Partida Rol por web

Luego de escuchar las palabras del líder de vuestra escolta, el Mariscal se pone de pie y tras acercarse a vosotros os estrecha la mano de uno en uno.

-Podíais haberos mantenido al margen pero en lugar de eso decidisteis intervenir. Y no solo eso, sino que lo habéis hecho con gran pericia según el relato de mis súbditos -os dice Cenric señorialmente- Por eso, os merecéis una recompensa: siete de mis mejores caballos, uno para cada uno de vosotros como recompensa de vuestro valor y habilidad.

Tras pronunciar su última frase, el Mariscal le hace un gesto al líder de la escolta para que vuelva a su trabajo, el cual se marcha aunque no sin antes realizar otra reverencia.

-No os he visto en acción pero me fío de las palabras de mis compañeros rohirrim -os dice seriamente Esmund- Claramente os merecéis una buena recompensa por vuestra sobresaliente actuación.

-No importa que no hayamos sido testigos de vuestras proezas, los hombres responden por vosotros y eso es lo que vale, os merecéis de sobra la recompensa -interviene Gálmod con un agradable pero noble tono de voz a la vez que mantiene su simpática sonrisa- Además, recordad la generosidad del Señor del Folde Oeste y, si os interesa, sabed en estas tierras siempre estamos en busca de hombres y mujeres capaces.

Luego de la intervención de sus segundos, Cenric vuelve a sentarse junto a la fogata aunque no sin antes hacerle una seña a sus sirvientes para que se lleven a vuestras monturas y que coloquen unos troncos junto al fuego para que podáis sentaros. Una vez que os acomodáis en torno a la fogata, el Tercer Mariscal vuelve a hablar.

-Por lo que tengo entendido, tenéis ciertos asuntos que tratar conmigo. Además, imagino que se trata de alguna propuesta del Rey Thengel ya que está presente la elfa que le sirve en Meduseld -os dice Cenric mientras os observa atentamente con sus astutos ojos- Aunque ya hablaremos con más detalle una vez que mis hombres vuelvan a levantar mi tienda, me gustaría saber que asunto tenéis que tratar conmigo.

El día ha sido una autentica locura, después de horas y horas cabalgando sobre las grupas de nuestras monturas para ir en pos del mariscal de la Marca hasta que nos encotró la mayor tormenta que había visto en años, con todas las reses rohirrim en estampida tuvimos que aunar esfuerzos para volver a juntar los rebaños y cuando por fín amaina el temporal nos conducen a presencia del señor de esas tierras, por fín estamos ante el marical de la Marca.

Mientras nos estamos recuperando del cansancio oimos lo que tienen que decir Cenric y sus lugartenientes, al final del alegato no me puedo creer lo que oyen mis oidos, realizando una pequeña reverencia dirijo mis palabras hacia el tercer mariscal de Rohan.

Señor, no hay palabras para agradecer el regalo que nos quereis hacer pero no es necesario que os desprendais de siete buenos sementales, nosotros hemos ayudado en función de nuestras posibilidades sin pensar en posibles recompensas. Somos simples viajeros que con una cena y alguna buena historia nos sentiremos recompensados.

Las palabras de Barald son sinceras, pero temo que puedan ofender al Mariscal, de forma que matizo.

- Señor de los caballos, dejadme que me presente. Soy Galadan Guardián de la Torre Blanca de Mundburgo, y si algo he aprendido en mi viaje es el amor que los rohirrim desprenden por sus caballos. Nos sentimos sumamente agradecidos por su recompensa, y si bien no todos nosotros sentimos que podemos aceptarla, el honor que sentimos por ser considerados para ella no es menos. Pero como habéis adivinado, no hemos venido a detener reses. Traemos propuestas e ideas para un futuro mejor y más brillante para Rohan; palabras de paz y de fiesta. ¿Habrá hueco en su tienda para oír lo que tenemos que decir?

