Partida Rol por web

Ender corrió hacia la parte baja del camino y empezó a conjurar, estaba claro que los guerreros iban a superar a los civiles, así que se arriesgó. Grito esperando que le hicieran caso y mantuvo el conjuro a punto de ser lanzado. ¡Retiraos, voy a conjurar, paso diagonal hacia atrás!
 

Dejad de atacar a la gente del pueblo! Marchaos, cobardes! La ira nubla el juicio de Ghion, y su siguiente ataque con el mayal es lento y previsible. El hobgoblin, con el arma ya cambiada, esquiva el ataque.

Maldición... lamentando su error, sabedor de que su punto débil es la defensa y ahora está expuesto a un ataque directo, da un paso atrás, oyendo la advertencia del mago.

El guerrero que había dentro del paladín se encontraba gozoso ante la situación. Caer en batalla no era algo que lamentar, sino que festejar, así que se alegraba por ese desconocido que había dado su vida por ayudar a los demás. Sin duda los dioses, adorase a quien adorase, le darían una justa recompensa al otro lado, la energía que le proporcionaba el ánimo del halfling, y la restauración de la clériga hacían que quisiese seguir en lo más arduo del combate, así que cargó en línea recta contra el enemigo de más al sur, confiando y esperando que no le afectara el conjuro que estuviera preparando su nuevo aliado.

Lo hobgoblins estaban cayendo, pero los suyos también sufrían bajas. Aquellos verdosos salvajes, incluso los ballesteros, demostraban ser fieros y peligrosos rivales. 

Pitu estaba lejos, pero no por miedo ya que deseaba estar en primera fila junto a sus compañeros. Eran sus cortas piernas y su pesada coraza de acero la que le retenía en la retaguardia. Intentó solucionarlo moviéndose al frente mientras miraba al cielo y proseguía con su grito a pleno pulmón. -Arg!- 

El peludo había caído, así como el hobgoblin acorazado. Tan solo quedaban sus secuaces, armados con aquellas condenadas ballestas. Viendo que se quedaba rezagado y que algunos de sus compañeros caían presa de los ataques, se aproximó al grueso de la batalla para apoyar desde dicha posición. Desde allí, si alguno quedaba en pie, podría lanzarle su última bomba para desquitarse.

- ¡Vamos, ya son nuestros! ¡Acabemos con estos apestosos y me ocuparé de colocar la bomba! - Animó a todos los que le rodeaban.

El combate devino un tanto confuso debido a la gran cantidad de intervinientes. El paladín había acertado su nuevo ataque causando una fea herida. Pudo ver que el alquimista del grupo avanzaba junto a los demás pero después de que Ender pusiera en marcha su magia, conjurando un despliegue de luces de color que asaltó la vista de los hobgoblins, tomándolos desprevenidos y dejándolos inconscientes en el suelo. Pitu avanzaba y Ghion fallaba su ataque con el impresionante mayal.

Tras ellos, sendas flechas volaron buscando al hobgoblin de arriba y el semielfo causó una leve herida al oponente. Insuficiente como para terminar de matarlo.

Aubrin marchaba detrás con dificultad, viéndose a demasiada distancia pero calculando que podía curar a sus aliados, canalizó de nuevo logrando cerrar las heridas de sus compañeros. Pero no curó lo suficiente como para evitar lo siguiente, pues el único hobgoblin en pie mientras gruñía lanzó un espadazo al enorme oráculo y lo dejó moribundo.

- IEEEHHHHGGGG.

Exclamó confuso el goblinoide viendo una multitud viniendo a por él, sin embargo siguió combatiendo.

Desde su nueva posición, Xander pudo ver como sus enemigos se veían superados por los conjuros del grupo y sus ataques, motivos que le impulsó a sacar la última de sus bombas y tratar de acabar con dos de ellos al mismo tiempo.

- ¡Tomad esto, puercos apestosos! ¡Un regalo de parte de vuestro amigo y vecino Xander! - Gritó mientras lanzaba la bomba tras ellos, que tendrían menos oportunidades de esquivarla estando medio cegados.

