Partida Rol por web

[JJVV2017] II Campeonato de RPW

[PARTIDA 04] Cuarto grupo de juego

Cargando editor
23/11/2017, 00:30
Director 4

La música del móvil se extiende lo suficiente para que el dispar trío salga de la Sección central y llegue en una pieza a la intersección del Área de acceso. Una vez allí el móvil cesa por completo su música, quizás por la destrucción del dispositivo que se encuentra bloqueado por contraseña.

Ahora Mellows y los demás tienen por delante dos pasillos. Uno que conecta con los Laboratorios principales y el otro que conecta con la Sección de módulos 505. Una puerta doble bloquea el acceso a los módulos y se encuentra protegida por una clave de seguridad de nivel 3.

Casualmente quienes tienen ese nivel de seguridad son el sargento Harris, la doctora Mellow y el doctor Monteros. Es posible que Harris y Bullock hayan sido las primeras bajas del tiroteo inicial, lo que deja a Mellow y Monteros como los únicos con el poder de acceso.

Finalmente Monteros es hallado por Bedoin y los demás. El regordete y bonachón doctor es apaleado salvajemente frente a la compuerta que bloquea el acceso a los módulos 505. Un asaltante enmascarado usa la culata de su fusil de asalto para castigar sin piedad a Monteros que inútilmente trata de cubrirse con sus brazos. Sangre brota a borbotones por su nariz y baja por el pequeño bigote del doctor. También las heridas de su calva cabeza derraman sangre por el suelo de la estación ademas de teñir su bata de rojo.

- Bedoin ¡Haga algo por todos los cielos! - exclama Elizabeth ante la brutal escena.

Es el momento de la acción, cuando solo hay pocas opciones por tomar.

Notas de juego

Ahora es cuando solicito una tirada de Sigilo. Bedoin no necesitas repetir la tirada porque usaremos la que has hecho en el mensaje anterior.

Cargando editor
23/11/2017, 12:37
[4] Bernadette Schmitt

Mientras se alejaban de la sección central, tras unos instantes, la música que sonaba armónicamente en su teléfono cesó. Seguramente los asaltantes lo destruyesen, al ver de qué se trataba de un aparato pequeño, un móvil, y no entrañarles peligro alguno.

Volviendo la vista al frente y dejando la anterior sección, se abría ante ellos la entrada, con doble puerta, a la zona de los laboratorios. Por fortuna, en esta ocasión, no como en la vez anterior, la bióloga del grupo logró seguir a sus dos compañeros, tropezando, como era de esperar, pero no levantando sospechas en los hombres armados. El sigilo le funcionó en esta ocasión, por fortuna.

- Bedoin ¡Haga algo por todos los cielos!

La doctora Mellows pidió ayuda a Lucas, el técnico de comunicaciones. Quizás porque era el único hombre, seguramente. Ante ellos, la escena era, cuanto menos, dantesca. El pobre doctor Monteros, originario de Granada, España, yacía en el suelo, con la cara y la cabeza ensangrentadas. No en vano, la culata de uno de esos subfusiles de asalto estaba dando buena cuenta del pobre científico. – Puede que le haya pedido el código de acceso y no quiera dárselo… Hay que ayudarlo, pero cómo… - Pensaba interiormente la bávara, en cuestión de décimas de segundo.

El buen doctor, tenía un negocio a medias con otro de sus hermanos, que seguía en su España natal. Cuando Bernadette lo conoció personalmente se cayeron bien desde el principio, debido a que ambos eran, de alguna forma, españoles. De hecho, el propio Monteros la obsequió no hacía mucho con un regalo: Una botella de ron de su fábrica. Aunque el nombre estaba enmascarado, la doctora Schmitt lo comprendió en seguida, por el juego de palabras, más que por otra cosa. Era una botella de Ron Montero, una bebida espirituosa muy apreciada en su región y que ella añoraba, sobre todo de sus días de juventud y salir de fiesta.

Pero sus pensamientos se esfumaron, tan rápido como pasaron, pues otro golpe de aquella culata sobre el rostro del pobre doctor la devolvió a la realidad. Ya habían conseguido llegar hasta allí, y tenían que acabar el trabajo. El último obstáculo era aquel desalmado, armado con aquel subfusil, pero ellos eran más listos y tenían que aprovecharlo. Nuevamente, Bernadette volvió a hurgar en sus bolsillos, sacando de uno de ellos un pequeño bisturí, con funda protectora, y lo desenfundó. Aquello se convertía en un arma bastante afilada, pero en sus débiles y pequeñas manos no sería de mucha ayuda. Fue por eso que miró a Bedoin y le cedió el arma blanca al francés. – Golpéele en la nuca. Justo aquí, ahí está el cerebelo. No volverá a moverse… - Le indicó en voz baja a su compañero, esperando que comprendiese como realizar la maniobra.