Me había hecho a la idea, en el tiempo pasado en estas tierras, que los hombres de Rohan valoran los hechos por encima de las palabras. Delante mío tengo la prueba. Ya antes de hablar, nuestras acciones con las reses nos han presentado frente a estos jinetes. 

- Señor del Folde Este, y presumo que los honorables Esmund y Gálmód, si no hemos sido informados mal. En efecto, soy Narieth Linduin, del bosque de Lóthlórien, y enviada del Rey de la Marca en esta ocasión. Veo que los rumores vuelan, aunque no nos hubiéramos conocido antes. 

El Rey Thengel quiere hacer una proposición a vuestro capitán Esmund, y para ello requerimos vuestro permiso como su Mariscal, señor Cenric. Es una propuesta que pretende fortalecer a la Marca, pero entendemos que toca aspectos delicados de este reino. Por eso será aconsejable discutirlo en privado antes no lleguemos a una decisión.

Tras la proeza de detener la estampida de reses durante la tormenta, nos enteramos de que sólo tres cabezas de ganado se han perdido durante la locura generada. No está mal para ser la primera tormenta que veo nunca. Un Rohirrim nos acompaña el trecho que nos queda hasta el campamento y vemos la devastación que había ocasionado la tormenta, la gran mayoría de las tiendas derribadas, fogatas apagadas y mucha gente corriendo de un lado a otro volviendo a montar el campamento. 

El guerrero nos acompaña hacia la que sería la tienda principal, y nos presenta ante tres hombres. El Mariscal Cenric, Ésmund y Gálmod. El Mariscal nos estrecha la mano en señal de saludo acompañado de un verdadero agradecimiento de haber intervenido durante la tormenta. Como recompensa nos entrega a cada uno de nosotros uno de sus mejores caballos:-Gratitud, mi señor.-respondo ante la recompensa:-Mi nombre es Aldor, a diferencia de mis compañeros sólo poseo mi nombre. Rohirrim desde hace años y siempre dispuesto a ayudar a la Marca en lo que haga falta.-comento en respuesta al comentario de Gálmod. Nos sentamos alrededor de la fogata y caliento mis manos con el calor que desprenden las llamas:-Deseamos transmitir la idea del Rey Thengel para que la gente de la Marca esté unida.-comento simple y llano al Mariscal

-Mi nombre es Dengal, mis señores, soy un humilde aprendiz de juglar que trata de ayudar a La Marca tanto como pueda. Por eso junto a mis compañeros nos hemos puesto al servicio directo del reino, no sólo dando caza al troll aesino de campesinos, sino también ayudando a cuanto rohirrim lo necesite, como acabamos de hacer durante la tormenta- les digo mientras hago un reverencia.

Al oír las palabras de Barald y Galadan, Cenric os responde.

-Tonterías, pudisteis permanecer al margen pero en lugar de eso decidisteis intervenir, os merecéis una recompensa -os dice el Mariscal- Sin embargo, si no los necesitáis tranquilamente podéis venderlos, cualquier criador os dará una buena suma por ellos. Después de todo, yo mismo iba a intercambiarlos por varias cabezas de ganado dentro de unos meses.

Tras prestarle suma atención a la intervención de Narieth y a los comentarios del resto, el Señor del Folde Este vuelve a hablar.

-¿Y de qué tipo de proposición estamos hablando?

Aunque mientras hablabais Gálmód tenía la mirada fija en la crepitante fogata, este no tarda en tomar la palabra demostrando que estaba atento a lo que decíais.

-Claramente se trata de una boda -dice sin apartar la mirada del fuego- ¿Con que mujer de la casa de Éogar piensa el Rey casar a nuestro bravo capitán? -agrega el consejero de Cenric levantando la mirada y por un momento alcanzáis a ver una brillante chispa de astucia en sus ojos aunque también puede que se trate simplemente del reflejo de la fogata.

