Partida Rol por web

Nada. No había respuesta. ¿Y si les había sucedido algo? El pensamiento la sacudió mientras continuaba su lento caminar. Tenía la responsabilidad de… de destruir la investigación de la doctora Mellows y su equipo para evitar que cayese en malas manos. Era su deber, era su función y tendría que enfrentar las consecuencias. Sentía que el aire le faltaba, no quería sentirse abrumadoramente sola en esa situación, necesitaba saber, necesitaba estar segura de que al menos sus compañeros sabían dónde estaba.

Cerró los ojos y detuvo la marcha de HUGO, lo suficiente como para respirar un poco más. No podía dudarlo, no podía esperarlos. No tenía muchas opciones, aunque quisiera gritar a través del canal hasta que alguien se dignase a responder. Quien quiera que fuese. Inhaló con fuerza el aire del interior del exoesqueleto, ese aire con un aroma plástico y poco natural que, mal que bien, la hacía sentirse algo más cómoda.

Así que giró en la esquina y su corazón empezó a latir con fuerza, como queriendo escapar de su pecho. Lo primero que vio fue una luz, luego un movimiento extraño y vertiginoso, como una cortina o una nube de humo oscura, y cientos de destellos desplazándose a gran velocidad. Abrió los ojos y sintió como su aliento se esfumaba de repente. Quiso exclamar algo, pero su boca sólo emitió una exhalación. ¿Tendrían los invasores algún submarino rodeando la base? ¿Quizás otros robots como HUGO? Y de ser así ¿Cuántos tenían? ¿La habían detectado y se disponían a atacarla= Todas aquellas dudas se cruzaron de manera instantánea por su cabeza, mientras estuvo al borde de un ataque de pánico, inmóvil, aislada, en el silencio. Esperó, con los ojos abiertos de par en par, con su cabeza palpitando con fuerza, hasta que empezó a notar el comportamiento de aquel fenómeno y el origen de la luz: se dio cuenta de que se trataba de un enorme cardumen de peces, increíblemente numeroso y en una formación casi tan sólida como un muro, ondeando alrededor de la base, y que la luz que emitían no era más que el los faros de HUGO y de la base siendo reflejados en todas direcciones gracias a sus escamas.

-Ryby- dijo en su ruso natal: Peces. Y se sintió infinitamente aliviada. Se llevó la mano al pecho y por accidente movió también la mano de HUGO cerca a la cabina central. Se sintió ridícula por haberse asustado por simples peces, pero cierto era que el tamaño de aquel banco era increíble, más grande que ninguno que hubiese presenciado en los alrededores de la estación. Tuvo que pararse a pensar: si intentaba atravesar aquella nube, varios de los animales podrían golpear al exoesqueleto, y aunque estaba seguro de que podía responder algunos impactos, no estaba tan convencida de que pudiese mantener el equilibrio si toda la fuerza del cardumen le daba lateralmente. Era arriesgado y una caída podría dañar algún sistema vital, y no tenía tiempo de regresar y repararlo. Pero tampoco podía quedarse allí y esperar a que pasaran.

Llevó sus dedos a la pantalla y volvió a activar el canal de comunicaciones. -Verne, aquí EC. Por favor…- dijo con su voz algo agitada. -¿Bernard, Lucas… Doctorra Mellows? Por favor, alguno...- dijo en una súplica. Esperó y trató de contener las lágrimas. Tendría que continuar y tras analizarlo, estimó que lo más seguro era llevar a HUGO muy cerca de la pared, con ambas manos de soporte contra el muro de la estación y caminando lateralmente, para rozar tan sólo lateralmente el cardumen y llegar hasta el Módulo 505. Le tomaría más tiempo, sí, pero era la opción más segura para esquivar aquel obstáculo.

Al parecer el Seal sabía lo que estaba haciendo y Bernard se sintió como un idiota al pensar que Rodriguez no tenía la situación bajo control.

En un suspiro se separó del grupo y por unos segundos solo vio partes de la cabeza o partes del arma allá donde avanzaban; casi pierde la oportunidad de avanzar también por estar observando su avance pues era casi hipnótico el ver los movimientos casi preparados del trio, sin embargo el hombre que custodiaba la sala parecía muy entretenido buscando el origen de los ruidos y no presto mucha atención en su dirección.

