Partida Rol por web

Sake espabila que parece que haya mucho tiempo para hacerse los tributos pero luego te pilla el toro !!

Queridos tributos de mi corazon, los VIPS tienen prohibida la entrada a vuestras fichas personales y a esta escena, creare una en la que tendran una "ficha" especial vuestra, es decir con menos informacion, por lo cual pediria que me reyenarais esto pata poder colgarla.

NOMBRE y APELLIDO:
APODO:

PROFESIÓN:
EDAD:

OJOS:
PELO:
COMPLEXIÓN FÍSICA:
ALTURA:
PESO:

APARIENCIA/ASPECTO FÍSICO:
LA IMAGEN QUE HA DADO DESDE QUE APARECIO SU NOMBRE EN LA COSECHA: (es decir como os ve la gente desde las camaras que todo lo graban)

FOTO DE PERSONAJE:

NOMBRE y APELLIDO: Obert Redleaf
APODO: No tiene

PROFESIÓN: Agricultor
EDAD: 18

OJOS: negros
PELO: negro
Complesión física: Musculado
ALTURA: 1,79
PESO: 85kg

APARIENCIA/ASPECTO FÍSICO: Cubierto de tatuajes, con camisetas cortas que los dejan al aire y tejanos anchos,  siempre con la cabeza alta en actitud desafiante, suele llevarla cubierta con algun pañuelo. Sin más abalorios. Cuando le están hablando y se siente necesariamente obligado a escuchar menea los pies con impaciencia.

LA IMAGEN QUE HA DADO DESDE QUE APARECIO SU NOMBRE EN LA COSECHA: Un barriobajero, un maleducado y un salvaje, propio del distrito 11.

Bueno, ya estoy en liza.

He tenido problemas con mi personaje, porque para que encajara lo he tenido que cambiar totalmente a la idea que tenía en un principio. No estaba muy a gusto con ella así que he tardado un poco en terminarla. 

Una vez terminada...

Masteriesa, qué habilidad se usa para preparar trampas o buscar/usar venenos vegetales?

¡¡Me puse habilidad música para cantar reaggeton!!  ¡¡District 9 Rulezz!!

¿No era la que esperabas xD ?  Pues menos mal que no me dejaste llevar a la chica LaVane !! alias: LaBecerra con 120 kilos de peso

Supervivencia se usa :D

empecemos empecemos !

¿Qué tal, chicos? ¿Cómo fueron las vacaciones?

Linay, perdona que no haya contestado antes del diez pero los mensajes no me vienen al correo hotmail, no sé por qué. También me está pasando en otras partidas, si no llega a ser porque Pyaray ha escrito aquí ni me doy cuenta, porque este sí me ha llegado.

Sin embargo, como ya dije en su momento, creo que es cuestión de que no cuentes conmigo. Las razones ya las expliqué, me encuentro algo descolgado de tanto personaje como partida además de que estoy viviendo un repentino y no deseado período de sequía en mi imaginación.

Pido disculpas y espero que esto no signifique que no podamos participar juntos en proyectos futuros. 

Un abrazo,

Sake

Las reglas de los Juegos del Hambre son sencillas: en castigo por la rebelión, cada uno de los doce distritos debe entregar a un chico y una chica, llamados tributos, para que participen. Los veinticuatro tributos se encierran en un enorme estadio al aire libre en la que puede haber cualquier cosa, desde un desierto abrasador hasta un páramo helado. Una vez dentro, los competidores tienen que luchar a muerte durante un periodo de varias semanas; el que quede vivo, gana.

Ha llegado el momento del sorteo. El alcalde dice lo de siempre, ¡las damas primero!, y se acerca a la urna de cristal con los nombres de las chicas. Mete la mano hasta el fondo y saca un trozo de papel. La multitud contiene el aliento, se podría oír un alfiler caer.

¡Gea Alma!

-¡Qué día tan emocionante! - exclama, mientras manosea su pelo para ponerlo en su sitio, ya que se ha torcido notablemente hacia la derecha - ¡Pero todavía queda más emoción! ¡Ha llegado el momento de elegir a nuestro tributo masculino! - Con la clara intención de contener la precaria situación de su pelo, avanza hacia la bola de los chicos con una mano en la cabeza; después coge la primera papeleta que se encuentra.

