Me apené mucho al escuchar que era una niña pequeña, por alguna razón pensó que era un chico de mayor edad, haciendo alguna travesura seguramente estaría perdido en el bosque o herido tras caerse un buen batacazo.
Pero una niña... pequeña...
Me despedí de los chicos nuevos y quedamos en continuar mañana.
Miré el dique, había conseguido parar el agua, así que misión concluida con éxito pero, una sensación de fracaso me hacía sentir inquieta.
- Tengo que volver a casa, o mi padre se enfadará. dije tristemente. Bueno, ha quedado muy chulo, mañana podríamos tratar de hacer otra cosa, como una cabaña en un árbol, siempre he querido tener una. Quizás así mi padre... no me encuentre nunca iba a decir, pero simplemente sonreí. Me marcho ya. miré a Ben, dudé si decirle algo o no... ¿te vas también tú a casa, Ben? no quería que pareciese una invitación o algo más... personal, aunque lo preguntara como fuera me puse colorada al mirarle.
- Una ca… ca…baña, es bu…buena idea, ma, mañana nos vemos – Se despidió de vosotros Bill y Eddie.
Te habias dado cuenta de que debido a su tartamudez Bill trataba de no hablar mucho, aunque al menos vosotros lo respetabais, te diste cuenta de que erais un grupo realmente curioso, cada uno de vosotros sufría rechazo por algún motivo, quizás por eso te sentías bien con ellos, te respetaban, eras una más aunque ellos fueran chicos y tu chica.
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Seguramente no pasó inadvertido el hecho de que te sonrojaras y aunque tu pregunta pilló un poco desprevenido a Ben, este no dudo un momento en aceptar, él también parecía haberse sonrojado.
- Si, claro, vamos, me viene de paso… - Y ya comenzasteis a remontar por el camino, hacía la ciudad, si querías comentarle algo este era un buen momento, Ben estaba callado como si se le hubiese comido la lengua el gato.
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Los chicos se despidieron también y quedamos en vernos mañana, después Ben aceptó ir conmigo hasta casa, aunque era algo tonto pues íbamos en la misma dirección y ya nos habíamos quedado solos... aún así le sonreía y asentí con la cabeza.
- Ha quedado bien el dique. dije para romper el silencio que me estaba taladrando. ¿Te gusta la idea de hacer una cabaña? miraba al suelo mientras hablaba, sentía mi cara ardiendo y temía que si le miraba saldría corriendo.
No sabía cómo hablarle de la nota, pero si no lo hacía ahora, sería cada vez más difícil... quizás era mejor callarlo para siempre. No dejaba de darle vueltas en mi cabeza.
Ben se había quedado también bastante cortado, pero seguro que hablar de los temas que sacaste iban a ayudar a distender el momento.
- Si… me gusta bastante el resultado, hemos hecho un buen trabajo, tu también Beb… - Caminabais sin prisas ya llegando a las primeras casas, si no querías arriesgarte con tu padre lo mejor sería que no te acompañara a la puerta misma, quedarse a un par de manzanas de distancia sería más que suficiente.
- Claro que me gusta, me gusta lo de hacer cosas, con maderas, piedras, y claro… será divertido lo de hacer una cabaña ¿Te lo has pasado bien hoy? – Te preguntó
- Sí, muy bien. Aunque me ha apenado mucho lo de la pequeña desaparecida. ¿Qué crees que le habrá pasado? sin darme cuenta llevada por el momento le miré, pero en seguida volví a bajar la cabeza. Tengo que... no puedo... no sabía cómo decirlo.
Veía cómo llegaba el momento de separarme de él, pues si mi padre nos veía creería lo que no es y me daría un buen escarmiento... o eso creería él...
Apreté el paso sin darme cuenta, ya que comenzaba a ponerme nerviosa por si mi padre me veía.
Creo que una niña de esta edad terminaría acudiendo corriendo a casa, pues teme más a su padre que lo que pueda gustarle estar con otros amigos o con Ben. ^^
- Pues no se, con lo que le pasó también al hermano de Bill… - pero ya no le tiempo a decir mucho más, porque saliste casi corriendo de allí, el chico no protestó, dejó que te adelantaras – ¡Hasta mañana Beberly…! - Se despidió.
