó a los que se encontraban en vanguardia.

- ¡Bomba vaaaaaaaa! - Gritó.

El halfling se dispuso a tomar el relevo del paladín caído, corriendo hacia el enjambre antorcha en mano. Estaba dispuesto a quemar todas las posibles pero en eso, el semiorco lanzó ahora una granada bien dispuesta y al estallar todo se llenó de fuego. Muchos insectos fueron incinerados. El granadero fue tan preciso que sus amigos estuvieron a salvo de la conflagación. Al despejarse el humo levantado, las avispas habían emprendido una retirada abandonando el lugar, dejando ahora todos aquellos árboles frutales e incluso su panal. Con todas aquellas manzanas los fugitivos tendrían unos días más llevaderos, todo gracias al brutal combate ganado contra sus guardianas.

El cuerpo de Valk seguía tendido en el suelo, ajeno a que la victoria había llegado.

Maldición, estos enjambres son peligrosísimos... Rápidamente se acerca a Valk y, arrodillándose a su lado, evalúa las picaduras y las heridas antes de buscar un pergamino en su mochila y recitarlo sobre el paladín. Mientras ayuda a este a recuperarse, habla a los demás miembros del grupo.

Echad un ojo a las ruinas, y mientras, que alguien empiece a coger las manzanas!

En medio de la oscuridad, Valk solo oía una risa.

Se encontraba en un campo de batalla rodeado por cadáveres, sus armas ensangrentadas goteaban un líquido espeso cuyo color no llegaba a identificar, múltiples heridas cubrían su cuerpo mientras esa risa grave le perforaba los huesos... De pronto un movimiento por el rabillo del ojo atrajo su atención. El enemigo por fin se deja ver. Pensó mientras se giraba preparándose para golpear.

Al girarse, quedó cara a cara con un imponente dragón negro y amarillo. Con una sonrisa en la cara, el paladín cargó contra la bestia, que cuanto más se acercaba, más pequeña parecía, hasta que llegó a medir poco más de un centímetro de largo. Valk'Moor no detuvo el paso, y soltó un potente espadazo contra su enemigo, que lo esquivó con facilidad, y aprovechó el movimiento para volar hacia el pecho del guerrero. Con un simple coletazo, Valk salió volando aterrizando sobre unos cadáveres cercanos, poco a poco fue perdiendo la consciencia mientras la risa cada vez se hacía más fuerte

Dejando de lado al resto, que trataban de curar sus heridas o las de los demás, Xander se acercó raudo a los manzanos, para coger toda la fruta que pudiese.

- ¡Vamos! ¡Ahora podemos coger todas las que queramos! Les vendrá bien al resto del grupo. - Dijo, llenando la mochila con todas las que podía meter.

El pergamino de Ghion logró reponer al paladín mínimamente, quien encontró la fuerza para despertar y lograr levantarse de nuevo. Las avispas lo habían dejado en muy mal estado.

El semiorco entretanto tras casi haber agotado sus bombas, se dedicó a cargar frutos. Habiendo varios manzanos él sólo no podría transportar tanto alimento.

Ender era demasiado flojucho como para ir cargando cosas, así que entró en la casa para empezar a buscar, y usando el detectar magia sin muchas esperanzas.

Valk, malherido y convaleciente por el veneno, permanecía aún de rodillas mientras despertaba. Pero la debilidad recorría su cuerpo y su semblante. 

-La ponzoña aún corre por sus venas...- Dedujo. Su habilidad para inspirar a sus compañeros no tenía parangón, incluso para acometer actos de gran fortaleza. Tomó aire y exhaló su voz, en forma de grito en el antiguo lenguaje de los dragones. 

- ¡Hey, mediano! ¿Podemos usar tu cabra para cargar con las manzanas? - Preguntó el semiorco, que ya empezaba a cargar al animal mucho antes de que Pitu le contestase, con una sonrisa en los labios.

Lo cierto es que Xander era de modales distraídos y prefería disculparse a pedir permiso, y cuando lo hacía era más por sarcasmo, como en aquella ocasión, que por otra cosa.

- Muy bien, cuando acabemos, ¿qué hacemos? ¿Volvemos a dejar las manzanas con los demás o seguimos echando un vistazo por los alrededores? - Preguntó.

El grupo se dedicó a cargar manzanas en la corpulenta cabra. El animal era grande, tanto que debía provenir de algún lugar remoto. El caso es que pronto recibió todo el peso de los frutos y baló disgustada. En ese tiempo Valk trataba de reposar tras haber sido casi masacrado a picotazos.

En el interior de la casa destrozada, Ender pudo pasearse sin peligro. Allí dentro no se veía nada de interés salvo polvo, madera podrida, los restos de un salón incluyendo su chimenea. Habitaciones en las que no habían ya camas y en general todo abandonado y en estado lamentable. 

Aun tenían la posibilidad de seguir camino si eran capaces de curar al paladín. De no tener esa capacidad quizá tendrían que volver junto a Aubryn.