¡Obert Redleaf!

- Si no hay ningun voluntario, pediría a los dos elegidos sean escoltados - Dijo con total tranquilidad. Esperando que los tributos subieran al escenario.

Gea tiembla ante su nombre. De hecho, todo tiembla. El suelo que pisa. El corazón que retumba fuertemente desde que escuchó su nombre. Con la respiración agitada, y sin ser consciente de que camina, se dirige hacia el escenario desde el que ha sido llamada. No se siente ella misma.

Pero intenta controlarse. Es una jugada que le ha salido mal. Ahora es un juguete para el Capitolio, y no piensa darles la satisfacción de que la vean temer. Busca con la mirada al que será su compañero, más bien rival, en los Juegos. Por su apariencia, duda mucho que tenga clemencia en un futuro.
Rápidamente, vuelve la vista hacia el frente, y observa a la que ha sacado su nombre. La maldice mentalmente, y sigue caminando, intentando no ver a la multitud que la observa con miedo, lástima y alivio

El primer nombre sale da la urna y en el grupo de Obert el silencio que el evento genera en los habitantes del distrito 11 se convierte en un nudo de corbata que constriñe demasiado - Gea... - Susurra Obert sin atreverse a mirar detrás suyo.. escucha al hermano pequeño de Gea sollozar. Obert suspira, otro tributo más a la hipocresía, solo falta un nombre y todos se irán para casa, Obert no volverá a entrar en la urna y podrá gozar en privado de la angustia de ver temblar a sus seres queridos y sentir la impotencia de una vida que te deja en el asiento de copiloto de tu propio destino.

¡¡ Obert Redleaf !! - Los ojos de Obert se abren como platos... y entonces sí se mueve, mira a su alrededor... tal vez... haya otro Obert Redleaf... varias miradas a su alrededor le delatan, y uno de los prefectos se acerca para sujetarle del hombro, Obert se pone nervioso, esto no lo esperaba. El puñetazo sale disparado sin que él mismo pueda evitarlo y el casco del prefecto cruje al recibir el impacto derribando aturdido al hombre que supuestamente le iba a escoltar.

Obert observa entonces... - nO... yo no.. - las porras se preparan, sale corriendo y casi alcanza el pasillo central cuando tres hombres fuertes y preparados saltan sobre él derribándole en el suelo...

No habia manera de escapar de aquello y los agentes redujeron al muchacho subiendolo al escenario y manteniendolo vigilado.

El alcalde empieza a leer el largo y aburrido Tratado de la Traición, como hace todos los años en este momento es obligatorio.

En cuanto acaba el himno, os ponen bajo custodia. No quiere decir que os esposen ni nada de eso, pero un grupo de agentes de la paz os acompaña hasta la puerta principal del Edificio de Justicia. Quizás algún tributo intentase escapar en el pasado, aunque nunca se ha visto. Una vez dentro, os conducen a una sala a cada uno y os dejan solos. Es el sitio más lujoso en el que habéis estado, tiene gruesas alfombras de pelo, y sofá y sillones de terciopelo. Ése es el tiempo que se les concede a los tributos para despedirse de sus seres queridos si es que los tienen.

No es capaz de quedarse quieta. O sentada, no lo sabe. Casi no es consciente de que se mueve por la habitación en la que los tienen encerrados. Esos momentos serán quizás los últimos antes de que pueda pensar en otra cosa, serán sus últimos momentos antes de enfrentarse a la muerte más terrible que pueda imaginar: a mano de otros niños, jóvenes. E incluso quizás del que es su compañero de distrito.

Tiembla y aguarda, sin ser capaz de pensar en quien vendrá, delante de quien tendrá que fingir una fuerza que no siente, de la que nadie pudiera ser capaz, tan deprisa.

¿Esto es un sueño? Eso parece, quizás siga teniendo pesadillas. A veces, los más pequeños las tienen, pensando en que caerán en estos malditos juegos.