Con mucho cuidado avanzo lentamente hacia la puerta pegado a  los estantes y hasta paso por debajo de un par de mesas con el rifle por delante como había visto hacer a sus compañeros. Al alcanzar la compuerta levanto la cabeza levemente y se acomodó las gafas, no había rastro del trio ni del extraño, contuvo la respiración y obturo el botón del panel lateral de la puerta, esta se abrió con un leve sonido de expulsión de aire y ante el quedo el corredor que conectaba a la sala de control, sin pensarlo dos veces el alemán entro y tras echar un vistazo apretó el botón interno para volver a cerrarla.

Aunque en un principio parecía que no lo iban a lograr, los cuatro tripulantes habían logrado alcanzar el ala de investigación. Pero ello significaba que nuevamente deberían separar caminos.

-Buena suerte -susurró la doctora para despedirse de Bernard y luego se ubicó entre ambos tripulantes, aceptando la escolta con una sonrisa de agradecimiento sin poder evitar que la preocupación se reflejara en sus ojos.

Antonio abrió la marcha cuidando de no hacer ruido. Mellow avanzó a su vez, dejando que Lucas cubriera su espalda. El oficial de comunicaciones imitó a Schmitt y cerró la compuerta tras de sí.

La siguiente compuerta se encontraba abierta-. Qué raro... -les dijo Mellow en un susurro-. Esto no está bien.

Recorrieron los pocos metros que los separaban de la abertura con mucho cuidado. Al llegar al final escucharon una voz masculina que hablaba por lo bajo, también en árabe. A pesar de no entender el idioma, por la forma de articular las frases, Lucas se dio cuenta de que la persona que se encontraba allí, debía estar comunicándose con otro de sus compañeros a través de un teléfono o similar.

Aunque en un principio parecía que no lo iban a lograr, los cuatro tripulantes habían logrado alcanzar el ala de investigación. Pero ello significaba que nuevamente deberían separar caminos.

-Buena suerte -susurró la doctora para despedirse de Bernard y luego se ubicó entre ambos tripulantes, aceptando la escolta con una sonrisa de agradecimiento sin poder evitar que la preocupación se reflejara en sus ojos.

Bernard se despidió con un gesto de su mano y se introdujo en el pasillo que comunicaba al resto de la base con la sala de control y la de reuniones, sector que parecía desierto. El francés no escuchaba nada más que su respiración. Aguardó unos instantes para asegurarse de que no habría sorpresas y, al no percibir nada fuera de lugar, se relajó y se dirigió rápidamente a la sala donde podría comunicarse con Popova.

La sala de control era un área llena de paneles y equipos de alta tecnología. Desde allí se podía monitorear el funcionamiento de Verne, realizar reparaciones soft y guiar a los exoesqueletos cuando era requerida una acción de mantenimiento en el exterior. Aunque no se encontraba dentro de sus funciones principales, en más de una ocasión había participado de esas rutinas, por lo que estaba familiarizado con el funcionamiento de los tableros principales.

Sin dudarlo, dejó el arma a un lado y accionó el panel de enlace con el robot. Encendió los sistemas de comunicación justo a tiempo de escuchar la voz de la rusa. -...Cas… Doctorra Mellows? Por favor, alguno... -Bernard pudo percibir un tono de angustia en la llamada de la chica. Sonriendo mientras pensaba como hacer su aparición triunfal en el eter submarino, se preparó para contestar cuando el click de un arma al amartillarse se dejó oir a sus espaldas.

-Alto ahí. Si no quiere morir, no accione el mic -Bernard se giró con cuidado y ante él pudo ver a una mujer en la treintena de la edad, un poco más baja que él, toda nervurada, que lo apuntaba con un fusil de asalto.

Marya intentó una vez más establecer comunicación con la base. Actuar a ciegas, llevar el peso de la responsabilidad de salvar la situación, la había puesto muy nerviosa. Aguardó unos instantes pues creyó escuchar una interferencia, como si se hubiera accionado un micrófono, pero el aire de su casco permaneció vacío. Seguramente lo habría imaginado.