Tras eso, volvió a cargar la ballesta por si las moscas.

Tras la última carga, Valk impactó en el pecho del hobgoblin que aguantó más de lo que esperaba, y se preparó para devolver el ataque al paladín, que al ver eso sonrió pensando en la inminente pelea que se avecinaba. De pronto, la cara de su contrincante mostró un instante de sorpresa antes de caer inconsciente... Desilusionado, el enorme guerrero cargó hacia el único contrincante que quedaba en pié, descargando toda la frustración que le había provocado la situación en el pobre desdichado...

Parece que se iba haciendo con la espada poco a poco. Pero lo que era indudable es que los ánimos que le había dado su pequeño nuevo compañero habían sido una gran ayuda todo el combate....

Tras lanzar su última bomba de forma que impactará contra esos dos hobgoblins que quedaban en pie, Xander se agarró su sombrero para que la onda expansiva de la detonación no se lo llevara de la cabeza y dejase al descubierto su "bonita" cabeza.

- ¡Ahí tenéis hobgoblins del infierno! ¡Así las gastamos por aquí! - Espetó a los cada eres medio carbonizados.

Rebuscó entre sus cosas y sacó uno de sus enormes puros. Lo colocó entre sus labios y sacò un pequeño artilugio consistente en un pequeño bote citó,metálico, lleno de un liquido de olor fuerte. Por el extremo superior sobresalía una mecha que tenía una pequeña piedra, pedernal, y acero, que podían entrechocar entre si, formando una chispa. Lo,siguiente fue accionar el artilugio y prender con la pequeña llama la punta del puro y dar una enorme calada, sujetándolo con dos dedos. Se retiró el puro de los labios y exhaló el suavemente.

- Este es el humo de la victoria... Pero esto todavía no ha acabado. Es hora de ocuparme de este puente y hacer que esas malas bestias no puedan seguirnos. - Su siguiente objetivo sería colocar la bomba y detonarla.

La curva espada de Valk atravesó media cintura del hobgoblin el cual acabó tendido en el suelo formando un espeso charco rojo. Quedaban dos enemigos en el suelo, fáciles de rematar gracias a la magia de Effi.

Aubrin se aproximó a Ghion que permanecía fuera de combate, debatiéndose en realidad con la muerte. Con un gesto y una compasiva oración, la clérigo que caminaba detrás dificultosamente pudo devolverlo a la consciencia. El oráculo abrió los ojos, viendo que el trabajo ya estaba terminado.

- Vayamos al bosque. Tendremos que establecernos allí y pensar qué hacer. Creo que los podríamos expulsar, si contáramos con la ayuda de los exploradores de Chernasardo. Pero antes hemos de encontrar un refugio, amigos. Habrá que recorrer el bosque de Fangwood en busca de un lugar seguro.

Un registro de los caídos no mostraba nada especial salvo en el más acorazado de ellos, que cargaba con un equipo mayor e incluso pociones.

Lo peor de todo era mirar atrás, pues columnas de humo surgían del pueblo y se reflejaban luces anaranjadas provinientes de casas ardiendo. Cenizas caían del aire como si fueran copos de nieve. Todo estaba ahora en silencio, roto después por el aullido de un lobo y alguna risa ácida en la lengua de los goblins. Phaendar había caído y el grupo que cruzaba el puente dejaba atrás un lugar saqueado en el que el destino de los habitantes era incierto.

Alexander haciendo uso de los planos y su propio conocimiento pronto pudo dilucidar el mejor punto donde colocar su explosivo. Iba a hacer saltar todo el puente por los aires y eso impediría a los hobgoblins seguir a los supervivientes.

El oráculo sacude la cabeza, medio incorporado en el suelo. Te debo la vida, otra vez, Aubryn.

Mientras se recupera y se levanta, recogiendo su arma, la clérigo da instrucciones. Asintiendo, Ghion refuerza su mensaje, aunque deja clara su postura. Id tirando todos para el bosque. Voy a quedarme para proteger a Alexander, y que pueda completar su objetivo sin ser molestado. Eso es prioritario pase lo que pase, termina, dando a entender que si tiene que caer defendiendo al alquimista, lo hará.