A partir de ese momento aceleraste más aún el paso, hasta llegar a casa y abrir la puerta con la respiración agitada, prestaste atención para escuchar ronquidos en el salón, tu padre se había quedado dormido en el sofá- con la lata de cerveza aún en la mano, sentiste alivio, mejor dormido, no habría discusión y quizás se le olvidara lo que había pasado esta maána.
Está perfect ^^
- ¡Hasta mañana...! grité levantando la mano pero sin mirar atrás, empezando a correr.
Cuando llegué a casa, suspiré aliviada de que mi padre durmiera sin más. Así que me cambié de ropa y me puse a hacer las tareas de la casa.
Mientras las hacía me arrepentí muchas veces de no poder hablar con Ben sobre la nota, pero al menos ya sabía seguro que no recibiría más. O eso creía... Porque nunca se sabe... los chicos son tan raros... Aún así seguía con la curiosidad de saber por qué le había escrito aquellas palabras...
Adelantaste bastante por lo que tu padre no iba a notar nada, ya estaba lista la cena cuando te entraron ganas de ir al baño, y eso hiciste cuando al entrar escuchaste unas voces que salían el lavabo, una voces de niños.
- Ayúdame por favor… el payaso nos trajo aquí, todos flotamos, yo soy Vicky, soy una niña y hay más niños, estamos muertos…
Entonces del agujero del lavabo comienza a salir un globo de color rojo, que se va hinchando poco a poco, cada vez más, entonces estalla, parece estar lleno de sangre, sangre que mancha el lavabo, el espejo y la pared de detrás.
Primero se me pusieron los ojos como platos, después comencé a gritar sin poder moverme del sitio y más tarde mientras continuaba gritando comencé a llorar...
- ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!
No pude pensar en nada, ni en que despertaría a mi padre, ni en que podía estar soñando, ni en que todo aquello era imposible según las leyes de la Física...
Solo gritaba y no podía parar... pero sobretodo no era capaz de moverme... seguramente producto del miedo que sentía en aquel momento.
Me hice pis encima... notaba la sangre sobre mí y me dieron ganas de vomitar...
Ags...
Aunque apenas te salpicaron unas gotitas de esa sangre estabas fuera de todo control, incapaz de controlar ni tu cuerpo ni tu mente.
Se escuchó una risa tenebrosa a través del lavabo y unas misteriosas palabras
“Saluda a tus amiguitos Beberly, moriréis todos si tratáis de luchar contra mi, moriréis todos…”
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Justo al acabar tu padre irrumpió en el baño con un bate de béisbol.
- ¿¡Qué sucede, ha entrado alguien!?
Al ver tu rostro desencajado en dirección al baño miró hacía allí - ¿Qué sucede?
No podía ser ¿No veía nada? Más valía que te inventaras algo, tu si veías toda esa sangre, pero él no parecía darse cuenta de nada.
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- Yo... he visto... ahí... ¿ES QUE NO LO VES? grité desesperada, no podía controlarme y mucho menos usar ahora mi inteligencia ni mi razón para contestar a mi padre, aunque fuera armado y pudiera cabrearse.
Mi corazón latía tanto que creía que saldría fuera de mi pecho, el sudor era frío y contrastaba con el calor que tenía en mis pantalones por el pis derramado, la respiración era entrecortada y me costaba mantener el cuerpo en pie, pues todo me daba vueltas y tenía ganas de vomitar.
No pude aguantar más, me derrumbé no solo por las voces, la amenaza y la sangre, sino por ver el rostro de mi padre bate en mano... las rodillas se doblaron y comencé a vomitar seguramente el almuerzo y la comida, pero parecía que salía todo lo que había comido en mi vida.
- ¿El qué Beberly? ¡¿Qué tengo que ver?! – No, era evidente que no lo veía
Tu padre bajó el bate y se preocupó por ti - ¡Por Dios Beberly! ¿Qué te ocurre? ¿Quieres que llame al doctor? – Te diste cuenta que tu padre no sabía muy bien que hacer y tomó una toalla para acercártela, por suerte estaba lejos del lavabo y no se había manchado de esa sangre que sólo veías tú.
Te diste cuenta que las voces y lo demás se habían marchado, la sangre seguía allí, pero poco a poco tu cuerpo se iba calmando.
Traté de calmarme... si no veía la sangre ni había escuchado voces, es que algo me pasaba, ¿por qué iba a escucharlo solo yo?