Decidió dejar de lado el problema de la comunicación y enfrentarse al que tenía prioridad en la lista. Para poder llegar hasta la sección 505 debía encontrar la forma de sortear el banco de peces. Con sabiduría, optó por rodearlo, permanecer en su margen pues atravesarlo podría significar un suicidio.

Paso a paso, despacio, cuidándose de no provocar movimientos bruscos, pegó el exoesqueleto a la pared exterior de la estación y comenzó su lento recorrido hasta su objetivo. Tenía unos cuantos minutos hasta alcanzarlo, por lo que se permitió disfrutar de la belleza que la naturaleza le ponía a su alcance. ^[1]

Una vez que Bernard desaparece de su vista, el Seal avanza a paso lento como si se tratase de un gato, desde un sigilo agazapado que le permite mantenerse alerta utilizando sus sentidos mientras que poco a poco le va indicando al resto, cuando deben o no dar seguir el camino. Su corazón se mantiene agitado, la respiración algo pesada entona una melodía plagada de tensión, sin caer en un nerviosismo que lo anula del todo. 

La costumbre en dirigir a grupos de Comando, le permite cierta soltura pero no denota demasiada confianza en sí mismo. El hecho de perder un arma, tener a una mujer desarmada de vital importancia y un solo compañero para abrir fuego, lo fuerza a pensar detenidamente en cada acción a seguir. Un descuido, es la muerte o la captura con todo lo que conlleva, su intención no es rendirse ante el enemigo, sino dar batalla. Pese a todo, es vital cumplir el objetivo, cueste lo que cueste. 

No obstante ante el sonido de aquella voz, le indica a la Doctora y al Francés que detengan su marcha mientras saca de su cinturón aquel cuchillo de combate que siempre lo ha acompañado, con la intención de usarlo como espejo. Apoyado contra el marco de la puerta, asoma unos escasos centímetros el filo del mismo mientras intenta ver si está solo o acompañado aquel sujeto. Dependiendo de lo que pueda ver, la acción será avanzar aprovechando la distracción ya que un hombre no es problema y lanzar el cuchillo desde aquella distancia a modo de ataque silencioso es la fórmula. En caso contrario de que en la sala haya más personas, realiza la misma acción mientras le indica a Bedoin que abra fuego. 

A diferencia de Antonio, Lucas avanzó menos seguro de si mismo. Aferrando el arma como si en ello le fuera la vida se mantuvo en el último lugar de la pequeña fila, girando su cabeza hacia atrás, para verificar que nadie los sorprendiese por la espalda, y adelante, asegurándose de no tropezar o se llevarse por delante a sus compañeros, si es que estos detenían su marcha.

Tras escuchar el murmullo "Nuevamente una lengua arábiga" que parecía hablar por teléfono miró al Seal y vio como este se detuvo, observó la sala a través del reflejo de su cuchillo y antes de Lucas fuera capaz de reaccionar, se movió arrojando el mismo.

Al francés se le atragantó la respiración - Espero que ya haya terminado de hablar - no pudo menos que comentar, sin saber si tachar de apresurada la acción del que, en la práctica, estaba actuando como líder del equipo.

Dando un par de pasos al frente se puso al costado del americano, con el subfusil empuñado y apuntando hacia el interior del área de acceso. No tenía muy claro si se animaría a disparar, pero si había alguien en el lugar, no dejaría de darse cuenta de que el del teléfono tenía un enorme cuchillo de combate clavado en el pecho.

Mientras se movía con facilidad, pegada a la pared, veía los frutos de su formación y su entrenamiento para pilotar a HUGO. En realidad, ningún ejercicio podría haber cubierto las circunstancias en las que estaba, aunque alguna vez habían realizado un simulacro de sellado de módulos de la base en caso de daño irreparable, pero nada como esto. Se sintió orgullosa y algo aliviada, lo suficiente para ignorar el perturbador silencio del otro lado de las comunicaciones. Quizás era el momento de empezar a pensar que lo peor había sucedido.

Así que se movió con inusual agilidad y discreción, apenas perturbando a los peces, quienes simplemente la evitaron sin más. Estaba impresionada con las dimensiones de aquel cardumen, los reflectores del exoesqueleto no le permitían ver exactamente donde acababa aquel amasijo de animales, sólo mostraban un torbellino de sombras oscuras que a veces brillaban, y que se movían a un ritmo vertiginoso, ondeando rápidamente y reorganizándose sin ninguna forma definida o predilecta. Como una nube gigante, varias siluetas se dibujaron, mientras ella, miraba con una mezcla de sorpresa y fascinación un espectáculo único, una coreografía impresionante que no pensaba fuese posible.