La bióloga no estaba de acuerdo en matar a nadie, pero ya habían asesinado a sangre fría a muchos compañeros, puede que incluso a Antonio, que se llevó lo peor de la metralla en los almacenes. El aire de venganza alcanzó a la alemana, que no dudó en que aquellos mercenarios tendrían que llevarse su merecido. Además, tenían que salvar al pobre doctor Monteros o acabarían con su vida delante de ellos. No podían permitir eso. Schmitt recordó aquella frase que se oye en tantas películas, aunque parece que incluso viene escrita en algún versículo de la biblia: [color=#00FF00]"Para que triunfe el mal, basta con que los hombres de bien no hagan nada"[/color]. En realidad era una frase de Edmund Burke, pensador del siglo pasado, aunque eso la pelirroja no llegaba a saberlo, pese a compartir dicho pensamiento. Seguramente habría estado más de acuerdo con otra de sus frases:[color=#FF0000] "El dinero es el sustituto técnico de Dios"[/color]. Pero antes tendría que sobrevivir para poder llegar algún día a escuchar semejante frase.

Mientras le cedió el bisturí a Bedoin, la adrenalina hizo su efecto y una fuerza impalpable la alcanzó. Se sentía como Rambo cediendo su ametralladora. Es más, se sentía como si le otorgase a su compañero francés con la motocicleta lanzacohetes que Chuck Norris pilotaba en aquella película, de cuyo nombre no lograba acordarse. Pero si recordaba la música. Y empezó a sonar en su cabeza, mientras todo pasaba. Solo le quedaba rezar porque la maniobra de su compañero tuviese éxito, si es que no tenía otra opción mejor.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Gasto el benni ese que llevaba para pasar la prueba de sigilo. Total, a estas alturas de la partida solo queda un post, contando el que estoy haciendo ahora. A ver si al menos nos da para acabar el trabajo y "en la continuación" salimos de aquí. Vamos Lucas, revientalo y acabemos el trabajo xD

Cargando editor
23/11/2017, 12:43
[4] Markus Popov

Alguna cosa que medio se arrastra por el suelo se acerca por la espalda hacia las doctoras y el técnico. Finalmente, y medio agachado, aparece el encargado de mantenimiento Popov.

No lleva puesto el exoesqueleto subacuático y está totalmente empapado de sudor. Su cara está visiblemente húmeda y desmejorada, y aun respira con dificultades después del esfuerzo que acaba de hacer.

De hecho, el ruso no lleva puestas ni las botas, que tuvo que quitarse en la sala de descompresión. Parece bastante alarmado, o al menos esto es lo que se puede intuir detrás de su habitual porte inexpresivo.

Señores -dice mientras mira por un segundo detrás suyo- hay que huir inmediatamente. Hay dos agentes enemigos más a escasos metros detrás de mí. Hay que salir de este almacén y encerrarse en otro sitio. El agente Rodríguez ha muerto -dijo sin darle mayor importancia, exponiendo tan solo un dato corroborado-. Mis conclusiones son que el espacio más seguro que queda en la estación es la zona de laboratorios. Les informo que me dirijo hacia allí.

Markus no esperó ninguna respuesta y en seguida se marchó hacia los laboratorios. No quería que lo vieran tan afectado como lo estaba, después de escuchar como destrozaban el Markus II.

¡Qué fuerza y que aislamiento existencial había experimentado dentro de esa máquina! ¡Qué maravilloso ser simbiótico había sido!

Pero ahora parecía que toda su serenidad se había quedado también allí dentro del artefacto, una serenidad que por fin se había resquebrajado como pocas veces le había ocurrido en su vida.

Maldita sea, Markus. ¡Contrólate! ¡Contrólate! -se dijo mientras corría intentando que las lágrimas no le cayesen al suelo. ¡Pronto morirás, o pronto podrás implantarte el programa de Inteligencia Artificial en el córtex!

Uno -empezó de nuevo mientras avanzaba por la estación-. Un robot no hará daño a un ser humano o, por inacción, permitir que…

Notas de juego

¡Yo voy tirando que esto se acaba!

Dire, marco tambien a Rodríguez para que vea como termina la partida.

Cargando editor
23/11/2017, 18:23
[4] Lucas Bedoin

La música en mi cabeza se detuvo al mismo momento que el móvil de la doctora era impunemente destruido.
-Joder, pues era pegadiza la jodía, como era... na... anaa... mierda, demasiadas cosas en la cabeza. -Por mas que lo intente el único sonido que reproducía mi mente era la de los disparos contra el metal de la estación, gritos a mis espaldas y los crujidos de la estructura que llevaba escuchando desde tiempos mas tranquilos en donde mi único cometido era mi trabajo, para lo que había venido hacer, nada de salvar damiselas en apuros o seguir culos inquietos mientras las balas silban una canción de muerte.

De repente nos detuvimos in situ y si no fuera por una espalda vestida con bata que me interrumpió mi caminar, ni me hubiera dado cuenta de aquello, tuve que alzar la cabeza y todo, para poder saber la razón de nuestra parada "técnica" durante la huida. Y como era de esperar lo que vi no me gusto un pelo. Uno de esos doctores estaba siendo brutalmente apaleado por uno de los asaltantes, si no fuera porque no portaba movil alguno, seria un bulling digno de grabar. Claro que en este vídeo había mucha mas sangre, menos palabras o risas y la posibilidad de que el apaleado muriera a manos de un buen chorro del .42 o .83 o... ¿n347? Ni puta idea de calibres de arma, pero seguro que cualquiera era igual de efectiva a corta distancia.