Al escuchar las palabras de Gálmód, Esmund se muestra sorprendido aunque lo disimula muy bien detrás de su serio rostro mientras que Cenric se tensa y su mirada cambia pareciendo ahora a la de un lobo al acecho. Independientemente de su actitud, los tres hombres esperan vuestra respuesta.

La interrupción del tal Gálmód me sorprende. Es un hombre astuto y de visión lejana en asuntos del reino. Eso puede ser una bendición para Thengel si es un hombre honorable. O una espina en el costado si sus intenciones son egoístas. Pienso que debo recordar a este hombre, y hablar sobre él con el Rey y la Reina cuando tenga ocasión. Los Señores de la Marca deberían tenerlo cerca en el futuro.

- Tu mente es aguda, señor Gálmód. O quizás tienes oídos puestos en muchos lugares. -dejo caer dejando claro que no tengo clara su posición-. En efecto, el Rey Thengel está interesado en facilitar una alianza entre los Foldes. Pero en una cosa no ha sido preciso tu comentario. No hemos venido para forzar ningún enlace; el Señor de la Marca quiere hacer una propuesta a Esmund, no darle una orden. Y, además, desea pedirle permiso a su Mariscal antes de llevar a cabo ninguna acción.

Durante unos segundos mantengo la vista en Gálmód. No amenazante. No retándolo a nada. Sólo observando a este hombre, sus facciones y sus gestos. Aunque el Rey nos ha pedido tratar de convencer a Cenric y Esmund, él parece que tendrá una palabra todavía más importante en todo este asunto.

- Myldrid es la esposa propuesta -digo directamente-. Creo que la conocen los suficiente para que no hagan falta muchas más explicaciones. Más bien nos gustaría a nosotros escuchar lo que ustedes tienen que decir sobre ella.

Escucho con atencion los comentarios en respuesta del Mariscal y nos pregunta por el tipo de proposicion que traemos de parte del Rey Thengel. Sin saber como lo habia descubierto, Gálmod habia dedcubierto el motivo de la propuesta pero no sabia sobre quien se trataba. Narieth fue quien desvelo la identidad oculta de la pretendiente de Thengel. Observe la reaccion de Narieth y como mantuvo la mirada sobre Gálmod y tambien deduje lo que ella habia hecho:-Veo que también deberemos convencerle a vos, señor.- comente sin darme cuenta.

Estaba contento por haber evitado una catástrofe mayor, pero especialmente porque finalmente empezaba a sentirme parte de una de las historias que contaba el viejo Adulf en la casa de mi padre. De cierta forma mi sueño se estaba cumpliendo y no pude evitar sonreír. Mi sonrisa aumentó aun más cuando el Mariscal nos ofreció unos extraordinarios caballos en agradecimiento por nuestra ayuda. Mis compañeros empezaron a pronunciarse y yo no me quedé atrás. 

-No tengo palabras para expresar mi gratitud, señor. Incliné mi cabeza en señal de respeto y continué. -Mi nombre es Eothred, hijo de Bram, sobrino de Owan. Para mi es un honor conocerle señor. Giré para ver a Gálmód y añadí. Lo recordaré. 

Narieth, como era de costumbre, fue al grano y comentó el motivo de nuestra visita. Yo habría esperado un poco más, para tener la oportunidad de conocer mejor a Esmund. Pero ya me iba acostumbrando a la forma de ser de los elfos. Poco quedaba por añadir, así que aguardé a la respuesta del capitán y del Mariscal. 

Por esta vez, doy un paso atrás y permito que hablen mis compañeros. Prefiero que ellos diriman el asunto por ahora, pero ese Gálmod me ha turbado. Sus palabras han sido directas y certeras como saetas y no quiero perderle ojo.

Al escuchar las palabras de la elfa, Gálmód esboza una ligera sonrisa.