Cuando menos se dio cuenta, había atravesado aquel obstáculo. Suspiró aliviada y de nuevo reacomodó a HUGO, para caminar el trecho faltante. Se acomodó junto a la compuerta de la sección 505, mientras repasaba mentalmente la distribución de la armadura exterior, dándole forma a una idea en su cabeza. Luego se acomodó junto a una pequeña compuerta metálica corrediza que hizo a un lado, para dejar ver la manivela hidráulica. Ningún componente electrónico iba a ser capaz de resistir la profundidad o la corrosión del agua salada, así que el mecanismo de sellado era meramente mecánico, pero se necesitaba la fuerza de HUGO para ponerla en acción y cerrar una capa de varios centímetros de grosor de grueso acero para aislar la zona en cuestión.

Observó la manivela circular. Tomó aire y buscó rápidamente la cruz colgada alrededor de su cuello, dentro de su overol. Susurró unas palabras, le dio un beso y se echó la bendición. Era el momento. Miró en la pantalla y activó los controles de fuerza. Sobre el dispositivo táctil, deslizó su dedo sobre la barra de “Fuerza” hacia arriba, para aumentar el número de Libras que serían capaz de operar los brazos de huego. Cuando la barra estuvo casi llena, se sintió satisfecha y volvió a tomar el control de las extremidades superiores del exoesqueleto para ponerlo alrededor de la llave. Y haciendo fuerza -aunque menos que la que hacía en realidad HUGO por ella- la hizo girar. El sonido de los músculos mecánicos se escuchó en el interior de la cabina, algunas burbujas escaparon, y percibía el esfuerzo que hacía la armadura por ella.

El vidrio se empañó un poco y gruesas gotas de sudor, más por nervios que por la actividad física, se escurrieron por su rostro. No estuvo satisfecha hasta que no pudo hacer mirar las manivelas. Eso debería haber aislado el módulo principal. Dio un paso hacia atrás y observó un momento. Suspiró. Lo siguiente podría ser lo más difícil.

-Aquí EC. Bernard, alguno, si escuchan- dice mientras vuelve a establecer las comunicaciones. -Bernard. Si pueden hacer eso último que hablamos, tú y yo, hacedlo- dijo en tono lento. -Esperro que estéis bien- confesó con la voz algo entrecortada mientras dejó de transmitir. Y observó la pared a su lado. Era el momento de la fase 2.

Ehhh hola?- fue lo único que atino a decir mientras giraba y levantaba los brazos , le sorprendió ver que la mujer sostenía con firmeza el arma y que tal vez no le temblaría la mano a la hora de disparar.

Durante el tiempo que llevaban en caos en algún momento se imaginó en esta situación pero en su pensamiento atacaba y sometía fácilmente a su enemigo, ya llevar esa idea a la realidad era más difícil , su cuerpo ni siquiera respondía al intento de moverse para atacar y su camisa que ya estaba secándose , volvía empaparse de sudor.

Quiero decir que me rindo fácil y sin poner ninguna resistencia, es más, allí – dice señalando con la mano sin bajar el brazo – se encuentra mi rifle si quieres puedes tomarlo, solo permíteme dar las instrucciones de regreso a la base a mmmm mi novia , si mi novia, se encontraba haciendo la recolección diaria de muestras básicas de humunculus radiatos sinflriux , son una especie de neófitos galaxiosiosos que solo se encuentra en esta zona del planeta – al ver que la mujer seguía con expresión severa siguio hablando- ya sabe esas hermosas criaturas… en fin me esto desviando de lo realmente importante mi mmmmm mi novia rusa esta allá afuera y  si no le doy las instrucciones apropiadas caerá como pues una roca en el mar ehhh mmm jejejeje jejejeje – decía cada vez mas nervioso – ya sabe es gracioso porque estamos en el fondo del mar y ella podría emmjmm ,puedo acomodar mis gafas? , si quiere puede ud hablar con ella , es más puede decirme al menos quien es usted? O ustedes? Son muchos pocos?? – Hace una pausa y se mira los zapatos – tiendo a hablar mucho y rápido cuando estoy nervioso.