- No me encuentro bien Pap... se me quebró la voz al decir la última palabra, aunque tanto las arcadas como las lágrimas derramadas comenzaron a cesar, sin embargo no así la sensación de miedo y el temblar de todo mi cuerpo.
Seguía en el suelo y no me veía capaz de levantarme yo sola, acepté la toalla pero ni siquiera sabía qué hacer con ella, pues estaba toda empapada y temblorosa.
- Esta bien, llamaré al doctor, date una ducha, ahora te traigo un pijama limpio – Te resultaba un poco extraño que tu padre se ofreciera a traerte algo, pero debías de tener un aspecto realmente lamentable.
Se acercó a ti para levantarte del brazo y abrir el grifo de la ducha – Cuando acabes haz el favor de limpiar este desastre – Ya apareció “la puntilla” de que limpiaras eso, quizás para que no te acostumbraras a que hiciese algo por ti, triste, pero así era
- Vale. Iba a decir gracias, pero terminó por darse cuenta que no era para tanto. Se levantó todavía temblando y se quitó la ropa para ducharse. Todavía veía la sangre en el baño, se obligó a no mirar hacia allí pero no pudo evitar echarse a llorar de nuevo... aunque esta vez como siempre sola y en silencio.
Ducharte fue fácil y te sentó muy bien, más complicado fue limpiar el estropicio, particularmente la sangre, no ibas a dejarla ahí para verla todos los días, así que haciendo un gran esfuerzo lo hiciste, el doctor no te encontró nada, y optaste por no decir la verdad, no querías que te encerraran por loca, así que el doctor tan sólo recomendó reposo y descanso.
Pasaron los días, seguiste viendo a los chicos en los barrens e hicisteis una rudimentaria casita, las clases de verano que eran para el mes de Julio terminaron y llegó Agosto, con menos obligaciones, a los chicos tampoco les dijiste nada del suceso, al menos por el momento.
La niña no apareció y escuchaste de algún chico más desaparecido.
Era sábado y habías quedado con los chicos en la puerta del cine para ver una peli, te habían convencido para ver una del hombre lobo, pese a que no te acababan de gustar las pelis de miedo, era estaban de moda y erais chicos jóvenes.
Llegaste la última, los cinco te esperaban ya habían sacado tu entrada.
Aunque la peli sea de miedo, no toca momento de miedo, tranqui y relajada que falta para el siguiente, ya te avisaré.
Había pasado tiempo desde mi pesadilla, y así lo veía, había sido una pesadilla, seguramente me dormí del cansancio. Ya era todo un mal recuerdo lejano.
Estaba pasando un verano increíble y aunque las desapariciones continuaban y me temblaba todo cada vez que me lo contaban, estaba siendo el mejor de mi corta vida.
No había encontrado el valor de hablar con Ben después de todo, pero nos habíamos hecho muy amigos y por ahora solo eso me importaba.
Un sábado me convencieron para ir al cine y finalmente accedí, pero lo cierto es que esa película en concreto no me apetecía nada verla. Pero se fue pasando cuando llegué y todos me esperaban.
- Siento llegar tarde, tenía que dejarle la cena preparada a mi padre. Ya sabéis como es. La naturalidad había llegado también a este tema, pues ya todos conocían mis temores sobre mi padre y trataban de ayudarme siempre. Sobretodo Ben, seguramente se sentía culpable. Cada día era más normal verme con ellos y sobretodo estar relajada y disfrutar de mi infancia. Bueno, veamos esa peli que decís que nos va a gustar tanto.
¿No eran cinco chicos y yo?
- Oh no te preocupes, aún no ha comenzado – Te dijo Ben - Tenemos tiempo de comprar las palomitas y el refresco, venga, vamos para dentro.
Y eso hicisteis, cada uno pidió lo que quiso, hacía mucho tiempo que no ibas al cine y más aún con amigos, luego subisteis al anfiteatro de arriba, en primera fila nadie os estorbaría la visión, Ben se sentó a tu derecha y Bill a tu izquierda.
Se trataba de una peli de un hombre lobo, los efectos bastante malos, pero los críos gritaban y se tiraban cosas unos a otro.
Tienes toda la razón del mundo (Ben, Bill, Eddie, Richie y Stan)