Después nos uniremos a vosotros. Id con los dioses. Estoy seguro que esto no termina aquí.

Tras dar otra fuerte calada a su enorme y oloroso puro, el alquimista del grupo suelta una bocanada de humo maloliente, formando anillos al mismo tiempo. Escucha las palabras de Ghion y asiente.

- Movámonos, Ghion, no hay tiempo que perder. Esos hobgoblins no tardarán en echar de menos a estos de aquí. - Dice señalando con la cabeza a los caídos en combate a manos del grupo.

Sin demora, Xander busca con la mirada el punto débil del puente. Según los planos, un par de pilares cerca del centro son bastante enclenques, o más bien soportan más peso que ningún otro, lo que da al bombardero loco la idea de hacer caer alguno de esos y así llevar a cabo su "obra de destrucción masiva". Al llegar al punto indicado, se agacha y comienza a sacar la bomba que preparó previamente cuando encontró los componentes en el escritorio del fallecido Oreld.

- Cúbreme, Ghion. No tardaré mucho... - Dice, secándose el sudor de la frente mientras coloca el explosivo detonante en el lugar indicado.

Una vez hecho, se da cuenta de que la mezcla es bastante inestable y que la ha activado, motivo por el que gira su cabeza hacía su camarada.

- Uuuups... Corre. ¡Corre! - Grita a su acompañante, mientras hace lo propio el mestizo semiorco.

La victoria del equipo había sido brutal, siempre y cuando pudiera llamarse a eso victoria ya que habían perdido muchas vidas y todo el pueblo de Phaendar estaba en llamas.

La visión del las columnas de humo casi desalentaron al Halfling, pero su optimismo por estar vivo y por haber inspirado a tanta gente ganaron la batalla interna. -Destruidlo!- Apremió, aunque el Xander no necesitaba ninguna motivación al respecto y ya se movía bajo el puente para colocar las cargas, con una sonrisa. Parecía como si disfrutara explotando cosas.

-Buen trabajo!- Felicitó al resto, ya fueran combatientes o simples ciudadanos. -Al bosque todo el mundo... Esperaremos tras los árboles...- Aunque Pitu se dirigió a hacer una última búsqueda en la última construcción en pie.

Su conjuro había salido bien y sus compañeros destrozaron al unico hobgoblin que quedaba en pie mientras los pueblerinos remataban a los inconscientes.

Inspirado momentaneamente como si hubiera recordado algo de su vida anterior* miró como el semiorco con pinta de chalado ponía una especie de carga en el puente. Miró para ver si era el lugar correcto, aunque no estaba muy seguro. Se alejó junto con los demás por lo que pudiera pasar.

¿Sabemos donde vamos?

Valk'Moor era consciente de que la mayoría de los paladines se negarían a coger los despojos de un muerto. Eran paladines de la paz, de la tranquilidad, que no tenían gran cosas que defender... Valk era un paladín de la guerra, justa, honorable, directa... pero guerra al fin y al cabo. Debía usar todos los medios a su alcance para acabar con sus enemigos... O al menos esas eran sus creencias, y aún teniéndolas Smiad le había escogido, así que suponía que debían ser correctas. Se acercó al primero de los hobgoblins que abatió, y le quitó la armadura, con ella puesta podría abatir enemigos incluso más formidables.

¿Alguien la necesita? preguntó tendiendo las placas ensangrentadas a los que participaron en el combate.¹.

Cuando oyó que la gente comenzaba a preguntar donde ir, levantó un poco la voz.

Escuchadme. Iremos al bosque, y nos esconderemos allí. Os mantendremos a salvo y protegidos hasta que decidamos a donde ir. Seguidme². Tras estas palabras, se dirigió hacia el bosque

Por el camino fue preguntando a la gente quiénes de ellos sabrían desenvolverse en el bosque, para que ocuparan los extremos del grupo. Una vez organizados le pidió ayuda  Lirosa, consciente de que se movería en la naturaleza igual de bien que él, sino mejor, para buscar una zona segura donde pasar la noche³.