Puedo ayudar a mi mmm novia?

La mujer enarcó una ceja ante la cháchara de Bernard, al tiempo que se adentraba en la habitación lentamente, sin dejar de apuntar, para tomar el subfusil.

-No es algo que necesites saber -respondió a las preguntas del científico-. Digamos que somos un grupo idealista, con la fuerza suficiente para tomar esta base y que estamos detrás de un único objetivo: la investigación de Mellow. Si quieres ayudar al resto de tus compañeros, incluida tu novia, ayúdanos a obtener lo que buscamos. No somos asesinos, pero no dudaremos en disparar si hace falta.

En ese momento, la radio volvió a crepitar y un nuevo mensaje de Popova se oyó en la sala de control.

-Aquí EC. Bernard, alguno, si escuchan... Bernard. Si pueden hacer eso último que hablamos, tú y yo, hacedlo- dijo en tono lento. -Esperro que estéis bien-

La mujer señaló el micrófono con su arma y le hizo señas con la cabeza para que respondiera. Antes de que activara el mic para responder, lanzó una última advertencia.

-Ojo con lo que dices... Haz que vuelva, un amigo mío la estará esperando en la sala de descompresión.

Antonio actuó por instinto, dejándose llevar por sus años de entrenamiento en el cuerpo de las fuerzas de élite de su país. Sin dudarlo, atacó antes de que el grupo fuera descubierto, con una precisión magistral. El cuchillo del guardia se clavó en la garganta de un hombre robusto, tez clara y también con uniforme de las fuerzas de paz de la ONU. ¿Era aquello una fachada o estaban atacando al enemigo incorrecto?

No tuvieron mucho tiempo para pensarlo. Mellow, al ver el camino hacia el laboratorio despejado, salió corriendo hacia allí, sin aguardar a sus compañeros, quienes reaccionaron apenas unos instantes más tarde.

Mientras la doctora ingresaba la clave de acceso al laboratorio, Lucas se acercó al cuerpo caído y tomó el pequeño auricular que portaba en la oreja derecha y se lo llevó a la propia.

-Red Fox! -una retahilla en árabe acompañó a lo que parecía ser el nombre clave del caído -...Red Fox! -el hombre que hablaba del otro lado mostraba urgencia y preocupación. Sin dudas, los atacantes sabrían que algo no andaba bien con el hombre que habían apostado en el laboratorio.

Seguía sin respuesta por parte de la base, pero no podía demorar más la tarea que tenía enfrente. Popova resopló suavemente y comenzó a activar las manivelas que aislarían el módulo 505 del resto de la base.

Mientras los mecanismos se activaban, volvió a dejar un mensaje en el éter. Esperaba que, si había alguien del otro lado, supiera que el plan estaba en marcha, que en unos minutos estaría en condiciones de destruir la investigación de la doctora Mellow. Sin embargo, no todo iba a resultar tan sencillo para ella.

Apenas se habían movido unos centímetros cuando las placas que cerraban el sector se trabaron. La rusa miró las manivelas, pero todo estaba en orden y por más que presionara, el bloque de metal seguía sin continuar su recorrido. Había algo obstruyendo el mecanismo, debería recurrir a su pericia para desatascarlo y poder aislar el módulo de una vez.

La respuesta de la mujer tomo a Bernard por sorpresa, realmente no esperaba que le dejara hablar con la rusa, pero y ahora que podía qué le diría?

Le sonrió exageradamente y fue girando lentamente con las manos arriba, bajo una un momento para acomodarse las gafas mientras las palabras de la rusa daban vueltas en su cabeza -Aquí EC. Bernard, alguno, si escuchan... Bernard. Si pueden hacer eso último que hablamos, tú y yo, hacedlo- era lo que le había escuchado, pero que era eso a lo que se refería?, le entró más pánico si eso era posible, rebusco entre sus recuerdos el momento en que él le entrego el arma pero no atino a recordar que era eso que habían hablado, -tal vez si me hubiese fijado menos en sus pechos y más en lo que me hablaba- pensó y lo medito un segundo antes de oprimir el botón que activaba el comunicador, lanzo una fugaz mirada a la ceñuda mujer con la sonrisa exagerada en su rostro antes de hablar