-Y ahora que... -Mi pregunta fue rápidamente aplacada por las palabras de Mellows. Al parecer mi turno de ser utilizado había llegado, después de todo tenia razón, era un mero instrumento a manos de ella. Por suerte teníamos con nosotros a la infatigable Mrs.Sydney Fox (alias Bernadette Schmitt) la incansable busca tesoros, dejándome a mi en el cómodo puesto de Nigel Bailey, el guapo e inteligente ayudante que dejaba la acción a la Lara Croft de la televisión.

-¿Una navaja? ¿Yo? ¿Que le de donde?
-Pero cuando aquella pelirroja me entrego su bisturí, recordé con tristeza como incluso el propio Nigel habia sido puesto a prueba y convertido en aventurero por mas de un capitulo, así que todo aquel cuadro se desvaneció nada mas ver como aquel par de mujeres habían dejado atrás su poderosa feminidad, para dejarle el trabajo sucio a un caballero, uno que ni siquiera se había leído El Quijote.

-¿Que coño esperan que haga con esto? -Trague saliva y cuando fuera a dar el primer paso algo rozo mi pierna, a punto estuve de soltar un grito y dejar caer aquel peligroso y afilado cuchillo para que acabara en mi bota, sobre la punta de mi dedo meñique; mi dedo preferido y su mejor parte. Por suerte, mi puño se cerro aun con mas fuerza y tan solo levante la pierna como si fuera una folclórica de cabaret desquiciada; tuvo suerte la MIFANI de que no estuviera delante en ese momento o le hubiera partido la mandíbula y dejado inconsciente de semejante patada. -¡MAJLDITA SEÁ MAGRKUS HASESTADO A PUNTO DE MATAGME! -Le grite, lo mas bajo que pude a modo de reproche. Mientras bajaba la pierda.

-¡¡COÑO!! ESO ES, puede que Dominique no enseñara a librarse de un atentado, pero por alguna razón si nos instruyeron en defensa personal. *La llave china... -La bombilla de mi cabeza, que raramente se iluminaba, ahora mismo irradiaba mas luz que cualquier trasto lleno de led, si podía pillarlo por la espalda, aprovechando que estaba apalizando como si no hubiera mañana, con un rápido movimiento solo tendría que agarrar su cuello con una mano y hacer presión con la otra hasta que perdiera el sentido. Eso al menos sabia como hacerlo y no me arriesgaba a fallar en eso de apuñalar puntos clave a lo Jackie Chan; joder que buen actor ojala siguiera haciendo pelis. -¡Céntrate tío!

Detuve entonces al ruso con una mano en su hombro, mostrando mi porte Galo una vez mas, poniéndome delante de todos. -Espera tío raro, ¿No vez que algo pasa justo delante de nosotros? -En saco roto callo eso de que el americano había muerto, era evidente que a estas alturas la mortalidad era casi del cien por cien ademas apenas lo conocía.

-Creo que tengo una idea mejor, pero si falla, apuñalalo con esto. -Le devolví a la bollera, para. Dale marcha atrás. A la pelirroja su arma de apuñalar a tope. Estire los brazos hacia abajo y gire el cuello para prepararme, un tirón ahora seria estúpido y fatal.

Era mi momento para pasar a modo locura, como el resto ya había hecho. Al final lo habían conseguido, Lucas Bedoin; la serenidad personificada, haciendo locuras y de nuevo por una mujer, dos mas bien, bueno y un tipo raro que seguramente era asexuado. Me acerque en silencio hacia el asaltante y en mi cabeza repasaba la instrucción, como sorprender a una persona, como poner los brazos en caso de que fuera mas alto o mas bajo, como calibrar a que altura poner el bíceps para obstruir la faringe y provocar la asfixia, como proteger mi cuerpo con el suyo propio para evitar que hiciera movimientos innecesarios... JODER ME SENTÍA EL PROPIO JAKE "SNAKE" ROBERTS, solo me faltaba mi propia serpiente, sus músculos y sus huevos... porque mira que tener de mascota a una pitón...

Y solo cuando estuve lo suficientemente cerca de aquel desconocido que disparaba sin preguntar, me lanza a su garganta, tan rápido como me enseñaron, apretando tanto como pude, rezando a un dios en el que no creía por que todo saliera rápido y fácil.

-¿Donde narices deje mi navaja? -Pero sin poder evitar pensar en mil cosas a la vez, a pesar de la adrenalina o el momento.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Dejo la tirada de pelea y si hay que hacer algo mas, que sea el dios de la partida quien tire por mi sin problema :P

*Por cierto la imagen somos yo y el instructor, creo que sabréis quien esta siendo doblegado por quien.

Cargando editor
24/11/2017, 00:42
Director 4

Mientras el asaltante enmascarado castiga con énfasis al doctor Monteros frente a las puertas de los módulos 505, un nuevo integrante alcanza a sus compañeros. Es Popov que informa el advenimiento de nuevos enemigos a sus espaldas.

Solo que su huida hacia los Laboratorios principales es frenada por la presencia del agresor y principalmente por la doctora Mellow, que coge del brazo al ruso y le muestra el peligro por delante. Adicionalmente el francés también le advierte a Markus sobre la situación.