Obert espera, las manos entrelazadas se deslizan una sobre otra nervioso. Tiene algun moreton en la cara, nada grave, ni siquiera se detendrá unos segundos a reparar en ello.  No vendrá nadie de su familia, sabe que no, se escucha un pequeño alboroto cerca de la puerta. Son sus colegas, sus amigos, sus "brothers".   -Yo soy su hermano - Yo soy su primo - Se escucha con el peculiar acento del distrito 11 mientras con voz algo alterada se escucha a los guardias - Solo familia, solo familia

Obert sonríe, quiere llorar pero no puede. La frente cae como un mazo sobre sus manos entrelazadas y parece rezar mientras que solo sostiene su cabeza. Escucha a sus amigos en un último intento de estar con él, pero no habrá manera, no importa, para él ya han hecho bastante intentándolo. Le dan ganas de gritar, de decirles desde el cuarto que gracias por intentarlo, que pueden irse. Pero no se atreve, no quiere que se vayan, no quiere quedarse solo.

Os despedisteis de vuestros familiares en pocos minutos y después los sacaron de allí.

Por suerte el Tren esta cerca del palacio de Justicia.
Teneis que quedaros unos minutos en la puerta del tren, mientras las cámaras engullen nuestras imágenes; después os dejan entrar al vagón y las puertas se cierran piadosamente detrás de vosotros. El tren empieza a moverse de inmediato.

El tren de los tributos es aún más elegante que la habitación del Edificio de Justicia. Cada uno teneis vuestro propio alojamiento, compuesto por un dormitorio, un vestidor y un baño privado con agua corriente caliente y fría. Teneis incluso armarios llenos de ropa.

Os dan libertad total hasta la hora de la cena donde os presentaran a vuestro mentor.

Como arrancarnos de nuestra propia vida. Eso es lo que nos han hecho.

Todavía no asimilaba donde estaba. Había intentado aprovechar el poco tiempo que les habían dejado con los que fueron su familia y amistades. Pero no podían esperar nada importante. Todo estaba sucediendo demasiado rápido. Y no podía evitar mirar a su compañero, Redleaf, con una mezcla de miedo e impotencia.

No era más un muchacho de su mismo Distrito, ni un vecino, ni un amigo. Ahora era un Tributo. Ahora era un enemigo, con el que podía simpatizar mientras durasen los preparativos y se realizara el camino al Capitolio. La pregunta era si podía permitirse simpatizar con el otro Tributo.

No puede evitar que la sacuda un retazo de carcajada, nerviosa e irónica. Eso es lo que eran. Tributos para pagar un pecado que no cometieron, y por el que pagarían todas las generaciones venideras. Como si fueran mercancía, ganado. Se cubre la cara con las manos, conteniendo las lágrimas

Gea se ríe, rompiendo su propia cadena de pensamientos y devolviendo a Obert de los recuerdos que pasaban por su mente acompañados del susurro que producía el deslizamiento del tren. - ¿De qué te ríes Gea? No veo el lado bueno a esto, solo tenemos una salida para volver a casa.

Obert se levantó al rato, para pasear por el vagón, encendió un grifo metálico, pulido y bien brillante colocado sobre una pieza de mármol cuidadosamente trabajada. El agua salió con un potente chorro pero la forma de la pica no dejó que salpicara ni una sola gota, aunque Obert no reparara en ello. Él solo puso la mano bajo el chorro y dejó que el agua se calentara mientras corría y caía por sus dedos antes de lavarse las manos y los brazos hasta el codo, aunque conociera el jabón que había en un vistoso recipiente verde ni siquiera se planteó en un instante usarlo.

Obert se gira de nuevo, Gea tiene el rostro cubierto por sus manos y su espalda vibra nerviosa. Obert conocía bien a Gea, no como ella a él, si trataba de consolarla solo se llevaría un buen puñetazo, así que tan solo deambuló por la sala, esperando que ella estuviera lista para decir alguna cosa

- Supongo que... prefiero reírme ahora, que no ir hacia los Agentes de la Paz y que me maten antes de tiempo - contesta, mirandole fijamente - Sería una pena para el Capitolio que tuvieran 23 Tributos en vez de 24. Una pena...

Se acerca hacia Obert y hacia la corriente de agua. La toca, y siente el calor que desprende el agua. No podía imaginar tanto lujo, para que después los lanzaran a matar a otros niños. No pronuncia más palabra a no ser que Redleaf pronunciase otra hacia ella. Se pasea observando todo lo que encuentra en el vagón, cosas a las que nunca tuvo acceso, y a las que tendrá que acostumbrarse y disfrutar, mientras pueda.