-Hola tovarich amorcito – dijo acercándose al micrófono aun con las manos arriba – ya es hora de que vuelvas a la base, no creo que pueda ayudarte mucho desde aquí pues no entiendo nada de lo que marcan aquí estas máquinas locas –mintió -  sin embargo sigue mis instrucciones para el retorno – mira nuevamente a la mujer y le asiente buscando su aprobación, ante la mirada impasible vuelve al micrófono – debo ayudar a unos amigos a encontrar la investigación de la doctora Mellows , recuerdas a la doctora Mellows verdad? Esa doctora excéntrica amante de las algas marinas asi que debo apurar tu regreso, espero hallas finalizado la misión esa misión de encontrar  humunculus radiatos sinflriux , cuando regreses a la base  habrá un recipiente, de esos que trajeron por el ascensor no hace mucho tiempo de la península arabiga  esperándote para dejar las muestras así que ayúdate de la vara de infusión que te entregué antes de marcharte en la sala de descompresión creeme la vas a necesitar ya sabes q esos recipientes son complicados de manejar bye ya lyublyu tyebya – dijo esto último en ruso exagerando el acento y desconectando el comunicador.

Volvió a girar hacia la mujer – ya puedo bajar los brazos? Realmente cansa esta posición.- sin esperar la respuesta bajó los brazos lentamente y siguio hablando, al parecer era lo mejor que podia hacer. 

Hablaste de encontrar la investigación de la doctora Mellows, has encontrado a la persona correcta, casualmente es la jefa del departamento en el que trabajo y no le digas a mis compañeros pero soy su asistente favorito jejeje- dijo mientras se quitaba lentamente los lentes y los limpiaba con la parte baja de la camisa de nuevo y tomando un poco de confianza - si me prometes que mi vida no corre riesgos podría ayudarlos aunque no sé qué importancia para ustedes podria tener todo un catálogo sobre la vida del lecho marino en las estaciones y como es afectada por las corrientes norasiatiacas en confluencia con las mareas altas divergentes del relieve. – la mujer lo miro con cara de incredulidad

– que?? 

No tengo la culpa que así se llame la investigación, más bien si me permites puedo guiarte- le dijo haciendo amago de ir hacia la puerta.

El microfono chirrio y la voz de Bernard sono por el comunicador

-Hola tovarich amorcito –

– ya es hora de que vuelvas a la base, no creo que pueda ayudarte mucho desde aquí pues no entiendo nada de lo que marcan aquí estas máquinas locas –hizo una pausa

 sin embargo sigue mis instrucciones para el retorno – 

– debo ayudar a unos amigos a encontrar la investigación de la doctora Mellows , recuerdas a la doctora Mellows verdad? Esa doctora excéntrica amante de las algas marinas asi que debo apurar tu regreso, espero hallas finalizado la misión esa misión de encontrar  humunculus radiatos sinflriux , cuando regreses a la base  habrá un recipiente, de esos que trajeron por el ascensor no hace mucho tiempo de la península arabiga  esperándote para dejar las muestras así que ayúdate de la vara de infusión que te entregué antes de marcharte en la sala de descompresión creeme la vas a necesitar ya sabes q esos recipientes son complicados de manejar bye ya lyublyu tyebya – 

Tras esto el comunicador dejo de emitir mas sonidos.

La precisión de aquel ataque, le da la certeza a Antonio de que al menos no hay más gente en aquel sector. Sólo que el comentario de Lucas hizo que enarque una ceja y su rostro refleje un halo sombrío típico de alguien que está al tanto de lo que va a suceder. El haberse adelantado ahora, genera una sospecha en el enemigo que no pasará por alto mientras la Doctora intenta acceder al aclamado Sector 505. 

- No tenemos demasiado tiempo, Doctora. -  atina a decir. - Si no ha terminado de hablar, vienen los refuerzos. Hay que apurarse. 