Pero la situación se resuelve pronto con la intervención de Schmitt y su pequeño bisturí, que es entregado en mano a Bedoin para solo luego regresar a su poseedora original. Luego de esa ida y vuelta del objeto afilado, Lucas decide de una vez por todas tomar al toro por las astas. Entonces ataca al enmascarado por detrás, siendo tan silencioso como el más peligroso de todos los felinos.

Su llave sobre el cuello de su oponente se mantiene en todo momento mientras el asaltante hace todo lo posible por asir a Bedoin y con ello librarse de la presa que lentamente lo asfixia. Y casi sin posibilidades extrae su cuchillo de combate para apuñalar a su atacante.

Sin remedio el técnico en comunicaciones realiza un ultimo esfuerzo al girar su agarre sobre el cuello del enemigo y con ello un sonoro “Crac” indica el fin del breve combate con la muerte del contrincante que lentamente se desliza al suelo sin provocar un solo ruido. Para su sorpresa Bedoin se queda con la mascara del asaltante.

El nuevo cadáver, en este caso de los malos, es nada mas ni nada menos que Antonio Rodríguez… el mismo que Markus presenció morir algunos minutos atrás.

Mientras los presentes salen de su asombro, la doctora Mellow alcanza el panel de control junto a la puerta doble y con su clave personal abre el acceso a los módulos 505.

Sin perder un segundo ella suelta una advertencia a todos los presentes, sin cambiar su semblante tan gélido y enigmático que al principio de esta pesadilla.

- Vamos. Entren de una vez que voy a cerrar nuevamente para que estemos a salvo. -

La rubia ni siquiera se molesta en prestar un ápice de atención en el doctor Monteros, que yace tendido de costado, sobre su propia sangre y en posición fetal. Sus ojos almendrados arden a medida que su mirada fulminante no admite negativas. En su mano izquierda la linterna es sostenida con tanta fuerza que parece estallar.

- Bernadette. Necesito de usted en el compartimento de computación 505. Es primordial que vaya allí mientras yo ingreso al modulo 505 -

Y la petición de la británica de cabello trenzado no deja de ser en el fondo una orden, quizás al ultima antes que los asaltantes hagan su movimiento final y la vida de todos termine abruptamente.

Lentamente las luces del pasillo que conectan los dos módulos de la sección 505 van encendiendo para mostrar un sitio pulcro, digno de otro sitio que nada tiene que ver con una estación submarina. Incluso las paredes, techo y piso son de un material sin identificar donde el zumbido típico de la estación Verne no existe. Más adelante una puerta acorazada bloquea la Sección 505 y al final del pasillo se encuentra la sala de computación.

Notas de juego

Gasto el benni ese que llevaba para pasar la prueba de sigilo. Total, a estas alturas de la partida solo queda un post, contando el que estoy haciendo ahora.

Que no cunda el panico, que al parecer hay una yapa de un turno adicional ;)

Dire, marco tambien a Rodríguez para que vea como termina la partida.

Ok, sin problemas. 

*Por cierto la imagen somos yo y el instructor, creo que sabréis quien esta siendo doblegado por quien.

¿En verdad te gusta pagar para sufrir? XDDDDDDD


¡Vamos que llega el final!

Cargando editor
24/11/2017, 11:01
[4] Markus Popov

Popov no podía sacar la mirada de los ojos de Rodríguez. No cabía duda de que ese otro soldado también era Antonio Rodríguez, y no cabía duda tampoco de que hacía escasos minutos él mismo había dejado el cuerpo del militar acostado contra una pared, exhalando el último aliento.

¿Qué clase de locura era esta? ¿Qué clase de paranoia estaba viviendo?

Popov miró a su alrededor, al suelo, al techo. Alguien gritaba órdenes, pero el ruso ya se encontraba de nuevo en un estado ausente. Sintió como sus mejillas absorbían el sudor de la piel, cerró los ojos y pudo contemplar las profundidades abisales donde se encontraban. El plancton a su alrededor, una luz arriba del todo, cálida, que lo invitaba a dejarse llevar, a dejar de respirar para siempre y flotar hacia arriba, libre.

Un Rodríguez, dos Rodríguez, mil Rodríguez. ¿Dos Popov?

¿Y si todos formaban parte de un experimento? ¿Eran sus recuerdos reales? ¿Era su dolor y su odio hacia la condición humana real? ¿Eran ellos el Experimento 505?

La Dra. Mellows abrió la sección de laboratorios y sus compañeros pasaron corriendo.

Alguien le golpeó en el hombro, y cuando Markus despertó, Rodríguez aún estaba allí.

El cadáver del asaltante era vívidamente real. Con los ojos idos y el ángulo imposible del cuello roto. El ruso resopló y se apresuró a cogerle al muerto la pistola que aun llevaba enfundada.

Entró corriendo a la sección 505 y se detuvo unos segundos para contemplarla. De momento no había nada que justificase ese secretismo, pero estaba igualmente contento de haber llegado allí. Quizás así lograse entender el motivo por el cual estaban todos a punto de morir.

Descalzo y con la pistola en la mano, dio unos pasos hacia delante. Poca cosa más podía hacer para ayudar ya que ahora era turno de actuar para las científicas.