-Mi mente es más que suficiente, dama Narieth, no me hace falta jugar al subterfugio para conocer lo que sucede en la Marca -responde el consejero con su agradable tono de voz- Además, no me malinterpretes, soy consciente de que si lo que quiere el Rey es la unidad de todos sus súbditos no debe hacerlo por mandato sino que debe recurrir a las propuestas y sugerencias. Una actitud bastante noble y sensata, en mi opinión.

Tras tomarse un instante para evaluar vuestras palabras, Cenric interviene luego de que su consejero e hijo adoptivo termina de hablar.

-Parece que al final tendrás la oportunidad que buscabas -le dice el Mariscal a Gálmód antes de girarse hacia vosotros- Así que la novia será Mildryd, la hija de Galwyn y la capitana del propio éored de Éogar -comenta Cenric aunque sin ser capaz de evitar esbozar una mueca de desprecio al mencionar el nombre de su rival- ¿Qué opinas, Esmund? ¿Quieres casarte nuevamente?

Al escuchar la pregunta de su señor, Esmund responde.

-Si -dice casi instantáneamente, como si fuera un acto reflejo- Bueno… hace un tiempo que he comenzado a pensar en ello pero con mis obligaciones y las dificultades que hemos tenido no he podido considerarlo seriamente… y Mildryd… -el capitán hace una larga pausa en la que parece sumergirse en sus recuerdos hasta que finalmente vuelve a hablar, esta vez mirándoos a vosotros- Ella es tan leal a su señor como yo lo soy a Cenric, por lo que antes de acordar cualquier compromiso debéis obtener la autorización de Éogar.

Mientras habláis con los tres hombres, veis como la tienda de Cenric vuelve a ser puesta en pie y como uno de sus hombres se acerca y le comunica al Mariscal no solo de su éxito sino también que están comenzando a arreglar todo el interior. Tras responderle a su vasallo con un silencioso asentimiento, el Señor del Folde Este os habla.

-Tenemos mucho que hablar pero eso puede esperar hasta que estemos más cómodos, os llamaré una vez que la tienda esté lista -os dice Cenric mientras se pone de pie- Esmund, ve conmigo. Gálmód, le harás compañía a nuestros invitados hasta entonces.

Inmediatamente, el Mariscal y el capitán se marchan en dirección hacia la tienda.

Una vez que estáis solos con Gálmód, el consejero no tarda en hablaros.

-La propuesta de matrimonio puede venir del Rey pero nuestra noble y sabia Reina gondoriana ha tomado parte en ella ¿no es así? -aunque en cualquier otra persona esas palabras podrían sonar irrespetuosas, en boca de Gálmód no llevan esa connotación sino podríais decir que este siente cierta admiración y respeto por la Reina Morwen- Ahora que estamos solos os hablaré con franqueza, mi lealtad está con mi Señor pero eso no quiere decir que sea un simple adulador al que no le importa lo que sucede en el resto de la Marca. A pesar de su reticencia, hace meses que intento convencer a Cenric para que dé por finalizada la enemistad ya que aunque a corto plazo sirve para mantener leales a sus súbditos, a largo plazo lo único que hace es sumergirnos en deudas por los wergeld y perder valiosos guerreros, los cuales son los suficientemente estúpidos como para negarse a pagar la compensación y elegir en su lugar la vida de forajidos. Sin embargo, cada vez que creo que he logrado un avance aparece un idiota que derrama la sangre de un súbdito de Éogar y que destruye mis intentos -os comenta el consejero con una sorprendente honestidad- La propuesta que lleváis con vosotros puede ser el principio del final de todos estos problemas pero siendo sincero dudo de vuestra habilidad como negociadores y creo que no serias capaces de convencer a Cenric, si fuerais miembros del consejo de Meduseld os daría mi voto de confianza pero vosotros no sois más que guerreros o viajeros. Por eso, os pido que me demostréis lo contrario, si sois capaces de convencerme os ayudaré incluso aunque eso signifique extralimitarme de mi posición de consejero pero de lo contrario, me mantendré simplemente al margen de las negociaciones.