Ya un tanto preocupado por la situación, se dirige hacia la única entrada del Sector con la intención de cerrar la puerta para ganar un poco de tiempo, mientras se coloca al costado de la misma sobre la pared, por si desean derribarla con algún explosivo. La tensión se manifiesta en cada una de sus expresiones, acelerando su ritmo cardíaco debido al estrés padecido y la adrenalina misma que marca esa buena dosis de acción que necesita. De momento, Rodriguez desea cuidar la retaguardia para no exponer a su compañero, en el caso de que ingresen, el seal es quien puede hacerse cargo incluso siendo capaz de arriesgar su vida. 

- Bedoin, quédate con ella hasta que abra la puerta. El objetivo es que la Doctora destruya la información mientras me ocupo de los que vengan. - ordena serio. 

Esto es una cuenta regresiva, de la cual no sabe si es capaz de salvarse. No es una persona que cree en alguna divinidad o algo similar, sólo confía en cada pensamiento o idea que surge en una situación crítica dentro de su entrenada mente. Es lo único que lo ha ayudado siempre, más aún en las peores circunstancias. 

-Niet, niet, niet- empezó a decir mientras hacía fuerza. Un atasco, algo había detenido la compuerta justo ahora. Furiosamente intentó mover la manivela, sin mucho éxito, y sin lograr más que un indicador de presión que le advertía de que los músculos mecánicos de HUGO también tenían un límite. Suspiró abatida, mientras se limpió el sudor de su frente y abrió un poco su overol, agitada. Se tomó unos instantes para cerrar los ojos y analizar la situación. Necesitaba encontrar el bloqueo.

Tomó aire e inició el proceso de desplazarse hacia el bloque metálico, sostenido por unos rieles. Apuntó los faros de HUGO hacia el suelo y comenzó a examinar. Tras unos instantes encontró el problema: Un matojo de algas se había enredado con los rieles y las ruedas, creando varios nudos en los engranajes e impidiendo rígidamente el deslizamiento de la misma. Bien, era un inicio. Este tipo de cosas podían pasar, sólo tenía que cortar lentamente las algas y limpiar el mecanismo. Empleó el láser integrado para cortes submarinos a potencia baja y empezó su tarea de jardinera subacuática improvisada, mientras algunas burbujas escapaban con cada poda. Se concentró en aquella actividad, olvidando la situación, la prisa, hasta que el amasijo verdoso no fue más que una mancha desagradable alrededor de los componentes mecánicos de la compuerta. Cuando acabó, suspiró tranquila, y se sintió orgullosa de sí. Luego el peso de la realidad volvió a poner sus pies en la tierra, así que, sin más, se desplazó de regreso a la válvula.

Entonces, llegó la llamada de Bernard. Se sintió sonreír, sus ojos brillaron con algo de emoción: ¡Estaban vivos! Su compañero inició con un chiste, se sintió ofendida en principio, pero la alegría de restablecer contacto rápidamente hizo que le excusara. Sin embargo, el científico le había hecho llegar lo que sólo podía clasificar como un mensaje cifrado a su manera.  -¿humunculus radiatos sinflriux?- repitió en voz alta confundida. Al parecer le necesitaban, pero también esperaba que hubiese terminado la misión. Creyó haber entendido la primera parte.

La segunda parte la hizo ponerse nerviosa. Entonces había alguien en la Sala de Descompresión, uno de esos soldados “árabes” que habían invadido la estación. Se alegró de haberse decidido a traer el rifle, y le dedicó una mirada al arma, recostada sobre uno de los costados de la cabina. No estaba segura de poder defenderse, pero el mensaje de Bernard parecía dar a entender que sólo había uno.

-Aquí EC- dijo finalmente estableciendo comunicación. -Bernard, no ha hecho gracia tu saludo- replicó ella. Luego, trató de pensar rápido en cómo transmitirle la advertencia. -Trabajáis mucho. Podéis buscar investigación luego, tomad descanso- dijo atropellada y nerviosamente. -Hay pastel en Comedor. Luego hacen caso a doctorra Mellows. Yo acabo pronto- dijo simplemente, intentando, además de hacerse entender, mantener el énfasis en las palabras claves de su mensaje.

No estaba seguro de si recibiría su última transmisión, pero lo había intentado. Tenía que darse prisa. Volvió a poner las enormes extremidades metálicas de HUGO alrededor de la válvula circular y con la fuerza en el máximo, volvió a intentar hacer girar la manivela para sellar completamente el módulo en cuestión.