Fin de trayecto. Se miró la pistola y recordó el montón de literatura que había llegado a leer de joven sobre como usar una pistola para suicidarse.

Notas de juego

Me parece muy bien alargar la partida otro turno más, pero no puedo prometer que escriba nada demasiado elaborado porqué probablemente lo tendré que hacer desde el móvil.

Tengo bastante curiosidad por saber quiénes sois todos, jeje. ¡Ya casi acabamos!

Cargando editor
24/11/2017, 13:27
[4] Bernadette Schmitt

Parecía que Lucas estaba bastante seguro de sus posibilidades, a juzgar por cómo devolvió el bisturí a la bióloga del grupo, que segundos antes se lo ofreció. Nada importaba ya, si habían llegado hasta aquel lugar sanos y salvos era por haber confiado los unos en los otros y así debía seguir si querían tener alguna posibilidad. Bernadette asintió con la cabeza a Bedoin, acompañando el gesto de una leve sonrisa, mientras recogía el bisturí, lo volvía a meter en su funda y lo guardaba en aquella suerte de bolsillo, que más pareciera el bolsillo mágico de Doraemon.

De improviso, la llegada de Markus nos pone a todos en tensión, mucho más por el susto recibido por el técnico de comunicaciones, que tiene que ponerle sobre aviso para que no tire nuestro plan por la borda. Momentos después, tras ver como el hombre armado vuelve a golpear con la culata de su subfusil la ya ensangrentada cabeza de Monteros, Lucas se lanza a por él. Como una fuerza de la naturaleza, como si él hubiese tenido que ser miembro de la seguridad, y no Antonio, el galo realizó una maniobra a su oponente, impidiéndole el movimiento mientras le asfixiaba. Todos permanecimos agazapados, expectantes, como simple público que veía una escena de acción sin moverse de sus asientos. Ninguno tuvo el valor de parpadear, mucho menos de lanzarse a ayudar a Bedoin, que se jugaba el pellejo por todos ellos. Fueron los segundos más largos de sus vidas, pero todo acabó con un sonoro “[color=#FF0000]crack[/color]” que indicaba, a todas luces, que el cuello del pobre diablo había cedido hasta partirse.

- Bien hecho, Lucas. Has estado formidable. No sé qué hacías todo este tiempo en comunicaciones, deberías formar parte de la seguridad. – Comentó en tono sonriente, alabando las capacidades de su compañero.

El cuerpo inerte del soldado se desplomó en el suelo como un saco de patatas. El técnico de comunicaciones tuvo la osadía de quitarle la máscara para ver de cerca al enemigo, quizás por morbo o puede que por mirar a los ojos al primer hombre que, posiblemente, asesinaba en su vida. Para sorpresa de todos, la cara que vieron tras la máscara no era otra que la de Antonio, uno de los integrantes de la seguridad, y que se había llevado parte de la metralla en la sala de los almacenes. Según Markus, había muerto, además de que era imposible que hubiese llegado hasta allí antes que ellos, mucho menos con tiempo de ponerse aquel traje.

- Esto no puede estar pasando… ¿Qué es todo esto? – Preguntó con cierto tono de histeria la bávara a la doctora Mellows.

Aquello no hacía presagiar nada bueno. Como experta en biología, Schmitt estaba bastante familiarizada con la clonación y todos esos procesos, aunque no estaba permitido llevar aquellos experimentos en humanos, salvo en contadas excepciones relacionadas con la salud humana. Todo eso estaba yéndose hacía la ciencia ficción, como si estuvieran inmersos en una película de serie B. - ¿Qué será lo próximo? ¿Un monstruo marino aparecerá para destruir la estación subacuática? ¿Tendrán un xenomorfo en la sección 505? – Muchas ideas, a cual más alocada, pasaban volando por la consciencia alterada de la doctora.

- Vamos. Entren de una vez que voy a cerrar nuevamente para que estemos a salvo.

Como no podía ser de otro modo, la doctora Mellows sacó a todos de su ostracismo, avisando del bloqueo inminente de la puerta. Pero Bernadette se dio cuenta de que había algo raro en ella. Debía saber que estaba ocurriendo, pues ella no mostró ningún tipo de asombro. Mucho menos reparó en dejar a Monteros allí tirado. Sumida en la velocidad del momento. Tan pronto Mellows cerró la puerta tras ellos, vió al pobre Monteros por la ventanilla, la cual aporreó con fuerza.

- ¡Maldita sea, doctora! ¿Es qué piensa dejar a Monteros ahí? Y no finja conmigo, ahora por fin lo veo claro. Usted sabe que está pasando. Basta ya de mentiras. ¡Quiero la verdad!

Las palabras de la pelirroja fueron enérgicas, buscando que la rubia de ojos avellanados abriese de una vez la boca y pusiese a todos al tanto. No obstante, habían perdido mucho a estas alturas del juego.

Mientas esperaba una respuesta por parte de su mentora, solo recibió unos segundos de silencio. Mellows se acercó a la alemana para pedirle algo que parecía ser lo último que le pediría, a juzgar por la expresión de su rostro.

- Bernadette. Necesito de usted en el compartimento de computación 505. Es primordial que vaya allí mientras yo ingreso al modulo 505.

Durante otros tensos segundos, la bióloga sopesó aquella petición, pero de nuevo se perdió en aquellos ojos almendrados. No podía creer lo que estaba pasando. Todo era como una pesadilla, pero sabía que era real como la vida misma. Actuó por impulsos, como lo había hecho hasta aquel momento. Dio un paso hacía la doctora, la acercó hacía su cuerpo con los brazos y la besó, apasionadamente. Puede que fuese su última oportunidad, puede que no volviesen a verse. Puede que estuviesen muertos dentro de un rato. Son nuestras acciones las que marcan nuestros destinos. Actuar en el momento, no dejar para mañana lo que puedas hacer hoy. Bernadette se tomó aquellas enseñanzas de la vida muy en serio. Hizo lo que tenía que hacer. Tras su arrebato pasional, de nuevo se separó de la doctora, miró a todos y asintió.

- Voy para allá. Acabad el trabajo chicos. Espero poder volver a veros, si no fuera de esta pesadilla en el otro barrio. Mucha suerte. – Y se dio media vuelta, con lágrimas en los ojos, hacía la sala de computación.

Mientras se dirigía a la siguiente habitación, pensó en la posibilidad de comunicarse con el resto desde dicha sala. Por lo que conocía de los laboratorios, muchos de los experimentos se controlaban desde dicha sala, así que debían tener algún método, ya fuera por voz o video o incluso por ambas, para comunicarse con los de la sección 505. Fuera como fuese, las dudas se le disiparon al pensar que se enfrentaba, muy posiblemente, a un final inminente. Seguramente destruirían lo que fuera que hubiese en la sección 505 pero aquellos desalmados que portaban armas no tardarían en dar con ellos y dar con la forma de abrir la puerta doble. Fue por eso que Bernadette empezó a pensar en las tantas cosas que dejaría inacabadas si su vida llegaba a su fin. Jamás podría ganar un premio Nobel, su sueño desde que empezase a estudiar Biología. Aunque siempre quiso estudiar Fisioterapia, la nota lo le llegó en la selectividad, motivo por el que entró en la carrera de Biología, donde la nota era la más baja. Aprovechó para seguir los pasos de su padre, que había sido un virólogo conocido que trabajó incluso para el CDE en España, fue ahí donde conoció a su madre, una española de profesión abogada. Otra de las cosas que dejaría de poder realizar sería viajar, otra vez, a Japón, pues aún le quedaba por visitar el famoso Museo Ghibli. - ¡Mierda! – Exclamó de pronto en un tono bajo, pero seco. – No he actualizado mis partidas ni tampoco he avisado con tiempo, fijo que me ponen valoraciones negativas en Carisma. Y para colmo no he posteado en... - Pensó interiormente, pues la bióloga, friki donde las haya, también era frecuente usuaria de Comunidad Umbria, una comunidad donde se jugaba a rol vía web, muy conocida por los hispanohablantes. Tenía cierta gracia, ver las preocupaciones que atañen a nuestra protagonista, tan mundanas y conocidas, pero entendibles desde el mismo prisma de un friki. La pobre Bernadette se quedaría, en pleno año 2.018 sin ver la siguiente versión de aquella encantadora web, la llamada Natilla.

La pelirroja agitó la cabeza para volver en sí. Sacó de su bolsillo superior su libreta y su rotulador amarillo. Como estaba todo algo mojado, desde que salió del almacén, probó a pintar sobre su mano y, gracias al cielo, funcionó, aún podía escribir. Abrió la libreta y comenzó a escribir en una de sus hojas. Cuando acabó, observó que la tinta se eliminaba, quedando la hoja en blanco, con lo cual arrancó la hoja y la tiró al suelo. Volvió a guardar tanto libreta como rotulador, y se encaminó a su destino, frente a la puerta del compartimento de computación de la sección 505. Presionó el botón que daba acceso a la puerta y accedió, dando unos leves pasos. Al entrar, la puerta volvió a cerrarse. Todo había acabado, pero todo estaba por empezar.

Atrás quedó aquel papel, con letras no escritas, letras que no podrían leerse, letras que solo la imaginación podría descifrar, si una mano invisible pudiese coger aquel papel y leerlo. Pero aquello era algo que solo las fuerzas expectantes que controlaban todos los pasos de Bernadette podrían hacer:

[color=#FFFFFF]Mis agradecimientos al dire por llevar la partida, a los compañeros por participar activamente y dar rienda suelta a sus ideas, a los jueces, si a los jueces, no por peloteo, sino porque me estarán sufriendo, los pobres, y a Chemo por organizar las JJVV, dicho sea de paso.[/color]

[color=#FFFFFF]Espero que hayáis disfrutado, al menos, la mitad que yo.[/color]

[color=#FFFFFF]Un saludo de Bernadette.[/color]

[color=#FFFFFF]PD: Nunca he dicho que sea homosexual, aunque algunos lo piensen xD[/color]

Notas de juego

Con este post Bernadette hace sus 10 post, con lo que sería el último, porque sigo sin entender si vamos a seguir, ni cuando. Lo que tengo claro es que hoy no podré.

Se que a mucha gente no le gusta el recurso de la cuarta pared, por eso he tratado de ser un pelín "sutíl".

Cargando editor
24/11/2017, 19:49
[4] Lucas Bedoin

-Yo no tuve la culpa, el maldito se revolvió mas de lo debido. Yo solo continué apretando para que dejara de respirar, pero sin matarlo. La culpa a sido suya... de su cuchillo, de su mano que no parecía dormida a pesar de que la llave la estaba realizando bien, acaso... Acaso lo hice mal? Joder, no sabia que el cuello era tan frágil como decía el americano. No, no, no, no... era él o tu Lucas, ya sabes de lo que pueden ser capaces estos cabrones si dudas un segundo, esta bien, a sido necesario... creó. -Mi mente estaba absorta en aquel cuerpo ya sin vida. Jamas hubiera pensado que era capaz de algo así, en las pelis parecía fácil, golpe aquí, disparo allá, caen muertos y los tipos siguen su vida, una vida que durara poco mas de 40 minutos a lo sumo. Pero como hacerlo cuando el hombre que acabas de agarrar se desploma delante de ti y tu se supone que aun tienes una larga y sana vida por delante... Claro que siendo fríos puede que a mi no me quedasen ni esos 40 minutos de metraje extra.

La voz diluida de la doctora llego a mis oídos y eso fue el detonante para volver a la realidad, parpadee por primera vez desde que muriera aquel hombre y también por primera vez me di cuenta que tenia la mascara del asaltante en mi mano. La alce para mirarla y poco después al miembro de la MIFANI tal vez, no se, descubrir que era un Taliban o uno de la ISIS me ayudara a recuperar un poco el sentido, las noticias siempre hablan mal de ellos... Pero lo que vi en su rostro no tenia nombre. Bueno sí que lo tenia: Antonio Rodríguez.

-¡¡C’EST IMPOSSIBLE!! -Tal fue mi asombro que necesite tocar su cara, al cara de un muerto y cerciorarme de que mi mente no me la estaba jugando. -Joder voy ha necesitar mucha terapia para superar esta mierda. -Me repetía una y otra vez, mientras continuaba masajeando las facciones de aquel hombre.
Por suerte el grito de la doctora me hizo mirar a otro lado y pude dejar de hacer fricción a quien no tardaría en llegarle el rigor mortis. Aun sin llegar a creérmelo, dejamos atrás al muerto y al parecer al otro doctor, que ni tuvo a bien darme las gracias, ahí tirado agarrándose las tripas.

Sin ser del todo consciente aun tenia en mis manos la mascara de ese segundo Antonio, lo cual me hacia plantearme toda aquella situación. Si realmente no fuera real; cosa que seria buena por la parte de no matar a nadie en realidad, ademas que de al ser un sueño seria mas fácil digerir que mis manos fueran maquinas de estrangular. Porque estaba acostumbrado a matar clones y clones de gente conocida que me ha hecho la vida un poco mas difícil, pero matarlas en una ensoñación era básicamente humo, muy diferente a la sensación de la realidad, donde el cuerpo rígido de tu victima de repente se desploma como un fardo, sin ningún tipo de resistencia y moviendo sus extremidades al son de la gravedad o lo que los haga retorcerse sin control hasta encontrar el suelo de donde nunca mas se levantaran.

Así que... ¿Eso era realmente la realidad? Y me lo preguntaba con mas fuerza al entrar al fin en esa sección 505, donde todo era brutalmente distinto a lo que había visto durante toda mi estancia en aquella pecera del revés. Sin sonido, sin humedad, las paredes lisas y la luz nunca titilante, era como la parte noble del recinto, donde los ricos con culos amueblados, tomaban te y su pasatiempo preferido era reírse del resto de la estación, haciendo apuestas por quien se volvería loco antes.

Tan absorto estuve mirando aquella paredes, al mas puro estilo Gimli, que aquel beso entre ambas mujeres paso totalmente desapercibido; una pena porque seguramente tuviera algo increíblemente mordaz para decir, pensar o gesticular. Claro que en esos momentos, aun tenia muy reciente la implantada idea de la irreal realidad, los clones y las luces sin ningún tipo de oscilación. Así que quien sabe como hubiera reaccionado.

Pero de vuelta a la "realidad" me quede parado, a la derecha de la doctora Mellows, mirando las puertas, esperando que Bernadette introdujera las contraseñas, habiendo obviado totalmente al ruso, aun con la mascara en mi mano sin entender porque me rehusaba a soltarla y de mi boca solo salia una pregunta, que esperaba fuera respondida muy pronto. -En que están trabajando en esta estación, ¿Doctora?

Cargando editor
24/11/2017, 21:42
[4] Bernadette Schmitt
Sólo para el director

Notas de juego

Si vamos a jugar otro turno más, avisalo en tu próximo post para saber si posteamos mañana o no. Aunque no he fallado ninguno, todavía. Gracias ;)

Cargando editor
25/11/2017, 00:49
Director 4

La condición humana jamás cambia aunque el ciclo se repite una y otra vez en una espiral de interminable apariencia. Como una serpiente mordiendo su cola, Ouroboros en forma de metal y agua.

Sin importar cual es la resistencia, la atracción ejerce su influjo sin control, llevado por cauces alternativos cuyo encuentro siempre es merecido al final. Uno que por consecuencia, termina en la Sección privada. En esta ocasión la Sección 505, cuya numeración corresponde al ciclo en curso, pronto a morir y renacer.

- No hay tiempo. - responde Elizabeth a su ayudante y al técnico por igual.

Y la mirada de la bióloga y jefa del proyecto por un momento cambia, para dar lugar a la escapatoria de una pequeña emoción que es traducida en palabras disfrazadas de despido.

- Por algo tu eres mi favorita entre todas las demás – musita casi para sí.

Ella tampoco contesta a las ahogadas preguntas de Bernadette. No soluciona la intriga por el simple hecho de que la germana va a tomar las riendas del modulo de computadoras, con todo lo que eso representa.

Ante las miradas de Popov y Bedoin la puerta del aclamado sitio denominado “505” se abre ,para cegar momentáneamente a los dos hombres, por la ingente cantidad de luz emitida desde el interior de la sección. Además de luz, también se observa una pared de bruma que sabe a lluvia, no es otra cosa más que ozono en su puro estado decidida a escapar hacia el pasillo de los módulos.

Verne es una estación submarina apartada del mundo, amputada de toda realidad y cuyos tripulantes poseen una versión implantada de todo lo autentico, de todo lo que se encuentra en la superficie. Horror y misterio con ocho horas de separación; quizás con forma de cuerda umbilical.

Mellow entra por última vez al módulo, cubriendo por enésima vez sus ojos con una mano para cerrar la puerta inmediatamente. De este modo el técnico de comunicaciones y el ingeniero deciden ir a la sección de las computadoras, movilizados por algún sentido indescriptible, casi de forma mecánica y sin cruzar palabra.

Pulsando el mismo botón que utilizó Schmitt para ingresar descubren, al igual que la pelirroja, la verdad oculta a flor de piel; y con ello la locura de la aceptación. La enfermedad del descubrimiento.

Una infinidad de pantallas monitorean cada rincón de la sección 505 al igual que el experimento en curso. La oscuridad de la sala repleta de aparatos electrónicos unicamente es iluminada por los receptores de imágenes, creando sombras deformes de los espectadores.

El interior del modulo 505 es extrañamente más grande que por fuera, al punto de poseer el tamaño de media estación. Allí adentro la iluminación, que no tiene un punto especifico de procedencia, es diez o veinte veces mas intensa que en la superficie. Todo esto según los recuerdos de Bernadette y sus compañeros.

También el equipamiento en su interior escapa a cualquier idea que ellos tienen. Los ángulos imposibles de la sección y los objetos, que pueden ser maquinarias o algo más, no parece que cumplan una función ni remotamente lógica porque incluso aparentan vida.

Posiblemente lo único reconocible allí dentro son una docena de capsulas, de alguna especie de cristal, que albergan personas en su interior. Las capsulas tienen la numeración “505” y un nombre que diferencia una de otras.

Antonio, Lucas, Bernadette y Markus son algunos de los tantos nombres que etiquetan las capsulas “505”, y que en su interior contienen la revelación a todas las inquietudes.

Mellow sabe lo que debe hacer con exactitud, avanzando hasta alcanzar una consola. Una vez allí comienza a presionar botones, dando la espalda a la cámara.

Entonces varias pantallas, hasta ahora apagadas, cobran vida en el modulo de computadoras, para mostrar secuencias de la “vida diaria” de cada proyecto encapsulado dentro de las “505”.

Son simulaciones tan reales como la mente puede asimilar, al punto de no poder distinguir lo real de lo artificial porque el infierno es la repetición.

Fragmentos de la infancia de los presentes es bocetado en las pantallas, al igual que los momentos íntimos y secretos de cada uno, sin dejar de lado las piezas de la vida cotidiana y la monotonía por igual. Todo es revelado sin pudor ni piedad porque al fin de cuentas nada es, fue y será autentico. Ni siquiera la promesa de los generales rusos para Markus, o las clases de defensa personal de Lucas y mucho menos el pasado friki de Bernadette.

Todo se diluye ante las proyecciones. Las emociones a la par de los recuerdos se pierden en el eco de la condición humana, en la palabra del alma y de la vida más allá de la vida; dejando las promesas rotas en un frasco de propinas para el siguiente ciclo de actores ignorantes del público.

La frustración, el enfado, la decepción y la disociación del propio ser acaban por romper el molde del presente, para dar lugar a la transmutación.

Solo que el final queda inconcluso, cuando la doctora Elizabeth Mellow completa el código de autodestrucción de la Sección 505, para dar lugar al fuego abrasador y a la purificación de todo lo existente en esa sala.

El modulo que no debería existir es desacoplado de la estación Verne para finalmente implosionar con la potencia y voracidad de un millón de Soles y sus restos desaparecer en la profundidad de un océano ciego y sordo.

Todo lo demás no importa porque el ciclo 505 llega a su fin.

Notas de juego

El modulo “Estación Verne” presenta un final abierto, dejado a manos del director de cada grupo. Espero sepan perdonar la locura que acaban de leer.

Ha sido un placer compartir rol con ustedes. Nos leemos por Umbria. :)

Cargando editor
25/11/2017, 09:53
[4] Markus Popov

Notas de juego

Una partida así merecía una locura final así. ¡A mi me ha gustado!